lunes, abril 30, 2007

 

De reformas a reformas

Imagine usted una reunión que convocara a todos los jerarcas de política nacional: altos representantes del gobierno, dirigentes de todos los partidos y, por supuesto, periodistas y opinadores. Imagine a los más encumbrados señores de empresa entre los asistentes. Dueños y gerentes de los más poderosos conglomerados empresariales del País. Imagine usted un lugar apropiado para tan extraordinario evento. Un imponente salón con vieja historia para el desfile de potentados. Imaginemos que ocasión tan resplandeciente tendría como origen celebrar la instalación de una Comisión Nacional para la Reforma de la Economía.

La repostería oratoria estaría a la altura del evento. Cada uno de los desfilantes se llenaría la boca con cremosas palabras. Reconciliación, futuro, prosperidad nacional, justicia, tiempos históricos. Sobre todo esto último: los declamadores insistirían en la naturaleza "histórica" de su fiesta. Adelantarían con convicción que, si la Comisión lograba el éxito, los niños mexicanos del futuro tendrían que memorizar la fecha de ese encuentro tan pulido para identificar el momento en que el País logró dar el brinco definitivo de su progreso.

La floritura de los oradores insistiría en la ambición de la Comisión Nacional para la Reforma de la Economía. No podrían "escatimarse esfuerzos." La patria esperaba el feliz desenlace de estos trabajos. Se trataba, ni más ni menos, de darle al País una economía para el siglo 21. Por ello había que revisarlo todo y redefinirlo todo, eso sí, en el plazo estricto de 12 meses. Las mesas de análisis y propuestas que se organizaron para el efecto describían la vaguedad de la ambición. Se estudiaría, se analizaría y se decidiría todo. ¿Debíamos cuidar la estructura del mercado y estimular la competencia o pasar decididamente a una economía centralmente planificada? ¿Debíamos levantar murallas al comercio internacional o sería conveniente seguir la ruta de la apertura? ¿Habría que nacionalizar nuevamente la banca? ¿Terminar con la autonomía del banco central? ¿Instaurar un control generalizado de precios?

La Comisión partiría de la convicción de que había que cambiar, que había que cambiar mucho, pero no tendría mucha claridad de por qué era necesario el cambio, ni qué dirección debía tener. Eso sí: había que organizar mesas para escuchar ponencias.

Un espectáculo idénticamente absurdo se ha presentado hace unos días al instalarse fastuosamente una junta llamada Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos del Congreso de la Unión (sic). El propósito de tan ejecutiva comisión es revisar el tejido institucional de la democracia mexicana. Ni más ni menos. Es cierto que no existe un diagnóstico preciso de los defectos de nuestro régimen político, ni hay tampoco un plan de vuelo, lo único que queda claro es el afán de intervenir la estructura de nuestras instituciones. Todo merece examen: el trazo constitucional de los poderes, el funcionamiento de la legislatura y las facultades del Presidente; la administración de justicia; el sistema de legalidad; el reparto regional de los poderes; el papel de los medios y los mecanismos electorales.

Quizá necesito decir lo obvio: es natural someter a examen riguroso cada una de las piezas de la compleja maquinaria pluralista. Es saludable criticar cotidiana y severamente el desempeño de la política. Lo que resulta extraño hasta extremos de lo grotesco es que las instancias más altas del poder nacional entiendan que es su función convocar a la revisión de las instituciones sin una carta de navegación razonablemente trazada. Lo que llama la atención es precisamente esa mezcla de ambición histórica y vaguedad de propósito. Se quiere cambiar pero no se sabe qué. Se quiere reformar pero no se sabe para qué. Ya conocemos el desenlace de ese matrimonio de demagogia y miopía. Cuando los políticos se dedican a soplar al aire pompas de jabón, cuando se entregan a la fantasía de la reinvención nacional, se ponen en ridículo y exponen al régimen democrático al desprestigio.

Pero, mientras estos personajes se dedican a pronunciar discursos históricos, hay reformas importantes que prosperan. De manera silenciosa, las cosas cambian. Pienso en dos transformaciones discretas pero profundas. El Senado acaba de aprobar una reforma constitucional para garantizar -ahora sí- el derecho a la información pública en todo el País. Toda la información que posea una autoridad pública será pública. Ningún gobierno, ninguna instancia, sea municipal, local o federal, podrá ocultar lo que pertenece a todos. La reforma es importantísima. La transparencia ha avanzado a nivel nacional y en ciertos estados, pero no se ha instalado por completo en todos los ámbitos de la vida pública. Hay avances pero también retrocesos. La reforma impone mínimos de transparencia en todo el País, oxigenando con ello la vida democrática de México.

En ese mismo camino se inserta la determinación de echar luz a la cueva oscura del sindicalismo mexicano. Los sindicatos, esas poderosísimas estructuras que han expropiado la voz de los trabajadores mexicanos, han sido escondites de la arbitrariedad. Para los propios miembros de la organización sindical, el proceder de sus dirigentes, el uso de los recursos comunes y el trato con el patrón ha sido un misterio. Sin necesidad de reformar ley alguna, empleando los instrumentos legales disponibles, la Secretaría del Trabajo ha iniciado la apertura de la información que posee. Sacar documentos como el padrón de afiliados, los estatutos sindicales o los contratos colectivos de trabajo del baúl de las complicidades es uno de esos cambios pequeños y discretos que desencadenan enormes y benéficas transformaciones.

Poco ruido y buenas nueces.


Jesús Silva-Herzog Márquez, El Norte, 30 de abril 2007


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viernes, abril 27, 2007

 

¿Hasta cuándo los solapará el perredismo?

Estábamos presentando mi libro Calderón presidente, la lucha por el poder, el miércoles en la noche en el hotel Camino Real. Raymundo Riva Palacio acababa de decir que no estaba de acuerdo con alguno de los criterios centrales del libro, particularmente con la concepción de que el lopezobradorismo tenía ambiciones golpistas o que había en él elementos fascistoides. Marcela Gómez Zalce había hecho un análisis del presidente Calderón a partir de las entrevistas que se publican en ese libro y cuando comenzaba a hablar Federico Reyes-Heroles, un grupito de diez personas, de alguna manera hay que llamarlos, comenzó con gritos y provocaciones, insultos de todo tipo y calibre, diciendo, entre otras cosas, que ni ese "pinche gachupín" ni ese "pinche exiliado" (se supone que se referían a Federico y a un servidor) teníamos derecho a hablar. Los insultos subieron más de tono y los intentos de agresión también. Como no tuvieron respuesta, el tipejo que los dirigía, que ya había participado activamente en reventar la presentación del libro de Carlos Tello Díaz, 2 de julio, y se negaba a identificarse, decidió irse y llevarse consigo a sus idiotas a sueldo. La presentación continuó luego de casi media hora de agresiones e insultos que hubo que aguantar sin responder, porque eso, precisamente, esperan los provocadores a sueldo.

Le dije a Raymundo que esa era una muestra de lo que él negaba, de las intenciones fascistoides que pervivían en el lopezobradorismo y en otros grupos, como algunos cercanos a la APPO, financiados por personajes oscuros, por ejemplo, José Murat. Imaginémonos a esos personajes que han hecho suya la tarea de reventar cualquier acto, cualquier participación (lo han hecho en la UNAM, en la presentación de los libros de Salvador Camarena y Jorge Zepeda, el de Carlos Tello y lo volvieron a hacer el miércoles y son siempre el mismo grupito de patanes pagados) que no sea del supuesto agrado del "líder" del "movimiento" (así se identificaron) desde el poder. No es muy diferente a la decisión del gobierno de Hugo Chávez de quitar la concesión al canal de televisión más antiguo de su país argumentando que lo critica, o la legislación cubana, que permite detener y aplicar altas penas de prisión a periodistas que, se presume, "van a cometer un delito", que puede ser algo tan terrible como criticar a Fidel. Tampoco se diferencian de los grupos de choque que, impulsados desde el gobierno, durante años, reventaron cualquier expresión opositora a las dictaduras de Centro y Sudamérica. Y es que el autoritarismo y el uso de provocadores van de la mano.

En Calderón presidente contamos, entre otras cosas, que miembros del primer equipo de López Obrador estuvieron en los días finales de la campaña recorriendo medios, indicando qué periodistas podrían seguir trabajando después del triunfo de su candidato. Ahora están en la calle, pero sus grupos de choque, fascistoides, siguen cumpliendo esa labor. Quieren impedir que se presenten opiniones críticas para el "líder", seleccionan quiénes pueden o no hablar, quiénes son aceptables o no. A todo eso lo sazonan con otros ingredientes típicos del fascismo: el fanatismo, la violencia y la xenofobia, para colmo mal informada.

Se alegará que ése no es el PRD, que en el perredismo hay hombres y mujeres serios, talentosos, comprometidos, con los que se puede o no estar de acuerdo, pero que son inteligentes, tolerantes y disfrutan de un buen debate de ideas. Es verdad, conozco y soy amigo de muchos de esos perredistas. Esos provocadores no son, ni remotamente, la esencia del PRD. Pero mientras los perredistas no se deslinden de estos patanes, de estos provocadores a sueldo, mientras no establezcan con claridad que esos personajes no son parte de su movimiento, todos ellos se convierten en cómplices de esas corrientes fascistoides que se incuban en él. Y ese deslinde tiene que ser público: muchos de esos amigos y amigas del perredismo se dicen, en privado, espantados, asqueados, de estos personajes. Pero ninguno lo expresa en público. Se asegura que por miedo a la excomunión del "líder", sin comprender que precisamente ese silencio engendra el huevo de la serpiente de un poder autoritario y antidemocrático. Debería ser López Obrador quien comenzara por establecer ese deslinde, el rechazo a esos grupos y esos métodos. Lamentablemente, por lo menos hasta hoy, para el ex candidato presidencial esas son expresiones de "resistencia civil".

Del proceso electoral de 2006, salimos, como sociedad, divididos y lastimados. Hubo demasiadas palabras e intenciones envenenadas, se dio una ruptura real. En esa presentación del miércoles recordaba un texto de Bob Dylan, publicado en el primer tomo de sus crónicas. "Uno se pregunta, dice Dylan, cómo personas unidas por la geografía y los ideales religiosos podían convertirse en enemigos acérrimos. Al final, sólo queda una cultura del sentimiento, de días negros, del cisma, del ojo por ojo, del destino común de la humanidad descarriada. Todo se reduce a una larga canción fúnebre, con cierta imperfección en los temas, una ideología de elevadas abstracciones, de hombres exaltados no necesariamente buenos... Todo está envuelto en un manto de irrealidad, grandeza y mojigatería... Por aquel entonces el país fue crucificado, murió y resucitó". Habla Dylan de las épocas más oscuras de la Unión Americana, luego de la guerra civil. Pero ese es el sentimiento que me quedó después del proceso electoral del año pasado. Creo que nuestro país, también, "fue crucificado, murió y resucitó". Nuestros principales actores políticos deben asumir su responsabilidad. En este caso, el perredismo está obligado, públicamente, a deslindarse de los fascistas y los provocadores que se han cobijado en el seno del "movimiento" y se escudan en ese silencio para recurrir a la violencia.

Jorge Fernández Menéndez, Excelsior, 27 de abril 2007

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miércoles, abril 25, 2007

 

Estás pagando hipoteca?

¿Eres uno de los cientos de miles de mexicanos que tienes una casa propia y que para adquirirla solicitaste crédito hipotecario con algún banco?
Si tu respuesta es afirmativa, espero que durante los últimos años hayas aprovechado el beneficio fiscal con el cual podrías deducir de tus ingresos todos los intereses reales pagados.
Si no lo has hecho, todavía puedes hacerlo esta semana. Solicita en tu banco la constancia de intereses reales pagados. Y has tu declaración de impuestos por tu cuenta. Es fácil, no necesitas contador, en la propia página del SAT (www.sat.gob.mx) hay un software que bajas e instalas y te hace el cálculo.
Bueno, lo anterior fue la buena noticia, ahora viene la mala. Como algunos ya sabrán, se esta planeando una reforma fiscal en el gobierno y congreso federales. Sin embargo, todo parece indicar que va a ser más de lo mismo: le van a clavar aún más el diente a quienes somos contribuyentes cautivos. Como no estamos organizados, estamos indefensos. Ahora resulta que, entre las propuestas, para el próximo año eliminarán la posibilidad de los deducir intereses reales de créditos hipotecarios. Lean la nota abajo. En lugar de atacar a los grandes evasores, de aumentar impuestos a los sectores que hoy están exentos (alimentos, agricultura, ganadería, comercio informal, políticos, burócratas), van por la clase media, por quienes con mucho esfuerzo estamos pagando una casa.
Por favor reenvía este correo a todos tus contactos, vamos a hacer ruido de que nos oponemos a la cancelación de la deducibilidad de los intereses reales hipotecarios.
No es justo. YA BASTA!!
Si no opinas, después no te quejes.

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Eliminan deducibilidad en hipotecas

Las personas físicas podrán deducir los honorarios médicos, dentales y gastos hospitalarios; los gastos funerales y los donativos

Alicia Díaz , El Norte

Monterrey, México (24 abril 2007).- La Secretaría de Hacienda eliminará en la declaración anual del 2007 la posibilidad de deducir los intereses hipotecarios, reduciendo a sólo los gastos médicos y donativos las deducciones personales que pueden hacer las personas físicas.

De acuerdo con el anteproyecto de Miscelánea Fiscal para el 2007 dado a conocer hoy por el SAT en su página de internet, Hacienda elimina la regla 3.13.10. que había sido publicada el 30 de enero pasado y la cual permite a quienes obtengan ingresos por hasta 400 mil pesos en el año 2006, puedan deducir de sus ingresos los gastos señalados en el articulo 176 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta.

El artículo 176 de la Ley de ISR señala que las personas físicas podrán deducir los honorarios médicos, dentales y gastos hospitalarios; los gastos funerales, los donativos, los intereses reales efectivamente pagados por créditos hipotecarios, las aportaciones voluntarias a la subcuenta de retiro y las primas por seguros de gastos médicos.

Fuentes de la Secretaría de Hacienda informaron que la Miscelánea Fiscal del 2007 será publicada en el Diario Oficial de la Federación el próximo viernes.

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Dany Osiel Portales Castro
Monterrey, NL, México

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martes, abril 24, 2007

 

Maestros mexicanos, miedo a un simple examen

En días pasados, a los alumnos de la escuela primaria a la cual asiste mi hijo les aplicaron un examen, del cual yo ni me enteré. En días posteriores, mi hijo llegó muy gustoso porque su escuela había quedado en primer lugar en el examen. Primer lugar ¿de qué?, me pregunté.

Al siguiente día, en la escuela de mi hijo estaba puesta una manta en donde presumían el logro de la institución, de los alumnos y de los padres de familia. La escuela alcanzó el primer lugar de entre todas las escuelas particulares de la ciudad. También mencionaron en la manta, que de todas las escuelas de la ciudad (particulares y públicas) habían alcanzado el tercer lugar; lo que significa que dos escuelas públicas están por encima de bastantes escuelas particulares de la misma ciudad.

Cualquiera que desee consultar los resultados de los examenes aplicados por la Secretaría de Educación, lo podrán hacer en el portal:

http://enlace.sep.gob.mx/

Menciono todo esto, porque hoy he leído una nota en un periódico local, donde algunos profesorcillos de quinta están evitando que se les evalúe (http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=128236). Alegan que todo esto de las evaluaciones, es para beneficiar a las escuelas privadas, en detrimento de las escuelas públicas; que es al anticipo de la "privatización de la educación pública" y de la introducción del "bono de educación".

El bono de educación, para los que aún no estén enterados, es un concepto que se ha implementado en algunos países y consiste en dar a los padres de familia -vía secretaría o dependencia de gobierno, en el caso mexicano la Secretaría de Educación- un bono o vale de educación por cada hijo en edad escolar; los padres o tutores eligen la escuela (pública o privada) a la cual quieren llevar a sus hijos para que estudien. Las escuelas (públicas o privadas) cobran esos bonos al gobierno.

Los resultados que con el bono educativo se quieren lograr son simples:

Lo cierto es que con las evaluaciones que está haciendo ENLACE, podremos darnos cuenta -los padres de familia- si la escuela de nuestros hijos es de calidad o no, independientemente que esta sea privada o pública. Para el caso de escuelas privadas, por lo pronto hay que exigir un mejor nivel si estas están muy por debajo en las evaluaciones. Felicitar a las escuelas públicas que han mostrado mejor nivel que las escuelas de paga.

Apoyar, por qué no, el modelo del bono educativo. ¿Por qué le tienen miedo al bono educativo, profesorcillos de quinta?, si las evaluaciones han demostrado que también hay buen nivel educativo en las escuelas públicas. Los que se deben de preocupar son los dueños de escuelas privadas que no están dando los resultados esperados.

El bono educativo puede ayudar tanto a escuelas privadas, como también a elevar los beneficios de los profesores de buenas escuelas públicas. Aquí los perjudicados van a ser los profesores de escuelas públicas mediocres que solo viven del Estado y los dueños de escuelas privadas que solo han engañado a padres de familia incautos.

Artemio Estrella

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domingo, abril 22, 2007

 

La vida de los otros

Octavio Paz, el mayor y mejor interlocutor que pudo haber tenido la izquierda mexicana a lo largo de su historia, predicó en el desierto sobre la necesidad de que esa importante corriente política ejerciera a tiempo una autocrítica honrada sobre su propio pasado y sobre el de los regímenes del "socialismo real": la URSS, China, la Europa del Este, Cuba.

Paz no pedía una expiación pública (no era un espíritu religioso); lo que vislumbraba era la posibilidad de una enmienda intelectual, política y moral que habilitara a la izquierda para acceder al poder con una postura informada, una actitud tolerante y un ideario moderno. Su excitativa no halló eco: con excepciones contadas, lo que recibió fueron injurias, descalificaciones y ninguneos. Fue una oportunidad perdida, y ahora calibramos las consecuencias.

Esa falta de autocrítica sigue lastrando a la izquierda, atándola -como se vio el año pasado- a atavismos políticos y esquemas doctrinarios que sabotean su propio desarrollo y el del país. ¿Es tarde para corregir? Sí, por supuesto, pero nunca demasiado tarde. A casi 20 años de la caída del Muro de Berlín, nuestra izquierda (variopinta pero culturalmente hegemónica) tiene la oportunidad simbólica de suplir, en sólo tres horas, tres décadas de desinformación, engaño o autoengaño. La receta es simple: ver la película "La Vida de los Otros".

La trama -inteligente, sutil, finalmente desgarradora- alude a la vida cotidiana de un grupo de creadores teatrales (autores, artistas, directores) en Alemania Oriental en los años ochenta. Aquella atmósfera no era sólo sofocante, era carcelaria en el sentido anticipado por George Orwell en "1984". La Policía estatal, la Stasi, era el Big Brother omnipotente, omnisciente y sobre todo omnipresente, que espiaba la vida de los otros, y los otros eran virtualmente todos, incluidos los propios espías. En aquel universo cercado hacia afuera y cableado hacia adentro, no existía santuario posible para la intimidad. En la dialéctica entre el espía y el espiado se desenvuelve la historia. Su tema central es la supervivencia heroica del artista y la posibilidad redentora del arte bajo el totalitarismo. Su clave moral está en la fuerza irreductible de la libertad personal.

La película me remitió a un recuerdo personal. A mediados de 1980 apareció en The New York Review of Books una carta firmada por el filósofo Thomas Nagel y otros 31 colegas suyos, no menos eminentes (W.V. Quine, John Rawls, Richard Rorty). Estaba dirigida al Presidente de la República Socialista de Checoslovaquia y aludía a un episodio que, al año siguiente, llegué a conocer con algún detalle.

Un grupo pequeño de personas solía reunirse a leer a los griegos en el minúsculo departamento de un profesor sin cátedra, sin puesto y sin salario, llamado Julius Tomin. Como los otros firmantes de la famosa Carta del 77 (personas de todas las denominaciones religiosas, ideológicas y profesionales, entre ellos Václav Havel), Tomin había exigido al régimen respeto a los acuerdos de derechos humanos sancionados por la comunidad internacional. (En México, sólo Vuelta recogió el tema y dio seguimiento a la disidencia en el Este y en la URSS). Los firmantes habían sido encarcelados o, en el mejor de los casos, privados de sus puestos.

Por lo que hace a Tomin y a su inocuo seminario, la Policía irrumpía con violencia en las sesiones. Entonces se le ocurrió apelar a la comunidad filosófica internacional e invitó a varios filósofos de Oxford al seminario. Varios aceptaron. Uno de ellos, Sir Anthony Kenny, recordaba hace poco: "Mi charla fue interrumpida por la Policía, la sesión se disolvió con violencia y fui expulsado del país sobre la base de un artículo constitucional que prohibía el 'hooliganismo'. Yo no me había percatado de que el término incluyera el dar clases sobre Aristóteles en la sala de una casa". Lo conmovía el amor intelectual de esas personas por la filosofía, el riesgo asumido de caer en manos de la Policía por el pecado de leer algún 'texto abstruso de Aristóteles'".

Conocí a Tomin en Oxford, en el otoño de 1981. Había sido finalmente extraditado de su país y privado de su nacionalidad. Vivía en la pobreza, con su esposa e hijos pequeños. La mujer impartía alguna clase en un jardín de niños. El ambiente era de tensión frenética. Entre accesos de ira y un tono de apasionamiento eslavo, casi dostoyevskiano, Tomin me narró su vida acosada bajo el régimen del terror. Nadie podía hablar con libertad, ni siquiera con los hijos, salvo en espacios públicos o jardines, y al acecho siempre del espía personal. Todos los espacios privados estaban cableados. "Yo me tenía que cuidar hasta de mí mismo, me reprimía hasta de cantar en la regadera". El régimen se complacía en humillar a los artistas e intelectuales.

Tomin tuvo suerte. Aunque severamente lastimado por una paranoia incurable (hoy se proclama perseguido por los mismos profesores de Oxford que le dieron refugio), logró sobrevivir. Muchos otros sucumbieron, como los torturados protagonistas de "La Vida de los Otros". La película recoge esa experiencia extrema de opresión que ha desaparecido en Europa, pero que aún subsiste en algunas regiones del mundo, como Norcorea, y -con los atenuantes que se quiera, que a mi juicio no son muchos- en Cuba. ¿Cuál será el rostro del "Socialismo del siglo XXI" que predica Chávez? Seguramente no muy distinto del cubano, uno que ahogue las "libertades burguesas" y concentre todo el poder en el caudillo endiosado.

Ésta es la experiencia histórica que -salvo excepciones honrosas- la izquierda mexicana no quiso confrontar. La gran lección que puede extraer de la película es repensar el tema de la libertad.


Enrique Krauze, El Norte, 22 de abril 2007

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viernes, abril 20, 2007

 

La reforma fiscal y el IVA tan temido

Hace algunas semanas le preguntamos al presidente Calderón cómo saltar de la seguridad, con sus secuelas de violencia, de la lucha contra el narcotráfico a la política-política, a la instrumentación de políticas públicas de amplio espectro, lo que terminaría modificando las percepciones de la sociedad sobre el tema. En aquella entrevista, realizada a unas horas del inicio de la cumbre en Mérida con el presidente Bush, Calderón fue enfático en que no modificaría los principios de la lucha contra el narcotráfico, pero que en el plano político era trabajar en consolidar una suerte de nueva mayoría: el objetivo inmediato, presentar la reforma a la Ley del ISSSTE, con un nuevo esquema de consensos que esperaba que fuera exitoso y sin duda lo fue, viendo lo que sucedió después; siguiendo la misma línea de llegar a acuerdos que garantizaran una mayoría legislativa antes de enviar la iniciativa al Congreso, vendría la propuesta de reforma fiscal y, finalmente, más adelante, dijo, porque esa reforma requería aún mayor trabajo político, la energética.

El cronograma se ha cumplido y viene, ahora, el debate sobre la reforma fiscal. Lo que sabemos de ella es que no será, muy probablemente, la de fondo que algunos esperaban. Hay, con todo, señales alentadoras: los diputados que estuvieron en las reuniones de trabajo en París con los especialistas de la OCDE pudieron encontrarse con un panorama global que demuestra que en el tema no se puede inventar demasiado, que los esquemas fiscales que funcionan en los países miembros de la organización son muy similares y se debe elegir entre un abanico de opciones amplio, en un sentido, a la hora de la implementación, pero bastante preciso en términos de principios y objetivos.

Hay muchos capítulos importantes en la reforma de la hacienda pública, que van desde el acuerdo fiscal entre la Federación y los estados hasta la simplificación de los métodos de recaudación (una verdadera tortura para quienes somos contribuyentes), pero uno de esos capítulos que no se deberían soslayar es el del IVA. El impuesto al valor agregado tiene mala fama en nuestro país (consecuencia de la forma y el momento en que debió ser abruptamente incrementado en plena crisis del 95), pero es una pieza insustituible en cualquier sistema fiscal moderno: en todos los países que viven en una economía de mercado más o menos consolidada, la tendencia es a gravar el consumo, porque es la forma más sencilla de recaudar, la más generalizada y de las más justas. Hoy, en México, nos hemos confundido tanto en el tema que se han tenido que crear cataratas de impuestos, regímenes especiales y mecanismos complejísimos, para no abordar el tema del IVA.

Como se dijo en los encuentros de la OCDE y según comienzan a reconocerlo algunos de los partidos, no tiene sentido dejar libre del IVA y con regímenes de excepción a todos los alimentos y medicinas. El impuesto al consumo se debe generalizar estableciendo las medidas que sean necesarias para paliar los efectos perjudiciales que puede contener. La propuesta más sensata, tampoco nueva, es establecer una canasta básica de alimentos y medicinas de amplio consumo popular exentos del pago de IVA, para no afectar con ello a las familias de menores recursos, pero no tiene sentido mantener en ese régimen de excepción a todos los alimentos, incluidos los más lujosos y caros o las medicinas de uso cosmético o de última generación que no se encuentran siquiera en el cuadro básico. La verdad no es tan difícil de hacer y ello establecería mecanismos mucho más sencillos y eficaces para mejorar la recaudación.

Por supuesto, ésta tampoco mejorará si los mecanismos recaudatarios no avanzan. De poco va a servir cobrar el IVA a ciertos productos, si luego no hay forma de verificar y ampliar la capacidad de cobro. No es ningún secreto: para que un sistema funcione debe ser simple, comprensible, de muy amplia cobertura e igual capacidad de verificación. Cuanto menores son las excepciones, menores también las filtraciones. Cuanto más sencillo es pagar impuestos, más eficaz la verificación. Cuanto más extendido, más justo. No hay mucho más que eso. No parece ser posible hacer una gran reforma que pretenda, en ese campo, solucionar los innumerables problemas que arrastramos desde hace décadas.

Pero sí parece posible establecer mecanismos serios, eficaces, modernos, que no nos alejen de lo que se está haciendo en todos los países de un cierto nivel de desarrollo y que han demostrado ser relativamente exitosos. Cuando se discutía la Ley del ISSSTE, el director de ese instituto, Miguel Ángel Yunes, decía que no estaban descubriendo nada nuevo en la reforma al sistema de pensiones, que sólo había que "mexicanizar" algunos de los términos del acuerdo, para adaptarlos a nuestros tiempos y nuestra realidad, sin que perdieran su esencia. Así se hizo y esa reforma fue exitosa, un paso adelante. No debería ser distinto en lo fiscal: no somos tan diferentes a Chile, Brasil, Argentina, Colombia y Costa Rica, en lo político y lo social. No tenemos por qué estar tratando de descubrir el hilo negro de la política fiscal. Adaptemos a nuestra realidad lo que ha funcionado en el mundo y vayamos avanzando, aunque sea paso por paso.

Con ello se podrá sobrepasar el capítulo de la violencia y la inseguridad, mismas que no disminuirán por lo menos en todo 2007 (pensar otra cosa es imaginar a un adversario de otra dimensión o no querer enfrentarlo), pero sí permitirán sentar bases con el fin de avanzar en ese capítulo, con mayores recursos, pero también para que la economía tenga mayores inversiones y la gente pueda vivir mejor. Por allí pasa el salto de la política de seguridad a las grandes políticas públicas.

Jorge Fernández Menéndez, Excelsior, 20 de abril 2007

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jueves, abril 19, 2007

 

El PRI y su regreso a la izquierda

El PRI coquetea con la idea de declararse un partido de "centro izquierda". Es la reacción de quienes no se enteran de que la viabilidad del tricolor pasa por el camino de la autocrítica y la purga política. O, por utilizar una expresión más amable, por el sendero de la purificación.

El razonamiento de los priistas es más o menos falaz: 1) el PRD es la segunda fuerza electoral de México; 2) el partido del Sol Azteca se define a sí mismo como izquierdista; y 3) por tanto, el PRI debe convertirse (o regresar) a la izquierda.

El razonamiento comete varios errores. Por un lado, supone que el PRD es, en efecto, un partido socialdemócrata. Esto no queda nada claro si se estudian con detenimiento algunas de las políticas más vendedoras de López Obrador en el DF, como, por ejemplo, haber privilegiado sistemáticamente el transporte privado sobre el público. El éxito del PRD, al menos en el Valle de México, no se explica por su pretendido talante izquierdista. Se explica porque este partido reprodujo los mecanismos clientelares que antaño dominó el PRI: invasores de tierras, ambulantes, taxistas piratas.

Un segundo supuesto de dicho razonamiento es que el PRI ha perdido votos porque se ha acercado a la derecha. Independientemente de que "derecha" e "izquierda" son palabras jabonosas y escurridizas, no hace falta levantar una encuesta para constatar que la mala fama del PRI ha jugado en su contra. Una importante parte de la población asocia priismo con corrupción y autoritarismo. En este sentido, mientras el tricolor no entone un mea culpa, difícilmente se sacudirá de su mala reputación. Las elecciones del 2006 son la prueba de que los mexicanos sí tienen memoria. Setenta años del PRI no se olvidan de un día para otro.

Un tercer supuesto: el PRI se puede convertir en un auténtico partido de izquierda por decisión de sus dirigentes. Nada más falso. Un viraje hacia la socialdemocracia exigiría del tricolor una transformación de su mentalidad y de sus estructuras. Hay tres puntos en los que este partido se encuentra particularmente alejado de la socialdemocracia escandinava: austeridad, democracia sindical y distancia de los monopolios.

Los gobiernos socialdemócratas cultivan la sobriedad. Los primeros ministros de los países escandinavos mantienen un estilo de vida mucho más austero que muchos senadores priistas. Ser de izquierda implica no dispendiar el dinero de los contribuyentes.

La socialdemocracia promueve la transparencia y la democracia sindical. Pensemos en los líderes sindicales que militan en el tricolor y reflexionemos si serían capaces de vivir ambas virtudes hasta sus últimas consecuencias.

Finalmente, la socialdemocracia no favorece los monopolios privados. Contra lo que podría pensarse, una auténtica izquierda democrática mira con simpatía a la pequeña y mediana empresa. ¿Será capaz el PRI de tomar distancia de los grandes grupos de poder económico? No olvidemos que la mayoría de esos poderes nació bajo su amparo.

La izquierda gana terreno en América Latina: Brasil, Chile, Nicaragua, Venezuela. Es comprensible que algunos priistas se sientan atraídos por el canto de las sirenas. Pero si hacen esa apuesta, deben ponderar muy bien el costo que van a pagar:


1) Perderán apoyo en los prósperos estados del norte y el de una clase media que, aunque vapuleada por las crisis, no se identifica con los ideales de la socialdemocracia.

2) Deberán competir en un nicho de mercado donde su competidor -el PRD- se encuentra muy bien situado.

3) Dejará de ser el partido bisagra que, como hasta ahora, puede vender muy caro su voto en el Congreso, lo mismo al PAN que al PRD.

Para decirlo de manera menos solemne: los priistas deberían escuchar dos refranes populares: "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda" y "No les vaya a pasar como al perro de las dos tortas".

Héctor Zagal, El Norte, 19 de abril 2007
hzagal@gmail.com

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miércoles, abril 18, 2007

 

PRD: ahora las drogas

Primero las sociedades de convivencia. Vientos. Después el derecho a decidir. Vientos. Hace unos días la eutanasia. Vientos. Y ahora, un guiño para legalizar las drogas... Todos temas controvertidos, sin duda, pero que siempre habían formado parte de la agenda política del Partido de la Revolución Democrática. Y que ahora han retomado para recuperar, seis años después del secuestro, su lugar en el mundo (o en el espectro político al menos). Me explico.

1) Historia de un secuestro. O bien, historia de la popularidad a razón del populismo. Y es que, durante el sexenio anterior, la figura de relumbrón (que no relumbrante ni deslumbrante) de Andrés Manuel López Obrador se convirtió en el silenciador de su partido, en el dique inevitable de una verdadera agenda de izquierda. Al cabo de dos años, todo propósito político dentro del partido del sol azteca, tenía que pasar por las reptilianas manitas del Pejelagarto. ¿Sociedad de convivencia? Ni maíz. ¿Ampliación de la ley impulsada por Rosario Robles con respecto al aborto? ¡Menos! ¿Muerte asistida? ¿¿De qué me hablas?? Cristiano confeso (que se atrevió además -entrevistado por Joaquín López-Dóriga- a compararse con el mismísimo Jesucristo… ¡O seaaaa!), López Obrador no sólo no quiso nunca enfrentarse con la jerarquía católica, sino que además prefirió sacrificar la agenda histórica del partido que lo acogió, antes de arriesgarse a entrar a cualquier discusión en la que sus pobres argumentos demostraran la pobreza de su entendimiento. El Peje nunca se caracterizó por entrar a debates con razones y argumentos sólidos: ¿por qué iba a arriesgarse, entonces, a que algunos votantes potenciales se lo pensaran mejor, si se ponía de manifiesto que la suya no era una agenda de izquierda moderna? Así pues, se consolidó la historia del primer secuestro lopezobradorista: al secuestrar, en primera instancia, la agenda del PRD. Para López Obrador, la única izquierda que alcanzó a concebir era la que heredó de su priismo echeverrista: el populismo como única vía para comprar votos hacia los comicios (y ya lo hemos dicho en ocasiones anteriores, el PRD sufrió del síndrome de Estoc-amlo, perdón, de Estocolmo).

2) Distanciarse del Peje. Ahora la cosa cambió. Y el PRD, sabedor de que el pasado 2 de julio obtuvo una votación histórica y un capital político que no piensa dilapidar de la mano suicida de Andrés Manuel, hoy, si bien los perredistas no han puesto distancia oficial de su ex candidato presidencial, sí han puesto una distancia ideológica. Pero no sólo los perredistas antagónicos al Peje, como la Nueva Izquierda liderada por los chuchos, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, sino también por todos sus gobernadores: Lázaro Cárdenas, Amalia García, Zeferino Torreblanca, Juan Sabines y hasta el compadre del Peje, Narciso Agúndez. Pero lo más sorprendente es que, hasta el sucesor de AMLO en el DF, Marcelo Ebrard, ha encontrado la fórmula mágica para distanciarse pian pianito de Andrés Manuel: por la vía legislativa. Por eso la agenda del PRD en esta Legislatura (la federal, sí, pero sobre todo a nivel capitalino) ha tomado riesgos políticos que Andrés Manuel jamás tomó. Primero impulsando la Ley de Sociedades de Convivencia. Ahora, con el debate para aprobar la quinta causal de aborto (ley que entró primero en la ALDF, pero ahora el PRD la impulsa también a nivel federal, desde la Cámara de Diputados y en la de Senadores). Casi en paralelo, la iniciativa para la eutanasia (aun cuando sea pasiva) entró en la Cámara alta y en la Asamblea. Y es así como el PRD, y sí, también Marcelo, están desplegando su estrategia de enterradores ideológicos de López Obrador. El primer objetivo, ganarle la nota mediática a AMLO, ha sido cumplido a cabalidad. El segundo, replantearse como un partido de izquierda moderna, plenamente competitiva, desde sus propuestas y no desde sus caudillos, todavía está por verse. Pero, por la salud de nuestra democracia, hago votos para que lo logren.

3) Y ahora: legalización. Ayer, el coordinador de los perredistas en San Lázaro, Javier González Garza, se pronunció a favor de la legalización de las drogas en Estados Unidos y en México, como otra vía de acción para combatir al crimen organizado. Pero hoy se nos agotó el espacio, por lo que mañana abordaremos ampliamente este otro, controvertidísimo tema, a la luz de las estrategias de un PRD que nada quiere ya tener que ver con su secuestrador...

Yuriria Sierra, Excelsior, 18 de abril 2007

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martes, abril 17, 2007

 

Autonomía Sindical

Es común escuchar de muchos políticos y líderes sindicales decir que se debe respetar la autonomía sindical. ¿A qué se estarán refiriendo? Uno pensaría que de lo que están hablando es de evitar que instancias empresariales y de gobierno quieran inmiscuirse en los asuntos de los sindicatos para limitar los derechos que los trabajadores ya tienen asegurados por Ley.

Desafortunadamente, cuando hablan de autonomía sindical, nadie dice que ésta debe ser respetada también por partidos políticos y otras organizaciones, que han utilizado a los sindicatos como un medio para presionar al Gobierno y a la sociedad para la defensa de sus intereses y privilegios particulares, en especial de sus líderes, que no necesariamente coinciden con los intereses de los trabajadores.

El tema de la autonomía sindical tiene que ser revisado a fondo. Se debe respetar la autonomía sindical, si en realidad se quiere hacer cumplir lo que los constitucionalistas tenían en mente cuando redactaron el artículo 123. Este artículo dio lugar a una de las legislaciones laborales más avanzadas en el Siglo 20. Lo que buscaban los legisladores en 1917 era elevar a rango constitucional el respeto a los derechos de los obreros reglamentando la duración de las jornadas de trabajo e introduciendo elementos de seguridad laboral mínima, así como garantizar el derecho a por lo menos un día de descanso, a un salario decoroso y a recibir un porcentaje de las utilidades.

En la fracción XVI de este artículo se establece el derecho de los trabajadores a unirse en sindicatos para la defensa de sus intereses. El mismo artículo reconoce como un derecho de los obreros utilizar las huelgas como medio de presión para alcanzar una negociación laboral más justa con los patrones.

En el capítulo II de la Ley Federal del Trabajo (LFT) se reglamenta el funcionamiento de los sindicatos. Llama la atención que esta ley dice que nadie puede ser obligado a formar parte de un sindicato o a no formar parte de él (artículo 358). También establece que los sindicatos tienen derecho a redactar sus estatutos y a elegir libremente a sus representantes (artículo 359). Y que la directiva de los sindicatos "debe rendir a la asamblea cada seis meses, por lo menos, cuenta completa y detallada de la administración del patrimonio sindical. Esta obligación no es dispensable" (artículo 373).

Si se aplicara lo que dice el 123 constitucional y el capítulo II de la LFT, tendría sentido hablar de autonomía sindical.

Sin embargo, en la práctica lo que vemos es que algunas de las organizaciones más opacas que existen son los sindicatos. Mientras en otras organizaciones, como las gubernamentales o privadas, ha avanzado en el tema de la transparencia, vemos que es más fácil que llegue la luz del sol al fondo del océano que la transparencia al interior de los sindicatos.

En el caso de los gobiernos, en sus tres niveles ha habido avances, aunque insuficientes, para transparentar el manejo de los recursos públicos y los procesos de toma de decisiones. Inclusive en empresas privadas que cotizan en los mercados de valores se ha legislado para transparentar el manejo de los recursos para evitar que los accionistas de control y los ejecutivos tomen decisiones que afecten el patrimonio de accionistas minoritarios.

Pero en los sindicatos la única evidencia que tenemos es el enriquecimiento desmedido de sus dirigentes y el uso del patrimonio de sus agremiados para satisfacer sus intereses particulares. ¿Alguien sabe de alguna auditoría que se haya hecho a las organizaciones sindicales?

La autonomía sindical debería suponer que la elección de sus dirigentes y la toma de decisiones importantes, como irse a huelga, se realizara bajo los términos más elementales de una democracia representativa. Como se han formulado muchos estatutos sindicales, en las asambleas no se permite el voto secreto para que sean elegidos los líderes ni los trabajadores tienen una adecuada representatividad.

Para estos casos, es más conveniente tener delegados a modo, elegidos por los dirigentes, que voten a mano alzada lo que éstos les manden votar. Por eso no es de extrañar que muchos líderes sindicales se "sacrifiquen" por periodos muy prolongados al frente de sus sindicatos.

Fidel Velázquez, de sus 97 años de vida, se sacrificó 74 años por la defensa de los trabajadores. Francisco Hernández Juárez solamente lleva 31 años al frente del sindicato de Teléfonos de México. Cuando los líderes deciden irse a huelga para mostrar su poder, en la mayoría de las ocasiones lo hacen aun en contra de la voluntad de muchos trabajadores.

Por último, el déficit en nuestro sistema de pensiones se lo debemos a ese sindicalismo corporativo que en su tiempo presionó a las autoridades para que se le concediera un conjunto de privilegios que han hecho a los miembros de estos sindicatos trabajadores de excepción con relación al resto.

Aunque el poder del sindicalismo no es el mismo de hace 30 años, siguen conservando el suficiente grado de desestabilización si las autoridades y la sociedad no ceden a sus pretensiones. El caso Oaxaca y el de los mineros son buenos ejemplos.

Para hablar de autonomía sindical verdadera se debería comenzar por revisar el papel de los sindicatos en la sociedad para que realmente sean patrimonio de los trabajadores y no negocio privado de sus líderes. Al menos se podría comenzar por obligarlos a la transparencia y a la democracia. Esto permitiría un sindicalismo que diera lugar a un balance entre el respeto al derecho de los trabajadores y el impulso a la competitividad del país.

Abel Hibert, El Norte, 16 de abril 2007
ahibert@prodigy.net.mx

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domingo, abril 15, 2007

 

AMLO y Chávez

Días antes de las elecciones presidenciales de 2006, Andrés Manuel López Obrador advertía en privado: "Lo primero que anunciaré cuando tome protesta como Presidente de México será la nacionalización de Teléfonos de México, Televisa y Cemex". Como sabemos, el perredista fue el perdedor. Sin embargo, hoy, la poderosa empresa cementera de Lorenzo Zambrano se enfrenta a la amenaza de ser expropiada en Venezuela, por órdenes del presidente Hugo Chávez. ¿Casualidad o la confirmación de los nexos y las doctrinas coincidentes entre AMLO y Chávez?

Nacionalizar ha sido el arma favorita de Chávez en su país. Bajo el pretexto de "razones de Estado", tiene bajo su control las principales actividades económicas y, con ese argumento, también ha censurado a los medios que le critican y no lo adulan como lo hacen, por conveniencia y sobrevivencia, muchos más. En el caso de la televisión opositora (Radio Caracas Televisión), el venezolano le retira la concesión para aniquilar a un periodismo plural y democrático que no le conviene. Y su ejemplo cunde en América Latina.

Bajo la escuela chavista, el presidente de Bolivia, Evo Morales -quien en 2003, como líder de la oposición, derrocó al presidente electo constitucionalmente, Gonzalo Sánchez de Lozada- anunció, en el Día del Trabajo del año pasado, la nacionalización del sector energético, bajo la bandera de "poner fin al saqueo de las transnacionales". Pero de la fiesta en las calles bolivianas se pasó, rápidamente, a la angustia y la inmovilidad. Cuatro meses después, el gobierno de Morales reconoció su incapacidad técnica y financiera para llevar adelante el proceso de nacionalización de los hidrocarburos. Y más: la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia, encargada de la estatización, paralizaba su actividad en toda la cadena productiva y admitió falta de planificación en sus operaciones. ¿Quién rescató de este desastre a Evo? Chávez y sus millones de petrodólares.

¿Son las nacionalizaciones de sectores estratégicos la solución para los problemas de un país? Ante la globalización que se vive, más que estatizar, la respuesta parece ser la competitividad. Competir. Abrir mercados. Fomentar la competencia para beneficiar al consumidor final. Pero Chávez y seguidores prefieren el camino de nacionalizar.
Por eso el venezolano amenaza con expropiar las fábricas privadas de cemento que operan en su país, como la mexicana Cemex. "Si las cementeras no quieren, bueno, las ocupamos, les inyectamos recursos, las ponemos a funcionar mejor, bajamos los costos y producimos el cemento para nosotros", es el argumento simplista de Chávez.

El destino que parece tener Cemex en Venezuela, con Chávez, lo hubiera tenido en México si, según sus propias palabras, AMLO hubiera ganado el 2 de julio. A diferencia de Telmex, Cemex es una empresa que no le fue regalada por el poder presidencial a un particular. La cementera es una de las más fuertes en el mundo y fue construida durante décadas. Hace unos días compró la empresa australiana Rinker, en alrededor de 15 mil millones de dólares, lo que constituye la operación internacional más importante que hasta ahora haya hecho alguna empresa mexicana.

¿Que es inaplazable modificar el régimen monopólico que retrasa el crecimiento en México? Sí. Pero se antoja difícil que sea con nacionalizaciones, un modelo que obtuvo buenos resultados hace setenta años -como ocurrió con el petróleo en 1938-, pero ahora podría generar más problemas que beneficios.

Hoy queda claro que Chávez y López Obrador piensan de manera similar. Por eso quería AMLO nacionalizar diversos sectores cuando anunciaba, según él, su inminente llegada a Los Pinos. De ahí se explica que, durante el secuestro de Paseo de la Reforma, en las casas de campaña perredistas se transmitieran frecuentemente discursos del presidente venezolano. Ahora se entiende el porqué de las visitas documentadas de la hija de Chávez al primer círculo lopezobradorista.

Y si no se pudo nacionalizar Cemex en México, pues, al menos, que sea en Venezuela. Para que se entienda el mensaje.


Martín Moreno, Excelsior, 15 de abril 2007

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sábado, abril 14, 2007

 

Camacho y China

Manuel Camacho Solís está fascinado con China. Y, la verdad, tiene razón. En una reciente colaboración periodística el dirigente del Frente Amplio Progresista no escatima elogios al progreso de China. Explica, también con razón, que ese país logró multiplicar por diez el crecimiento de su economía de 1978 a 2006. En términos de capacidad de compra, es la segunda economía del orbe, sólo detrás de Estados Unidos. "China es un ejemplo mundial de desarrollo económico. Le está permitiendo crear una vasta clase media y convertirse en la segunda economía del mundo. El modelo está a la vista", escribió Camacho Solís.

Muy bien. Lo único que no se entiende en el artículo de Camacho es por qué su partido, el PRD, se opone a que en México se realicen las reformas que han permitido a China un desarrollo tan impactante. Las reformas son buenas, pero en China. Aquí en México son malas y hay que oponerse a ellas. Ni con el Tratado de Libre Comercio estuvieron de acuerdo. Proponen cerrar fronteras a importaciones. La globalización les incomoda. En fin, el caso es que la fascinación que embarga a Camacho la comparten otros integrantes del PRD, tal vez porque piensan que el desarrollo de ese gigante asiático es un logro del sistema socialista. Nada más falso. De socialista, China sólo tiene la falta de libertades individuales. Es una dictadura de partido -en serio, no bromitas- y todo su sistema económico está ceñido al más riguroso orden capitalista.

Hace dos años, en una visita a China, con una diputada del PRD y el director de un periódico mexicano, conocimos una enorme maqueta con lo que será Shanghai en el año 2020. Ahí estaban, para los inversionistas transnacionales que quisieran llevar su dinero y sus empresas a Shanghai, los edificios blancos de lo que ya está construido. Los grises, que estaban en proceso. Y los de color de rosa que se iban a edificar antes de 2020. Una maravilla arquitectónica que incluía hasta los parques y centros de recreación. El colega periodista le preguntó a la diputada del PRD: ¿Cómo se llama eso?, mientras apuntaba a la formidable maqueta de Shanghai en 2020.

La diputada le contestó con jiribilla: "Control del Estado".

-No, diputada. Eso se llama certeza jurídica, replicó el periodista.

Efectivamente, así es. El inversionista que se va a instalar en Shanghai sabe que, si invierte en un edificio o en un terreno, va a ser como está en la maqueta. Que no se lo van a expropiar. Que en la entrada no se van a instalar vendedores ambulantes. Que no le van a poner una terminal de autobuses o de taxis pirata. Que no le van a invadir paracaidistas apoyados por un partido político. Es decir, no hay la menor posibilidad de que ahí florezcan las calamidades que se han disparado en el Distrito Federal con los gobiernos del PRD.

En Pekín nos invitó a comer el ministro del Interior de China, que vendría siendo como el secretario de Gobernación aquí. Le pregunté qué pasó con el discurso de la igualdad social en su país. La respuesta fue amplia y categórica. La igualdad por decreto sólo genera pobreza. El igualitarismo es un cáncer que daña a la economía y a la población. El ministro tenía razón. El problema de los países como China -y, en alguna medida, el nuestro- no es la desigualdad, sino la pobreza. Con la igualdad de Mao Tse-tung todos los chinos estaban a expensas de morir de hambre con una mala cosecha. Las hambrunas generadas por el socialismo eran brutales debido a los millones de personas que morían cada año. Corea del Norte es el país más igualitario de Asia. Pero es el más pobre de todos.

Desde que Deng Xiao Ping inició la apertura de la economía al capitalismo hasta la fecha, hay por lo menos 400 millones de chinos que conforman una clase media y alta con elevada capacidad de consumo. No es poca cosa. Entre 1978 y 2006 se creó en China un mercado consumidor más grande que el de Estados Unidos. Lo consiguieron mediante la apertura de su economía. Con la llegada masiva de capitales extranjeros a disfrutar de certeza jurídica y legislación laboral flexible. Con inversión privada en todos los campos de la energía. Con respeto -ahora consagrado en la Constitución de ese país- a la propiedad privada.

Es decir, lo hicieron por el camino que en México no podemos transitar, entre otras cosas por la oposición del PRD. Se oponen a la apertura de la economía. No quieren reforma energética. No quieren reforma laboral. No respetan la propiedad privada. Y creen que la desigualdad es el principal problema de México. Entonces, ¿de dónde les viene la admiración por China? Sólo que sea por la dictadura de partido que hay en ese país, pues China empezó a despegar cuando abandonó los dogmas económicos que en México abraza el Partido de la Revolución Democrática, el partido de Camacho.

Pablo Hiriart, Excelsior, 13 de abril 2007

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viernes, abril 13, 2007

 

Intolerancia de la "izquierda"

"La única forma de lograr que la gente con la que estás de acuerdo tenga el derecho de hablar es respaldar los derechos de la gente con la que no estás de acuerdo".
Eleanor Holmes Norton
 
 
Hubo un tiempo no muy lejano en que la tolerancia era una de las características distintivas de la izquierda en México. Era ella la que ofrecía argumentos, la que discutía a fondo cada asunto, la que abría las puertas al debate. La derecha parecía satisfecha con el incómodo papel de quien defiende posiciones por dogma sin querer nunca debatirlas.

Lamentablemente, en el México de hoy ha surgido una corriente política que pretende ser de izquierda pero que se inspira en las actitudes de las fuerzas conservadoras de antaño. Es una izquierda que se niega a discutir, que busca imponer sus posiciones, que trata de acallar a quien opina diferente.

Este martes 10 de abril vimos un caso como tantos otros. Jorge Serrano Limón, el ex dirigente de Provida que ha asumido un papel muy activo en la oposición a la iniciativa de ley que despenalizaría el aborto en la capital del País, se presentó ante la Asamblea Legislativa para tratar de entregar un video de un ultrasonido que muestra un embrión de unas cuantas semanas.

Pero un grupo de activistas del PRD ya lo esperaba, listas a insultarlo y a arrojarle tangas al paso. No fue una reacción espontánea, por supuesto, a menos que pueda uno pensar que estas mujeres lleven siempre unas tangas adicionales en el bolso por lo que pudiera ofrecerse. El propósito era hacer gala de intolerancia: impedirle a Serrano Limón la oportunidad de hablar o siquiera de entregar su video. Estas mujeres supuestamente progresistas parecen convencidas de que Serrano Limón no tiene derecho a presentar sus argumentos en el tema del aborto.

Yo he expresado públicamente mi apoyo a la iniciativa que busca despenalizar el aborto. En ese sentido, respaldo la misma posición que esas mujeres y rechazo la de Serrano Limón. Pero eso no significa que esté de acuerdo en que se insulte y se veje a quien defiende puntos de vista distintos.

Ese grupo de mujeres en la Asamblea Legislativa demostró la intolerancia que hoy caracteriza a algunos miembros del PRD y de otros grupos de izquierda. Mucho más sensato en su lucha por la despenalización habría sido que se dejara a Serrano presentar su video. Pero esta nueva izquierda no está dispuesta a escuchar. Quizá recuerdan las palabras de Oscar Wilde: "Es muy peligroso escuchar. Si se escucha, corre uno riesgo de que lo convenzan".

Si ésta fuera la primera vez que estos grupos hacen gala de intolerancia, podría uno simplemente alzarse de hombros. Pero no. Se trata de una conducta cada vez más organizada y sistemática. La consigna es: yo puedo hacer escuchar mi voz cuando quiera y como quiera, incluso bloqueando calles y carreteras, pero quienes piensan diferente no tienen ningún derecho a ser escuchados.

Así, hemos visto desplantes de intolerancia de estos grupos en la presentación del libro "2 de Julio" de Carlos Tello Díaz y en una mesa de discusión -que yo pensaba eran, precisamente, para discutir- en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, donde el consejero electoral Virgilio Andrade fue hostigado constantemente por simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador. Vimos también el rechazo de los perredistas a que el ex Presidente Vicente Fox presentara su último Informe de Gobierno el 1 de septiembre de 2006 y a que diera El Grito de independencia desde el balcón de Palacio Nacional el 15 de septiembre. En la lista se cuentan también las tomas de tribuna para impedir el juramento como Presidente de Felipe Calderón o para tratar de evitar la aprobación de la nueva Ley del ISSSTE.

A pesar de estos desplantes, los miembros de esta izquierda intolerante siguen tratando de presentarse ante los mexicanos como víctimas de la opresión y la intolerancia. A sus rivales los llaman representantes de la ultraderecha e incluso del fascismo. Pero quizá deberían revisar sus libros de historia. En la Italia y la Alemania de las décadas de 1920 a 1940 eran los fascistas y los nazis los que impedían a los demás hacer el uso de la palabra, mientras que las víctimas de los actos de agresión e intolerancia eran, en cambio, de la izquierda.

Yo me identifico con muchas de las causas de la izquierda, pero de la verdadera izquierda: la que busca construir un mejor nivel de vida para todos, la que defiende los derechos individuales, la que garantiza las libertades. Esa otra izquierda que hoy ha levantado su terrible cabeza de intolerancia no es más que una nueva forma del fascismo. No olvidemos que también Benito Mussolini y Adolfo Hitler pretendieron representar posiciones de izquierda, laboristas, nacionalistas y socialistas. Y al final lo único que promovieron fue el surgimiento de regímenes dictatoriales que se nutrían de su propia intolerancia.
 
Sergio Sarmiento, El Norte, 12 de abril 2007
 

jueves, abril 12, 2007

 

Espíritu de trabajo

"... Voy a proponer ahora, sin otro fin que el de orientar a la República, una teoría digna de ser inscrita en bronce eterno o mármol duradero. La dicha teoría -axioma, debería yo decir, por su evidente carácter de verdad- se enuncia de este modo: "El trabajo engendra libertad, y la libertad engendra trabajo". Explicareme. Quien trabaja y ahorra puede llegar con el tiempo a ser autosuficiente, a no depender de nadie para ganar la vida. Para eso, sin embargo, se necesita un ámbito de libertad que garantice al trabajador gozar el fruto de su esfuerzo, pues sin el aliciente de ese bien el hombre no trabajará, o lo hará en mínima medida. La libertad, entonces, engendra trabajo.

Jamás los colectivismos han beneficiado al individuo, ya que éste no siente que trabaja para sí mismo y su familia, sino para el grupo, una entidad abstracta que no suscita el sentimiento personal. En nuestro país la propiedad colectiva de la tierra anuló en los campesinos el espíritu de trabajo. El hombre del campo llegó a ser una especie de menor de edad o incapaz sujeto a la tutela perpetua del Estado. Eso propició todos los males que derivan de la pereza y de la corrupción. En cambio cuando ese campesino emigra "al otro lado" se vuelve trabajador modelo. En la libertad el individuo recibe pronto el beneficio que deriva de la tarea bien cumplida. En la medida en que se propicie en México la libertad y el sentido de responsabilidad personal de los trabajadores, en esa misma medida nuestro país será más productivo, y por lo tanto más próspero. ..."

Armando Fuentes Aguirre, Catón, El Norte, 12 de abril 2007

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martes, abril 10, 2007

 

Líderes

El líder sabe que la opinión propia o de una institución tiene un calado profundo en las conciencias. Sabe de su poder y del uso que hace de los otros. Ser líder supone una visión del conjunto sobre el cual se ejerce el liderazgo. Ésa es su ventaja. Los líderes debieran ser los primeros preocupados por las consecuencias del rumbo que se fija. No siempre es así. Los destinos pueden ser muy diversos. Gandhi, Roosevelt, Churchill fueron líderes; Hitler también. Los liderazgos se asientan sobre argumentos o sobre pasiones, sobre conocimientos o sobre ignorancia. Los líderes son inevitables; donde hay un vacío surgen liderazgos. A los líderes en ocasiones les encanta enardecer a las huestes, aunque las conduzcan al abismo. Hay líderes suicidas. Hay otros precavidos -Cárdenas I y II- que saben que la línea recta no siempre es la mejor estrategia.

Los liderazgos que se endurecen, los que provocan sangre, tienen frente a sí un largo camino de explicaciones, pero nunca logran la justificación. Llevarán en su conciencia que una diferencia de ideas, de concepción, como las hay y las habrá todos los días, haya provocado la pérdida de lo irreparable, la vida misma. Hasta dónde un líder está cierto de la veracidad de su dicho, de lo inamovible de su concepción. Un país en que los liderazgos se corrompen, se pudren, tiene un problema severo que resolver. Es nuestro caso. Quiénes son los encargados de establecer los márgenes de acción, de hasta dónde ir y cuándo detenerse. Un país democrático, sin líderes sensatos, puede naufragar: Alemania.

Altísimos prelados que convierten ostentosos festejos privados -muy su derecho- en actos públicos. Las autoridades y empresarios desfilan para adornar una colección de personas. Helicópteros públicos van y vienen al "convivio" sin que las cuentas de quien sufraga esos gastos queden claras. El prelado muestra el verdadero rumbo de la pluralidad dentro del espacio religioso. ¡Fantástico! Un claro acto de demostración de poder. Qué pensarán los millones de creyentes católicos pobres. Seguramente que el éxito en la vida espiritual se corona con poder en la tierra. Esa misma iglesia después demanda la aceptación de la pobreza como designio divino. ¿Por fin? ¿A dónde conduce ese futuro liderazgo?

Líderes sindicales que convocan a una verdadera revuelta popular en contra de la corrupción, pero que son incapaces de rendir cuentas de sus dineros corporativos. Los trabajadores los siguen porque corrupción la hay en todas partes, pero la congruencia no aparece ni por asomo. Son los mismos que se opusieron a salvar el sistema de pensiones del país que beneficiará a decenas de millones para ocultar las prebendas y corruptelas de pequeñísimos grupos.

Marchas por las calles, plantones que lesionan la vida de cientos de miles, todo para disfrazar la falta de argumentos que está detrás. ¿Qué señal mandan? Primero la fuerza, después las ideas. Cabezas de partidos políticos que convocan a tirar al Gobierno "espurio" pero que regularmente cobran sus cheques cubiertos con los dineros públicos. Son los mismos que llaman a agredir a legisladores, pero no aceptan tener ninguna responsabilidad en los actos violentos por ellos incitados. Todo mundo sabe que mienten, pero eso es lo de menos por que esa es una tradición del liderazgo, me refiero a mentir. Buen ejemplo.

Maestros que suspenden las clases afectando a millones de educandos para así llevar "su lucha" a territorios donde se imponga la fuerza física y no los argumentos. Buena enseñanza. Políticos saltimbanquis que en sus marometas en lo único que no yerran es en caer allí donde pueda haber un sueldo. ¿En qué creen? Nadie sabe. Por supuesto que el edificio institucional está en construcción y le falta mucho. Pero lo más deficiente hoy no es el llamado "diseño institucional" sino las cabezas, los pilotos que se encuentran en las cabinas de cada uno de esos aparatos. Durante años se pensó que el arribo de la oposición llevaría aire fresco a los viejos liderazgos. Pero no fue así, basta ver en los últimos años la recreación de los controles corporativos en la capital. Parece que Ebrard podría cambiar el rumbo, veremos.

Demasiado ocupados con las reformas de ley hemos permitido que la degradación ética de los liderazgos -en todas sus expresiones, de los prelados a los partidos pasando por los maestros- continúe. Ese México es en parte el que impide que el diálogo fluya, que los argumentos avancen, que se modernice el país. Hemos desarrollado una tolerancia enfermiza frente a los dislates e insensateces de los líderes. El nivel de exigencia ética es bajo. Estamos tan acostumbrados a la falta de honestidad, a las contradicciones, a la venta de las ideas por intereses, que ya nada nos asombra. ¿Dónde están los nuevos líderes de la democracia mexicana? ¿Dónde los referentes éticos obligados? ¿Dónde los ejemplos a seguir? Fox tiró su oportunidad de trascender como líder. Le ganaron las luminarias y la frivolidad. Hoy el vacío es evidente.

La democracia mexicana muestra buenos signos vitales -competencia, participación, etc.- salvo por la crisis generalizada de líderes. Más allá de los colores partidarios -Felipe Calderón desde la Presidencia, Beatriz Paredes desde el PRI, Ebrard desde la Jefatura de Gobierno-, los líderes de las fracciones en las Cámaras, tienen frente a ellos un desierto en lo que a liderazgo se refiere. Si hacen bien su trabajo, si respetan su palabra y de verdad conducen, el país les reconocerá el mérito. Más importante aún, habrán sido responsables con el futuro. Por lo pronto, a muchos de sus antecesores México les quedó muy grande.


Federico Reyes Heroles, El Norte, 10 de abril 2007

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domingo, abril 08, 2007

 

El fantasma del miedo

"Un fantasma recorre al PRD: el fantasma del miedo. Todos los perredistas temen ser acusados de traidores si se apartan un punto de los dogmas propuestos por López Obrador y sus paniaguados, y de su movimiento. Existe entre ellos un reino de terror que los inmoviliza, los condena al radicalismo y los incapacita para aportar algo de utilidad a la vida mexicana. Los alcaldes perredistas que asisten a actos en los que está el Presidente Calderón son amenazados de expulsión, y saludar a alguien que traiga corbata azul es visto como seña de revisionismo.

Estas actitudes de fascismo o estalinismo son la marca principal del ejercicio político actual dentro del PRD. La conciencia individual es aniquilada, y todos deben estar uncidos al yugo de López Obrador si quieren sobrevivir en ese mar de inalterables dogmas. En tiempos de democracia la antidemocracia es alimentada por los perredistas que se niegan todavía a abrir los ojos a la realidad de México y del mundo... "

Armando Fuentes Aguirre, Catón, El Norte, 7 de abril 2007
afacaton@prodigy.net.mx

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sábado, abril 07, 2007

 

2 mentiras de AMLO

Durante su "discurso" en un mitin en el Zócalo del DF el mes pasado, AMLO dijo muchas mentiras mezcladas con verdades a medias. Quiero referirme principalmente a dos. La primera, tomando cifras del 2004, el PG señaló que mientras los trabajadores contribuyeron ese año con 182 mil millones de pesos en impuestos, las empresas hicieron lo propio con apenas 118 mil millones. Así, los asalariados que recibieron únicamente el equivalente del 30 por ciento del PIB pagaron 64 mil millones de pesos más en tributaciones que el sector empresarial, que recibió exactamente el doble de ingresos.

Lo que AMLO no comentó, ni nadie de sus seguidores ha tenido la precaución de analizar, es que las empresas también pagaron por esos impuestos que los trabajadores contribuyeron. Recordemos que las empresas pagan mucho más de lo que reciben después de impuestos, y antes de los mismos, por cada trabajador. Supongamos que un trabajador tiene un sueldo nominal de 10 mil pesos al mes. Quizá reciba 8 mil pesos libres después de impuestos y de la cuota del IMSS, Infonavit, etc. Muchos, como el PG, dirán que el trabajador aportó al Erario 2 mil pesos. Y es cierto. Pero para la empresa, ese trabajador no sólo representó los 10 mil pesos, sino mucho más. Dependiendo del paquete de prestaciones, es muy probable que el costo real total para la empresa haya sido entre 13 y 14 mil pesos mensuales. Entonces, si los trabajadores aportaron al Erario 182 mil millones de pesos en el 2004, realmente fue dinero generado en las empresas. Claro, es producto del trabajo, no hay duda. Pero no nos vayamos con la finta. Todas esas empresas generaron todos esos empleos, generaron dinero suficiente para cubrir esos sueldos con impuestos, IMSS, INFONAVIT, 2% sobre nómina, etc.

Estoy seguro que quienes apoyan a AMLO, quienes le creen todas estas barbaridades, nunca han tenido que administrar una empresa, un changarro aunque sea. Cuando tengan un negocio en el cual tengan que contratar a una o más personas, se darán cuenta que para la empresa el costo de generar un empleo no sólo será el dinero que recibirá finalmente el trabajador, es mucho más. Para los sueldos más bajos, ese costo adicional representa más de un 60% del sueldo nominal del trabajador.

Por otro lado, la forma de calcular el ISPT (impuesto sobre el producto del trabajo, lo que pagamos los empleados) y el ISR (impuesto sobre la renta, lo que pagan las empresas) es muy distinto. El ISPT es un porcentaje más o menos fijo (es variable, hay tablas definidas por Hacienda donde entre más ganes más pagas, hasta llegar a un 28%) y casi todos lo pagamos (quienes ganan menos de 5 salarios mínimos no pagan). Bueno, todos los que laboramos en empresas que vayan al corriente con el SAT. Incluso las empresas con pérdidas, con números rojos, tienen que entregarle a la SHCP el ISPT que retuvieron a sus trabajadores. Por eso es más importante que las empresas generen empleos, pues cada empleo que se genera de manera legal paga mucho de impuestos. Muchos otros países, como Irlanda, China o Chile, así lo han entendido, de tal forma que la tasa de ISR es baja para las empresas, pues saben que se puede generar más riqueza, disminuir la pobreza, captar más impuestos, vía ISPT que ISR.

Y aquí viene la 2a gran mentira de AMLO. Denunció que Telmex, con margen operativo de utilidades del 50 por ciento, pagó en impuestos apenas el 8.9 por ciento; Kimberly Clark le entregó al fisco el equivalente al 6.3 por ciento de sus utilidades, pero hubo otros casos aún más escandalosos: Wal-Mart, el 2.4 por ciento; Grupo Alfa, el 2.3 por ciento, y Maseca, apenas el 1.3 por ciento. Para empezar, esos porcentajes son respecto a las ventas, y así no debe compararse. El ISR se paga sobre las utilidades, las ganancias, no los ingresos. Estoy seguro que AMLO sabe eso, pero adrede manipuló las cifras para presentar otra cara de la situación. ¿Así o más mentiroso?

Habría que recordarle a AMLO y a sus incondicionales seguidores que las ventas de una empresa no representan ganancias. Una empresa puede vender mucho, miles de millones de pesos, pero si sus gastos, sus costos, son mayores que sus ingresos (ventas) entonces tendría utilidad negativa, tendría pérdida. Y no pagaría ISR. De todos modos pagaría impuestos, recordemos que aquí en México también existe el impuesto a los activos, por lo que empresas en muy mala situación, con pérdidas, aún pagan impuestos sobre sus activos, lo cual es un inhibidor de las inversiones, de la creación de empleos. De hecho, aún con pérdidas, esas empresas generaron suficientes ingresos (ventas) para pagar sueldos, prestaciones e impuestos relacionados al trabajo. También pagaron sus otros costos directos (materiales, energía) y los indirectos (renta, depreciaciones, publicidad, gastos de ventas, etc.). Por eso es doble mentira decir que Telmex tuvo un margen operativo del 50% y pago impuestos "apenas" por el 8.9% de sus ventas. El margen operativo son las ventas menos los costos directos. Todavía hay que descontarle los gastos indirectos (publicidad, sueldos de personal indirecto, etc.), además hay que descontar las inversiones que hayan hecho, así como los intereses que hayan pagado por deuda. De lo que quede, a ese monto se le aplicaría el 30% de ISR. Y no recordemos el 10% del PTU, del reparto de utilidades, que para la empresa no es más que otro impuesto más.

Esta es la principal razón por la que me opuse en su momento, durante la campaña, a AMLO, siempre busca la confrontación, la división del país. Su discurso de que las empresas son los malos de la película y que son la causa de la pobreza de los trabajadores. Un discurso trasnochado, de fines del siglo XIX o principios del XX. Cada empleo que genera una empresa, es crecimiento para el país. Ese trabajador aumentará el consumo, comprará cosas, habrá derrama económica. Y cada empleo generado paga impuestos. Si, es cierto, hay muchas empresas que evaden impuestos, que pagan salarios bajos o que dan de alta a sus trabajadores en el IMSS con un sueldo bajísimo, no el real. Pero todo eso es causado por las lagunas que permite la complejísima ley fiscal de nuestro país. Entre más sencillas sean las reglas, más fácil es pagar y cobrar impuestos, auditarlos. Por eso es importante la reforma fiscal, por eso debe haber una sola tasa de IVA para todos los bienes y servicios, pues sería muy simple cobrar y auditarlo. Por cierto, para el gobierno, el Estado, es más fácil cobrar el IVA que el ISR. Una empresa puede tener pérdidas y no pagar ISR. Pero siempre tendrá que cobrarle a sus clientes el 15% de sus ventas. Y eso va directo al fisco. Pero ya sabemos lo que opina AMLO y los populistas sobre cobrar el IVA a alimentos y medicinas. Como si los más pobres compraran sus alimentos en tiendas establecidas o como si tuvieran acceso a medicina de patente.

Definitivamente lo que los mexicanos necesitamos son cursos básicos de economía, finanzas y administración de empresas en la secundaria. De tener esa información nuestro país sería una potencia y personajes como AMLO no estarían al frente del debate nacional.

Dany Osiel Portales Castro

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jueves, abril 05, 2007

 

El populismo de Ebrard

¿Así o más populista? Se ve que Ebrard tuvo al mejor de los maestros en el populismo.
No sé cuánto se están gastando en esas "playas" artificiales en el DF. Quizá nunca lo sabremos, con la falta de apertura informativa que se cargan en el DF. Y probablemente no sea mucho. Pero lo que haya sido, hubiese sido mejor invertido en mejorar la seguridad en el DF, sobre todo en época de vacaciones que los robos a casa habitación aumentan. Pero eso no habría salido en los medios, ¿o si?

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martes, abril 03, 2007

 

AMLO: Líder amoral del PRD

El PRD se encuentra frente a una disyuntiva tan importante que de ella depende su existencia. O se convierte en una oposición inteligente, responsable y con argumentos o se vuelve una oposición agria, la del "no" por sistema.

Trascendió que la estrategia de este instituto político en contra de las modificaciones a la Ley del ISSSTE fue preparada por Andrés Manuel López Obrador en conjunto con García Sáenz -en su tiempo, pésimo director general del IMSS- y algunos senadores. En realidad nunca se escucharon ni en la tribuna de la Cámara de Diputados ni en la de Senadores argumentos contundentes, pruebas irrefutables o hechos ciertos sobre la inconveniencia de la reforma.

A lo anterior hay que sumarle las movilizaciones callejeras, los enfrentamientos con la policía y los mítines de la Convención Nacional Democrática, en donde privó el desconocimiento sobre lo que se legislaba. En este último evento se destapó la verdadera intención del ex candidato presidencial, de formar un nuevo partido político, pues a fundadores del PRD, como Jesús Ortega, Jesús Zambrano o Amalia García, se les repudiaba.

No obstante lo obvio de las intenciones lopezobradoristas, es increíble que el partido siga sus designios, los cuales lo arrojan a una espiral de pérdida de preferencias electorales.

Por si esto fuera poco, en la última sesión antes de vacaciones, de la Cámara de Diputados, las legisladoras perredistas, en su inconformidad por no haberse logrado discutir en tribuna un punto de acuerdo sobre los hechos ocurridos en la sierra de Veracruz -en los cuales, supuestamente, un grupo de soldados mató a una anciana indígena-, tomaron la tribuna y mostraron carteles con consignas, para descalificar al Ejército Mexicano.

Los hechos ocurridos en contra de la indígena, de ser ciertos, me parecen, además de terribles, indignantes. En su caso, deben ser castigados por las autoridades correspondientes con toda dureza, pero descalificar la labor de las Fuerzas Armadas en momentos en los que se encuentran desplegadas por diferentes entidades de la República Mexicana para operativos en contra del narco, es un acto irreflexivo. Sobre todo porque se trata de un hecho aislado y no una constante.

El Ejército Mexicano es la última trinchera que tenemos para luchar contra la delincuencia organizada. No se puede generar miedo entre la población con respecto a la labor de las Fuerzas Armadas, pues de la cooperación entre sociedad y gobierno dependen los resultados de los operativos. Si falla nuestra última barrera en contra de los delincuentes, no habrá mañana una instancia de seguridad, arriba del Ejército. Sólo nos quedaría entrar al terreno de la fe y encomendarnos a quien más confianza le tengamos.

México necesita una izquierda progresista e inteligente. Que dé batallas en su ideología y en sus principios. Pero, por el otro lado, la izquierda mexicana se encuentra secuestrada por AMLO y su camarilla. Un grupo que perdió ya todo y le tiene sin cuidado estrellar al partido con tal de satisfacer su sed de venganza.

Los verdaderos perredistas deben actuar rápidamente en la recuperación del partido, pues de lo contrario van a pagar un altísimo costo en las elecciones intermedias de 2009. Sin embargo, lo deben hacer también por México, que necesita sus ideas y el equilibrio que constituye su tendencia. Antes se hablaba del líder moral del PRD, hoy, sin duda, tienen a su líder amoral.

Francisco Zea, Excelsior, 2 de abril 2007

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domingo, abril 01, 2007

 

El peje tiene razón

El mejor legado que puede dejar el gobierno de Calderón es crear las condiciones de desarrollo económico para evitar que alguien como López Obrador pueda aspirar a ganar una elección presidencial. En la medida en que el crecimiento económico genere mayor prosperidad entre los mexicanos, menos ciudadanos se sentirán cautivados por un discurso que incita a la confrontación social. El mayor éxito del Presidente Calderón sería cambiar las condiciones que hacen de México una república de privilegios.

Esta percepción de la realidad nacional no es un invento retórico del Peje. Las castas de favoritos y privilegiados coexisten en un mismo espacio geográfico con millones y millones de desposeídos. Estas injustas condiciones sociales son un pastizal seco para que el día de mañana, AMLO u otro redentor de masas provoque la chispa que inicie el incendio. Los mexicanos queríamos construir una democracia en un contexto de profundas desigualdades sociales, ya lo logramos. Mientras la mitad de los votantes mexicanos vivan en la pobreza, cada elección presidencial traerá la amenaza latente del populismo. En los comicios del 2006 nos salvamos por un pelito, ¿nos volveremos a salvar en el 2012?

El discurso de AMLO, el domingo pasado en el Zócalo, ofrece algunos antídotos para inmunizar a la democracia mexicana contra futuros profetas de la esperanza. El tabasqueño señaló que un grupo importante de empresas y empresarios están aliviados de las cargas fiscales que agobian a la mayoría de los contribuyentes mexicanos. El Peje tiene razón. Mientras las leyes tributarias avalen este régimen injusto, AMLO tendrá banderas para llenar plazas y argumentos para despertar la indignación popular.

La izquierda mexicana es muy buena para señalar errores, pero muy mala para proponer soluciones. Durante la campaña presidencial del año pasado, AMLO se agarró de enemigo público a un banquero que hizo mucho dinero con la venta de Banamex, en una operación bursátil perfectamente legal. El PRD criticó al banquero, pero nunca presentó una iniciativa para reformar la ley. El partido del sol azteca sirve para señalar las injusticias, pero no ofrece ninguna alternativa viable para remediarlas. Si el día de mañana un banco extranjero compra una institución financiera mexicana, el marco legal vigente permitiría que la operación pudiera ocurrir sin entregarle un solo centavo al erario.

Para los legisladores del PRD resulta más fácil tomar la tribuna de San Lázaro que proponer una reforma alternativa al ISSSTE o a las actuales normas fiscales. El gobierno de Calderón podría aprovechar la esterilidad legislativa del sol azteca para rebasar por la izquierda.

En Wall Street, los inversionistas que compran y venden acciones están acostumbrados a pagar impuestos por sus ganancias. Si la bolsa cae, los accionistas pueden deducir las pérdidas de sus tributos fiscales. Sin embargo, en el mediano y largo plazo, las bolsas de valores siempre tienden a generar más ganancias que pérdidas. Una eventual reforma fiscal tendría mucho más legitimidad popular, si incluye un impuesto a las ganancias en la Bolsa Mexicana de Valores.

No se trata de arruinar el dinamismo del mercado bursátil, sino de crear condiciones de mayor equidad en el sistema fiscal mexicano. Irlanda, una de las economías más liberales y abiertas del mundo, aplica una tasa de 20 por ciento a las ganancias de capital. Por cada peso invertido en la Bolsa Mexicana de Valores el 1 de diciembre del 2000, hoy se tendrían cerca de 4.5 pesos. Si nuestro país tuviera el mismo modelo tributario que Irlanda, el gobierno se hubiera quedado con 70 centavos y el inversionista se hubiera llevado a su casa 3.8 pesos. No parece un mal negocio.

Pagar impuestos es una calamidad. Sin embargo, una tasa razonable de 20 por ciento es un precio pequeño, si se compara al beneficio de mantener al Peje en el Zócalo y no en Los Pinos. El problema de fondo no es López Obrador, sino las condiciones de pobreza e injusticia que hacen posible su liderazgo.


Juan E. Pardinas, el Norte, 1o de abril 2007

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