domingo, septiembre 30, 2012

 

Reforma Laboral (las ventajas)

El día de ayer el pleno de la Cámara de Diputados aprobó una iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo. Conforme al proceso legislativo, el proyecto fue turnado a la Cámara de Senadores, la cual contará con un periodo de 30 días para pronunciarse al respecto.

Con base en la configuración de la Cámara de Senadores, es altamente probable que el proyecto sea aprobado, para luego ser sancionado y promulgado por el Presidente Calderón. Es decir, todo parece indicar que en breve contaremos con una nueva legislación laboral en México.

La reforma es de suma importancia para nuestro País, pues tiene que ver con la modernización de las normas aplicables a las relaciones entre los factores productivos.

Ya durante la Presidencia de Vicente Fox había sido incluida entre las llamadas reformas estructurales, que no pudieron ser consensuadas por cuestiones de carácter político. Próximo a concluir su sexenio, el Presidente Felipe Calderón eligió la Ley Federal del Trabajo como una de las dos iniciativas preferentes que se reconoce a su investidura.

Reformar la ley laboral no es tarea fácil. La problemática se centra en la divergencia que existe entre los intereses que defiende cada una de las fuerzas políticas.

No hay síntesis perfecta en un contexto político democrático en donde las mayorías prevalecen. Tal es el caso de la actual reforma, cuyo resultado es esperable con base en la mayoría que detentan en el Congreso los partidos que la impulsan.

Es indudable que la Ley Federal del Trabajo requiere ser reformada, pues su más reciente reforma sustantiva data de 1970. Durante esas cuatro décadas, México pasó de ser una economía cerrada a una de mercado, y de consumir y fabricar sus propios productos pasó a ser un importante exponente del comercio global. Además, todo ello en un entorno de gran desarrollo tecnológico y de cambio cultural hacia la competitividad y productividad. La ley se fue rezagando respecto a esa evolución y por ello la reforma es indispensable.

Resulta difícil calificar la pertinencia del contenido que se propone en este proyecto de reforma, pues depende de la perspectiva bajo la cual se analice. Sin embargo, bajo una óptica de desarrollo económico, aparecen aspectos que resultan beneficiosos para facilitar la generación de empleos y fomentar la productividad en los centros de trabajo.

Destacan las alternativas de contratación a prueba, de capacitación inicial y por temporada, que buscan otorgar mayor flexibilidad en el inicio de las relaciones de trabajo.

De igual modo, numerosas disposiciones buscan impulsar la cultura de la competitividad, al grado de que se establece la ampliación en el ámbito de acción de las comisiones de capacitación para incluir la productividad como parte de sus funciones, y en congruencia con lo anterior se privilegia en circunstancias de igualdad a quien tenga mejor desempeño, sustituyendo así el llamado escalafón ciego que hasta ahora privilegia únicamente la antigüedad.

Otros componentes importantes para los fines indicados son el límite de un año que se establece para la condena de salarios caídos en caso de despido injustificado, la simplificación para la entrega de los avisos de rescisión, y algunas modificaciones relevantes en torno al procedimiento laboral.

Algunas de las modificaciones propuestas conllevan un lógico desnivel en contra de los derechos de los trabajadores, por su propia naturaleza, pues al abrir la flexibilidad se restan en consecuencia ventajas adquiridas por aquéllos.

Sin embargo, contrario a lo que se sostiene en diversos ámbitos, los derechos fundamentales de los trabajadores no se ven afectados, pues éstos se encuentran comprendidos en el Artículo 123 constitucional y la reforma en cuestión se limita al ámbito de la Ley Federal del Trabajo. Por lo tanto, se mantienen intactos derechos fundamentales como a la afiliación sindical, a la negociación colectiva y a la huelga.

Además, se incluyen elementos que incrementan el nivel de protección de los trabajadores, como por ejemplo una regulación más estricta del llamado outsourcing, así como mayores medidas de seguridad para los trabajadores, y de flexibilidad para las madres trabajadoras. También se busca introducir sanciones más fuertes contra las empresas que no cumplan con la ley.

Por último, hubo aspectos que, habiendo sido propuestos en forma intensa, fueron finalmente excluidos del proceso de reforma; destacan en particular los relativos a la transparencia, democracia y rendición de cuentas de los sindicatos. Esto era de esperarse dada la configuración política del Poder Legislativo.

Independientemente de las críticas hechas por algunos sectores al proyecto de reforma, éste deberá traer consigo un incremento en el empleo formal, lo que se traducirá en un mejoramiento de las condiciones de vida de los mexicanos.

Carlos Leal-Isla Garza
carlos@lealisla.com.mx
El autor es presidente de la Barra Mexicana Colegio de Abogados, Capítulo Nuevo León.

miércoles, septiembre 26, 2012

 

Detalles (reforma laboral)

"Primero establece tus hechos; después, puedes distorsionarlos tanto como quieras". Mark Twain

¿Empobrece a los trabajadores el pago por hora?

No. La iniciativa laboral del Presidente Calderón simplemente permite el trabajo de tiempo parcial. Trabajar menos horas implica una remuneración proporcionalmente menor. ¿Por qué habría de querer alguien trabajar menos de un tiempo completo? Muchos, particularmente estudiantes y madres, quieren esos empleos.

¿Elimina la iniciativa las prestaciones a través de los contratos de prueba, capacitación o temporada?

No, todos los contratos obligan al pago de seguridad social y prestaciones.

¿Desecha la iniciativa la antigüedad como criterio de ascenso laboral?

La propuesta elimina el requisito de que la antigüedad sea el único criterio de ascenso en un contrato laboral. Las empresas con contratos colectivos están hoy obligadas a dar ascensos a los trabajadores con más antigüedad. La nueva ley daría la posibilidad de escoger a los mejores o a los más productivos.

¿Limita la ley el derecho de huelga?

El derecho a la huelga no, pero sí la posibilidad de prolongarla de manera indefinida. La ley considera la huelga como un instrumento de negociación y no un arma para extorsionar o destruir a una empresa. Después de 60 días en empresas de servicios públicos y 120 en las demás, la disputa sería sometida a un arbitraje obligatorio.

¿Legaliza la iniciativa la subcontratación de trabajadores?

No. La subcontratación ya es legal en México. Recurren a ella no sólo las grandes empresas, sino también entidades de izquierda como el Gobierno del Distrito Federal y la Asamblea Legislativa. La iniciativa regula la subcontratación y garantiza que la empresa contratante sea responsable solidaria de los compromisos asumidos por la subcontratante. La iniciativa da mayor protección a los trabajadores.

¿Limita la iniciativa los salarios caídos?

Cuando hay un conflicto laboral, la ley limita a un año los salarios caídos. La actual situación promueve la prolongación indefinida de los litigios laborales y genera pasivos que con frecuencia destruyen a las empresas pequeñas.

¿Promueve la ley la democracia sindical?

Da un paso adelante al obligar a los sindicatos a tener elecciones internas por sufragio libre y secreto.

¿Impulsa la rendición de cuentas?

Hace obligatorio que los sindicatos rindan cuentas a los trabajadores, cuando menos de las cuotas que se les descuentan. También obliga a los sindicatos con más de 150 trabajadores a tener una contabilidad auditada. No obliga, sin embargo, ni a la transparencia en el manejo de otros recursos ni a que su contabilidad sea pública, ni siquiera para los sindicatos de entidades públicas.

¿Llevará la nueva ley a un auge en la creación de empleos formales?

Es poco probable. La legislación mexicana sigue castigando la inversión y la formalidad, por ejemplo, a través de los altos costos de la seguridad social. La iniciativa laboral, sin embargo, es un paso adelante.

¿Qué es la cláusula de exclusión?

La que obliga a una empresa a despedir a un trabajador sin indemnización porque éste es desplazado del sindicato. La iniciativa haría ilegales estas cláusulas de exclusión de los contratos laborales.

¿Cuáles son los principales problemas u omisiones de la iniciativa?

La propuesta no elimina el apartado B del Artículo 123, por lo que sigue habiendo mexicanos de primera y de segunda. No da libertad a los trabajadores para abstenerse de ingresar a un sindicato. No prohíbe la discriminación laboral como la que vemos en anuncios de empleo en que se descarta a solicitantes mayores de 40 años.


Autonomía
Dice Manlio Fabio Beltrones que al purgar la reforma laboral de disposiciones sobre la democracia interna y la rendición de cuentas de los sindicatos se está preservando la autonomía sindical. Más bien se garantiza que los líderes puedan seguir eternizándose en el poder y apropiándose del dinero de los trabajadores.

Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
 

miércoles, septiembre 19, 2012

 

Reforma Laboral

"El trabajo es un derecho y un deber sociales. No es un artículo de comercio". Iniciativa presidencial de reforma laboral

 

México tiene una legislación laboral esquizofrénica. Ofrece amplísimos derechos laborales que deberían haber creado un paraíso para los trabajadores, pero en realidad han hecho ricos a los líderes sindicales, han mantenido bajos los salarios y han condenado a millones a la informalidad.

El cambio económico no puede provenir solamente de la ley laboral. De nada sirve contar con una excelente legislación -que no tenemos- si no hay condiciones para la inversión productiva, que es la única forma de generar empleos.

 

Los mexicanos tenemos una anticuada Ley Federal del Trabajo, promulgada en 1970, que junto con la de Turquía es la más rígida de la OCDE. La legislación fue hecha, supuestamente, con el propósito de defender los derechos de los trabajadores, pero el resultado ha sido ofrecer una protección artificial a quienes ya tienen trabajo afectando en cambio a quienes no lo tienen. Esta legislación es en buena medida responsable de la creciente informalidad en el empleo de nuestro país, así como de la falta de oportunidades laborales para los jóvenes y los mayores de 40 años.

 

La actual Ley Federal del Trabajo contiene 1,010 artículos. La iniciativa presidencial modifica 320. Pese a los cuestionamientos, no hay muchas diferencias entre la propuesta del Ejecutivo y la del PRI. Ambas consideran formas modernas de contratos de prueba, de capacitación inicial y de temporada. Las dos establecen reglas para la subcontratación, el outsourcing, que crean una responsabilidad solidaria de la empresa subcontratante. Las dos aportan incentivos para promover, en vez de castigar, la productividad.

 

La gran diferencia tiene que ver con la democracia interna y la transparencia de los sindicatos. En la propuesta del Presidente las elecciones sindicales deben realizarse con voto libre, directo y secreto. Esto pondría fin a las votaciones a mano alzada en que se impide el sufragio a favor de candidatos de oposición. La iniciativa presidencial también obligaría a los sindicatos a informar a sus afiliados de cuando menos el uso de sus cuotas y haría que las contabilidades de los sindicatos con más de 150 trabajadores fuesen dictaminadas de manera profesional.

Los líderes sindicales se oponen a la iniciativa del Presidente porque la situación actual les ha permitido permanecer eternamente en los cargos de dirección y enriquecerse utilizando como propios los fondos de sus organizaciones. Si hubiera elecciones internas democráticas, muchos no podrían mantenerse en el poder; y si hubiera una real rendición de cuentas, ya no podrían enriquecerse a costa de los trabajadores.

 

A mí me parece que la iniciativa presidencial se queda corta. Los sindicatos deberían estar obligados a tener elecciones bajo la supervisión de instituciones profesionales independientes, como el IFE, y sus cuentas deberían ser obligatoriamente públicas. Debería ser una falta muy grave robarse el dinero de los trabajadores. Pero ni siquiera el presidente de la República se ha atrevido a proponer una legislación que con este vigor defienda los intereses de los trabajadores ante los abusos de los líderes.

 

Lo más probable es que el Congreso debilite la iniciativa presidencial. Por mucho que se nos hable del nuevo PRI, los líderes sindicales siguen teniendo una influencia desproporcionada dentro del partido. Aceptarán, quizá, una iniciativa que mejore la productividad del país, pero no una que toque su poder o sus bolsillos.

 

Sergio Sarmiento


domingo, septiembre 16, 2012

 

Nacionalismo (trasnochado)

"Amo demasiado a mi país para ser nacionalista". Albert Camus

Qué bueno que ya no tenemos encima las celebraciones del Bicentenario de la Independencia, que ya no tenemos que desperdiciar tiempo y dinero en desfiles de carnaval, festivales deportivos en el Paseo de la Reforma o estelas iluminadas. Quizá ahora tengamos oportunidad de reflexionar seriamente sobre el sentido de la Independencia.

México es una nación profundamente nacionalista. En principio esto no debería ser malo. El problema es que hemos utilizado desplantes patrioteros para ocultar nuestros errores y la perversión de un sistema político que se ha convertido en el principal obstáculo para el desarrollo.

La guerra de Independencia fue iniciada por criollos y respaldada por mestizos e indígenas. Unos y otros, sin embargo, tenían propósitos distintos. Los criollos buscaban la independencia política; les irritaba no tener una influencia política congruente con su poder económico. Para los mestizos e indígenas la exigencia era muy distinta: querían simplemente un mejor ingreso para reducir o acabar con su pobreza.

La Independencia creó una nueva casta dirigente, preponderantemente criolla, pero no dio a los pobres el mejor nivel de vida al que aspiraban. México vivió un largo periodo de estancamiento económico de 1810 a 1880. Todos los líderes políticos y militares se creían con derecho a ocupar la Presidencia y la buscaban a menudo por la fuerza de las armas. El Gobierno central era débil y los bandidos en los caminos hacían imposible el comercio. Tuvo que llegar el Gobierno fuerte de Porfirio Díaz para que el País volviera a conocer el crecimiento económico.

Las tres décadas de gobierno de don Porfirio son vistas hoy con desprecio, pero fueron un periodo de expansión económica. Con la Revolución de 1910 el crecimiento volvió a trastabillar. Tuvieron que llegar los tiempos del partido único para que el País creciera de nuevo. Sin embargo, a partir de la década de 1980 el Producto Interno Bruto per cápita se ha estancado.

Si bien el mexicano promedio es hoy más próspero que el de 1810 o que el de 1910, el País se ha quedado rezagado ante España, Estados Unidos y otros países. Las guerras de Independencia y Revolución sirvieron fundamentalmente para quitar el poder a algunos y dárselo a otros. No sentaron las bases para un crecimiento que permitiera satisfacer esa exigencia de un mejor nivel de vida que llevó a mestizos e indígenas a unirse a la guerra de independencia de los criollos.

Los sueños que algunos grupos políticos de nuestro País siguen teniendo de recurrir a una revolución violenta para construir una verdadera justicia social están condenados al fracaso. Lo que nos demuestra la experiencia en México y el mundo es que las revoluciones provocan primero un desplome del crecimiento y después gestan una nueva clase gobernante, usualmente tan abusiva como la anterior.

Si realmente queremos cumplir el sueño ancestral de dar un mejor nivel de vida a los pobres, el camino debe ser otro. Debemos abrir la economía, fortalecer la inversión, garantizar los derechos de propiedad y otras garantías individuales, mejorar la calidad de la educación y volver a México mucho más eficiente y productivo.

El nacionalismo tiene poco sentido si no ayuda a combatir la pobreza. Los mexicanos hemos dejado que la clase política utilice una burda forma de patrioterismo para defender políticas, como la prohibición a la inversión privada en energía, que nos mantienen en la miseria. Ha llegado el momento en que descartemos los viejos juegos de poder de la clase criolla para atender el viejo y justo reclamo de mestizos e indígenas por construir una sociedad más próspera.

Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
 

martes, septiembre 11, 2012

 

Por una nueva izquierda

Si no fuera un asunto serio podría uno reírse. Un legislador del PRD, Martí Batres, lanzó una iniciativa de ley que criminaliza las encuestas. Leyó usted bien. Aquel que difunda encuestas de intención de voto antes de las elecciones debería ir a la cárcel. Ésos son los demócratas de nuestra izquierda. Convencido, como su líder AMLO, de que el 70 por ciento de los electores somos estúpidos, masoquistas o manipulables, el legislador cree que los mexicanos no somos aptos para recibir información de lo que piensan los otros mexicanos. En la mejor tradición estalinista propone censurar, para que la información sea restringida y administrada por el soviet supremo. Igual que en Cuba o Corea del Norte. Vuelta atrás en la historia de por lo menos 50 años.

Comprender que las encuestas y la democracia van de la mano está fuera de su alcance. Dónde están las de Cuba, por poner un ejemplo. El hecho de que las sociedades que viven en libertad estén fincadas en el libre flujo de información sin limitaciones estatales resulta anatema para el legislador. Por lo visto está fuera de sus horizontes intelectuales y culturales imaginarse cómo operan las sociedades en libertad. Valdría la pena que el Legislativo le pague a este legislador los trámites de su pasaporte y lo envíe a darse una vuelta por el mundo. Quizá así se percataría de que piensa como en el paleolítico primero.

Lo grave del asunto es que este dinosaurio retrata de cuerpo entero el porqué profundo de la crisis de la izquierda en México. En un país con una enorme injusticia social, en un país donde las leyes fiscales no modifican la desigualdad, en un país donde las diferencias siguen siendo abismales, en un país necesitado de propuestas justicieras modernas y no ideológicas y con olor a naftalina, la izquierda se sigue dando contra la pared. Lo primero sería leer la realidad. Setenta por ciento de los electores votó por otras opciones. En pocas palabras votó contra las alianzas de la izquierda. El 70 por ciento prefirió al desgastado PAN o al PRI de mala fama histórica que a la izquierda. Los masoquistas, para recordar la expresión de AMLO, fuimos muchos. ¿Por qué?

La respuesta es triste. Desde la ruptura en el PRI de Cuauhtémoc Cárdenas hace un cuarto de siglo, la izquierda ha sido incapaz de construir una alternativa discursiva sólida y moderna. Dos grandes líderes y caciques le dieron vida, votos y dinero a la izquierda: Cárdenas y AMLO. Especialista en destruir instituciones y no en crearlas, esa izquierda apostó al mismo juego: apostar al gran líder que los lleve a Los Pinos. A diferencia del PAN que apostó primero a la periferia y desde allí llegó al centro, la izquierda decidió caminar a la inversa. Con toda la tela de injusticia social que está frente a los ojos de cualquier mexicano, hoy la izquierda no convence más que al 30 por ciento del electorado. Pero hay más.

El dinosaurio priista logró reinventarse y venderse muy bien: pasó de ser, hace una década, el partido con la peor reputación a ser hoy el que ostenta la mejor. Cuando algunos se preguntan cómo es posible el retorno del PRI, parte de la explicación radica en el desastre de la izquierda. Su caciquismo institucionalizado compite codo a codo con el viejo priismo. Por si fuera poco los jóvenes no votaron por la izquierda. Será acaso que son menos inquietos que hace medio siglo, o quizá la contrahecha oferta de la izquierda entre lo institucional y lo subversivo -contrario a las instituciones- no los convenció.

La ambigüedad de los líderes perredistas trae factura. Por fin, ¿fueron elecciones limpias o no lo fueron? Lo que no se vale es cobrar del presupuesto durante años y salir a escupirle al proceso electoral por la evidente razón de haber perdido. Claro, ahora su democracia exige desaparecer a las encuestas. Si hubo ilegalidades, por qué no las denunciaron a tiempo. ¿No han comprendido que esa sociedad injusta opera en una economía abierta que espera modernidad en la vida política? Las generaciones post-TLC son hoy mayoría. La sociedad abierta en lo económico y lo político por fortuna se ha instalado en la mente de millones de mexicanos. México es hoy otro y la izquierda ignorante y autoritaria no lo ha entendido.

Aplaudo que la ruptura entre AMLO y el PRD esté en puerta. Muchos mexicanos apoyarían -apoyaríamos dijo el otro- a una nueva izquierda moderna, abierta, más informada o menos ignorante, que no se ufane de no tener pasaporte y no conocer Nueva York, que sea capaz de entender el Índice de Gini que mide la desigualdad y de aceptar cuáles son las medidas que se tienen que adoptar para disminuir la pobreza y generar una sociedad más justa.

Ni el perseguidor de las encuestas ni AMLO caben en ese nuevo mundo al que pertenece México por propio derecho. Sus locuras e imaginerías le han causado un enorme daño a la izquierda y al país. Bienvenida la ruptura, ojalá dé nueva vida a los verdaderos progresistas.
 
Federico Reyes Heroles
 

miércoles, septiembre 05, 2012

 

Votos por dinero

"Solamente lo barato se compra con dinero". Popular

¿Realmente piensas que no se compraron votos en la elección del 1 de julio?

No, para nada. Creo que sí hubo compra de votos, como en todas las elecciones que recuerdo. He escuchado acusaciones en contra de los tres principales partidos, pero no veo forma de comprobarlas. En un sistema de sufragio secreto -como decía Arturo Núñez, Gobernador electo de Tabasco- demostrar la compra de votos es imposible. ¿Cómo probar que fueron comprados uno, 10 mil, 5 millones o 50 millones de votos? La propia imprecisión de las pruebas del Movimiento Progresista demuestra la dificultad de hacerlo. Quizá por eso la ley no considera la compra de votos como causal de nulidad de la elección.

¿Por qué tenemos un sistema en el que las acusaciones de gasto indebido de campaña o aportaciones ilegales se ventilan después de la declaración del Presidente electo?

Así ocurre en muchos países democráticos. En Francia, por ejemplo, las acusaciones contra Nicolas Sarkozy por presuntamente haber recibido en la campaña de 2007 aportaciones ilegales de Liliane Bettencourt, la heredera de L'Oréal y la mujer más rica de Francia, apenas están siendo investigadas. No hubo tiempo antes de que tomara protesta como Presidente y la inmunidad de la que goza el Presidente de Francia impidió que lo fuera cuando estuvo en el Elíseo. Por eso las investigaciones formales han empezado en este 2012, cuando ya ha concluido el mandato de Sarkozy.

¿No se usaron las tarjetas de Monex y de Soriana para comprar votos?

No he visto hasta el momento pruebas de ello, aunque se advierte una triangulación de recursos entre el PRI y empresas fantasma en el caso de Monex (que podría deberse a otras razones). Me parecería, de hecho, bastante ingenuo que el PRI, o cualquier otro partido, utilizara tarjetas electrónicas -que dejan rastro- para la compra de votos. La mayor parte de la compra de sufragios debe haberse llevado a cabo la vieja usanza, con efectivo o con productos como láminas y costales de cemento que no dejan huella electrónica.

¿Por qué se valida una elección en la que, al parecer, hay compra de voto?

En primer lugar, porque lo dice la ley, que determina que la compra de voto no es causal de nulidad de una elección presidencial. Pero la razón de fondo es que es imposible determinar cuántos votos fueron comprados y por qué partidos.

¿Habría que cambiar la ley para que la compra de votos fuera causal de nulidad?

Subsistiría el problema de demostrar la compra. El problema de fondo de las pruebas aportadas por el Movimiento Progresista es que no comprueban realmente la adquisición de votos. Por otra parte, si se establece la compra como causal de nulidad, se generaría una industria de acusaciones falsas en todas las elecciones. Siempre habría testigos dispuestos a declarar que recibieron dinero o beneficios a cambio de su voto. Ninguna elección tendría triunfador.

¿Hay que cruzarse de brazos ante la compra de votos?

No necesariamente. La ley establece que la compra de votos es un delito y contempla castigos pecuniarios o corporales. Por lo pronto la Fepade tendrá que considerar todas las acusaciones que se han presentado y enjuiciar a los presuntos responsables. Pero no podemos cerrar los ojos al hecho de que la mayor parte de las acusaciones no pueden comprobarse legalmente.

¿Hace la compra de votos a México un país menos democrático?

Definitivamente. Pero el problema no se resuelve con más legislación. De hecho, buena parte del problema electoral de nuestro País surge de un exceso de leyes. En México tenemos una democracia sin demócratas. No importa cuántas leyes existan si los políticos no las respetan pese a haberlas creado.

Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
 
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El problema de la compra de votos, de voluntades, ya sea con dinero en el momento o con promesas vanas, se acabará cuando los partidos ya no tengan financiamiento público. Que sean los militantes y simpatizantes de los partidos quienes los mantengan. Obviamente que se mantenga la legislación respecto a la fiscalización, y que no haya aportaciones de personas morales (empresas) y que sólo puedan aportar personas físicas mayores de edad, hasta un límite de $100,000 pesos por persona por año, y que sea deducible de impuestos. Los partidos estarían obligados a entregar un recibo a todos los que aporten, con nombre completo, dirección y RFC, para fiscalizar todo el dinero que reciban. De esa manera, les aseguro que se acaba la compra de votos, se acaba el dinero sucio, del crimen o del Erario, en las campañas. ¿Legislarían algo así los partidos, la partidocracia, en el Congreso?
 

lunes, septiembre 03, 2012

 

La piqueta de la deslealtad

El jueves pasado no hubo en TV nada más divertido que escuchar la transmisión en directo de la sesión en que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) analizó los cientos de cuartillas de la queja hecha por PRD, PT y MC para anular la elección del 1 de julio, y nada más en lo referente a la Presidencia de la República.

En cuanto a senadores, diputados y gobernadores elegidos el mismo día, bajo las mismas autoridades de casilla (vecinos dos veces sorteados), el voto fue inmaculado. Los nuevos diputados que se embolsarán 195 mil pesos al mes, y gasolina, boletos de avión, comidas, se plantaron muy orondos con sus carteles "NO a la imposición". ¿Alguien me lo puede explicar? El PRI pagó nada más para robarse la Presidencia, pero… ¿no le alcanzó el dinero para robarse el Congreso y las gubernaturas si compró tan barato como son una carga de celular, una tarjeta de descuento, un chivo y dos guajolotes?

El Tribunal, por TV e Internet, en vivo y en directo, desmontó prueba por prueba, punto por punto, ley por ley, inciso por inciso para demostrar, dijo el ministro Flavio Galván, que algunas pruebas aportan "indicios leves", otras "no son ni siquiera indicios". Y remata: Los argumentos de la queja son "vagos, genéricos e imprecisos", pues ni siquiera señalan "circunstancias de tiempo, modo y lugar". Fue divertida la lectura de tonterías arrimadas por AMLO (con redacción digna de Elba Esther) y su Movimiento Progresista, que desde el nombrecito mismo huele a naftalina y siglo XIX. La Peje-queja tocó fondo al escribir PRD en vez de PRI en una acusación. Los ministros suplieron la falta por lástima. "Suplir la falta" llaman los abogados a la acción de una autoridad que, de buena fe, no se atiene a la letra del demandante pues resultan notorias su ignorancia, sus pocas luces y su profunda estupidez: "No, señor, usted escribió esposa pero entendemos que quiso decir suegra".

El ministro Flavio Galván, antes de que la transmisión se trabara por exceso de audiencia, se refirió, con la mayor seriedad, a las varias pruebas certificadas por notario: Que la señora S había sabido que en la casa C se había cometido el ilícito M: "Y el señor notario certifica que la señora S dijo lo que dijo…". Luego 22 personas declaran al notario que a, b, c… Comenta el ministro: "Con todo respeto para el señor notario, pero aquí dice que las 22 personas dijeron lo que dice que dijeron, luego ¿hablaron a coro?" Carcajada nacional.

El notario da fe de dos paquetes que contienen tarjetas de la empresa Soriana, certifica que están sellados, por tanto "no fueron ni siquiera repartidas". El señor notario abre un paquete y describe una tarjeta. El tema interesante, señala el ministro, es que corresponden a un convenio entre dicha empresa y la CTM, Confederación de Trabajadores de México, firmado en 2010. Zas.

Sigue el ministro: El señor notario certifica que le han mostrado algunos semovientes: hay dos guajolotes que, le dicen, fueron regalados en Guerrero con el fin de comprar votos a favor del candidato del PRI [descontemos dos votos a los casi 20 millones de votos por Peña Nieto, propongo yo]. Certifica que allí están los guajolotes, así como un chivo. No indica "circunstancias de tiempo, modo y lugar" en que fueron utilizados en el ilícito electoral denunciado. O sea, el notario certificó que le decían lo que le decían, —concluye el ministro. El Tribunal desecha la queja por unanimidad.

Pero la risa se congela al razonar que no estamos jugando al "a ver si algo pega": los siete ministros destinaron varias semanas a leer unas 500 páginas de la queja: una demanda pergeñada con las patas, con enredos de sintaxis, hasta con PRD donde querían decir PRI, con señalamientos tipo: "Dijo que le dijeron que habían visto…" Esa burla frívola al Tribunal, ¿quedará impune?

Y aún peor: una institución, el IFE, que en el año 2000 nos llenó de orgullo a los mexicanos, con calidad para que del extranjero le pidieran asesorías, ha sido derruida por la piqueta de la deslealtad, mala fe y dolo que sembraron sospecha en el campo fértil del mexicano: el fraude, tradición de todo el siglo XX, había vuelto. El daño producido por López Obrador, aplicado discípulo de un PRI que no admitió derrota en 70 años, tardará una generación en repararse. La confianza se gana con dificultad y se pierde con un solo golpe. Y el que dio López fue mortal.

¿Quedará impune el canalla?

Luis González de Alba


domingo, septiembre 02, 2012

 

Prioridades Nacionales

Borges dijo alguna vez que "México vive obsesionado por la contemplación de la discordia de su pasado". Ahora podría agregar "y de su presente". Siempre hubo algo falso y simplificador en reducir la historia nacional a la querella entre indígenas y españoles, realistas e insurgentes, conservadores y liberales, reaccionarios y revolucionarios. Hoy parecemos estar detenidos en dos versiones encontradas sobre el destino de México: la que comulga, y la que no comulga, con López Obrador.

Por casi seis años la dicotomía ha sido paralizante y opresiva. También omnipresente. Nos desayunamos, comemos, cenamos y hasta soñamos con ella. Debemos superarla. El mexicano común, el que no vive obsesionado en la contemplación del pasado, sino en las urgencias del presente y las angustias del futuro, tiene otras prioridades, que son las verdaderas.

Ante todo, espera que vuelva la paz interna y con ella la posibilidad de recorrer los caminos, las calles y las plazas del País sin temer un asalto; de atender un pequeño negocio sin sufrir una extorsión; de dormir sin zozobra por la seguridad física de los hijos. Acotar la violencia criminal llevará años, quizá generaciones, y requerirá la convergencia eficaz de muchas medidas públicas. Pero requerirá también de un imprescindible consenso nacional contra el crimen que hasta ahora, increíblemente, no existe, porque la interminable discordia política distorsiona su sentido y aplaza su realización.

Otra prioridad nacional es el crecimiento. Aunque el País crece más que las maltrechas economías europeas y aun que Estados Unidos, la pobreza de decenas de millones de compatriotas es nuestra lacra histórica. Si logramos crecer dos dígitos más, la pobreza podría paliarse, habrá empleo y decaerá la delincuencia. Por añadidura, según diversos órganos especializados, el contexto internacional es inusualmente propicio. Hay que actuar con resolución, como China o India actuaron en su momento, pero el obstáculo no está en los fines, sino en los medios. Y allí topamos, una vez más, con la discordia presente.

Un sector amplio de la sociedad reclama la aprobación de reformas estructurales en diversos ámbitos como el laboral y el energético. La izquierda, en términos generales, se opone a ellas. Su postura no es homogénea. Hay voces que declaran su admiración por el modelo venezolano (y aún por el... ¡norcoreano!), mientras que otros voltean con interés hacia el brasileño, donde tres presidencias venidas de la izquierda más pura y dura -la de un ex teórico marxista, un aguerrido líder sindical y una ex guerrillera- han instrumentado exitosos programas de modernización. ¿Por qué no tomó esas banderas nuestra izquierda? Por el apego a un nacionalismo, estatista y doctrinario.

¿Por qué no avanzaron las reformas en tiempos de Calderón? Primero, por el veto de López Obrador; más tarde por el frío cálculo del PRI. Ahora que el PRI -según se ha dicho- buscará impulsarlas, habrá que ver si las querellas políticas lo permiten. Si en el PAN prevalece un deseo de revancha, si prende aún más la protesta social de AMLO y si la izquierda parlamentaria cierra filas con él, las reformas, sencillamente, no pasarán. Y una vez más, la discordia política habrá cerrado la oportunidad de crecimiento.

¿Cómo abrir el candado? El pasado autoritario no ofrece ya fórmulas aplicables. Con la pluralidad del Congreso, la autonomía de la Suprema Corte y la libertad de prensa, no hay lugar para "Quinazos" o para la imposición automática y vertical de ninguna reforma. Tampoco cabe esperar un puente de diálogo con la corriente que representa López Obrador. Su divisa no es la violencia física, sino la descalificación ideológica basada en una superioridad moral que, a pesar de ser autoproclamada, cuenta con la fe de sectores muy amplios de opinión. Esa corriente no se avendrá jamás a trabajar dentro del presente marco institucional: para ella, la Presidencia es ilegítima, el Congreso -nacido de la misma elección- es parcialmente espurio, los jueces son corruptos. En cuanto a las voces disidentes, quienes no están con AMLO están contra él, están contra "el Pueblo" encarnado en él.

El próximo Gobierno puede atenuar la discordia si acredita en los hechos la transición democrática interna en el PRI. Será difícil, dada la persistencia de sus dinosaurios sindicales y caciquiles. La misma elección que dio el triunfo a Peña desembocó, paradójicamente, en un referéndum reprobatorio del PRI. Aquí, por buenas razones, la historia remota y reciente pesa mucho. Las tres iniciativas propuestas (dar un rango nacional al IFAI, crear una comisión ciudadana contra la corrupción y establecer un órgano regulador de la publicidad oficial) parecen razonables, pero sólo como inicio de un proceso que, de llevarse a cabo, tomará el sexenio entero. Un buen Gobierno es la mejor refutación a una Oposición cerrada e irreductible.

Otro factor crucial será la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Si miramos nuestra historia, nunca ha sido buena. En largos trechos ha predominado el Ejecutivo, en periodos más breves el Legislativo, pero no han sabido trabajar juntos. Deben hacerlo para encarar los problemas que nos abruman. El Congreso necesita legitimar su función. El ciudadano repudia los circos parlamentarios.

Pero superar el pasmo es tarea de todos. Debemos dejar de vernos en el espejo discordante (y narcisista) de nuestro pasado remoto y reciente. Hay que abrirnos a la visión madura de las cosas, que es siempre plural y compleja. No conozco mejor camino que debatir públicamente sobre las prioridades nacionales. Hacer que pesen más las razones que el encono.
 
Enrique Krauze

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