sábado, febrero 19, 2022

 

AMLO y el abuso del poder

Fue el peor día en la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

 

El viernes 11 de febrero en su "mañanera" el Presidente mostró una pantalla gigante con faltas de ortografía y con el supuesto salario del periodista Carlos Loret de Mola. Esto ocurría poco después de que éste y la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad mostraran un posible conflicto de interés en la familia presidencial.

Vimos desde Palacio el ataque a un periodista que lo había cuestionado. Y a un Presidente que, por primera vez en sus tres años de gobierno, perdía el control de la conversación en el País.

 

El Presidente ha negado en múltiples ocasiones que haya "conflicto de intereses" en su familia. "No es conmigo, ni tampoco mis hijos, es una reacción conservadora, golpista, en contra de que se lleve a cabo un verdadero cambio en el País". Sus familiares también han negado categóricamente las acusaciones.

AMLO tiene el derecho a réplica, a defenderse y, por supuesto, a cumplir sus seis años en la Presidencia. Pero no se vale utilizar los recursos del Estado y de su posición para atacar a un periodista publicando datos personales protegidos por la ley. Eso es abuso de poder.

Expertos fiscalistas consultados por Grupo REFORMA aseguraron que AMLO "violó el secreto fiscal que obliga a los funcionarios a guardar secrecía sobre información de los contribuyentes del país".

 

Además, AMLO ha tratado de distraer la atención de toda esta controversia atacando a otros periodistas que cuestionan su Gobierno, aun cuando los cuestionamientos no tengan que ver con asuntos de su familia.

Esta técnica de comunicación no es nueva. Es lo que en inglés se llama block and circle. Bloqueas o evades un tema, le das la vuelta y hablas de otra cosa. AMLO se ha vuelto el maestro de esta técnica.

 

Pero al final siempre fracasa. Si algo he aprendido de periodismo en cuatro décadas es que si un gobernante trata de evadir un tema y distraer la atención con otras cosas, los periodistas insistirán con sus preguntas hasta que haya una explicación clara y convincente. Y si algo debe saber AMLO de política es que la única manera de resolver una crisis es de frente, no negándola o escondiéndose.

 

Sus ataques a la prensa ocurren en un momento terrible. Desde que López Obrador llegó al poder han asesinado a 30 periodistas, según el grupo Artículo 19. De seguir así, será el sexenio más violento del siglo para los reporteros mexicanos.

Por eso la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) le pidió al Presidente que "evite ataques, agresiones e insultos que terminen otorgando carta blanca a la delincuencia para acallar a quienes denuncian el avance del narco y la corrupción".

 

Las recientes protestas de periodistas ante el Presidente -negándose a hacerle preguntas en el Palacio Nacional y gritando "¡Presente!" tras nombrar a los periodistas asesinados en Tijuana- son una reacción a la incapacidad del Gobierno para protegerlos. Y un valiente reto. Algo se rompió en México.

AMLO ha fracasado en su principal responsabilidad como Presidente, que es proteger la vida de los mexicanos. Ya van más de 105 mil asesinatos durante su Gobierno. Somos muchos los periodistas que criticamos duramente a los Gobiernos que precedieron a AMLO y ahora nos toca mantener la misma actitud con él. Así es el periodismo independiente.

 

El Presidente no comprende que la labor de la prensa es ser contrapoder. Cuando él era oposición, estuvo de nuestro mismo lado. Pero ya no. Tengo esa vaga sospecha de que si AMLO fuera oposición se estaría quejando de lo mismo que nosotros. Pero el poder lo cambia todo.

El abuso de poder de los Presidentes ha plagado la historia de México. Y AMLO no es la excepción. Quizás porque nadie les dice que no.

Pero así como AMLO quiere cambiar la historia, los mexicanos también queremos un cambio y ése consiste en evitar que otro Presidente más abuse flagrantemente de su autoridad.

 

A nadie se nos olvida de dónde venimos. Bastante tuvimos con los brutales 71 años del PRI. No más.

Por eso ha sido tan masiva y alentadora la reacción a los excesos autoritarios de AMLO, al menos en redes sociales. La democracia les ha salido muy cara a los mexicanos y ya no hay espacio ni tolerancia para abusos. Todos la queremos cuidar.

 

Todos somos México.

 

Jorge Ramos Ávalos

 


lunes, febrero 14, 2022

 

Asunto personal

Una característica de la personalidad narcisista es que todo lo compara consigo mismo. Este 11 de febrero, cuando arremetió contra Carlos Loret de Mola, el presidente López Obrador se quejó: "Gana más que yo... Pero miren cuánto gano yo, bruto anual, 2 millones 11 mil, y él gana 35 millones 200, o sea, que él gana como 15 veces más que yo". Se preguntó si el periodista paga impuestos: "Entonces, voy a pedir que me den la información a detalle sobre esto... Y lo hago porque está de por medio la transformación. Esto no es un asunto personal, yo estoy bien con mi conciencia".

 

No es la primera vez que AMLO compara su honestidad personal con la corrupción de "nuestros adversarios". Este viernes pasado declaró: "Represento, junto con muchos, un movimiento de transformación para acabar con la corrupción en México y para acabar con las injusticias en este país". Su ira justiciera, sin embargo, lo llevó a transgredir un límite importante, al difundir información privada de un periodista y pedir a las autoridades fiscales que lo investiguen.

 

"Esto es lo que gana Loret", dijo, mientras presentaba una lámina, con faltas de ortografía, en la que comparaba sus ingresos con los que el periodista supuestamente obtuvo en 2021 de seis fuentes distintas. ¿De dónde venía la información? "Me entregaron un informe", dijo oscuramente, y se enorgulleció de que mientras el Centro Nacional de Inteligencia, que comanda el general Audomaro Martínez Zapata, tiene "como mil" elementos, "yo tengo como 50 millones que me informan".

 

Qué bueno que el Presidente tenga tantos espías, pero los ingresos de un ciudadano son información privada. Si los datos se los dio el SAT o la UIF, tanto los funcionarios que los proporcionaron como el Presidente estarían violando "los artículos 69, 111, 114-A y 114-B, todos del Código Fiscal de la Federación", según la Barra Mexicana, Colegio Mexicano de Abogados. No parece que la información sea correcta, empero, ya que incluye pagos de Televisa por 11.8 millones de pesos, cuando el periodista dejó esa empresa en 2019. Aun así, si es real, el Presidente estaría violando el artículo 16 de la Constitución que garantiza que "toda persona tiene derecho a la protección de sus datos personales". Si es falsa, estaría mintiendo para difamar, aunque supongo que la inquisidora de los medios, Ana Elizabeth García Vilchis, no le pondrá el sello de "Falso" en el "Quién es quién en las mentiras"; quizá solo diga que "No es falso, pero se exagera".

 

García Vilchis ya mintió el 9 de febrero en su sección cuando dijo: "En el tema de la casa de Houston, Texas, donde vivió el hijo del presidente López Obrador, no existe conflicto de interés, como sí lo hubo en el asunto de la Casa Blanca y Enrique Peña Nieto". Conflicto de interés, una situación en que los intereses personales pueden influir sobre las decisiones de un funcionario, existió en ambos casos. Lo que no se ha comprobado en ninguno es que haya habido actos de corrupción.

 

Más que atacar a periodistas, el gobierno podría evitar todo el problema publicando información que demuestre que José Ramón López Beltrán no participó en tráfico de influencias. Podría también difundir las declaraciones fiscales de AMLO previas a su llegada al poder... para demostrar que él sí pagaba impuestos.

 

Lo que hoy es claro es que el Presidente difundió información privada de un ciudadano y ordenó a las autoridades fiscales investigar a un periodista por hacer un reportaje que lo agravió a él. Son actos ilegales e inmorales producto de una revancha personal.

 

GANONES

El argumento de que Loret gana mucho y por lo tanto es corrupto nos dice mucho acerca de las ideas de AMLO. Es una falacia que ha hecho siempre daño a México. Quizá el Presidente no sabe que en casi todos los países los comunicadores destacados ganan más que los políticos.

 

Sergio Sarmiento

 


domingo, febrero 13, 2022

 

Retrato presidencial

El ataque del presidente López Obrador a un ciudadano mexicano el viernes pasado durante su conferencia de prensa adquiere dimensiones que trascienden el nombre y la profesión del señalado por el jefe del Estado mexicano. Estamos ante un hecho cuya gravedad no está en lo que fue, sino en lo que significa. Deja un precedente que marcará el juicio de la historia sobre la gestión de un hombre cuya alta investidura fue manchada por él mismo.

 

Sería ingenuo pensar que es el primer Presidente en dirigir sus baterías y su poder para atacar a un ciudadano adversario, lo que es inédito es la transparencia con la que el actual mandatario se pinta solo. Sin duda cometió un error que sus asesores deben estar lamentando. A muchos nos confirmó que estamos frente a un hombre de talante rencoroso y proclive al autoritarismo, para quien la ley es letra muerta. López Obrador, de acuerdo a expertos, violó disposiciones de la Constitución, del Código Fiscal de la Federación, de la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados, de la Ley de Instituciones de Crédito. Si además añadimos el contexto de que el agredido es un periodista, en un país donde hay récord de asesinatos en esta profesión, lo ocurrido el viernes es gravísimo.

 

López Obrador mencionó que había desaparecido al Cisen y en seguida confesó que tiene 50 millones de informantes que le mandan información a Palacio. Así justificó la información privada con la que exhibió al periodista. ¿Ante qué estamos? Su asombrosa declaración evoca a la policía secreta en los regímenes totalitarios. Hay gran cantidad de evidencia que nos habla del clima de sospecha y terror que vivieron varios países (generalmente del bloque socialista) en los que compañeros de trabajo, vecinos y hasta familiares se denunciaban unos a otros. Los gobiernos totalitarios, para combatir la disidencia, tenían todo un aparato para espiar a los ciudadanos y por supuesto a los opositores. Ahí están las temidas Securitate, en Rumania, con 11 mil integrantes y más de 700 mil informantes; la Sluzba Bezpieczenstwa en Polonia, que usaba sacerdotes y se aprovechaba de secretos de confesión; o la famosa Stasi, en Alemania del Este, con sus "IM" (Inoffizieller Mitarbeiter): "colaborador no oficial". Los informantes actuaban por convicción ideológica, o a cambio de beneficios.

 

La pregunta es por ello pertinente: ¿estamos ante un sistema de informantes con el que el jefe del Estado mexicano va a actuar impune y selectivamente?

 

Además, el titular del Ejecutivo confesó que pedirá al SAT una investigación sobre los ingresos del periodista atacado y remató a modo de amenaza: "sin meterme en otros bienes, por ahora". ¿Por qué tanto encono en un Presidente? La posible respuesta está en cambiar la pregunta: ¿por qué tanto encono en un padre? No debe olvidarse que el trasfondo del asunto es el señalamiento, la sospecha de un potencial delito alrededor del hecho de que el hijo del Presidente vivía en una mansión propiedad de un contratista de Pemex, donde se han difundido lo que por ahora podemos llamar irregularidades. Asimismo, es muy revelador que López Obrador haga comparaciones de ingresos entre él y el periodista atacado. El punto medular no es quién gana más que quién, sino cómo lo gana cada quien. Estamos ante un hombre que piensa que entre más dinero tengas, debes ser y sentirte más culpable.

 

Con tantos distractores, como tensar la relación con otros países (Panamá, España), no debemos perder de foco que el gran meollo del asunto es que el gobierno de López Obrador ha sido incapaz de cumplir sus promesas de erradicar la corrupción, de generar desarrollo y prosperidad para millones de mexicanos. Ha sido un gobierno que funciona mal porque está mal dirigido, porque toma malas decisiones y porque en lo general no tiene perfiles competentes, ni colaboradores capaces de hacerse escuchar, sino súbditos que administran una relación laboral para sobrevivir el sexenio. De ahí que varios buenos perfiles hayan renunciado antes que seguir arriba en un tráiler sin frenos (y sin chofer, por lo que "no habrá culpables").

 

Al poner en jaque a la libertad de expresión y sabotear el Estado de derecho, López Obrador hizo su retrato hablado: él encarna el brazo represor de su gobierno.

 

Eduardo Caccia

 


 

La degradación

El más reciente Índice de Democracia de la revista The Economist nos coloca como un régimen híbrido, entre la democracia y el autoritarismo. AMLO llegó al poder cuando éramos democráticos. Para validar el índice, este viernes AMLO hizo pública información de los presuntos ingresos de Carlos Loret de Mola durante el 2021.

 

En su último libro, La Revancha de los Poderosos, Moisés Naím analiza la lógica de los gobernantes que van destruyendo la democracia desde adentro. Uno de sus rasgos es ir deslegitimando a los medios de comunicación críticos; otro, ir normalizando lo que antes era escandaloso.

 

Ningún presidente de México había denostado, como lo ha hecho AMLO, a los periodistas y medios de comunicación que, al informar, revelan hechos que le incomodan. Nos hemos ido acostumbrando a lo que habría sido impensable en México antes de su llegada al poder. Los medios y periodistas que hoy denuesta suelen ser los mismos que antes revelaban los escándalos de gobiernos anteriores.

 

El viernes, AMLO traspasó un nuevo límite, sacándonos de nuestra cazuela, que se ha ido calentando poco a poco. En un México donde los periodistas son asesinados y el secuestro es un negocio en marcha, el Presidente dio información sobre los presuntos ingresos de un periodista, poniéndolo en riesgo a él y a su familia.

 

Si estamos hablando de datos fiscales en poder del Estado, la transgresión a varias leyes es clara (entre otras, el artículo 69 del Código Fiscal de la Federación y los artículos 6 y 31 de la Ley General de Protección de Datos Personales). Según AMLO los datos revelados le fueron entregados por el pueblo que "nos envía información". No se puede comprobar tal afirmación y en todo caso el jefe de Estado de un país democrático no puede hacerla pública.

 

Quiero detenerme en tres frases de AMLO. La primera, cuando compara el presunto ingreso de Loret con el suyo. AMLO ha dicho que nadie en el gobierno puede ganar más que él. Su sueldo lo fijó él, aunque en su caso el ingreso debería incluir todos los gastos que supone su cargo: casa, transporte, atenciones médicas personalizadas y vaya usted a saber cuánto más. A partir de fijar su sueldo ha marcado cuánto deben ganar el resto de los funcionarios. Pero es una austeridad para los demás, pues él vive en un Palacio con atención médica privada. Sin embargo, utiliza el pretexto para atacar a cualquiera que gane más, como en el caso de los funcionarios del INE. Ahora, quiere juzgar los ingresos en el mundo privado. En sus palabras: "¿Ustedes creen que es porque se trata de un periodista de altos vuelos, muy inteligente, un buen escritor? No, es por golpeador".

 

La segunda es cuando arremete contra el INAI, para luego concluir: "formalmente les voy a pedir que soliciten al SAT, a Hacienda, para que me certifiquen los datos". La transparencia por la que vela el INAI es la relativa a los funcionarios públicos. Con los privados, la función del INAI es otra: proteger sus datos personales.

 

La tercera es cuando cuestiona que Televisa le haya presuntamente pagado a Loret 11 millones 800 mil pesos. En sus palabras: "me llama mucho la atención -y me lo va a tener que aclarar Televisa, los directivos de Televisa...". El tono es de alguien que se siente con autoridad sobre las decisiones salariales de una empresa privada.

 

El escándalo no distrae al público del tema que ha generado el enojo de AMLO: el reportaje sobre la casa de su hijo en Houston y la vinculación de su nuera con una empresa contratista de Pemex, cuyos ingresos crecieron este sexenio. Al contrario, refuerza el tema en el debate público.

 

La mañanera del viernes refleja cómo ve el Presidente el mundo y la degradación de la vida política democrática en México. Aunque esta degradación se desparrama silenciosamente por muchos otros ámbitos, lo que vimos el viernes debería ya prender los focos rojos.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 


sábado, febrero 12, 2022

 

Salvar al INE

En redes sociales se vuelven rápidamente virales diversas voces que dan razones para no participar en la Revocación. La viralidad tiene una explicación. Siguen las dudas.

 

Nadie está dando a esos comentaristas políticos la razón en automático. La gente quiere escuchar todas las opiniones. Los argumentos van en contra de lo que su instinto o emoción les aconseja. ¿Cómo es eso de que no votar es ganar?

 

Muchos mexicanos se están dando cuenta que no hay margen para equivocarse. Les urge responder preguntas: ¿Qué le conviene a México? ¿Qué les conviene a ellos? ¿No votar o votar? ¿Apoyar o revocar?

 

Tienen toda la intención de razonar correctamente. Existe ya una larga lista de argumentos pesimistas. Son totalmente producto de posturas cerradas y sobre todo absurdas, contradictorias, y carentes de sentido. Prometo darles batalla. Sólo que no los combatiré en este momento.

 

Hay una razón más importante y vital: salvar al INE. Ésta es la gran prioridad nacional. No sólo por el trabajo y hasta vidas que costó tener este órgano ciudadano, sino porque si perdemos al INE, perdemos a sus cientos de miles de funcionarios voluntarios; y entonces sí, adiós democracia, adiós libertad, y adiós país. Hello, Texas.

 

Perdón, pero veo todo conectado con todo. Decenas de miles abarrotan el trámite de visas. Mmmmm. Pasan como turistas... y ya no regresan. Como no pienso abandonar México, mejor defiendo al INE antes de que Andrés lo cancele.

 

Los comentaristas en redes no ven este ángulo, el de la deserción ciudadana. La provocan sin querer. Andrés ha demostrado su apetito por el dinero y el poder de las instituciones independientes. Entre más autónomas son, peor les irá. El INE está en el número uno de su lista negra.

 

Ya le quitó presupuesto. Con ello, el Presidente mató varios pájaros de un tiro. Provocó la objeción del INE, y rápidamente la derrotó. También auspició un ambiente desmotivador que dificulta la revocación. Qué mejor que el INE se autodestruya a través de un proceso deslucido. Él se lavará las manos.

 

Para Andrés y su primitivismo político, democracia son los hechos visibles. Siente bonito tener encuestas favorables. Le deleita ver a la oposición acobardada. Cada abstencionista es un triunfo. Con la gente calladamente resignada puede hacer lo que le dé su gana.

 

Si Andrés logra descarrilar el proceso de revocación será una derrota directa para el INE. Andrés se dirá ganador de todas maneras. Creerá que no tendrá obstáculo para imponer a su sucesor en 2024.

 

Andrés se atrevió a amenazar a Lorenzo Córdova con meterlo a la cárcel y nadie salió a defenderlo. Tiene al INE amordazado y atado de pies y manos. Pero...

 

El INE es nuestro, de los ciudadanos. No es de Andrés, ni de Córdova. Los ciudadanos integramos y supervisamos las casillas. Tenemos que salir a defender nuestra conquista ciudadana, cueste lo que cueste. ¿Cómo? Votando en la revocación, con una gran participación. A favor o en contra, no importa tanto.

 

Si no apoyamos al INE, si no lo defendemos, Andrés se lo va a engullir. Es insaciable.

 

Necesitamos tupirlo de votos para que entienda que con NUESTRO INE no se meta. Debemos apoyar al INE con todo de aquí en adelante.

 

De acuerdo con la ley, el INE debe organizar eventos y discusiones sobre la revocación. Perfecto, hay que participar. ¿Qué prefieres? ¿Salir a votar un día, o el día de mañana protestar contra Andrés en una plaza llena de soldados?

 

El INE debe ser convalidado por una gran participación en la revocación. Si pocos salen a votar ese día será interpretado como señal de que no necesitamos al INE. Ni necesitamos votar. Ni tener elecciones. Será una catástrofe cívica de consecuencias históricas.

 

Insisto. Más importante que ratificar o revocar es salvar al INE. Queremos al INE. Lo necesitamos y confiamos en él. Con el presupuesto que sea, debe ser nuestro organizador de la revocación del 10 de abril y de todas las elecciones futuras.

 

La amenaza contra el INE es clara. Mi primer voto es para defender al INE. Mi segundo voto para que Andrés se vaya a su casa.

 

Javier Livas


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