lunes, enero 25, 2010

 

Adiós alimañas

Diez razones para apoyar las alianzas PAN-PRD:

1. El PRI viene de regreso sin haberse modernizado, lo cual implica una regresión para la vida política del país. Ha centrado su atención en ganar gubernaturas para financiar y pavimentar el camino a Los Pinos. La única forma de frenar la maquinaria priista es deteniendo su avance en estados cruciales para la elección presidencial del 2012, incluyendo Oaxaca, Puebla, Durango, Veracruz e Hidalgo. Una forma de colocar piedras en su camino es impedir el fortalecimiento del "feuderalismo" que el PRI ha logrado implantar en la periferia.

2. La alternancia electoral del año 2000 cambió a los partidos en la Presidencia, pero no alteró la forma de hacer política en las gubernaturas. Durante los últimos años hemos presenciado la resurrección del autoritarismo, donde los "nuevos virreyes" gobiernan a su libre albedrío. Son corruptos, poderosos e impunes. Para descabezarlos habrá que desterrar al PRI de las gubernaturas, con alianzas PAN-PRD comprometidas a instrumentar cambios profundos en la gobernabilidad a nivel local.

3. El PRI está repuntando debido a que el PAN y el PRD no han sabido combatir con inteligencia al viejo régimen. El PAN lo mimetizó y el PRD contribuyó a que resurgiera al radicalizarse a lo largo de los últimos tres años. Para recuperar el terreno perdido será necesario que forjen una alianza reformista, como la que debieron haber pactado después del 2000.

4. Manlio Fabio Beltrones ha calificado a las coaliciones PAN-PRD de "perversas". Pero es más perverso aún que el priismo haya apoyado incondicionalmente a Ulises Ruiz, a pesar de que la Suprema Corte documentara su violación a las garantías individuales en Oaxaca.

5. En el caso de Oaxaca, el priismo logró imponerse durante la última elección a pesar de la inestabilidad social y la violencia que el Gobierno de Ulises Ruiz había alentado y fue incapaz de controlar. La única manera de combatir la posibilidad de otro "carro completo" construido a base de clientelas sería a través de un frente común contra el PRI en el estado. De no ser así, el PRI recurrirá nuevamente a la lógica de "divide y vencerás", y Oaxaca seguirá siendo un archipiélago autoritario.

6. Estrategia electoral mata pureza ideológica. Aunque es cierto que las diferencias entre el PAN y el PRD son hondas, el objetivo compartido de "sacar al PRI de las gubernaturas" puede constituir un punto del encuentro, desde el cual armar una plataforma de gobierno. En numerosos países, partidos políticos de la más diversa índole forman frentes tácticos para enfrentar a contrincantes comunes. Y esa práctica no es vista como una herejía.

7. Ante el temor de las coaliciones PAN-PRD, el PRI despliega su voluntad de chantaje habitual, amenazando con revisar las cuentas públicas de Gobierno de Fox, sabotear la posibilidad de una reforma política y poner en jaque la gobernabilidad. Pero la amenaza del chantaje no debería ser disuasivo sino incentivo para confrontar conjuntamente al PRI. Si tanto los panistas como los perredistas permiten que regrese a Los Pinos, el poder abusivo del PRI no amainará. El PRI se lanzará contra ambos partidos con un picahielo.

8. Beatriz Paredes ha caracterizado las alianzas PAN-PRD como un esfuerzo por "dividir, enfrentar, emponzoñar el ambiente del país y deteriorar la relación con quienes representamos la fuerza mayoritaria". Comentario curioso, ya que de eso se trata la política: la institucionalización del conflicto permanente, la confrontación entre el cambio y la permanencia, la competencia entre visiones alternativas. Y en ese sentido lo que plantean el PAN y el PRD es perfectamente legítimo. Pero parecería que la señora Paredes quiere que la oposición se rinda de antemano ante su partido.

9. Sobre las alianzas PRD-PAN, Beatriz Paredes pregunta: "¿Qué se busca, qué se pretende?". La respuesta es obvia. Impedir que el PRI recobre su posición hegemónica, montado sobre caciques al frente de cotos corporativos. Impedir el revés histórico que entrañaría el enquistamiento del PRI en lugares como Oaxaca. Darle nuevo impulso a una transición que se quedó trunca.

10. Tácito escribió que cuando dos fuerzas pelean por su propia cuenta, todos son conquistados. Para evitar ese desenlace, el PAN y el PRD deberían forjar alianzas para ahuyentar a las alimañas y a las tepocatas que la transición no logró tocar. Porque ante el peligro de la restauración priista, permanecer impasibles -eso sí- contribuiría a "emponzoñar" al país.

 

Denise Dresser

 

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Yo no sé si una alianza PAN-PRD sea algo bueno. La verdad todos los partidos son iguales. Sin embargo, a nivel estatal, creo que es conveniente que se dé la alternancia. Hay estados donde el caciquismo priísta ha hecho y sigue haciendo mucho daño, como Puebla, Oaxaca, y Veracruz, pero sin dejar muy atrás a Tamaulipas o Coahuila. El autoritarismo en esos estados esta a la orden del día, como si estuviéramos todavía en el sexenio de Echeverría. La alternancia no resuelve por sí sola los problemas, pero sin lugar a dudas es una condición imprescindible para que exista la mejora.

 

Y finalmente, una coalición de ésta naturaleza no es más que una 2ª vuelta de facto, lo que ya debería existir en México desde hace mucho. Yo creo que debemos tomar esas alianzas PAN-PRD, si se dan, simplemente como eso, una segunda vuelta electoral, y nada más. Bajo esa premisa nadie debe darse por afectado y mucho menos fincar grandes esperanzas.

 

Dany Portales


viernes, enero 22, 2010

 

Yo no fui

Algo que debería ser tan sencillo, como adueñarse de los errores y solucionarlos, pareciera que es poco común entre ejecutivos, dueños de empresa y políticos. Y entre más inteligentes y preparados sean los líderes, más sofisticadas serán sus defensas y resistencias para admitir errores.

Es una pesadilla enfrentarse con alguien astuto y con facilidad de palabra porque saca argumentos contundentes, retuerce la realidad con laberintos de complejidad y utiliza un vocabulario que hasta el más versado puede verse intimidado. Y cuando ya nada le funciona, el líder cerrado opta por gritar y/o utilizar su jerarquía para descontar con fuerza cualquier señalamiento.

Pero hay algo peor: un líder que no se adueña de sus errores y que se lleva de encuentro a la organización, familia o país que dirige.

Por eso resulta fascinante mirar la foto de Haruka Nishimatsu inclinado en reverencia, pidiendo disculpas por sus manejos al frente de Japan Airlines (JAL), que recién se declaró en bancarrota. Nishimatsu no habló de la situación mundial, no buscó culpables, no se escudó en el hecho de que la industria de la aviación históricamente ha sido de las más difíciles; simplemente pidió disculpas y renunció. Fascinante también escuchar a Obama, en relación al frustrado ataque terrorista del vuelo 253 rumbo a Detroit, diciendo que él es el responsable de la seguridad y que se había cometido un error.

Esta propensión de negar los errores y tomar las críticas como personales se agrava en el caso de México.

Octavio Paz explica, o culpa, la condición autodestructiva y machista del mexicano con la conquista de los españoles en su Laberinto de la Soledad: "El macho es el Gran Chingón. Una palabra que resume la agresividad, impasibilidad, invulnerabilidad, uso descarnado de la violencia y demás atributos del 'macho' como el poder".

Quizá por esto es inédito, y está tan remoto de nuestra cultura, el que un líder abiertamente diga "me equivoqué, me hago responsable y aquí está lo que voy a hacer para enmendarlo".

Nuestros líderes son machos y siempre están en postura de fuerza; son duros, incapaces de mostrar debilidad o sensibilidad y, por supuesto, no admiten errores. El macho mexicano es perfecto en su mundo, perfecto en su imagen y perfecto en su toma de decisiones. Se rodea de sujetos y subordinados sumisos, inseguros, agachones, que sólo refuerzan su ilusión de control y aceleran la caída organizacional.

Y ante la represión, la ceguera personal, el complejo y la negación, los líderes buscan un chivo expiatorio para culparlo y sacrificarlo, con la ilusión de purgar y limpiar las culpas y defectos de los líderes.

El macho mexicano típico golpea a la mujer y le dice "te golpeo por tu culpa"; quiebra un negocio y dice "es que la situación está muy mal"; toma una mala decisión y dice "me presentaron la información equivocada"; quiebra un país y dice "fueron los enemigos de la Nación"; e incluso me ha tocado presenciar a un dueño de negocio que de plano culpó a sus clientes por la precaria situación de sus ventas y su flujo de efectivo.

Y ocurrió hace años, pero todavía no me sacudo la declaración del entonces entrenador de la Selección Mexicana que ante la derrota 2-0 favor a Estados Unidos declaró: "Perdimos ante un equipo chico que sólo buscó su ventaja, y cuando lo logró se tiró para atrás, así jugó mi abuelita y mi tatarabuelita, éstas son tácticas de un equipo chico".

¿México campeón mundial de futbol? Imposible, decimos: culpamos a la alimentación de nuestros jugadores, a la estatura, a los directivos, a la psicología derrotista, al clima. Y en el caso las Olimpiadas ni para qué hablar: seguimos enviando deportistas de todo, en lugar de concentrarnos en lo que somos fuertes e inyectar recursos con estrategia, acabamos sin enfoque y sin ganas de ganar. A nivel Olimpiadas la postura de "lo importante es competir" es sólo una excusa de mediocridad.

Y hasta los empresarios mexicanos, salvo los protegidos por leyes obsoletas y oligopólicas que rara vez levantan la voz, culpan a la globalización y a billetazos los sacan de sus oficinas, mientras que los mexicanos aguerridos emigran a perseguir el american dream y se convierten en ciudadanos norteamericanos.

Buscar o esperar apoyos gubernamentales, o para el caso cualquier otro, es una pérdida de tiempo; allegarse de chivos expiatorios es una puerta falsa, no reconocer errores es negarse a aprender, no escuchar es una receta de inflexibilidad, y la inflexibilidad es el preámbulo del fracaso.

Horacio Marchand 
horacio@horaciomarchand.com

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¿Hasta cuándo los mexicanos dejaremos de esperar que el gobierno (o la Virgen) nos resuelva nuestros problemas? Todo lo queremos gratis, regalado, sin incurrir en algún costo. Queremos muchos subsidios, pero sin pagar impuestos. Queremos gasolina, gas, y electricidad baratos, pero no queremos que nos aumenten impuestos, ni tampoco queremos que haya inversión privada en esos sectores. Si alguien agarra una plaza de burócrata en una dependencia lo felicitamos porque "ya chingó". Queremos ganar más dinero pero trabajando lo menos posible. Quien se hace rico o vive sin haber hecho algo, lo llamamos "suertudo". Nos quejamos de la inseguridad y de la violencia, pero casi nadie se atreve a denunciar.

Nos quejamos de los políticos, pero se nos olvida que ellos también son mexicanos y salen de entre nosotros. Le echamos la culpa a los políticos pero 1 de cada 2 ciudadanos no va a votar. Y quienes si van a votar ni se preocupan por investigar, por conocer a profundidad los candidatos y sus propuestas. Muchos todavía votan sin razonar, por razones tan idiotas como "porque esta guapo", "porque es el que va a ganar y no me gusta perder", "porque siempre he votado por este partido", o "porque aunque son rateros, al menos me dan mi despensita".

Queremos la mayor cantidad de beneficios, pero que no nos cuesten. Por eso la mayoría tiende a votar por aquellos que prometan más (metro gratis, gasolina barata, luz subsidiada, tortillas y leche a menor precio) pero nadie se detiene a pensar de donde saldrá el dinero para todas esas promesas. Y si, es cierto, los políticos y burócratas roban mucho, tienen altos sueldos, prestaciones, y trabajan poco o nada. Pero precisamente por eso, entonces, es que deberíamos pedir gobiernos (de los 3 niveles: federal, estatal y municipal) y de los 3 poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) más pequeños, más delgados, más eficientes y productivos. Y eso sólo se logrará con menos subsidios, menos programas, y un Estado enfocado a lo básico. Entre más subsidios y programas sociales haya, habrá más dependencias, más burocracia, y más margen de maniobra para que políticos y burócratas roben o al menos ganen un sueldo por hacer casi nada. Y todo eso significa más impuestos, menos inversión, menos empleo.

Si los políticos son como son es porque salieron de entre nosotros y porque nosotros hemos permitido y hasta alentado que así sean. No hay lonche gratis. Medítenlo.

Dany Portales


martes, enero 19, 2010

 

Llegó el momento... tienes el valor o te vale??

"Pequeños cambios que generen grandes transformaciones". No olvidar el concepto. Lo digo porque ahora sé cuál es el camino a seguir para pretender la gran metamorfosis Mexicana... Pequeños cambios. No muy pretenciosos o complicados. Pero constantes. Actitudes sobre minucias que nos lleven a una evolución cotidiana, inquebrantable, tesonera... necia. No es igual tener de frente una ola que se te viene encima, a separar cada gota de su embate. Vivimos el extravío al querer cambiarlo todo a rajatabla. ¡Pas! De un trancazo. De la noche a la mañana. Y no. Esa forma nunca nos dio salidas. Empecemos... por empezar. Comencemos por comenzar. Pero todos. No unos cuantos. Tú que me lees, sabes que México te inquieta. Quieres que sea el país de la magia. Deseas sentirte orgulloso de lo que juntos hacemos. De lo que somos y representamos. ¿No les gustaría que todos voltearan a vernos con admiración? ¿No deseamos ser modelo de sociedad?

"Pequeños cambios para grandes transformaciones". No olvidar el concepto.

Este año es nuestro. Bicentenario de errores y aciertos. De lucha y traición. De guerra y paz. No hagamos de la fecha el máximo esfuerzo a lo anodino. Suplico a los mexicanos no desperdiciar tanta riqueza simbólica en nada. 2010 no debe ser el número para la mercadotecnia política. 2010 es un reto de superación. Una afrenta inteligente que nos lleve a crecer unidos. Año de conciliación que implica un cambio de actitud.

Tú que me lees sabes que hay mucho que no te gusta. Reniegas... pero no haces nada. Aunque eres dueño de la solución, sientes que el cambio está en otros que lleven a la acción. ¡Sí... sí hay que hacer! Pero no te mueves. Somos padres de una democracia inoperante.

A finales de 2009 exigí en este espacio acabar con las posiciones plurinominales en los Congresos. Federal y locales. Acabó el año en la inquietud que generó la idea. Hicimos juntos un compromiso. "No le aflojes", me dijeron. "Lleva el tema hasta que se extingan". Bien. Hay una razón. Necesito su cuerpo para lograrlo.

No tengo empacho en encabezar un movimiento así. Acabar con un 40% del Congreso genera enemistades. No me importa si cuento con ustedes. Acabemos de una vez por demostrarnos que la democracia sirve. Es nuestra. Tendremos que aprender a usarla y la usaremos.

"Pequeños cambios". Asumir esta postura es pequeño para nosotros. Sé que los partidos políticos no pensarán lo mismo. Si nos sumamos, ganaremos. No sólo al imponer una voluntad que rechaza posturas de poder. Sino al comprobar que un pueblo educado sabe lo que quiere y lo hace. El ignorante vive de sueños. Se embelesa ante la promesa. Olvida y se acomoda. Perdona y se confunde. Desespera para después consolarse.

¿Quieres hacer conmigo un pequeño cambio? Muestra tu sentido de cuerpo. Levanta la mano. ¡Despierta!

Voy a hacer acopio de tu voluntad. La manera es sencilla, aunque requiere romper la inercia de la inconciencia.

pedro@imagen.com.mx y me escribes: NO A LOS PLURINOMINALES. Tu nombre y número de folio de tu credencial de elector. Es el que está en el reverso junto a la firma.

Gota a gota levantarás una ola. Te espero y no fallaré. ¡Demando... que tú tampoco!

En lo que lees esta reflexión me estarán operando. Por eso no estoy al aire. Regresaré -Dios mediante- en una semana. No he huido ni soy cobarde. Es sólo una coyuntura de salud... No desahogo problemas personales. Sólo explico mi ausencia. El tiempo me ha enseñado que la dignidad es la no claudicación. ¡Mueve conmigo a México y entusiasma a los que quieres!

Tú que me lees sabes que hay mucho que no te gusta. Reniegas... pero no haces nada. Aunque eres dueño de la solución, sientes que el cambio está en otros que lleven a la acción.

Pedro Ferríz de Con

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Yo en lo personal no creo que eliminar de tajo a todos los plurinominales sea más positivo que negativo. Las soluciones no son únicas ni definitivas, mucho menos mágicas. Todas las soluciones, a cualquier problema, tienen pros y contras, hay costos. No hay lonche gratis. Los plurinominales se crearon para darle pluralidad al Congreso, para que las minorías tuvieran voz. Lamentablemente como muchas cosas implementadas en el pasado, y que nos siguen afectando hasta ahora, una buena idea se echa a perder por una mala implementación.

La partidocracia, encabezada por el PRI, usaron y siguen usando a los plurinominales para mantener el status quo, para que una casta, camarilla, de políticos se eternice en el poder. Creo que daría más resultados, sin afectar tanto la pluralidad del Congreso, simplemente cambiar las reglas con las que se eligen a los plurinominales. Hoy en día cada partido entrega una lista de la cual el IFE escogerá, en el orden que indiquen los propios partidos, los plurinominales de acuerdo a la votación en cada región electoral. Esos candidatos a legisladores plurinominales no tienen que hacer campaña, nadie vota directamente por ellos. Simplemente tienen que estar bien con la cúpula de su partido para que los pongan en los primeros lugares de la lista. Y son esos quienes tienen más poder dentro de los partidos y los que al final quedan como coordinadores de su bancada, presidentes o secretarios de las comisiones, y forman parte de las mesas directivas en ambas cámaras. La tenaza de la partidocracia se cierra, y se saca al ciudadano de la jugada.

Entonces el problema no son los plurinominales, sino como llegan a serlo. Si en lugar de que los partidos enviaran una lista de privilegiados, el IFE escogiera entre los mejores segundos y terceros lugares, en los 300 distritos y en los 32 estados, a quienes serán plurinominales buscando igualar el porcentaje de representación en la cámara de cada partido con el porcentaje de votación a nivel nacional, entonces si se tendría un Congreso que fue votado al 100% por los ciudadanos, sería más plural y representativo. El peso de las cúpulas partidistas se vería disminuido y entonces si llegarían al Congreso aquellos candidatos con más votos en lo individual. Ese pequeño cambio sería muy significativo, sobre todo si se potencializa con la existencia de candidaturas independientes y la reelección inmediata de legisladores. De ese modo cualquier legislador incómodo para la cúpula de su partido, podría irse por la libre y reelegirse, si logra el voto ciudadano, ya no importaría que no tuviera el visto bueno de Paredes y Beltrones, de Calderón o Nava, o de López Obrador y Ortega.

De cualquier forma los invito a inscribirse en este proyecto que encabeza Pedro Ferríz de Con y, sobre todo, reenviar este mensaje y convencer a todos sus conocidos. Yo ya lo hice. Dudo que los legisladores eliminen de tajo a los plurinominales, pero esta iniciativa ciudadana creará suficiente ruido para que ya se hagan los cambios que el país requiere, para que se disminuya la partidocracia. ¿Tienes el valor o te vale?

 

"El castigo que los hombres buenos tienen que pagar por no estar interesados en la política es ser gobernados por hombres peores que ellos mismos" (Platón, hace como 3000 años y sigue vigente)

 

Dany Portales


miércoles, enero 13, 2010

 

Otra vez 1982 (leccion de historia económica)

"La historia se repite siempre: primero como tragedia y luego como farsa". Karl Marx
 
En México ya vimos la película en los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo. Lo que hoy está ocurriendo en Venezuela no debería sorprendernos.

A pesar de que el precio del petróleo subió 78 por ciento en 2009, el 8 de enero el Presidente Hugo Chávez de Venezuela ordenó una fuerte devaluación del bolívar. Como López Portillo en el México de 1982, Chávez creó dos mercados cambiarios distintos: el primero, para productos prioritarios, entre los que ha incluido alimentos, medicinas, maquinaria, libros, artículos tecnológicos, todas las importaciones del sector público y todas las remesas al exterior, y cuyo tipo de cambio pasó de 2.15 a 2.60 bolívares por dólar; el segundo, para el resto de los productos, con una paridad que aumentó de 2.15 a 4.30. En el mercado negro, sin embargo, el dólar ya rebasaba los 6 bolívares este pasado 6 de enero.

La devaluación ha generado una lógica escalada inflacionaria. Venezuela importa la mayor parte de sus productos de consumo. Siempre lo ha hecho, pero las políticas de hostigamiento a la inversión privada han aumentado esta dependencia. Los incrementos de los precios son así inevitables. Pero en lugar de aceptarlos, Chávez ha cerrado y amenazado comercios para que se abstengan de subir los precios.

Como ocurrió en el México de 1982, el mercado negro habrá de generalizarse en la economía venezolana. Muchos productos básicos empezarán a escasear, si es que no lo han hecho ya. El Gobierno de Chávez responsabilizará a los especuladores, como lo hizo López Portillo en nuestro país en 1982, pero la situación es consecuencia de las medidas adoptadas por su propio Gobierno.

Cuando existen dos tipos de cambio, y con una diferencia tan grande como la que ha establecido Chávez por decreto, la tendencia a la corrupción es inevitable. El premio por hacer pasar divisas de un mercado a otro es tan fuerte que no faltará quien ceda a la tentación.

Hasta este momento Chávez ha logrado que la inflación oficial de Venezuela se mantenga en alrededor de 30 por ciento al año. Si bien es la mayor de toda Latinoamérica, dista de los niveles desastrosos que alcanzó en distintos países de Sudamérica en los años 70 y 80. Los precios, sin embargo, están contenidos por enormes subsidios a los precios de los combustibles -la gasolina cuesta apenas unos centavos por litro-y de los alimentos, mientras que la capacidad del Gobierno venezolano de mantener estos subsidios se deteriora constantemente.

Chávez se enfrenta en estos momentos a dos opciones para sobrevivir económicamente. Una es la eliminación de tajo de todos los controles sobre el mercado, lo cual generaría primero un desplome y luego una recuperación lenta, como la que vivimos los mexicanos tras la crisis de 1982. La otra es abandonar toda pretensión de mantener una economía de mercado. Considerando la trayectoria del Presidente venezolano, es más probable que veamos un intento de establecer una economía abiertamente comunista que un esfuerzo por restablecer los mercados.

Hugo Chávez parece haber logrado lo que no consiguieron ni Lenin, ni Mao, ni Fidel Castro: crear un sistema comunista sin una revolución violenta. Habrá que ver, sin embargo, cuánto tiempo puede mantenerse este sistema que ya ha fracasado cada vez que alguien ha querido imponerlo.

Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com

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Esto es lo que pasa cuando gobiernos populistas y demagogos quieren ir en contra del mercado, controlando precios, dando productos y servicios subsidiados, atacando a las empresas, incrementando la burocracia, fomentando la improductividad, y eliminando la libre competencia. En México ya pasamos por ahí, pero no salimos del todo. Aún hay controles de precios y productos y servicios subsidiados. Los políticos los siguen usando para administrar la pobreza y mantenerse en el poder. Ojalá todos, pero en especial los jóvenes, nos interesemos un poco más por temas económicos y financieros para que no vuelva a suceder en México y exigirle a los políticos a realizar los cambios estructurales que este país requiere y que se han postergado por mucho tiempo.


viernes, enero 08, 2010

 

Alzas de precios

"El precio de cualquier cosa es la cantidad de vida que cambias por ella". Henry David Thoreau
 
Los políticos mexicanos, que rara vez tienen la oportunidad de manejar una empresa productiva, nunca han entendido para qué sirven los precios.

Los precios son el principal instrumento regulador de una economía. Su libre operación equilibra oferta y demanda. Al subir, promueven aumentos en la producción; al bajar, la disminuyen. Nuestros políticos piensan, sin embargo, que los precios no son más que palancas para manipular a discreción. Quizá por ello han logrado mantener en la pobreza durante tanto tiempo a un país con el potencial económico de México.

La actual escalada de precios es consecuencia de las malas decisiones de nuestros políticos, desde la falta de reformas de fondo hasta los aumentos de impuestos. Los precios no son el villano: simplemente reflejan la realidad de una economía que pierde competitividad. Congelar los precios, como proponen, no ayudará más que a seguir empobreciendo a nuestro país.

Veamos los precios de los combustibles, congelados durante la mayor parte de 2009 por una decisión política del Presidente Calderón en vísperas de una elección que su partido de todas maneras perdió. El Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo de enero del 2009 fue impulsado, al parecer, con la idea de que el precio del petróleo crudo y la gasolina caerían en el mercado internacional y logró, efectivamente, cobrar más caro el combustible a los mexicanos que a los residentes de Estados Unidos en los primeros meses de 2009. Pero el precio del petróleo crudo subió 78 por ciento en el 2009 y el pacto se convirtió en una sangría insoportable para las finanzas públicas.

Subsidiar el precio de la gasolina equivale a quitarles dinero a los pobres para darlo a los ricos. Se sangra a una empresa, Pemex, propiedad de todos los mexicanos, incluso los más pobres, para beneficiar preponderantemente a una minoría rica que puede comprar automóviles.

El subsidio a los combustibles no sólo es injusto sino contaminante. De nada sirve que el Gobierno prometa combatir el cambio climático cuando el subsidio a la gasolina promueve la emisión de contaminantes. Por supuesto que el aumento a los combustibles eleva los precios generales, pero esto es un simple reconocimiento de una inflación reprimida.

Si bien el Presidente Calderón está tomando la decisión correcta al empezar a reducir el lesivo subsidio a la gasolina, el anuncio de la Procuraduría Federal del Consumidor de que multará con hasta 2 millones de pesos a quien se atreva a vender tortillas a un precio superior a 8.66 pesos por kilo es un ejemplo más de la incapacidad de nuestros políticos para entender cómo funcionan los precios. Las grandes cadenas de supermercados pueden vender la tortilla a un precio artificialmente bajo, ya que lo compensan con lo que ganan en otros productos; pero la Profeco está condenando a muerte a las pequeñas tortillerías.

En México no hay oficialmente controles de precios. Por eso la Profeco recurre a tácticas gangsteriles de intimidación contra las tortillerías para obligarlas a reducir o anular sus márgenes de ganancia. De mantener esta política, solamente los idiotas invertirán en tortillerías. Al final los consumidores pagarán el costo, por disminución en la calidad o en la disponibilidad del producto.

Controlar precios no es la forma de construir prosperidad. Al contrario, hay que promover la inversión y la producción con mayor libertad. Desafortunadamente, nuestros políticos no han entendido nunca cómo funcionan los precios.

 
www.sergiosarmiento.com

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Los resaltados son míos. Si queremos que este país mejore, que cambie para bien, primero debemos todos entender cómo funciona la economía. Nos quejamos de los altos impuestos, pero no queremos que disminuyan los subsidios en gasolina, gas y electricidad. El gobierno, en los 3 niveles y en los 3 poderes, esta muy obeso y han justificado ese tamaño y su alto costo, por décadas, con la tan mencionada "justicia social", con programas populistas, subsidios, control de precios, sectores protegidos, y un sin número de elefantes blancos.

Debemos exigirle al gobierno ser más esbelto, más eficiente, y sólo enfocarse a los temas de su competencia: seguridad jurídica y física, salud y educación. Impuestos enfocados al consumo, sin exenciones, y fomentando inversiones y generación de empleos. Precios libres, de mercado, sin subsidios generalizados que sólo benefician a los que más tienen, y a los políticos que se saludan con sombrero ajeno diciendo que es para ayudar a los pobres. Si así fuera, después de tantas decadas de gobiernos y medidas populistas ya no habría pobreza en México.

http://no-al-populismo.blogspot.com/


lunes, enero 04, 2010

 

El Congreso subió la gasolina

Los legisladores que critican los incrementos a la gasolina son como esas personas que primero tiran la piedra y luego esconden la mano.

¡Fueron ellos los que le indicaron al Gobierno que subiera los precios de las gasolinas en el 2010! Pero, ¿sabe qué?, lo peor es que probablemente ni siquiera se dieron cuenta.

En la Ley de Ingresos de la Federación para el 2010 está implícita la política de precios de las gasolinas y el diesel que sigue el Ejecutivo.

En ella se determinó que para el 2010 hubiera un subsidio para los combustibles automotrices de 12 mil 215 millones de pesos.

Como la forma de determinar el subsidio es a través de comparar los precios internos de las gasolinas con su referencia internacional, que es el precio que tienen en la costa del Golfo de Estados Unidos, lo que los legisladores le dijeron al Gobierno es que acercara los precios domésticos a un nivel cercano a esa referencia para que el subsidio anual fuera de sólo poco más de 12 mil millones de pesos.

Pongamos el caso de la gasolina Magna, que es la más consumida.

Su precio por litro equivalente en Estados Unidos es de 68.7 centavos de dólar en promedio en la costa del Golfo.

Con un tipo de cambio de 13.08 pesos, como referencia más reciente, el litro vale 8.98 pesos.

Pese a los aumentos recientes, el precio local es de 7.88 pesos en México. Así que de acuerdo con los términos de la Ley del IEPS, a la fecha, por cada litro de gasolina Magna vendido, hay un subsidio de 1.10 pesos.

Cada día se venden en promedio 115 millones de litros de Magna, por lo que el subsidio es de 128.8 millones de pesos. De mantenerse así el resto del año, su monto llegaría a 47 mil millones sólo en el caso de la Magna.

La Ley de Ingresos aprobada implica que el subsidio diario sea de 33.5 millones de pesos en promedio.

Sólo para simplificar, si todo se canalizara a la Magna (en realidad también va al diesel y a la Premium), sería necesario que el precio del combustible en México se situara en promedio 29 centavos por abajo del precio de referencia en Estados Unidos.

A los precios actuales, requeriría un aumento de otros 83 centavos.

Pero si se aplican incrementos mensuales y no de un solo golpe, se requeriría para fin de año un incremento aún mayor para obtener esa diferencia promedio, lo que implicaría terminar el año con un precio 25 centavos superior al de Estados Unidos.

En términos mensuales eso significaría un alza promedio de 11.4 centavos o de 2.6 centavos a la semana durante todo el año.

Pero la situación puede ser peor. Algunos temen que los precios de las gasolinas en Estados Unidos sigan hacia arriba. Durante el año pasado tuvieron un aumento de 58 por ciento, aunque en noviembre y diciembre tuvieron leves bajas.

Si retomaran su tendencia alcista, entonces los incrementos de los precios de los combustibles en México tendrían que acelerarse.

Es cierto que el Ejecutivo se adelantó y violó su promesa de no aplicar aumentos en el 2009, pero lo es también que los legisladores dieron su venia para que en el 2010 regresáramos al ciclo alcista en las gasolinas, que podría llevar a un aumento de más de 18 por ciento en el año en el caso de la Magna.

Así que más vale que no se sorprendan de lo que aprobaron o que acepten que actuaron con ignorancia cuando aprobaron la Ley de Ingresos.

Enrique Quintana 
enrique.quintana@reforma.com

 

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Mientras no haya una verdadera reforma fiscal que grave principalmente al consumo, sin exenciones, y que fomente la inversión y creación de empleos, seguiremos todos los años con lo mismo. Recordemos que no sólo la gasolina tiene subsidio, también el gas (natural y embotellado) así como la energía eléctrica.


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