domingo, marzo 28, 2010

 

Por un nuevo nacionalismo

La discusión de la reforma política, la cooperación militar entre nuestro País y Washington frente al narco, el rechazo a convertir a Pemex en Petrobrás cada vez que el tema de la energía asoma la cabeza y la celebración del Bicentenario de la Independencia se han teñido del nacionalismo añejo que alimenta nuestra cultura política solipsista.

Somos, al parecer, un País de excepción donde es imposible aplicar nada de lo que funciona en el resto del mundo. Los candidatos independientes y las segundas vueltas son buenos para países como Francia o Chile, no para México. El fortalecimiento de los lazos con aliados naturales, dada la posición geopolítica de las naciones del mundo y sus intereses económicos, ha sido una fuente de progreso para los países de la Unión Europea y es ahora una cadena de crecimiento para la constelación de naciones alrededor de China. No para México.

Aquí, la defensa nacionalista de la tan llevada y traída "soberanía" es más importante que los intereses económicos y la realidad geográfica del país. Todo ello, para no hablar del petróleo. Días antes del aniversario de la expropiación petrolera, el New York Times resumió el dilema en unas cuantas líneas: "México tiene probablemente mucho petróleo, especialmente en las aguas profundas del Golfo de México, pero el País no tiene la tecnología ni el know how necesarios para explotarlo. Invitar a las compañías petroleras que sí los tienen a ayudar es uno de los asuntos más delicados en la política mexicana". Todos los países establecen acuerdos de cooperación con compañías extranjeras para explotar de manera eficiente su petróleo. México no: pondría en riesgo la susodicha "soberanía".

Los teóricos de la modernización han repetido, hasta el cansancio, que, en el camino de las sociedades tradicionales a la modernidad, la mentalidad -o en términos más actuales, los prejuicios y las ideologías- es lo último que cambia. Son el lastre final que impide la modernización. El nacionalismo irracional y romántico que los mexicanos alimentamos es todo eso: una construcción mental, un prejuicio y una ideología irracional que fluye a contracorriente de los intereses del País. No habrá reformas ni progreso mientras no adoptemos un nacionalismo cívico y verdaderamente patriótico: podríamos empezar en este año del Bicentenario.

El nacionalismo romántico surgió en el Siglo 19, junto con las naciones latinoamericanas. Casi al mismo tiempo que su mejor antídoto, el liberalismo. Como explica Alan Wolfe en su libro "The Future of Liberalism" (2009), el término "liberal" se usó por primera vez con un contenido moderno en las Cortes de Cádiz. Para los nacionalistas románticos la identidad de cada hombre eliminaba la posibilidad de una elección racional: cada quien "era" de acuerdo con el territorio donde había nacido. La unión entre ciudadano y nación era, a la vez, natural e irracional: resultado de un juego de fuerzas imposibles de comprender o modificar.

La izquierda y la derecha -progresistas y conservadores- lo adoptaron muy pronto en Europa. De ahí se derramó a América. La derecha, con la vista puesta en el pasado tradicional para restablecer un orden ideal que nunca existió. La izquierda, para luchar por una imposible utopía futura. En medio del choque entre esas dos versiones del nacionalismo, fue perdiendo fuerza el ideario liberal que había sido tan importante en el nacimiento de países como Estados Unidos y que en México culminó con la generación de Juárez y la República Restaurada.

El costo del nacionalismo excluyente e irracional ha sido altísimo históricamente. En Europa, se alió con el militarismo, desembocó en el fascismo y el totalitarismo, y cobró decenas de millones de vidas. Sólo entonces, después de 1945, los países europeos pudieron hacer a un lado parte de sus prerrogativas nacionalistas y conformar la Unión Europea.

En otras naciones ha sido acogido por grupos radicales -como la derecha republicana actual en Estados Unidos-, que lo han teñido de una religiosidad tan viscosa, irracional y peligrosa como el militarismo decimonónico. Aquí, el nacionalismo romántico ha polarizado la política, se ha convertido en un obstáculo para el progreso económico y la modernidad política y ha aislado al País en un mundo globalizado.

Sería más que deseable que festejáramos el Bicentenario adoptando en su lugar el "nacionalismo cívico" o el patriotismo constitucional, del que escribieron en el pasado Isaiah Berlin y George Orwell, y más recientemente Michael Ignatieff y Alan Wolfe, entre otros. Un patriotismo montado en la ley, en la elección racional de la defensa de derechos humanos, los valores democráticos y un proyecto de País pragmático y realista acorde con los intereses nacionales. Un patriotismo postnacionalista, elegido más que impuesto, que destruya mentalidades anacrónicas y ataduras irracionales.

 

Isabel Turrent

 

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¿Si identificas quienes son los conservadores de hoy en día, los que quieren que el status quo no cambie? ¿Te das cuenta quiénes son esos nacionalistas irracionales que son los culpables del retraso de México, que no haya reformas, que no haya crecimiento, que la pobreza no se haya podido reducir, que no se generen empleos, que no haya inversión productiva?

 

Medítalo.

 

Dany Portales

 

 


jueves, marzo 25, 2010

 

Si Obama fuera Calderón

Que aterrice en la noche un Hércules de la Fuerza Aérea Mexicana en el aeropuerto de Washington. Que CNN difunda: "Extraoficialmente se sabe que ya llegaron y dormirán aquí el secretario de Defensa, Galván Galván, y el jefe de inteligencia de Los Pinos, Tello Peón". Que la mañana siguiente se junte toda la prensa anglosajona para ver bajar de la escalinata del TP-03 a la canciller Patricia Espinosa en un elegante traje sastre. Que arribe Gómez Mont tras haber declarado que la National Guard ha fracasado en su intento por detener el tráfico de drogas en Estados Unidos. Que los titulares de los periódicos se muestren expectantes a la reunión bilateral.

Que un legislador republicano diga en el Capitolio que es el inicio de una invasión. Que se cierre la avenida Pensilvania para el paso de los convoyes del Estado Mayor Presidencial, el FBI, el Secret Service y la policía de DC custodiando a los funcionarios mexicanos que van a Estados Unidos a revisar por qué no funciona su estrategia antidrogas, que está generando graves peligros en la seguridad nacional de México.

Porque, la verdad, ya estuvo bueno de que en Nueva Orleáns el índice de homicidios por habitante sea del triple que todo Sinaloa. Que haya 20 millones de estadounidenses consumidores regulares de droga, y mexicanos 4 millones. Que en 2008 las autoridades de México hayan decomisado 20 mil armas a los narcotraficantes en nuestro suelo, de las cuales, 90% fueron fabricadas y vendidas en Estados Unidos. Que existan 6 mil armerías en ciudades y pueblos gringos que hacen frontera con México.

Que en EU el narco genere 64 mil millones de dólares anuales y no se sepa de un operativo fuerte en Wall Street contra el lavado de dinero. Que el vecino del norte no haya detenido en su suelo a un solo gran capo de la droga. Que se haga de la "vista gorda" con el hecho de que las familias de los líderes de cárteles, y muchas veces ellos mismos, viven tranquilamente en McAllen, San Antonio, Laredo y El Paso. Que no haya un concejal, un congresista, un alcalde, un gobernador perseguido por sus vínculos oscuros con el crimen.

Que en este contexto de fracaso en la lucha contra la droga, el presidente Obama presupueste gastar en Irak y Afganistán 320 veces más que lo que aporta a la Iniciativa Mérida. Y por encima de todo, que exista la percepción de que el gobierno de Estados Unidos tiene históricamente, a través de la DEA, arreglos y negociaciones con los narcotraficantes para que operen en determinadas rutas y zonas, sin manchar de sangre a su ciudadanía, mientras en México ya están muriendo inocentes por la batalla policiaco-militar que se libra contra ellos.

Ya estuvo bueno. Que les hagan una visita. Y les digan: está bien, somos corresponsables en la solución a su problema.

Carlos Loret de Mola 

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/83099.html

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Yo creo que los gringos tienen un problema similar en cuanto a corrupción, infiltración de sus policías y aduanales (hace poco un alto funcionario de EUA lo aceptó, que sus agentes aduanales están infiltrados pero que no tienen los recursos para hacer una limpia), y violencia. Simplemente sus balaceras y muertos no los pasan en cadena nacional y los clasifican como peleas entre pandilleros. Lo que pasa es que los gringos son unos hipócritas, y pues son la potencia mundial, así que todo se hace bajo sus reglas.

¿Cómo les caería que en México se permitiera el cultivo y trasiego de drogas, pero no su venta al menudeo? Así como en EUA permiten la libre venta de armas, de todo tipo, a quien sea, que en México se permita la producción y comercio al mayoreo de drogas, para su exportación. En México las armas están prohibidas pero ellos no tienen el interés en ayudarnos a que no pasen hacia acá. ¿Por qué nosotros debemos hacer el trabajo de perseguir a los narcotraficantes? Lo único que debería vigilar el Estado Mexicano es que no cometan asesinatos, extorsiones, secuestros y otras actividades ilícitas que dañan a la población. Las drogas, que pasen, total a los gringos parece no importarles.

 


lunes, marzo 22, 2010

 

"Que renuncie Calderón"

"¿Qué hora es?" - "La que usted diga, Señor Presidente". Con ese chiste los mexicanos resumíamos toda una cultura política. Un modelo en el que la palabra del Primer Mandatario era la palabra revelada. Instrucción divina a la que se sometía el resto del mundo. Y no sólo era una percepción. El Congreso era tan sólo una oficialía de partes. Su partido era una extensión de sus deseos y los gobernadores eran figuras quita-pon más allá de la voluntad de sus gobernados. Y la lista podría seguir hacia los sistemas electorales, muchos medios de comunicación, los "sectores" obrero y campesino, entre otros. Todos dispuestos a responder :"la hora que usted diga, Señor Presidente".  

Pero el país cambió. Desde finales del sexenio de Ernesto Zedillo, durante el de Vicente Fox y lo que va del actual es claro que esta historia ya no es la misma. Los escépticos sólo tienen que mirar la cantidad de iniciativas propuestas por el Presidente Calderón que siguen acumulando polvo.

Lo extraño es que cambiaron muchas cosas pero no nuestra expectativa sobre el poder presidencial. Seguimos siendo caudillistas y la prueba más clara es la creciente expresión de sectores de la población que cree que si cambiáramos al actual Presidente – con su renuncia o al término del sexenio – se acabarían todos nuestros problemas. Es lo mismo de quienes anhelan el regreso del Virrey sólo que disfrazado de un discurso democrático.

 

El problema es que al personalizar todos los males del país dejamos de ver las causas reales. ¿O la economía del país no crece por culpa de Calderón? Todos los análisis, dentro y fuera del país apuntan como la causa central a una baja competitividad producto de leyes inadecuadas, rígidas, burocráticas. ¿Y qué están haciendo los 628 legisladores para cambiarlas?, ¿harán algo distinto los partidos sólo porque lleguemos al 2012?, ¿el PRI que hoy frena los cambios, será su promotor por arte de magia?

 

También se dice, cada vez con más presencia, que la violencia en el país es responsabilidad de la "guerra al narco de Calderón", lo cual resulta inexacto. Es cierto que el panista hizo del tema su principal objeto de gobierno, que el tema le sirvió al menos al inicio para ganar mayor apoyo a su administración, y que el enfoque ha sido equivocado e insuficiente como señalan los que hablan de los pocos golpes dados a la estructura financiera de los cárteles. No se trata de defender lo que a todas lucen no ha dado el resultado deseado.

 

Pero el problema no empezó el 1 de diciembre de 2006 como algunos parecen creer. Antes de esa fecha ya había municipios tomados por el narco, ya estaban las extorsiones a los comerciantes a cambio de "protección", los asesinatos estaban presentes y era evidentemente un desafío al Estado mexicano. Si se ignora esta realidad es por motivos políticos o porque se quiere pensar que una vez que se vaya Calderón, y cese el combate a estos grupos, la paz llegará a nuestro país.

 

Es un buen deseo pero no es real. No tiene por qué serlo. La guerra entre grupos no cesará con el cambio de administración. Las mafias no dejarán de asesinar por decreto y como cualquier otro actor de poder buscarán ser cada vez más influyentes.

 

El caudillismo mexicano nos ha hecho mucho daño a lo largo de la historia al depositar todas nuestras esperanzas en un solo hombre. Hoy vuelve hacerlo al creer que todos nuestros males residen en la persona que ocupa la Silla Presidencial. Mirémonos al espejo con auticrítica y renunciemos a esa ilusión que sólo nos lleva a la parálisis y a esperar, una vez más, la llegada de nuestro próximo salvador.
 
Mario Campos
http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle10345.html
 
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Los gobernadores, alcaldes, y los legisladores, así como los magistrados del Poder Judicial, tienen tanta responsabilidad en los problemas que tenemos como Calderón. Así es, por ejemplo, con el problema de la inseguridad, de la guerra contra el narco. Se dice que la guerra se está perdiendo, o que se ha perdido. De ser así, sería por culpa de los gobernadores y alcaldes, que no han movido ni un dedo para ayudar, al contrario, las policías siguen infiltradas, coludidas, corrompidas, por el crimen organizado. Y los gobernadores y alcaldes, se lavan las manos y dicen que todo es bronca federal. Ah, pero eso si, buenos para pedir más dinero a la federación y gastárselo sin comprobar nada, en obras o programos sin transparencia.
 
Y también los ciudadanos somos responsables, por no fijarnos bien en las personas por las que votamos. Por no saber de economía, ni de historia. Por no leer. Por no informarnos. Porque nos da hueva leer. Por no interesarnos en la política.
 
Dany Portales


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sábado, marzo 20, 2010

 

La luz al final del túnel

La violencia causada por el crimen organizado, por los narcos, se ha recrudecido en muchas partes del país en los últimos meses, semanas y horas. Ante éste clima de inseguridad, nunca antes vivido por prácticamente ningún mexicano (quizá sólo los que vivieron y recuerdan los años entre 1910 y 1930 vieron algo similar), nuestra reacción natural es la de experimentar miedo, zozobra, incertidumbre. La psicosis se apodera de nosotros y, como profecía auto cumplida, todo parece empeorar.

 

Y nunca falta el “aguzado” que se aprovecha de la situación e intenta llevar agua para su molino. A rio revuelto, ganancia de pescadores. Y empiezan a decir que antes todo estaba bien y que se puso feo cuando Calderón usó a las fuerzas armadas para combatir al crimen. Y ahí tienen a gobernadores, diputados, senadores, medios y hasta la CNDH pidiendo que el ejército regrese a los cuarteles. Si tú opinas así, yo te pediría que te hicieras ésta pregunta: ¿antes de que se intensificara el uso de las fuerzas armadas en el combate al crimen organizado, había o no cárteles de las drogas? Si estás medianamente informado de lo que ocurre en nuestro país contestarás que sí. Esos grupos criminales existen desde hace décadas en México, al menos desde los 70’s. Lamentablemente durante muchos años las autoridades de los 3 niveles, federal, estatales, y municipales, se hicieron de la vista gorda. De vez en cuando, principalmente por presión de los EUA, se detenía a algún capo, pero la realidad es que la mayor parte del tiempo los cárteles de la droga habían “trabajado” relativamente en paz, sin que las autoridades los molestaran. De hecho, los enfrentamientos y ejecuciones, las balaceras, se daban entre ellos no tanto con las fuerzas armadas, mucho menos las policías.

 

Tanta impunidad, tanto poder, tanto dinero, durante tanto tiempo, lo que provocó es que el crimen organizado empezó a extender su área de influencia en otros “nichos de mercado”. Antes sólo se dedicaban al cultivo y trasiego de drogas, rumbo a EUA, pero después incursionaron en otras actividades ilícitas, como contrabando, piratería, giros negros, y ya sin control ni freno de ninguna autoridad local, secuestros, extorsiones, cobros de piso, robos, etc. Después de los atentados a las Torres Gemelas en septiembre del 2001, los EAU endurecieron sus políticas migratorias, aumentaron la cantidad de agentes en la frontera, más controles, más inspecciones. Los canales para introducir droga a EUA se restringieron, y la proliferación de cárteles por tanta impunidad, causaron un aumento en la oferta de éste lado de la frontera. Era tan fácil volverse narco, hacerse rico rápidamente, y con casi nulas probabilidades de que te detuvieran, que muchos le entraron.

 

Hay quienes dicen que la pobreza y la falta de empleos son la principal causa del incremento en la delincuencia, pero yo no lo veo así. Hay países mucho más pobres que México y no tienen un problema así de grave. La principal causa es la impunidad, sentirse invencibles. Saber que las autoridades son fáciles de corromper y que no te atraparán. Los seres humanos tenemos un comportamiento normal, estadísticamente hablando, en cuanto a nivel o grado de valores morales. Lo que nos separa de la anarquía, lo que nos mantiene unidos en sociedad, es la existencia de ciertas reglas, normas, que todos aceptamos, en mayor o menor grado, para convivir. Mientras el costo (castigo) por violar dichas reglas sea alto, poca gente se atreverá a hacerlo. Un gobierno debe asegurarse que el costo de romper las reglas sea lo suficientemente alto para que sólo una fracción de la población se dedique a actividades criminales. Dicho costo es directamente proporcional a la probabilidad de que un criminal sea capturado, juzgado y castigado. Pero cuando hay tanta impunidad, la sociedad degenera en la anarquía. Lo vimos en Haití y en menor medida en Chile después de los terremotos. Ante una crisis de seguridad, sin autoridad, la gente empieza a robar. ¿Qué hizo el gobierno chileno? Toque de queda, y mano dura. Se acabaron los pillajes.

 

Con tanta droga en sus manos, y con más dificultad para cruzarla, los cárteles empezaron a incrementar su venta, hacer mercado, en México. Con armas e impunidad a su alcance, aumentaron sus actividades relacionadas: secuestros, extorsiones, derecho de piso, etc. Pero nada de eso es nuevo, tiene años. Y las autoridades federal, estatales y municipales no hicieron nada. Dejaron que sus policías, fueran corrompidas. Incluso hay sospechas muy fuertes de que algunos gobernadores, y muchos presidentes municipales, participan, son cómplices de los cárteles. La narco-política. Campañas pagadas con dinero del narco es un secreto a voces en muchos municipios y estados.

 

De repente el ejército primero, y después la marina, empiezan a entrarle directamente al combate al narcotráfico, ya no sólo con detección y destrucción de cultivos, sino con investigación, patrullajes, y detenciones. En los últimos 3 años las fuerzas armadas han incautado droga, armas, dinero y detenido narcotraficantes como no se había hecho en al menos los 10 años anteriores. ¿Acaso eso no les ha pegado a los criminales? Claro que si, y lo que empezaron a hacer fue a exigirles a los policías y agentes de tránsito que tenían comprados, que actuaran como sus halcones. Por eso en muchas ocasiones las fuerzas armadas han cateado casas vacías. Se les han escapado muchas veces. Pues las autoridades tienen al enemigo en casa. Al mismo tiempo las actividades de extorsiones, secuestros, robo de vehículos, derechos de piso, entre otras, aumentaron, pues mantener todo una estructura criminal, con tantas autoridades corruptas, es muy costosa. Además el tren de vida que llevan, con casas, ranchos, autos, mujeres, no es barato. Sumen todos esos ingredientes y ¿qué resulta? La situación actual.

 

Sólo las fuerzas armadas tienen el poder de fuego, inteligencia, cantidad de elementos, equipo, y movilidad, para hacerle frente a ese poder criminal que ya controlaba amplias regiones del país. Las autoridades formales hacían como que gobernaban, cobraban su sueldo de nuestros impuestos, se gastaban el presupuesto en banquetitas y dos que tres calles pavimentadas, pasaban los 3 años, y brincaban a otro puesto. Pero en las sombras estaba otro poder que era (es) el gobierno real en muchos municipios del país. Y eso no podía seguir así. Esta guerra se tenía que librar tarde que temprano. Hay que luchar contra ese cáncer a como de lugar. No podemos seguir viviendo en manos de criminales. Muchos dicen: “déjenlos trabajar, la violencia se dio porque el ejército los combate”, pero eso es una mentira. Era una paz de mentiras, sólo superficial. La realidad de los secuestros, extorsiones, derechos de piso, robos, y otros desmanes, ahí estaba, pero la mayoría calla.

 

Hay quienes opinan que la legalización es la respuesta, pues desde el punto de vista económico, si es legal, su precio bajará y disminuirá el interés por su comercialización. Supongamos que las leyes del mercado funcionaran así de simple, y que al legalizar baje su precio y el margen disminuya. ¿Qué creen que harán los criminales que hoy tienen enormes ganancias cuando eso suceda, si es que sucede? ¿Pagarán impuestos, crearán empresas legales? Claro que no, se moverán a otra actividad criminal que les reditúe altas utilidades, que mantenga su tren de vida. Perro huevero aunque le quemen el hocico. Ya se acostumbraron al dinero fácil y rápido. Quizá si haya que legalizar las drogas (aunque todavía hay que evaluar el costo social, en salud, que eso ocasionaría. Sólo hay que ver los problemas que causan el alcohol y el tabaco.) pero no sin antes desarticular, capturar a la gran mayoría de los capos y criminales que hay. ¿O alguien cree que se puedan reformar?

 

Otros hablan de que no es con las armas como se ganará esta guerra, sino con educación, deporte y empleo para los jóvenes, que son los semilleros de los criminales. Y tienen razón, hay que invertir en eso. Pero esa solución es de mediano y largo plazo. ¿Y mientras tanto qué? ¿Seguimos viviendo con los delincuentes actuales? Definitivamente el Estado, el gobierno mexicano, las fuerzas armadas, tienen que seguir en esa lucha hasta dejar a esos cárteles lo más debilitados posible. Es una guerra y no hay que darles cuartel. Creo que dará más resultados, en menor tiempo, que la población en general vea que el costo por convertirse en narco, en criminal, ha subido. Que si se meten a eso tarde que temprano caerán muertos o presos por las fuerzas armadas.

 

La impunidad fue lo que construyó este problema. No podemos consentir que se siga dando. Sí, es cierto, hay muchos muertos, hay un clima de inseguridad que nos tiene en una psicosis constante. Y más cuando autoridades locales y medios han bloqueado, censurado mucha información, con fines políticos o simplemente como comparsas de los criminales. Pero debemos soportarlo, no hay de otra. El crimen, como enredadera en un árbol, incrustó sus raíces muy profundo en la autoridad y en la sociedad en general. La enredadera esta abrazando muy fuerte al tronco del árbol, y sus hojas compiten por la luz del sol con las del propio árbol. Arrancar esa enredadera, que se dejó crecer durante tanto tiempo, no será fácil, ni rápido, y dolerá. No hay lonche gratis. Todo tiene un costo.

 

Por todas estas razones, te invito a que, primero, reenvíes este correo a todos tus contactos. Segundo, a que apoyemos a las fuerzas armadas en ésta lucha que se tiene que dar, y que todavía va a tardar tiempo en mejorar. Es bastante sospechoso que haya quienes pidan que el ejército regrese a los cuarteles. ¿Por qué lo piden si saben que nadie más puede tomar su lugar? ¿Qué fin persiguen? ¿A quién le conviene que ésta guerra contra el narco se pierda? Muchos medios están en la nómina de los criminales. Hay que tener cuidado. No nos dejemos engañar. Sólo las fuerzas armadas están haciendo un buen trabajo, y sólo ellos, soldados y marinos, pueden protegernos.

 

Tampoco es tiempo de psicosis. Las estadísticas no mienten, si no tenemos relación alguna con el crimen, ni somos policías o soldados, es mucho más probable que perdamos la vida en un accidente automovilístico que por una bala perdida. Sí, es cierto, hay casos donde mueren inocentes, el más terrible lo que pasó en Juárez con los jóvenes en una fiesta, pero aún así hay más muertes de jóvenes en todo el país, cada fin de semana, en accidentes relacionados con el alcohol. Aproximadamente el 90% de los muertos son criminales, el 9% son policías o soldados, y el 1% son inocentes. Mientras esa relación se mantenga, hay esperanza. Y puede mejorar si los ciudadanos apoyamos a las fuerzas armadas. Hay que denunciar. Háganlo de manera anónima, desde un teléfono público lejos de su casa. Pero denuncien. Si no lo haces, eres cómplice. Es tiempo de limpiar a México. ¿Tienes el valor o te vale?


martes, marzo 16, 2010

 

Los patriotas y los traidores

Ahora sucede que, quienes deseamos y proponemos que el petróleo estatizado y sindicalizado sea nacionalizado, para que su explotación beneficie a millones de mexicanos que subsisten penosamente sepultados en la miseria, somos unos traidores. ¿De qué le han servido, a esos 40 millones de mexicanos que subsisten en la miseria, a los lacandones, a los tarahumaras o a los mixtecos, el hecho de que México haya expropiado el petróleo hace ya casi 70 años? ¿Dónde está la verdadera nacionalización del petróleo? En ningún lado, ¿verdad..? Pues que quede claro: quienes propongan el ingreso del capital extranjero en Pemex, para explorar y explotar conjuntamente los yacimientos petroleros mexicanos, como lo hacen todos los países, de modo que se puedan inyectar en la economía 600 mil millones de dólares en ocho años, mismos que se utilizarían para elevar a esos millones de mexicanos a la altura misma de la dignidad del ser humano, somos unos traidores a la patria. Los patriotas son los que insisten en repetir los mismos errores que en 80 años nos han instalado en la ruina.

 

Quienes nos preguntamos dónde hay más soberanía, ¿en un país donde una sola empresa administra la riqueza petrolera y es controlada por un sindicato venal y podrido, siendo que dicha paraestatal se encuentra quebrada a pesar de no tener competencia en el mercado nacional, o en un país en el que existen por lo menos 20 diferentes empresas petroleras, todas ellas controladas por un gobierno que ya no resentiría las amenazas de líderes obreros corruptos que, a través de chantajes, podrían inmovilizar al país? ¡Si se hunde Pemex, se hunde su gobierno, se hunde México, señor Presidente..! Si de las 20 empresas petroleras de mi ejemplo, una de ellas sufriera el flagelo de una huelga, las otras 19 seguirían operando sin que nada ni nadie pudiera poner al país de rodillas, energéticamente hablando. De modo que, ¿dónde hay más soberanía? ¿Por qué México es de los países productores de petróleo que tiene más empleados por barril producido? ¿Por qué..? Muy sencillo: porque quien asalta a Pemex no sólo es el gobierno, sino un sindicato que tiene secuestrada a la principal empresa del país, otra sanguijuela que bien estaría dispuesta a condenar a la paraestatal a su extinción con tal de no perder sus privilegios y sus prebendas. Quienes se atrevan a solicitar la apertura de Pemex con todas las reglas existentes en el mundo entero es un traidor a la patria. Es mejor, afirman los patriotas, que una sola empresa, podrida por la corrupción y atenazada en el atraso, pueda paralizar a la nación y acabar con cualquier vestigio de soberanía, que abrirla al capital extranjero para aprovechar un tesoro al que no tenemos acceso tecnológico.

 

Traidores somos quienes proponemos la extinción de los sindicatos de petroleros, de maestros, de empleados del IMSS, de los electricistas, que aglutinan a una elite de trabajadores del sector público que disfruta de prestaciones que ni sueñan quienes trabajan en el sector privado. Quienes no estamos con el sindicalismo oficial, con el sindicalismo que tiene secuestrado al país, basta con ver que Calderón le concedió la exención suicida del impuesto sobre la renta al SNTE, somos unos reaccionarios enemigos de la unión de fuerzas obreras que nos oponemos, como instrumentos de la ultraderecha, a la superación y preservación de los intereses y el patrimonio de la clase trabajadora. Patriotas son quienes succionan como voraces sanguijuelas el presupuesto federal de egresos que debería beneficiar a todos los mexicanos y nunca a un grupo de burócratas privilegiados.

 

Traidores somos quienes conocemos cómo el Presupuesto de Egresos se financia con 40% de las exportaciones petroleras y que, a falta de ellas, por el agotamiento irresponsable de nuestros pozos, podemos llegar a padecer una debacle financiera y monetaria sin precedentes en la historia económica del país y por ello pedimos desesperadamente la apertura petrolera con la debida imposición de reglas. Patriotas son los que ignoran esta terrible realidad o la ocultan perversamente y todavía insisten en la cerrazón para acrecentar su capital político explotando la ignorancia de los imbéciles. ¿Cuántos imbéciles hay en México que se dejan llevar por el contenido de un grito necrológico que establece: Viva la muerte y muera la inteligencia?

 

Traidores somos los amigos de la globalización, los de la apertura, los impulsores de la evolución y los del progreso, que exigimos el derrumbe de fronteras, la oxigenación nacional, la integración de una Unión Económica Norteamericana, la UEN, calcada con sus debidas adaptaciones de la europea. Patriotas son quienes pretenden imponer por la fuerza, como si fueran los supremos intérpretes de la voluntad nacional, la clausura de la razón, la inmovilidad, el amurallamiento de México para impedir la evolución de las instituciones, mismas que, a pesar de la histórica sangre derramada, se deben mandar al diablo… Que vengan los patriotas. Fusilemos a los traidores…

 

Francisco Martín Moreno

fmartinmoreno@yahoo.com

¿Cuántos imbéciles hay en México que se dejan llevar por el contenido de un grito necrológico que establece: Viva la muerte y muera la inteligencia?

 

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¿A qué partido está afiliado el sindicato de PEMEX? ¿Quiénes se oponen a una reforma laboral que, entre otras cosas, obligaría a la transparencia y democracia interna a los sindicatos?

Medítalo.

 

 


sábado, marzo 06, 2010

 

Nostalgia hacendaria

“En estos días he recorrido en gira de peroraciones el estado de Morelos. Por doquier -y como si eso fuera poco también por dondequiera- he visto las altas chimeneas, los chacuacos, de las haciendas azucareras del ayer. Hermosos sitios ésos, algunos han sido convertidos en hoteles de lujo para viajeros nacionales y extranjeros. Iguales ex haciendas he encontrado en todos los rumbos del País, lo mismo en Yucatán que en Chiapas, igual en Durango que en Sonora; en Michoacán y también en Veracruz.

 

Todas eran centro importante de trabajo, y todas productivas. Es falsa la leyenda negra propalada por la historiografía oficial según la cual los hacendados eran hombres perversos que oprimían a sus peones y los esclavizaban. Algunos habrán sido así, seguramente, pero en la mayoría privaba una actitud paternalista que los hacía sentirse responsables de sus trabajadores, cuidar de ellos y proveer a sus necesidades. A la gente no le faltaba qué comer. Cuando alguien le hizo notar eso a Madero, reprochándole su rebeldía, él contestó: "-El pueblo no tiene hambre de pan: tiene hambre de libertad".

 

Ahora ese pueblo oprimido por la pobreza debe ir a una nación extranjera para ganar el pan. El ejido terminó arruinando el campo; la Reforma Agraria se volvió nidal de corrupción para provecho de caciques políticos, funcionarios ladrones y líderes venales. Todo acabó en esto que ahora tenemos: dependencia y migración. Veo esas hermosísimas haciendas y me invade, como al poeta jerezano, una íntima tristeza reaccionaria...”

 

Armando Fuentes Aguirre, Catón

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Yo corregiría a Catón, a quienes nos damos cuenta de las causas económicas detrás del fracaso de la Reforma Agraria, de la pulverización de la tenencia de la tierra, no nos invade una “tristeza reaccionaria”, nos invade una tristeza libertaria. Los reaccionarios son ahora quienes se oponen a las reformas, a los cambios, que permitirían a México avanzar, mejorar. Ellos son los conservadores actuales. ¿Los identificas?

 

Dany Portales

http://no-al-populismo.blogspot.com/

 

 


jueves, marzo 04, 2010

 

Neoliberal tu madre

Si el país no crece, es seguramente culpa del neoliberalismo. Nada peor que ser etiquetado así. Cualquier reforma que afecte a algún grupo bien organizado es neoliberal. Hasta Carlos Salinas lo usa para culpar a Zedillo del rescate bancario. Ya sólo falta oírlo como insulto en la calle por un incidente de tráfico.

La prensa, sin embargo, está llena de calificativos positivos para Chile y sobre todo Brasil que representan la izquierda moderna. El modelo a seguir ya no es Chávez y su socialismo, como lo fue cuando tomó el poder en 1999. En sus 11 años de gobernar Venezuela ya la hundió en una crisis similar a la de México en 1982.

En Chile y Brasil hay una activa política social, aunque parecida a la mexicana. En donde se distinguen es en ser más pro mercado que nuestra derecha, sobre todo en Chile. Brasil sigue estando sobrerregulado en muchos ámbitos. Si más pro mercado es más neoliberal, son más neoliberales que nosotros.

Veamos el principal factor de producción, el trabajo. El sueño de un neoliberal sería que no existiera restricción alguna al despido de trabajadores. En un texto reciente publicado por James J. Heckman de la Universidad de Chicago y sus coautores, intitulado "Policies to Promote Growth and Economic Efficiency in Mexico", se muestra que nuestro mercado laboral está más regulado que el de Chile y el de Brasil. En América Latina se regula más el mercado de trabajo que en el resto del mundo. Los más flexibles son los países desarrollados angloparlantes, seguidos del Sudeste de Asia.

En el mercado de la tierra en un país neoliberal todo está a la venta. Prácticamente así es en Chile y Brasil. En México casi la mitad del territorio sigue bajo el régimen ejidal o comunal, con enormes restricciones para vender. Si Brasil es más eficiente en el campo, es porque pueden acumular grandes extensiones sin problemas legales y tiene empresas con buenas economías de escala. Un caso extremo de ineficiencia en México es la industria de la caña de azúcar, una de las más reguladas del mundo. Cuando se firmó el TLC se pensaba que podríamos ser grandes exportadores de azúcar, por ello en Estados Unidos nos pusieron trabas a la apertura de ese mercado. Ahora que ya se abrió es más barato producir en Estados Unidos. Mucho más lo es en Brasil.

En el mercado de la energía las restricciones en México para la inversión privada son casi totales. En Chile y Brasil hay inversión privada sin restricciones en la producción y distribución de electricidad. En petróleo, Petrobras compite con otras empresas y cotiza en Bolsa.

En un país neoliberal es fácil hacer valer un contrato. El acreedor demanda cuando le dejan de pagar. Según la escala en el texto de Heckman, entre los países donde es más fácil cobrar un crédito se encuentran Estados Unidos y China, el cuarto más difícil es México. Chile y Brasil se encuentran mejor situados que nosotros.

En un país neoliberal hay mucha competencia en todos los mercados y, cuando esto no sucede, hay una autoridad capaz de sancionar a quienes se coluden en contra del consumidor. En México hay poca competencia en muchos mercados. Una razón de esto es que la Comisión Federal de Competencia tiene pocos dientes, muchos menos que la brasileña, como se hizo evidente en el Foro sobre Competencia Económica de la semana pasada. No hay espacio para seguir con los ejemplos.

Llamar a México neoliberal es utilizar el término sólo como insulto. ¿Por qué ha sido tan exitoso como epíteto? En parte porque nuestro gobierno es débil. No por ser neoliberal, sino por el peso de la simulación burocrática, la corrupción y otras patologías. Antes de la democracia el poder del Presidente disciplinaba. Ya no. Se necesita más mercado, pero también más Estado que discipline a nuestros monopolios privados.

También ha sido exitoso como epíteto por los altos costos de la crisis del 94-95. La administración de Salinas prometió crecimiento y estabilidad a cambio de las primeras reformas, el resultado fue una crisis horrible y el Fobaproa. Grupos bien organizados que se benefician con la falta de competencia han también logrado imponer el adjetivo neoliberal a los cambios que les afectan, como una justificación más para poder seguir abusando de todos nosotros. Eso sí es un insulto.

Carlos Elizondo  Mayer-Serra
elizondoms@yahoo.com

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¿Ya sabes quiénes son los que en México se oponen a la reforma laboral que haría más flexible el mercado del trabajo, incentivando inversiones, y generando más empleos, además de acabar con las huelgas locas, eternas, y sindicatos corruptos? ¿Sabes quiénes son los que se oponen a una reforma fiscal integral que incentivaría inversiones productivas, las que generan riqueza y empleos? ¿Sabes quiénes se oponen a una reforma energética que permitiría inversión privada, y claro, libre competencia, en ese sector abarantando los costos de la luz y gasolina, además de mejorar calidad y servicio? ¿Y sabes quiénes se oponen a una reforma política que le daría más poder al ciudadano, con candidaturas independientes, reelección como forma de premio o castigo a políticos, referendums y plebiscitos, entre otras cosas? ¿Quiénes son los más conservadores porque se niegan a hacer los cambios que éste país requiere para que seamos una potencia? ¿Quiénes son los que quieren mantener el status quo porque les permite administrar la pobreza y seguir enriqueciéndose con el Erario?

¿Tienes el valor o te vale? ¿En serio te vale lo que está pasando y permites que no suceda ningún cambio?

Medítalo.

Dany Portales (un liberal que busca el bien de México).

http://no-al-populismo.blogspot.com/


 

Son partidos cárteles políticos.-Dresser

Denise Dresser cuestionó la herencia que dejó el PRI en el sistema político mexicano

Claudia Salazar y Carole Simonnet, El Norte/Reforma

Ciudad de México  (3 marzo 2010).- México vive una democracia exótica y disfuncional en la que los partidos se han vuelto cárteles de la política, que buscan conservar privilegios, evitar la rendición de cuentas y limitar una mayor participación ciudadana, advirtió la politóloga Denise Dresser.

Afirmó que la reelección consecutiva de legisladores y alcaldes, la iniciativa ciudadana, la iniciativa preferente, la revocación de mandato o el referéndum son instrumentos que dan más peso a la ciudadanía y menor poder a la clase política, y por ello hay quienes se oponen a estas reformas.

"Las diversas reformas de la transición han producido partidos que se vuelven cárteles de la política, operan como tales, deciden quién participa en ese cártel y quién no, deciden cuánto dinero les toca y cómo repartirlo, deciden las reglas del juego y resisten demandas para cambiarlo", expresó.

Durante un foro organizado por el grupo parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados para analizar y debatir la iniciativa constitucional de reforma política del Ejecutivo federal, Dresser cuestionó la herencia del PRI en el sistema político mexicano.

Señaló que tras 70 años en el poder, el priismo dejó a ciudadanos que no saben cómo ser ciudadanos y demandar que se les restituyan derechos democráticos que existen en todas las naciones, como es la reelección.

"El sistema político funciona bien para las élites, candidatos y empresas y funciona mal para sus ciudadanos", comentó.

El Congreso, afirmó, está lleno de diputados que sin rendir cuentas, sin asistir al pleno o explicar el sentido de sus votos, reciben puntualmente su dieta.

Señaló que impera la lealtad al coordinador y no la calidad del trabajo, además de que se premia a los cuates y no hay una transmisión de la demandas ciudadanas.

"El sistema político electoral asegura la rotación de élites, pero no hay representación de ciudadanos", indicó.

"Fue creado para fomentar la competencia entre partidos pero no para rendir cuentas, se reparte el poder que tenía el PRI, fue diseñado para promover la alternancia y no para construir contrapesos".

También catedrática y editorialista, Denise Dresser expuso que quienes se oponen a la reelección consecutiva de legisladores y alcaldes son los mismos que mantienen el "trampolín" político para saltar de un lado a otro en los cargos públicos, sin que haya una sanción ciudadana sobre su trabajo.

Recordó que fue el PRI el que incorporó en la Constitución la prohibición de la reelección, con el fin de garantizar la rotación de sus élites.

"El no a la reelección es una consigna del pasado, el sufragio efectivo no reelección dio un panorama perverso, se puso al diputado para no vigilar lo que hace ahí, al llegar al Congreso, quedarse y saltar después. Es una consigna del pasado el sufragio efectivo no reelección, nos da un panorama perverso, porque el sufragio lleva al diputado a donde está y no es posible no vigilar lo que hace ahí", expresó.

"Hay diputados que aterrizan en el presupuesto, pasan al Senado y a una Presidencia Municipal, luego una diputación local ¿Cuántas veces ha sido diputada Beatriz Paredes?, hacen todo esto sin haber rendido cuentas jamás".

Dresser planteó que el problema del sistema político no es la falta de mayorías en el Congreso para el Presidente de la República, a fin de lograr las reformas que promueve el Gobierno, sino la falta de voluntad política para cambiar el status quo que impera.

Afirmó que todos los días hay un pacto implícito de políticos, empresarios, poderes fácticos y sindicatos para mantener las cosas como están y evitar que los ciudadanos tengan un mayor poder de decisión sobre los asuntos que se discuten en el Congreso.

 

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¿Quiénes son los que se están oponiendo a la reforma política que le daría más poder al ciudadano y debilitaría la partidocracia? ¿Sigues las noticias de interés nacional? ¿Te interesa la política o sólo ves los partidos de fútbol y las novelas? Aunque no nos guste la política, porque si es un asco, nos debe interesar, pues de ahí salen las leyes y acciones de gobierno que nos afectan en nuestra vida diaria. ¿Te quejas de los altos impuestos? ¿De la falta de empleo y crecimiento? ¿De la pésima educación? Si es así tienes que interesarte más en la política, pues de lo contrario alguien más lo hará y con su voto y opinión se tomarán decisiones que te afectarán.

 

¿Ya meditaste de quienes son los que se oponen a los cambios que el país requiere y que están causando que haya altos impuestos, poco o nulo crecimiento, poco empleo, mala educación, altas tarifas eléctricas, etc.? Piénsalo.

 

http://no-al-populismo.blogspot.com/


miércoles, marzo 03, 2010

 

LA BATALLA DE TAMAULIPAS

ESTAMOS EN ACCION RESPONSABLE POR TAMAULIPAS.

LA BATALLA DE TAMAULIPAS

March 1, 2010 — 12:00 am

El gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández, se quejó el jueves con el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, que las redes sociales habían creado la sicosis de violencia e inseguridad en el estado. El tema de su urgente visita no eran las redes sociales por supuesto, sino, precisamente, la violencia y la inseguridad en Tamaulipas. ¿Pero –comentaron- podrían los cárteles de las drogas usar las redes sociales? Naturalmente. Al Qaeda lleva años comunicándose a través de cuentas en internet. ¿Pueden contribuir a la inestabilidad? También. Sobretodo si no hay respuesta eficaz de quienes los persiguen. ¿Fueron responsables de la sicosis e inseguridad? Momento. Sobrestimar las redes sociales y subestimar la capacidad de fuego del narco en Tamaulipas, más que un error, es una tontería.


No fueron Twitter ni Facebook los detonadores de la sicosis y la violencia en el norte del estado, sino que el cártel que dominó la vida y la muerte durante cinco años se quebró, y los gobiernos estatal y local se pasmaron. El punto de inflexión fue el 18 de enero pasado, cuando Salvador Flores Borrego, apodado Metro 3, asesinó en Reynosa a Víctor Pérez Mendoza, El Concord, quien era el brazo derecho de Miguel Treviño, conocido como el Z-40, y quien de acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, es el narcotraficante más sanguinario que hay en México.


La ruta crítica de la implosión del cártel tamaulipeco se encuentra contenida en un informe que proporcionó la DEA a las autoridades policiales mexicanas a finales de enero, anticipando desde ese momento que las cosas se pondrían sumamente calientes en esa zona. La DEA vio venir el problema por la información que le dieron sus agentes infiltrados en el Cártel del Golfo. Flores Borrego, responsable del grupo en Ciudad Alemán y Reynosa, actuó bajo las órdenes de Jorge Eduardo Costilla Sánchez, alias El Coss, quien junto con Ezequiel Cárdenas Guillén tenía el control del Cártel desde que su jefe Osiel Cárdenas Guillén fue arrestado en 2003.


El arresto del ex jefe criminal y su posterior deportación a Estados Unidos –la semana pasada lo sentenciaron en un corte de Dallas-, inició un largo periodo de frágil relación con el brazo armado del Cártel, Los Zetas, formado con desertores de las fuerzas especiales del Ejército, entrenados en Estados Unidos. Aunque Los Zetas permanecían como sicarios del Cártel, desde hace más de dos años ya eran en sí mismo una organización independiente.


Liderados por Heriberto Lazcano, el Z-1, y Treviño, Los Zetas se convirtieron en proveedores de drogas en Centroamérica –donde Pérez Mendoza era responsable-, y Europa –de la mano de los jefes zetas-. Cárdenas y Costilla manejaban el día a día del Cártel, y aunque había fricciones desde hace tiempo con Los Zetas, no se ha podido determinar –la DEA no lo menciona en su informe- la razón por la cual se dio la orden de ejecutar a Pérez Mendoza. Treviño reaccionó como lo hacen las mafias. Según la DEA, pidió a El Coss que le entregara a Flores Borrego, con lo que quedarían a mano. La respuesta fue el silencio.


Reynosa entró en tensión y comenzaron a circular por las calles convoyes de narcos, algo que hacía tiempo habían desaparecido de las calles mexicanas. Se estaban cazando los sicarios del Cártel del Golfo y Los Zetas. El 30 de enero, los hombres del Z-40 interceptaron a 16 miembros del entorno de El Coss y los asesinaron en esa ciudad. La batalla por Tamaulipas había comenzado.


El gobierno de Hernández no acudió al federal por ayuda en ese momento. El alcalde de Reynosa, Óscar Luebbert, tampoco hizo nada, pese a que había indicadores de un rompimiento se venía cocinando antes de la ejecución de El Concord. A Cárdenas y Costilla no les gustó cuando Los Zetas se acercaron a Arturo Beltrán Leyva en la primavera de 2008 para enfrentar a sus viejos aliados en el Cártel de Sinaloa, pero no hicieron nada. Al morir Beltrán Leyva en diciembre, cambiaron la táctica, y según informes militares, se aliaron con el Cártel de Sinaloa para ajustar cuentas con su brazo militar. Todo ello transcurrió frente a los ojos de las autoridades tamaulipecas, que actuaron en forma omisa.


La paz se rompió abruptamente. Durante casi toda la gestión de Hernández el Cártel del Golfo y su brazo armado de Los Zetas, mantuvieron control absoluto del estado y no permitieron que ninguna organización enemiga los desafiara en su territorio, razón por la cual no se vio involucrada en la vorágine de violencia de los tres últimos años. Al ir Treviño por la venganza, comenzaron los enfrentamientos. No había operaciones militares en su contra, pero la inusual actividad iniciada por la banda los llevó a cruzarse con unidades de la Marina comisionadas en el estado.


Los marinos tenían dos encomiendas: la protección de la Cuenca de Burgos, el yacimiento de gas natural no asociado al petróleo más grande del país, y la vigilancia de los oleoductos de Pemex, donde había un saqueo creciente de hidrocarburos. Con los dos bandos en batallas callejeras, la semana pasada se cruzó un convoy con una patrulla de marinos. El enfrentamiento dejó un saldo de 10 muertos, que fue el incidente que hizo voltear los ojos a Tamaulipas, y socializó la violencia en el resto el país, en buena parte sí, a través de las redes sociales.


El argumento del gobernador Hernández sobre las redes sociales es baladí. El informe de la DEA hace cerca de un mes le pasó desapercibido al gobierno mexicano, que no tomó acciones preventivas. Las autoridades tamaulipecas, tras el asesinato de Pérez Mendoza tampoco. Supieron del ultimátum del Z-40 a El Coss, vieron cómo empezó la matazón vengativa en Reynosa, y tuvieron que haber sentido el principio de la inestabilidad que, cuando no tiene antídoto, provoca sicosis. La batalla de Tamaulipas comenzó en cámara lenta, pero las autoridades se quedaron paralizados, o a la expectativa. La respuesta gubernamental que contribuyera a disminuir la angustia y el temor a los tamaulipecos a tiempo, nunca llegó. Lo demás, es justificación de incompetencia.

 

rrivapalacio@ejecentral.com.mx


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