domingo, agosto 31, 2008

 

Cacicazgos sectoriales

El poder central de los aztecas era tan importante que Hernán Cortés no pudo limitarse a fundar Veracruz (a la orilla del mar, como casi todas las metrópolis del continente). Tuvo que subir a conquistar el centro.

Tres siglos después, los insurgentes que destruyeron el poder virreinal no querían virrey ni emperador ni presidente que dominara desde el centro. Formularon un teórico pacto federal, a la manera de los Estados Unidos, donde ni las tribus indígenas ni la corona inglesa tuvieron un poder central.

El debate interminable entre federalistas y centralistas, liberales y conservadores, republicanos y monárquicos; la inestabilidad de un Estado concebido en función de principios teóricos, no realidades prácticas; desembocaron en guerras civiles y extranjeras. Finalmente, se logró un consenso: la resignación ante la fuerza de Porfirio Díaz, que se apoyó, no en las mejores teorías, sino en los cacicazgos regionales, despojándolos gradualmente de poderes que centralizó.

Esta nueva pirámide, que desde el centro del país organizaba el poder en el espacio, tenía un problema: el tiempo. El hombre indispensable era mortal, y no aceptó la presión para que señalara a Bernardo Reyes como sucesor. Tampoco la propuesta, por demás razonable, de Madero: que en las elecciones de 1910 (cuando cumpliría 80 años) siguiera como Presidente, pero dejara a los votantes la selección del vicepresidente.

La Revolución (como la Independencia) destruyó el poder central sin reemplazarlo. Volvieron los debates de principios sagrados y la guerra civil, con una novedad: los magnicidios. Calles, como Díaz, se apoyó en los cacicazgos regionales para fundar un nuevo poder central, con una carta magna (no escrita): todos los partidos revolucionarios se fusionan en un partido único. Todos los revolucionarios tienen derecho al queso, pero no al asesinato, ni a la disputa armada o legal. El Presidente es el supremo árbitro de todos los conflictos.

Sobre esta reconstrucción del porfiriato, Calles añadió algo nuevo (iniciado con Obregón): el desarrollo de cacicazgos sectoriales, como contrapeso de los otros. Desde el imperio azteca hasta Porfirio Díaz, la base del poder central había sido espacial: tolerando, negociando y sometiendo desde el centro a los caciques locales. Pero las centrales campesinas (que sirvieron para amagar a los hacendados), obreras (para amagar a los industriales) y "populares" (brigadas de militantes, ambulantes, taxistas o manifestantes de alquiler para hacer bloqueos y plantones) fueron milicias revolucionarias novedosas: medios "pacíficos" de violencia central, que hacían innecesaria la intervención del Ejército, reservado como último recurso.

El Presidente Cárdenas, que se valió de las centrales revolucionarias para acabar con el maximato del ex Presidente Calles, lo expulsó del país (en vez de matarlo) y mejoró el pacto revolucionario: nadie llega al poder para quedarse. Al terminar su turno, puede llevarse el queso acumulado y disfrutarlo en paz, pero no estorbar a los que siguen.

Miguel Alemán añadió otra innovación: sacar al Ejército del partido único y acaudillar a los universitarios en la toma civil del poder central.

Así quedó redondeado un sistema de poder temporal (más que espacial, cronopolítico más que geopolítico) de extraordinaria capilaridad. La gran pirámide central permitía ascender mansamente haciendo cola, desde posiciones ínfimas hasta las cimas alcanzables por vía de la UNAM. A diferencia del porfiriato, que culminaba en don Porfirio, inmovilizando todo el aparato político, el nuevo sistema no tenía tapones: la cola ascensional se movía lentamente, pero se movía, abriendo oportunidades de ascenso en todos los niveles.

Con una excepción: el poder sectorial, taponado por líderes vitalicios, cuyo paradigma fue Fidel Velázquez. Aunque se decía que las centrales obreras eran simples correas de transmisión del poder presidencial, eran realmente cacicazgos subordinados, con sus propias bases de poder sectorial. Cuando algunos teóricos brillantes le hicieron creer al Presidente Echeverría que podía destituir a Fidel, tuvo que dar marcha atrás rápidamente.

Carlos Salinas de Gortari soñó en la reelección o el maximato (rompiendo el pacto) y el resultado fue la regresión a los tiempos anteriores a Calles: reaparecieron los magnicidios, se fragmentó el partido único y resurgieron los cacicazgos locales (el Presidente Zedillo no pudo destituir al Gobernador de Tabasco).

Las elecciones del 2000 consumaron la destrucción del poder central, y no lo reemplazaron. Volvió la guerra de principios sagrados, y se desataron los caciques: locales (gobernadores), sectoriales (líderes sindicales, "campesinos" y "populares") y criminales, que son híbridos. Como poderes regionales, son una regresión a los tiempos anteriores al porfiriato: bandidos que dominan territorios. Como poderes sectoriales, militarizan la lucha intersindical por la dominación del sector.

Ya no existe el supremo árbitro (capo di tutti capi), y todavía no hay instituciones democráticas suficientemente fuertes para que impere la ley. Los partidos mismos son cacicazgos sectoriales, dedicados a la guerra intersindical por el queso.


Gabriel Zaid


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sábado, agosto 30, 2008

 

Quimeras

Felipe Calderón llegó a la Presidencia con una lección bien aprendida. Vicente Fox se había equivocado, primero, al fijar las prioridades de su gobierno y, segundo, al no entender que debía entablar negociaciones con los priistas para emprender las reformas necesarias. No sólo eso. Calderón emprendió contactos previos en el entendido de que AMLO tenía toda la intención de impedir su toma de posesión. El PRI se convirtió, a partir de ese momento, en el interlocutor obligado y comenzó a jugar su propio juego.

La estrategia funcionó. Calderón tomó posesión en medio de protestas, pero cumplió con lo que marcaba la Constitución. Luego vino la reforma del sistema de pensiones del ISSSTE. Los priistas decidieron ir para adelante y negociaron directamente con el Presidente de la República. Todo eso se hizo al margen del PRD y la reforma fue aprobada con los votos de priistas y panistas, incluyendo el visto bueno del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y del sindicato de los trabajadores del ISSSTE.

Después de un impasse de nueve años (los tres últimos del Gobierno de Zedillo y los seis de Vicente Fox), la reforma de las pensiones sorprendió a todos. Sus efectos inmediatos fueron positivos: se conjuró el riesgo de la quiebra del sistema de pensiones y mejoró la calificación financiera de México. Mejor, imposible. La estrategia funcionaba y funcionaba muy bien. Es más, parecía que se reeditaría el acuerdo de largo plazo que había prevalecido entre panistas y priistas durante el Gobierno de Salinas de Gortari. Las reformas y la modernización estaban al alcance de la mano.

Pero el sueño se desvaneció rápidamente. El Senador Beltrones tenía otras intenciones. Su apuesta no era por un acuerdo de largo plazo con el Gobierno de la República, sino por oscilar entre panistas y perredistas. La estrategia fijó las coordenadas en términos muy precisos: primero, no se tocaría el asunto del IVA en medicinas y alimentos porque dividiría a los priistas y tendría un alto costo político. Segundo, se condicionaría la aprobación de la reforma fiscal a que el Gobierno de la República aceptara la reforma electoral impulsada por priistas y perredistas.

De ese modo, el Senador Beltrones ganaba en todas las mesas: ajustaba cuentas con los consejeros electorales (en particular con Luis Carlos Ugalde, a quien consideraba un instrumento de Elba Esther Gordillo); minaba la autonomía del IFE y lo sometía a la férula de los partidos; eliminaba la exposición de los gobernadores en los medios de comunicación; y, por último, blindaba sus aspiraciones políticas con la ley mordaza que prohíbe las campañas negativas.

La decapitación de los consejeros del IFE era un regalo en bandeja de plata para el PRD y, en teoría, para López Obrador. Finalmente, eran ellos los que se habían quejado de irregularidades y denunciaban un fraude electoral. Fue, en otras palabras, la manera en que Beltrones cimentó el puente con los perredistas. Sentar y mantener al PRD en la mesa de negociaciones bien valía la cabeza de Ugalde y compañía.

Además, el programa de reformas podría seguir adelante. El compromiso era sacar adelante la reforma energética que figuraba entre las prioridades de Felipe Calderón. El procedimiento repetiría lo ocurrido con el régimen de pensiones. Pero fue ahí donde empezó una comedia de equivocaciones. El acuerdo del PRI con el PRD tronó con el nombramiento de los nuevos consejeros electorales. López Obrador descalificó a los nuevos integrantes y puso en cuestión la totalidad de la reforma. Todo eso era previsible. La estrategia de negociación es inaceptable para el rayito de esperanza y no hizo otra cosa que ahondar el enfrentamiento con el ala reformista del PRD.

¿Sobra señalar lo evidente? El presidente legítimo decidió colgarse de la oposición a la reforma de Pemex para revivir y dar una batalla frontal contra el Gobierno de la República. Se trata, en sentido estricto, de la crónica de una guerra anunciada. La toma de la tribuna en el Congreso, la exigencia de un foro de consulta organizado por el Senado y, finalmente, la consulta ciudadana organizada por López son pasos previos a la toma de aeropuertos, el bloqueo de calles y la exigencia de que el gobierno espurio renuncie. El guión fue escrito hace meses y será protagonizado muy pronto por el propio rayito de esperanza.

Se acercan, pues, tiempos de definiciones. El Senador Beltrones y los priistas no podrán seguir jugando un doble juego. La denuncia y el combate contra ellos serán muy virulentos. López no piensa dejar títere con cabeza. El contenido y la urgencia de la reforma no le preocupan en lo más mínimo. Su posición se resume en dos frases: a Pemex hay que salvarlo desde la Presidencia de la República; el movimiento soy yo. Así que una vez que avance el proceso legislativo comenzarán las movilizaciones y, por supuesto, la toma del Congreso. En el imaginario lopista ésa será la madre de todas las batallas.

No se agotan allí las torpezas y los errores. La reforma que será aprobada es una minirreforma. Felipe Calderón envió un proyecto muy modesto atendiendo a los pronunciamientos del senador Beltrones: no habrá reforma constitucional ni contratos de riesgo. Es más, para no enturbiar el agua ni complicar las negociaciones con el PRI los funcionarios del Gobierno federal no dieron la batalla en los medios de comunicación. Ese vacío fue aprovechado con gran habilidad por López para difundir su propaganda: no a la privatización. Y hay que reconocer que en ese campo ganó la contienda porque un sector importante de la población se ha creído la gran mentira.

El panorama no puede ser más absurdo. Vamos a un enfrentamiento por una reforma que tiene un valor mínimo. Y tiene alcances nimios porque se hizo hasta lo imposible para no provocar a López o darle argumentos para denunciar la supuesta privatización. Pero al final del día el enfrentamiento tendrá la misma intensidad y virulencia que si se tratara de una reforma a fondo y de gran calado. El PRI está atrapado entre un cálculo político, que ya resultó mal, y los fantasmas y prejuicios del pasado.

Calderón, por su parte, se equivocó al creer que en materia energética se podría confiar y avanzar con los priistas. Pero lo más grave es que negoció aspectos fundamentales del andamiaje democrático a cambio de una quimera: sentar y mantener al PRD (López incluido) en la mesa de negociaciones.


Jaime Sánchez Susarrey

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Ahí anda el rumor de que habrá toma de aeropuertos, carreteras y edificios públicos. Yo creo que AMLO y su movimiento ya se desinflaron. Sin duda hay un 10 o 15% de la población que lo apoyan, pero realmente sólo un 1 o 2% son los más radicales que saldrían a las calles a intentar paralizar al país. Estamos hablando de 1 millón de personas. Nada despreciable, pero que en en su gran mayoría (75 u 80%) están concentrados en el DF.
Estoy convencido de que si lo intentarán, pero eso hundirá más al PRD en las preferencias electorales rumbo al 2009. Eso lo saben el grupo de los "chuchos" en el PRD y por eso quieren negociar la reforma a PEMEX y evitar el desastre eloctoral de su partido. Pero AMLO y sus más cercanos seguidores (casi todos ex-priístas) apuestan por lo contrario. Ya veremos.

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jueves, agosto 28, 2008

 

Delata Zavaleta 'vandalismo' de PRD

Afirma que buscaban evitar protesta de Calderón en 2006 con bombas molotov

Armando Estrop, El Norte


Cd. de México (28/8/2008).- La presidenta saliente de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, aseguró que integrantes del grupo parlamentario del PRD introdujeron bombas molotov a la toma de protesta de Felipe Calderón como Presidente de la República, el 1 de diciembre del 2006.

"Había un arsenal de bombas molotov, y lo que se les hubiera ocurrido a los compañeros meter, por si había guerrita adentro de la Cámara", dijo la legisladora perredista el martes por la noche, en la presentación de un libro de fotografías.

Al relatar su anécdota, dijo que sus compañeros de bancada le pedían que negociara con los elementos policiacos que estaban al interior de la Cámara, porque un perro se estaba poniendo agresivo y ellos temían que fueran descubiertas las bombas.

"El perro estaba muy inquieto enfrente de nosotros... muy preocupados me pidieron, 'oye, negocia para que saquen a los perros, porque si no, ¿dónde vamos a meter las cosas? Las van a oler'", dijo Zavaleta.

"Terminamos metiéndolo todo debajo de unos colchones", relató Zavaleta.

Días antes de la toma de protesta de Calderón, las bancadas del PRD, PT y Convergencia, partidos que apoyaron la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, tomaron la tribuna para impedir el acceso del Presidente electo al salón de sesiones.

Sin embargo, con la ayuda de elementos de la Policía Federal Preventiva y de Diputados del PAN, Calderón pudo acceder por la parte trasera de la Mesa Directiva y tomar protesta rápidamente.

Zavaleta dijo que, a pesar de los momentos de tensión de esos días, ganó la negociación.

"Fue un momento complicado en donde la negociación prevaleció por encima del problema tan grave que teníamos", señaló en el evento.

La perredista era entonces vicepresidenta de la Cámara, y la más cercana al lugar donde tomaría protesta Calderón, pero momentos antes dejó su curul para que se sentara el priista Manlio Fabio Beltrones, presidente del Senado.

El martes por la noche, luego de delatar la estrategia de los perredistas y la preparación de bombas molotov, Zavaleta ironizó con el autor del libro, Aarón Sánchez, fotógrafo oficial de la Cámara, al decirle que esa foto no la pudo tomar.

Sin embargo, resaltó que ha habido otros acontecimientos importantes en la Cámara baja que sí fueron captados por fotógrafos y reporteros que cubren la fuente.

Zavaleta entregará hoy su mandato como Presidenta de la Cámara de Diputados al priista César Duarte.
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Lo bueno que según ellos no son violentos. ¿Qué tal, eh?

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lunes, agosto 25, 2008

 

Importadores netos

"Perdonen si los llamo caballeros, pero es que no los conozco muy bien".
Groucho Marx

Las cifras son contundentes, pero nuestros senadores y diputados quieren seguir perdiendo el tiempo sin que nadie los distraiga con algo tan molesto como la realidad. Tendrá que llegar el momento en que nos convirtamos en importadores netos de hidrocarburos para que se den cuenta de la urgencia de la reforma petrolera a fondo que se han negado a hacer. Lo peor de todo es que no tendrán que esperar mucho tiempo. En menos de tres años seremos ya importadores netos de hidrocarburos. Y para entonces será ya muy difícil dar marcha atrás.

Según datos oficiales de Pemex, la producción de petróleo crudo de nuestro país cayó de 3 millones 396 barriles diarios en enero-julio del 2004 a 2 millones 846 mil en el mismo período del 2008. Se trata de un descenso de 16 por ciento en apenas cuatro años. La caída ha tenido lugar a pesar de que durante el sexenio de Vicente Fox se registró un aumento muy importante en el monto que Pemex invirtió en exploración.

Este descenso es producto en buena medida de la caída en la producción de Cantarell, el principal yacimiento de petróleo de nuestro país y de hecho el mayor del mundo en aguas someras. De un pico de 2 millones 152 mil barriles diarios en enero-julio del 2004, el rendimiento de Cantarell ha caído 48 por ciento para llegar a 1 millón 127 mil en los siete primeros meses del 2008.

El volumen de exportación de crudo de nuestro país ha descendido, como consecuencia directa de la declinación de Cantarell, de 1 millón 869 mil barriles diarios en los siete primeros meses del 2006 a 1 millón 443 mil en el mismo período del 2008. La caída es, pues, de 23 por ciento.

Los altos precios del petróleo, los mayores en la historia, nos han permitido acumular exportaciones por 30 mil 039 millones de dólares en apenas los siete primeros meses de este 2008, lo cual es el monto más alto para un período de enero a julio en toda la historia del País. Hace una década, en 1998, estábamos exportando apenas 4 mil millones en el mismo lapso del año.

El problema es que el valor de nuestras importaciones de hidrocarburos y sus derivados -principalmente gasolina, diesel y gas- está subiendo a un ritmo todavía mayor. En enero-julio del 2004 México importó 2 mil 556 millones de dólares por este concepto. Para el mismo período del 2008 la cifra se incrementó a 15 mil 197 millones. Éste es un aumento de 495 por ciento en cuatro años. Tan sólo entre el 2007 y 2008 el crecimiento de estas importaciones ha sido de 76 por ciento.

Suponiendo que todo siga como está, con los actuales aumentos en los precios del petróleo y el descenso de nuestra producción y exportación de crudo, ¿cuánto tiempo pasaría para que México se convirtiera en importador neto de hidrocarburos? Mucho menos de lo que imaginan los políticos que se siguen tomando su tiempo para tomar una decisión sobre la reforma petrolera o aduciendo argumentos "nacionalistas" para obstaculizar una reforma que permita un aumento dramático en la inversión petrolera de nuestro país.

Si el valor de las exportaciones de crudo sigue creciendo 52 por ciento al año, sobre una base de 30 mil millones de dólares en los siete primeros meses del 2008, y el de las importaciones se incrementa 76 por ciento, sobre los actuales 19 mil millones, en el 2011 seríamos ya importadores netos de hidrocarburos. Bajo estas suposiciones, en los siete primeros meses del 2011 -lo cual está a la vuelta de la esquina- las exportaciones de crudo serán de 105 mil millones de dólares y las importaciones de hidrocarburos ascenderán a 163 mil millones. Estaremos importando, pues, casi 60 mil millones de dólares más de hidrocarburos de lo que estaremos exportando.

Las circunstancias pueden cambiar, por supuesto. Los precios del petróleo pueden bajar o subir, pero en ese caso descenderían o se elevarían también al unísono los precios del crudo de exportación y de los hidrocarburos que importamos. Podría acelerarse también la declinación de Cantarell, lo cual haría que nos convirtiéramos en importadores netos antes de lo previsto. O podría suceder un milagro, como un aumento de la producción en yacimientos ya existentes (casi imposible) o el hallazgo de un nuevo megayacimiento (muy improbable) que nos permitiera retrasar la tendencia.

La verdad es que estamos en una situación límite. La única esperanza que tenemos para realmente revertir la tendencia y mantener nuestra posición de exportadores netos de hidrocarburos es aumentar de manera dramática la inversión en exploración de crudo y en refinación de petrolíferos. Los únicos que no parecen haberse dado cuenta son los senadores y diputados que tendrían que hacer los cambios de ley que permitieran precisamente ese gran aumento en la inversión.

Conquista ciudadana
Es inaceptable que grupos de maestros sindicalizados se estén negando a acudir a las aulas, como está sucediendo en el Estado de Morelos y en otros lugares del País, porque quieren seguir gozando del privilegio de heredarles las plazas de maestro a sus hijos o a sus sobrinos o de venderlas para sacar un dinero adicional. Estos grupos que tanto se quejan de las privatizaciones han privatizado algo que no se debe privatizar: las plazas públicas. La realización de exámenes para otorgar nombramientos como maestros es una conquista de los ciudadanos que no puede abandonarse para defender intereses particulares.

Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com

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Es interesante observar que muchos de los que se oponen a una reforma energética también se oponen a los exámenes de oposición para otorgar plazas de maestros. Son grupos que quieren mantener el "status quo". ¿Por qué será?
Eso pasa cuando se privilegia a los productores por encima de los consumidores. Así sea energía o la educación pública. Ahí radica la diferencia principal entre los países de primer mundo y los del tercero.

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domingo, agosto 24, 2008

 

Dos marchas

Una será el sábado 30 de agosto y la otra el 31 de agosto. Ambas culminarán en el Zócalo. Una busca integrar los esfuerzos de los mexicanos en torno a una causa común: el combate contra la inseguridad. La otra plantea, de entrada, la existencia de dos tipos de mexicanos: los patriotas (quienes apoyan la propuesta energética del FAP) y los traidores (quienes no la apoyan).

La primera ha solicitado a sus participantes que vistan de blanco e hizo un llamado a los partidos políticos y a los funcionarios públicos para que se abstengan de acudir. La segunda es una marcha claramente partidista, organizada por el FAP, financiada en parte por el Gobierno del Distrito Federal.

En la primera no habrá acarreados. En la segunda habrá algunos acarreados. En ambas se manifestará la sociedad civil, este cuerpo que apareció por vez primera en septiembre de 1985 inmediatamente después del temblor.

Esa sociedad civil organizada marchará el sábado para exigir a las autoridades que cumplan con su responsabilidad. La marcha del domingo tendrá el signo opuesto: le exigen al Gobierno que no haga nada, que retire su iniciativa petrolera y adopte la única posible, la del FAP.

La primera no tiene líderes visibles. La segunda tiene un solo líder, no sólo visible sino indiscutible e indiscutido. Ambas quieren transformar a México. El ciudadano puede participar en una u otra, o en ambas; lo que no puede es permanecer indiferente.

La primera marcha atañe al pacto social que vincula a los ciudadanos y al Estado. Ese pacto descansa en una premisa básica: la confianza en que el Estado se encargue de la seguridad. Para cumplir ese encargo, depositamos en el Estado el monopolio de la violencia legítima. Sin embargo, hoy ese pacto se ha resquebrajado. El Estado -lo comprobamos todos los días- no detenta ese monopolio, sino que lo comparte con el crimen organizado. No se trata de dos monopolios enfrentados, sino de la simbiosis de ambos.

El Mal no sólo está fuera, sino también dentro de las estructuras del Estado. El chofer de Fernando Martí se detuvo en el retén porque creía que éste era de policías, sin saber que se trataba de delincuentes. Ahora sabemos que eran delincuentes y policías. Esa relación no es nueva. El crimen organizado ha infiltrado al Estado.

Hace pocos días nos amanecimos con la noticia de que una célula de los Beltrán Leyva había infiltrado a la SIEDO. Y si no infiltran, corrompen las fuerzas policiales. Tenemos también el caso de policías y militares, como es el caso de los Zetas, que de plano se pasan del lado de los criminales.

Edmund Burke decía que la única condición para que prevalezcan las fuerzas del Mal es que los hombres de bien no hagan nada. Hemos llegado a esta situación porque los ciudadanos lo hemos permitido. Con nuestra tolerancia a la corrupción, con nuestra pereza para exigir cuentas claras, con nuestra pobre participación en los asuntos públicos.

Es hora de decir que la burguesía mexicana tiene una responsabilidad mayor en los hechos que ahora le preocupan. Basta hojear los nauseabundos suplementos o las revistas que retratan su "vida social", para calibrar la infinita estupidez de sus declaraciones, la buena conciencia de sus migajas filantrópicas, la grosera frivolidad de sus poses, el dispendio del que hacen gala y que es, en sí mismo, una incitación irresistible al delito. No saben en qué país viven. Parece que no viven en éste.

Pero todavía hay hombres de bien y ciudadanos responsables en todas las capas sociales. ¿Qué hacer? Marchar, para empezar, marchar como en España, frente al terrorismo, marchar como una forma efectiva de presión social. Pero además de exhibir nuestra indignación, se debe marchar para exigir una agenda concreta. En el 2004 existía un documento ciudadano que respaldaba la marcha contra la inseguridad. Fue la marcha más grande que se haya registrado, pero aquella agenda quedó en letra muerta. Esta vez debe ser diferente.

Las medidas que ha propuesto "México unido contra la delincuencia" (observatorio ciudadano, estrategia nacional contra el secuestro, legislación antisecuestro, reclusorio para secuestradores, reglamentación de celulares) son importantes pero no suficientes, porque no tocan el corazón del problema: la complicidad entre policías y delincuentes.

¿Qué hacer? En primer lugar, exigir un diagnóstico exacto y honesto que reconozca esta simbiosis. En segundo lugar, esperamos un rediseño completo de las fuerzas policiacas del País. En tercer lugar, es necesario que los mandos superiores se hagan responsables efectivos de sus áreas: si sus subordinados fallan, ellos también deben pagar por la falla. En el momento en que esa responsabilidad sea efectiva, los mandos van a cuidar las actuaciones de sus subordinados porque no sólo se les iría el puesto sino hasta su libertad.

De la primera marcha podrá salir quizá un nuevo liderazgo social que comience a operar en el ámbito puramente cívico para fortalecerlo. Desde allí podría idear formas concretas de presionar y aún auditar y certificar de modo permanente a los altos mandos policiacos, vigilar los juicios de los delincuentes etcétera... En poco tiempo, ese liderazgo renovado podría también incidir en la vida política.

Los convocantes a la segunda marcha confunden a México con una parte de México (ellos mismos y el petróleo) y proclaman su designio de tomar oficinas públicas, recintos parlamentarios, aeropuertos, carreteras. Si lo hacen, sobre todo en estas circunstancias, será suicida: todo México -o casi todo- se los reclamará.

"Una casa dividida contra sí misma no sobrevivirá", dijo Lincoln en los albores de la Guerra Civil americana. No dividamos la casa común, la casa de todos, que es México.


Enrique Krauze

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sábado, agosto 23, 2008

 

¡Qué bien!

"¡Qué bien, un punto malo para Calderón y un pirruris menos!". Ésa fue, según un lector de El Universal (Cartas a la redacción del 20 de agosto), la reacción de López Obrador cuando se enteró del asesinato del joven Fernando Martí.

¿Se trata de una exageración? ¿No se le estarán atribuyendo dichos con tal de desprestigiarlo y presentarlo con un hombre rencoroso y de una ambición desmedida? No parece ser el caso. La carta al pueblo, a propósito de la violencia y los secuestros, que publicó el presidente legítimo (el 17 de agosto) va justamente en ese sentido. Pero además, su actuación como jefe de Gobierno de la Ciudad de México confirma su desprecio por las clases altas y medias, y la subestimación de la violencia que padecía (y padece) la sociedad en su conjunto.

La carta al pueblo de México contiene cinco recomendaciones para combatir la violencia. La mentira, los lugares comunes, la falta de rigor y la desmemoria son la esencia de sus "argumentos". Cito a continuación sus principales tesis: 1) "Lo primero que tenemos que hacer es evitar la privatización, abierta o disfrazada, de la industria petrolera nacional y seguir luchando hasta rechazar por completo las iniciativas de reformas que presentaron Calderón y el PRI en el Congreso".

La capacidad de distorsión del "rayito de esperanza" es extraordinaria. Después de los foros de consulta organizados por el Senado y de la farsa de la consulta ciudadana, convocada por el propio López, ha sido incapaz de mostrar ni demostrar que las iniciativas de Felipe Calderón y el PRI sean privatizadoras. La repetición de ese estribillo no convertirá jamás una mentira en una verdad. Sería ingenuo suponer tozudez donde hay malicia. López miente a sabiendas y utiliza una tragedia para llevar agua a su molino. Su objetivo es fortalecer su precampaña por la Presidencia de la República.

2) "Es necesario ver el gasto destinado a la juventud como una inversión social. La Cámara de Diputados debe autorizar mayor presupuesto a las universidades públicas con el propósito de que los 300 mil jóvenes que cada año son rechazados con el pretexto de que no pasan el examen de admisión, tengan la oportunidad de estudiar y no se les orille a tomar el camino de las conductas antisociales".

¿Cómo oponerse a tan loable propósito? Todo el dinero que se destine a la educación es bueno, siempre y cuando se utilice bien y con criterios de excelencia. Principios que, por cierto, López no entiende ni promueve. Basta recordar que la Universidad de la Ciudad de México que impulsó desde la jefatura de Gobierno eliminó los exámenes de conocimiento por considerarlos elitistas. Pero no sólo eso. Decir que los jóvenes que quedan fuera de la universidad son potenciales delincuentes es una falsedad y un insulto. El yerro, por otra parte, es voluntario y obvia lo fundamental: la impunidad (menos de 2 por ciento de los delitos son castigados) y la corrupción de los cuerpos policiacos son las causas principales de que la violencia y el crimen se hayan desbordado en los últimos años.

3) "Deben renunciar, de inmediato, los secretarios de Gobernación y de Seguridad Pública federal, Juan Camilo Mouriño y Genaro García Luna, respectivamente, así como el Procurador General de la República, Eduardo Medina Mora. Los motivos son obvios: el primero, es un delincuente confeso y los otros dos ya fueron, durante el gobierno de Fox, titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) y Secretario de Seguridad Pública federal. Y durante todo este tiempo, han demostrado su falta de integridad e ineficiencia".

Y ahora sí que el burro hablando de orejas. López se define a sí mismo como el paladín de la justicia y la encarnación de la honestidad valiente. ¿Tiene tan corta la memoria o es simplemente una expresión más de su cinismo? ¿Ya se olvidó de Gustavo Ponce, secretario de Finanzas durante su gobierno, y de Bejarano, su principal operador político, pillados in fraganti? Pero voy, de nuevo, al fondo. ¿Por qué calla y no dice una palabra de la muerte de nueve adolescentes en el News Divine en un operativo de la Policía Judicial del Distrito Federal? ¿No pudo depurarla ni profesionalizarla a lo largo de todo su gobierno? ¿Cómo se explica y nos explica que bajo su mandato el narcomenudeo se haya extendido y multiplicado por toda la Ciudad de México? ¿No tiene ninguna responsabilidad ni cuentas que entregar?

4) "Proponemos que se lleve a cabo una reducción del gasto burocrático de por lo menos 200 mil millones de pesos y que estos recursos, junto con los excedentes petroleros, se destinen a la inversión en infraestructura y desarrollo social".

Bien, muy bien. Nadie se puede oponer a semejante idea. Sería excelente que así ocurriera. Pero la inconsistencia es mayor. De entrada, porque López es uno de los principales defensores de los privilegios y las aberraciones de la burocracia. Basta preguntarse qué harían él y sus correligionarios si el Gobierno federal decidiera, por ejemplo, depurar la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, que es paradigma de la ineficiencia y la corrupción. Pero además, confunde de nuevo la magnesia con la gimnasia: el combate a la impunidad y la corrupción policiaca no pasa por la reducción del gasto en burocracia, aunque éste sea un objetivo loable por sí mismo.

5) "Nada o poco se logrará mientras se mantenga este régimen de opresión, corrupción y privilegios.

"El País está secuestrado por una minoría rapaz. No se pueden enfrentar los graves y grandes problemas nacionales si continúa el predominio de una mafia política tanto o más peligrosa que la delincuencia organizada".

Y llegamos, así, a la joya de la corona. El presidente espurio, pelele e ineficiente es tanto o más peligroso que Daniel Arizmendi, "El Señor de los Cielos", los hermanos Arellano Félix y la banda de secuestradores "La Flor". ¿Exagera López? No, simplemente expresa su convicción y, sobre todo, delinea una estrategia política. El objetivo de liberar a México de esa minoría rapaz que explota y humilla a las grandes mayorías admite cualquier tipo de alianzas. El viejo proverbio árabe sigue siendo cierto: el enemigo de mi enemigo es mi amigo, no importa que se llame "El Chapo" Guzmán.

Los silencios de López en esta carta, como en otros textos y casos, son tan elocuentes como sus dichos: no hay una sola palabra expresando pesar o solidaridad con las víctimas y sus familias. Esa empatía le es completamente ajena. Su tono y su ánimo son los mismos que el 27 de junio del 2004 le hicieron exclamar, ante la manifestación más grande de la historia de la Ciudad de México contra la violencia: ¡es una marcha de pirrurris!


Jaime Sánchez Susarrey

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lunes, agosto 11, 2008

 

Encuesta rumbo al 2009

Les comparto esta encuesta realizada por Consulta Mitofsky. Hace poco más de 2 años, a principios del 2006, el PRD traía una intención de voto del orden del 40%. Hoy, traen casi la 3a parte. De hecho están incluso por debajo de la intención de voto histórica para el PRD, que siempre ha rondado el 15%.
Pero no, esto no puede ser culpa de AMLO ni de sus seguidores fanáticos del "no". Tampoco de los bloqueos, tomas de tribuna, discursos incendiarios, el cochinero de sus elecciones internas y otros detallitos. No, para nada. Esta encuesta seguramente esta "cuchareada". Si, la respuesta más simple tiende a ser la correcta.
Otra opción es que la mayoría de la gente tiene el coco lavado por Telerisa y TV Azqueta.

Saludos

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domingo, agosto 10, 2008

 

Una falsa amalgama

Un barril enterrado o un barril producido fuera de tiempo y presupuesto es un barril ilusorio. En la exploración de aguas profundas en el Golfo, igual que en otros ámbitos de la operación energética, la situación real y concreta de Pemex es similar: no basta que fluyan los fondos, hace falta una capacidad de ejecución (tecnológica, empresarial y, hasta ahora, legal) que está fuera de su alcance. Por eso se necesita una nueva legislación que permita alianzas estratégicas con empresas privadas o estatales. Esto lo entienden perfectamente los gobiernos de izquierda, no sólo Brasil (para quien nuestra santificación estatista de Pemex es un misterio) sino Venezuela. El Presidente Chávez ha anunciado no sin orgullo -o al menos con naturalidad- proyectos de coinversión con empresas europeas en el Orinoco y alianzas con empresas portuguesas que han desarrollado energía eólica. Y como el Estado venezolano retiene el porcentaje mayoritario de la operación, nadie lo está acusando de "privatizador".

De haber triunfado en los comicios de julio del 2006, López Obrador hubiera hecho exactamente lo mismo. A estas alturas, el sector energético estaría abierto al capital privado, como lo propuso en su Proyecto Alternativo de Nación, y el electorado de izquierda lo estaría aplaudiendo. Un gobierno perredista hubiera reconocido la declinación acelerada de Cantarell, las restricciones y prioridades presupuestarias, y las dificultades técnicas, y esto lo habría conducido a la participación de empresas extranjeras como Petrobras, consorcio de un país "hermano" encabezado por un líder de izquierda moderno.

Pero la realidad es otra. La izquierda radical no está en el poder y por ese motivo su oposición a la apertura energética es irreductible. La consigna es no ceder, aun si en un futuro esa misma oposición se llegara a encontrar en Los Pinos imposibilitada para ejercer el 40% de su eventual presupuesto. Se trata, pues, de una reversión suicida del viejo refrán: no después, sino antes de mí, el diluvio.

Además de estas razones de mezquindad política (que son las fundamentales), la oposición radical a la apertura energética tiene, en algunos casos, un origen distinto, equivocado pero menos innoble: la amalgama ideológica entre el nacionalismo y el estatismo. Para sus paladines esta equivalencia es un acto de fe, pero se trata de un hecho relativamente nuevo en nuestra historia. Lázaro Cárdenas, a quien se ha invocado tanto estos meses, fue sin duda el mayor exponente del nacionalismo revolucionario, pero nunca lo confundió con el estatismo. Cárdenas no era -en absoluto- un ideólogo, sino un hombre pragmático que ensayaba soluciones concretas a problemas concretos en circunstancias concretas. Luis González narraba esta anécdota: a final de su sexenio, al visitar San José de Gracia, Michoacán, y atestiguar la productividad de las pequeñas parcelas individuales (no ejidales) provenientes del reparto instrumentado años atrás por el legendario padre Federico González, Cárdenas dijo: "De haber conocido antes lo que aquí se ha hecho, lo hubiera aplicado en el resto del País".

Como corriente ideológica, el estatismo es muy posterior: arraigó en ámbitos políticos, académicos y burocráticos que crecieron exponencialmente durante los gobiernos de Echeverría y López Portillo. A partir de entonces, cientos de miles y quizá millones de personas asumieron la conciencia falsa de que su condición material particular ("hacer patria" viviendo del Estado) podía y debía generalizarse. Apenas sorprende que con esa óptica juzguen ahora el problema petrolero.

La mejor manera de deshacer la amalgama entre nacionalismo y estatismo es arribar a una Reforma Petrolera por consenso entre el PAN el PRI y el sector moderno del PRD. Todos saldríamos ganando, todos, menos los miembros del FAP que seguirán apostando por lo que uno de sus líderes más conspicuos ha llamado abiertamente "la ruptura que viene". Si la "ruptura que viene" en verdad viene, perderemos la paz política y nos precipitaremos en una severa e innecesaria crisis social, tras la cual volveremos al punto de partida y abriremos el sector energético. Pero si la "ruptura que viene" finalmente no viene, lograremos la hazaña de reformar poco a poco nuestra estructura energética, sin romper la paz pública ni la invaluable continuidad institucional de casi noventa años (1920-2008).


Enrique Krauze


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jueves, agosto 07, 2008

 

Una tragedia de México y sus familias

Imagine este escenario por un momento. Piense que usted es la persona que está hablando, póngase en sus zapatos, sólo el tiempo que le tome leer este texto.

"He sido muy afortunado, Dios me dio la oportunidad de tener un hijo, un hermoso niño que sólo pedía una cosa: cariño. Para eso había venido al mundo: para amar y ser amado. Lo acogí en mis brazos y crecimos juntos. Nos complementamos, yo tenía la necesidad de ofrecer ese cariño que él tanto requería. Tuve la oportunidad de darle algo mejor: una familia que vivía en armonía; una mamá, una hermana y un hermano.

Recuerdo el primer día que me dijo "papá" y sentí como el cielo se abría, los pájaros cantaban y el sol iluminó el mundo. De la mano íbamos a su escuela. Los primeros días se le llenaban los ojos de lágrimas, no quería despegarse de mí, pero pronto encontró su mayor interés por el colegio: sus amigos. Además, se divertía jugando fútbol y adoraba la música.

Jamás olvidaré su expresión cuando logró descifrar "mamá", cuatro letras que comprendían el universo entero. Dios nos colmaba de bendiciones.

Pasaron los años, me sorprendía ver cómo mi pequeño niño se hacía un hombrecito, que maduraba a pasos agigantados, que crecía para ser casi de mi tamaño. Amamos la vida.

Cumplió catorce años, lo celebramos juntos, en familia con algunos amigos. La vida nos sonreía. Pero un día el cielo se nubló, los pájaros enmudecieron y la tragedia invadió nuestros corazones: en el camino por donde pasaba mi hijo, se cruzaron unos hombres desalmados, personas que no podrían ser descritas con un adjetivo porque no los hay para poderlos describir. Me avisaron que mi hijo acababa de ser secuestrado, ¿cómo?..., ¿cómo podía ser aquello?..., iba acompañado de un chofer y también se lo habían llevado. Al parecer, los plagiarios eran o se hacían pasar por policías.

La noticia me dejó pasmado. No tenía idea de cómo actuar. Por fin nos confirmaron el plagio y pidieron rescate. Sí, querían dinero a cambio de mi hijo, ellos decían que esa era "la negociación". También me dijeron que recibiría un presente para que supiera que hablaban en serio. De eso no cabía duda. Al día siguiente, el drama fue mayor, localizaron un cadáver en la cajuela de un coche, era el chofer, amigo de nuestra familia que cumplía responsablemente con su deber y que dejó en duelo a los suyos ¡¿Por qué sacrificar así a un hombre inocente?!"

-- Hasta aquí habla el padre de familia --

Imagine un minuto lo que ese padre y su familia pudieron sentir en aquél momento, pasaron días en total incertidumbre, sin saber en dónde estaba su hijo, si comía o tenía frío, si era golpeado o amenazado. Peor aún, no sabían si estaba vivo o no. Pero la esperanza nunca muere y ellos esperaron cincuenta días que convertidos en horas podrían traducirse en meses, minutos que se convertían en años y segundos que eran una eternidad sorda.

Aquél padre pidió asesoría; no sabía cómo actuar ante tal situación. En realidad nadie lo sabe, porque en esas circunstancias las posibilidades de actuar son nulas. Buscó por todos los medios la manera de que su hijo volviera, se hincó ante las autoridades, pidió auxilio a la policía, visitó las oficinas de los procuradores y a los altos mandatarios, rogó a Dios mañana y noche, deseó cambiar su vida por la de su pequeño.

Nada, pasaban los días y nada. Sólo prevalecieron la esperanza y el amor, que lo hacían sostenerse en dos piernas.

Dinero. ¡Qué poco valor puede tener el dinero si la vida de un ser humano está en juego!

Por supuesto, aquél padre pagó el rescate. Sabía que esas monedas eran tan viles como las de Judas; no tenían valor y menos sentido. Supo que su hijo estaba vivo. Habló con él como prueba de vida y la esperanza volvió a brillar en los corazones de aquella familia. Pero después el silencio enmudeció al mundo. Pasó un día, otro, otro y otro, nada, no hubo llamadas, ni el timbre sonó, ni nadie llegó.

Las suposiciones fueron ilimitadas. Creían que el día estaba cerca, su hijo volvería y gritaría: "papás, acá estoy". Sí, los santos estaban enterados, a todos les habían rezado; sólo esperaban y mantenían la esperanza.

Otra semana y el padre volvía a suplicar al mundo entero que le ayudara, pero el silencio se ahogaba en sí mismo. Esperaría toda una vida si fuera necesario, pero la incertidumbre de no saber en dónde estaba su hijo agujereaba el dolor de aquellos padres. Habían pagado, ¿por qué no se comunicaban con ellos?..., algo raro pasaba, quizá los secuestradores se habían peleado entre ellos, quizá habría pasado otra cosa, quizá y quizá…

Por fin, recibieron una llamada. Quien hablaba no quería entrevistarse con el jefe de familia, pero el padre espetó: "dígame, aquí estoy"; creía estar preparado para todo. El comunicante informó que habían encontrado el cuerpo de una persona en la cajuela de un coche y había que reconocerlo.

No entraré en detalles de aquél hecho de horror, el cuerpo llevaba varias semanas metido en una bolsa de plástico, era irreconocible. Por la dentadura se logró identificar al muchacho de catorce años al que le había sido arrancada la vida, despojada debido a la desgracia que azota a nuestro país. Sí, a un niño inocente que tuvo la mala fortuna de pasar frente a unos sicarios por casualidad.

Póngase usted en los zapatos de aquellos padres, que desean que nadie llegue a sentir lo que ellos pasaron en los últimos cincuenta días. Piense que nadie en este país está exento de que le suceda algo parecido. Este crimen es un atentado contra cada familia de México y cada uno de sus habitantes. La muerte de ese muchacho significa la descomposición social a la que hemos llegado, la lloramos todos los mexicanos que tenemos hijos y los que no los tienen. Todos nos unimos al dolor de aquella familia que también es la nuestra.

México no merece esta realidad ni que la vivan las próximas generaciones. Es urgente un cambio. La impotencia invade a la sociedad civil. Unámonos para exigir que nuestras autoridades de los tres poderes de la Unión, de los estados y municipios trabajen decidida y coordinadamente contra la delincuencia y en favor de la seguridad de las personas, para que en el corto plazo todos los mexicanos podamos vivir tranquilos.

Condenamos la impunidad y la violencia.

¡Ya basta!

Alfredo Harp Helú
María Isabel Grañén Porrúa

Agosto 2008


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lunes, agosto 04, 2008

 

Aprender a desaprender

Como nación, siempre nos lamentamos de que somos un país que no ha aprovechado los vastos recursos naturales con los cuales hemos sido bendecidos; nos preguntamos por qué ocupamos lugares mediocres en los comparativos de competitividad entre los países.

Nos cuestionamos, además, por qué países que hace tres décadas estaban más atrasados económicamente que nosotros, como Corea del Sur o Irlanda, han incrementado su PIB per cápita desde 1980 en 300 y 200 por ciento respectivamente. Incluso el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha incrementado su PIB per cápita en 55 por ciento desde 1980, mientras nosotros lo hemos hecho únicamente en 20 por ciento en términos reales.

Nos lamentamos de que no hemos sabido sacar más rápidamente de la pobreza a más mexicanos y que la desigualdad económica es un problema que amenaza con desembocar en una crisis social. Nuestros empresarios se lamentan de que no pueden ser competitivos a nivel internacional y que les cuesta trabajo enfrentar la competencia internacional.

Una de las causas que pudieran explicar lo anterior es que durante siglos los mexicanos hemos aprendido una gran cantidad de mitos que han quitado los incentivos o nos han dado señales equivocadas para aprovechar nuestro potencial como país. Si queremos algún día progresar, necesitamos aprender a desaprender lo que hemos aprendido.

Uno de estos mitos es que para resolver cualquier problema, lo único que hay que hacer es destinar más presupuesto público. Voy a poner un par de ejemplos: educación y seguridad.

En el caso de la educación, escuchamos frecuentemente que para solucionar el problema educativo (enfocándonos en la calidad) lo que hace falta es que México gaste el equivalente al 8 por ciento del PIB en educación.

En el año 2007 gastamos el equivalente al 6.9 por ciento del PIB en educación, lo cual nos coloca como uno de los países dentro de los miembros de la OCDE que más gastamos en educación. Gastamos por arriba del 5.9 por ciento que en promedio gastan todos los países de la Organización.

En el sexenio del Presidente Vicente Fox el gasto en educación como porcentaje del PIB se incrementó de 5.5 a 6.5 por ciento del PIB, siendo uno de los países que mayor crecimiento tuvo en el gasto educativo en ese lapso.

¿Cuál es el resultado? Avanzamos en incrementar la cobertura educativa y podemos hablar que tenemos cobertura universal en educación básica. Sin embargo, en términos de calidad ocupamos el último lugar en los resultados de las pruebas aplicadas por el Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés) en matemáticas, ciencia y lectura dentro de los países miembros de la OCDE.

En el grupo de países que no pertenecen a la Organización y que tienen un nivel de desarrollo semejante al nuestro, no ocupamos un lugar muy destacado. Esto demuestra que si bien gastamos mucho dinero en educación, lo gastamos mal. La conclusión que podríamos obtener es que para resolver la calidad educativa no es necesario gastar más dinero, sino gastarlo mejor. Esto es, buscar que los recursos lleguen directamente a los alumnos y no se queden en burocracia y sindicato.

Otro tema sensible es el de seguridad. Hace un par de semanas me invitaron a dar una plática sobre perspectivas económicas al ITESM Campus Aguascalientes. El otro orador era el Secretario de Finanzas del Gobierno de Aguascalientes. Me llamó la atención que los asistentes le reclamaron al Secretario el grave problema de inseguridad que vive Aguascalientes que, al igual que Monterrey (como revela EL NORTE sobre los secuestros exprés), hace no muchos años era un lugar apacible y tranquilo para vivir.

Lo lógico era que los reclamos hubieran sido para el Procurador de Justicia o el Secretario de Seguridad Pública, pero al ser el encargado de los dineros públicos, la queja era que el Gobierno estatal no destinaba suficientes recursos para seguridad.

Hay que aclarar que, en estos momentos, a todos los niveles de gobierno, se están destinando cantidades muy significativas para el combate a la delincuencia. Estos recursos se destinan a comprar más armamento, entrenamiento y logística para las policías y el Ejército. Sin embargo, a pesar de todos estos recursos, en los últimos dos años la inseguridad se ha elevado a niveles alarmantes.

Intervine en la discusión y comenté que quizá la solución no era destinar más presupuesto para comprar armas. Inclusive sería contraproducente, ya que estas armas podían caer en manos de la delincuencia. Que lo más conveniente era destinar algo de este presupuesto a labores de inteligencia, en donde las autoridades pudieran anticipar, en base a la recopilación y análisis de la información relevante, los movimientos de la delincuencia.

Nuevamente, gastar más en el rubro de seguridad no significa necesariamente que esto se traduzca en una reducción de los índices y de la incidencia delictiva. Habría que gastar mejor en fortalecer las labores de inteligencia para tener los efectos deseados.

También tenemos otras creencias. Por ejemplo, para que un sector económico pueda crecer la mejor forma de hacerlo es a través de un monopolio o en un mercado con pocos participantes. Es obvio decir que la estructura económica en la mayoría de los sectores económicos es muy concentrada y con efectos nocivos en la competitividad del país y en el bienestar social de la población.

Otro de los mitos es que hay que limitar y, si es posible, prohibir, la actividad económica en sectores económicos considerados "estratégicos" como el petróleo o la electricidad porque se lesiona la soberanía del país.

Para realmente progresar, necesitamos deshacernos de estas creencias míticas y aprender a desaprender los mitos que hemos aprendido a lo largo de muchos años, que son los que han perpetuado el atraso de México.

Abel Hibert
ahibert@prodigy.net.mx

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domingo, agosto 03, 2008

 

Mezquindades

Aunque podría orientarse a la grandeza, al desarrollo y al futuro, la política mexicana vive, navega y se reproduce en la mezquindad. Todo nuestro mundo político, con excepción, claro está, de las ambiciones personales e individuales, es chiquito. Chiquita es la visión y chiquitos son los criterios con que se eligen equipos de trabajo. Esa forma de ser ha creado incentivos por demás perniciosos para el comportamiento de toda la sociedad política activa: igual quienes cobran como favores lo que deberían hacer por obligación, que los medios que chantajean sin el menor rubor; el gobierno que es pusilánime a la hora de regular a la economía y a sus actores prominentes, y el legislativo que siempre está presto a congelar cualquier iniciativa, buena o mala. ¿Qué no habrá una mejor manera de hacer política?

He aquí algunas consideraciones al respecto:

1. Política, ¿para qué? Ésta es una vieja forma de discusión que emplean sobre todo los historiadores para definir su marco de referencia y acción. Lo mismo debemos preguntarnos sobre la política: ¿es un instrumento para lograr algo o un objetivo en sí mismo? Una definición de diccionario diría que se trata del "arte de gobernar" o "el arte de lo posible". Ambas definiciones, que desde luego no son exhaustivas, entrañan un sentido de propósito: la política sirve para lograr algo, así sea meramente "lo posible". En México parece que hemos caído en lo más primitivo: la búsqueda del poder por el poder a cualquier precio y sin reparar en costo alguno. Ahí están los plantones y la toma de la tribuna; también la llamada "congeladora", el basurero al que se envían las iniciativas de ley que nuestros legisladores decidieron no tocar, no porque fueran buenas o malas, sino para evitar controversia o la afectación de intereses. Ahí están las consultas diseñadas para impedir en lugar de proponer, resolver o construir. Mezquindad pura.

2. ¿Actuar dentro de las instituciones? Sólo cuando me convenga parece ser la lógica de algunos prominentes actores políticos. Trabajan dentro de los marcos institucionales mientras eso favorezca sus intereses o avancen sus preferencias. Pero la alternativa no institucional se mantiene siempre vigente y disponible. La mezquindad no se limita a los que ostentan cargos públicos. Pero, a diferencia de aquéllos, quienes coquetean con la violencia y la no institucionalidad constituyen un riesgo de estabilidad para todos.

3. La política social es motivo de permanente conflicto. Quien está en el poder cree que tiene derecho absoluto sobre su diseño; quien está en la oposición quiere institucionalizarla y transformarla en "política de Estado". Ninguno de los dos bandos repara en el hecho de que la política social corresponde hoy al reino de los gobiernos estatales, ese hoyo negro que se ha convertido en uno de los intocables de la política nacional, a pesar de sus cada vez más deleznables prácticas. Razonable pretender limitar los excesos, pero una política de Estado, si eso es lo que se va a construir, tiene que ser integral, incluyendo a la totalidad de sus participantes y no sólo a los de la oposición, quien sea que se encuentre en el gobierno en un momento dado.

4. Las llamadas "políticas de Estado" son una gran idea en concepto, pero en nuestro país no son más que un medio para limitar al gobierno federal. ¿Por qué no comenzar por ponernos de acuerdo en cuál debe ser el contenido de, por ejemplo, la política exterior y, si eso se logra, entonces incorporarlo en ley? Nuestra naturaleza mezquina lleva a primero aprobar la ley, para luego intentar los acuerdos o, usualmente, imponer una postura partidista: la carreta adelante de los bueyes.

5. Los equipos de trabajo son siempre chiquitos, para que no opaquen al jefe o jefa. Tampoco hemos logrado trascender el amiguismo. Baste observar los gabinetes estatales o federal para atestiguar lo obvio: hay personajes incompetentes, contraproducentes y hasta peligrosos para el cumplimiento de su función pero, eso sí, son amigos del gobernador o del presidente, y que "el jefe les tenga confianza" es carta suficiente para dejarlos ahí. Nadie quiere funcionarios destacados y competentes que pudiesen opacar al superior. Lo importante es la imagen y la apariencia, no la trascendencia de la actividad política en la forma de progreso y desarrollo del País. ¿Alguien piensa en el ciudadano? ¿Hay visión de país?

6. La mezquindad parece perenne. Pasan los años pero no cambian las perspectivas. Nixon perdió la presidencia por corrupto y trató de recuperar su credibilidad a través de una renovada visión del futuro de su país. Aquí seguimos en las rencillas de antaño. Lo importante es seguir saldando cuentas, no intentar inducir una nueva visión de grandeza y prosperidad.

7. Los medios de comunicación, los líderes religiosos, los empresarios, los líderes sindicales, todo ese submundo que es parte integral de la política nacional, vive de los favores y los intercambios. Nadie construye nada más que imperios personales o intereses grupales. Fiel reflejo de la política, con la que guardan una relación simbiótica, todas estas personas y grupos viven en la rayita entre la legalidad y la ilegalidad, el chantaje y la extorsión. Como la ley no se aplica, la ilegalidad no existe: un inmenso lodazal que juega, como espejo, al estancamiento y a la mezquindad.

8. Parecería que hemos pasado a la posmodernidad, aquella etapa en la que los actores políticos (como los partidos políticos) y los proveedores de servicios públicos (igual empresarios que gobiernos) se regulan solos. Aquí ya no requerimos autoridad que limite los abusos de los medios de comunicación o de los proveedores de energía, comunicaciones y demás. La autoridad es innecesaria y la Suprema Corte puede limitarse a lo formal: ¿para qué entrar al fondo de los asuntos si eso se puede esquivar?

9. Los ciudadanos no nos quedamos atrás. Quizá como efecto reflejo, la ciudadanía rechaza todo proyecto de desarrollo (como puede ser un puente o un segundo piso). Buenas razones hay para ello, pero nadie piensa más allá de lo inmediato.

La mezquindad y bajeza son posibles porque así lo hemos permitido los ciudadanos. En lugar de forzar a los políticos a responder a las necesidades y reclamos de la población y a las realidades evidentes -caos vial, calidad de servicios, insuficiente crecimiento económico y, sobre todo, el rezago creciente del País respecto al resto del mundo-, la ciudadanía se ha contentado con evitar males mayores. Mucha historia justifica actitudes como ésa, pero si los ciudadanos no estamos dispuestos a pelear por nuestros derechos nadie más lo hará.

Luis Rubio
www.cidac.org

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sábado, agosto 02, 2008

 

Perdió MEC, perdió la izquierda + Fracasó Camacho, no Calderón

A pesar de los autoelogios del jefe de gobierno del DF, los propios perredistas tienen claras las razones del fracaso de la consulta: sí influyó la campaña en contra que hicieron los medios y el gobierno panista, pero Marcelo Ebrard y el PRD dieron los suficientes motivos para ahuyentar a los ciudadanos de las urnas.

El problema de fondo estuvo en un hecho claro: Ebrard convirtió la consulta en parte de su campaña por la candidatura presidencial perredista y se olvidó del tema petrolero en sí. Por eso puso como coordinador de la consulta no a un operador de movilizaciones sino a Manuel Camacho Solís, un experto en sucesiones presidenciales fallidas. Si el gobierno panista logró boicotear la consulta, entonces Camacho resultó incompetente.

Las críticas a la consulta han sido desdeñadas por Ebrard por venir de la oposición. Por tanto, la crítica desde dentro adquiere mucho más valor. En este punto se localiza el artículo publicado antier martes en La Jornada por Luis Hernández Navarro, asesor zapatista, simpatizante perredista y director editorial del diario, ajeno a los desdenes a Ebrard. Se trata de una crítica desde la izquierda de a deveras:

--No hay razón para balances optimistas.

--El referendo fue un hecho positivo, pero estuvo mal diseñado y parido. Hegemonizado por el gobierno de la ciudad de México y por el PRD, pagó el costo del castigo ciudadano a hechos como la tragedia del News Divine, el cochinero de las elecciones internas de ese partido y sus interminables pleitos. Quienes hicieron propaganda en contra no necesitaron decir mentiras. Les bastó preguntar qué confianza podía haber en la organización de la consulta si el instituto político que la promovía hace fraude en el nombramiento de sus dirigentes.

--La consulta fue convocada y organizada desde las alturas del poder. Prescindió, en lo esencial, del impulso ciudadano desde abajo. Para muchas personas fue, apenas, un programa gubernamental más. Apenas y logró movilizar a una parte de los ya convencidos. Su principal reto era modificar el sentido común de la gente de a pie que considera que de nada sirve participar en un ejercicio de este tipo, pues de todas maneras el gobierno federal hace lo que quiere. No sólo no lo logró, sino que ni siquiera se propuso hacerlo.

--Para promover el referendo se echó mano del personal que trabaja en las delegaciones de la ciudad de México y en el sol azteca. Recorrieron los barrios y colonias de la ciudad distribuyendo volantes, sin ánimo de hablar y escuchar a los vecinos. Dejaron sus materiales informativos en los parabrisas de los automóviles como si se tratara de anuncios comerciales.

--Hace ya más de 10 años que el sol azteca convirtió la política en un asunto de profesionales a sueldo. Desterró la mística y el compromiso militante tan extendidos en la izquierda mexicana de la década de los 70 y 80. Alejó a la gente de la participación en los asuntos que le competen directamente. Decapitó los movimientos sociales y los metió en la lógica del cretinismo parlamentario más pueril. La consulta no fue ajena a estas prácticas.

--Ninguno (de los ciudadanos e intelectuales participantes) desempeñó un papel central. Su esfuerzo se estrelló en el muro de una estrategia dominada por la lógica estatal, a la que se subordinó el protagonismo de la sociedad organizada. El actor visible del ejercicio fue el jefe de Gobierno de la ciudad de México, no los ciudadanos.

Esta crítica de la verdadera izquierda contra la consulta de Ebrard lleva a algunas conclusiones:

1.- Manuel Camacho fracasó. Y lo que es peor: a pesar de tener todo el aparato del Estado en el DF.

2.- La consulta se organizó no para definir una posición petrolera sino para apuntalar una pasión. Ebrard preparó la consulta para su proyección presidencial, para quitarle la bandera petrolera a López Obrador y para tomar el control del PRD.

3.- El saldo de las cifras es insuficiente para darle una base social significativa a López Obrador y al PRD, pero suficiente para armar un ruido en su objetivo de reventar la reforma calderonista, al Congreso y las calles. López Obrador y Ebrard no quieren el voto de la gente para una alternativa sino nada más para tronar a Calderón.

4.- La baja votación fue un castigo del electorado a Ebrard, al GDF, al PRD y a López Obrador. La organización de la consulta tuvo todo a su favor, pero los organizadores carecieron de uso político de largo plazo. Los ciudadanos del DF le dieron la espalda a los juegos políticos de Ebrard.

5.- La consulta reveló la mentalidad autoritaria y tramposa de Ebrard: con el 4.5% de votos sobre el padrón electoral en contra de la reforma quiere imponerle su voluntad al gobierno federal; pero paradójicamente ignora el 10% de votos que dieron el a la reforma del presidente Calderón en la consulta y que el jefe del GDF estaba obligado a tener en cuenta y a cuando menos mencionar.

Por tanto, no fue una consulta democrática sino amañada.

Carlos Ramirez

www.indicadorpolitico.com.mx

cramirez@indicadorpolitico.com.mx

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viernes, agosto 01, 2008

 

El pastor y su rebaño

Hace dos décadas, la oposición de derecha y de izquierda peleaba por rescatar la independencia del Congreso de la secuestrada voluntad de un solo hombre

Hoy el PRD está secuestrado por un solo hombre. El "legítimo", dispuesto a todo para tirar a Calderón

Hace dos décadas, la oposición de derecha y de izquierda peleaba por rescatar la independencia del Congreso de la secuestrada voluntad de un solo hombre. A los diputados y senadores del PRI les decían borregos, descerebrados, sometidos, conciencias secuestradas, títeres. Hoy el PRD es copia fiel de ese PRI, y está secuestrado por un solo hombre, por el "presidente legítimo". Vemos la muerte del PRD y al PRI de aquellos años revivido. Va la historia.


Entre 1982-1988 las legislaturas 52 y 53 de la Cámara de Diputados mostraron una inédita pluralidad en la que no sólo estaban presentes PRI y PAN, sino que gracias a la reforma política de López Portillo participaban legisladores de PSUM, PMT y PRT -la izquierda de entonces-, a la que representaban políticos como Eduardo Valle, Ricardo Pascoe, Heberto Castillo, Jorge Alcocer, Pablo Pascual y Arnoldo Martínez Verdugo, entre muchos otros.


Las crónicas parlamentarias de entonces recrean con puntualidad los recursos discursivos preferidos de los opositores al PRI: "borregos", "sometidos", "conciencias secuestradas", "títeres", les decían a los del PRI desde la tribuna legisladores del PAN, PSUM, PMT y PRT, en tanto que los cartonistas dibujaban al jefe del Ejecutivo rodeado de un rebaño de borregos y a los diputados del PRI sin cerebro. Eran los "descerebrados".


Con discursos vehementes, a gritos, Valle, Pascoe, Castillo, Alcocer, Moncayo y Verdugo, y otros como el panista Juan de Dios Castro, pedían a los del PRI que pensaran con cabeza propia, que se sacudieran la tutela del Presidente, recordaban que representaban al pueblo, no la voluntad de un sólo hombre, al que unos motejaban como "el pastor" y otros como "el gran legislador". Los diputados del PRI eran "la borregada", porque todo era consultado en Los Pinos.


Diez años después, al inicio de la histórica 57 Legislatura -1997-, y en congruencia con décadas de lucha por la independencia del Congreso -y aunque usted no lo crea-, ese 1 de septiembre de 1997 desde la tribuna de San Lázaro se acuñaron declaraciones históricas como: "En México no se puede seguir teniendo un legislador unipersonal... para el grupo parlamentario del PRD, la nueva pluralidad en la Cámara de Diputados es producto de 30 años de lucha de las fuerzas democráticas del país, y sin mayoría de ningún partido, no habrá ni gran legislador ni patrón ni pastor; habrá contienda parlamentaria real". ¿Quién dijo eso? Sí, Pablo Gómez.


Pero no fue el único. En un lance poético, ese 1 de septiembre de 1997 el diputado Porfirio Muñoz Ledo dijo al responder el tercer Informe de Zedillo: "En México ya no hay espacio para que ningún poder quede subordinado a otro... la obcecación es contraria a la sabiduría y nociva para los quehaceres del Estado... el ejercicio democrático del poder es, ciertamente, mandar obedeciendo", y terminó con una advertencia al presidente: "Cada uno de nosotros somos tanto como vos, y todos juntos valemos más que vos".


Tampoco fue todo. En ese 1997 el jefe de los diputados del Partido del Trabajo era Gonzalo Yáñez, quien también desde la tribuna se aventó lo siguiente: "Terminaron los tiempos de sometimiento del Poder Legislativo... las prácticas de la Cámara de Diputados cambiaron porque este país por fin está cambiando... y no habrá más manipulación del Congreso".


Bueno, pues ahora resulta que en esa grosera regresión democrática en México, sobre todo en el Congreso, están de vuelta los viejos tiempos del "pastor y su rebaño", de "el gran legislador", de los diputados "sin cabeza propia", y el Congreso se encuentra secuestrado por "la voluntad de un solo hombre", por el "presidente legítimo", rescate que festejaron como uno de los grandes triunfos de la democracia, ese 1 de septiembre de 2007, los diputados opositores Pablo Gómez, Porfirio Muñoz Ledo y Gonzalo Yáñez.


¿Qué quiere decir lo que vemos?


Está muy claro. Se confirma que los legisladores del PRD viven secuestrados por la voluntad de un hombre, el que se dice "presidente legítimo", como hasta antes de ese 1 de septiembre de 1997 los diputados del PRI vivían secuestrados por la voluntad de un solo hombre, el que despachaba en Los Pinos, al que todos conocían como el presidente constitucional. Y se confirma que así como hoy AMLO controla el Congreso con la violencia, lo hubiese controlado con la fuerza si hubiese ganado en julio de 2006.


Pero además, cuando se da a conocer la más reciente discusión entre AMLO y Carlos Navarrete, se confirma lo que aquí revelamos el 28 de mayo de 2007, una conversación similar, entre AMLO y Navarrete, en la que, palabras más, palabras menos, se dice lo que hoy aparece como revelación y, además, que el "legítimo" no está dispuesto a aprobar nada que sirva al gobierno. Está dispuesto a todo para tirar a Calderón, incluso, que se hunda Pemex.


No es un secreto -y lo confirma la grabación-, una feroz disputa por el control del PRD, de la izquierda, de los grupos parlamentarios. Pero lo más grave es que el PRD es hoy una grosera copia del PRI, porque sus diputados están sometidos no sólo a un hombre, a un mesiánico delirante de poder, sino que en una de las más grotescas farsas de la política mexicana se dice "presidente legítimo". Sí, les guste o no a los perredistas, están convertidos en todo aquello que dijeron combatir.


Los diputados del PRD son, incluso, un rebaño político idéntico al que criticaron en los tiempos de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas... Les han ordenado desconocer un proceso electoral y lo han desconocido, secuestrar al Congreso y lo han secuestrado, destruir al PRD y lo han destruido, dinamitar la democracia y la han dinamitado. ¿Hasta cuándo?

Ricardo Alemán
Itinerario Político


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Muchos en el PRD no son de izquierda. Son priístas de la vieja guardia, de los "nacionalistas revolucionarios" que tuvieron su máxima expresión en la docena trágica (1970-1982). Por eso aquí hemos dicho que en México no hay una izquierda progresista, como la del PSOE en España, la de Chile, o incluso la de Brasil. Siguen atados a paradigmas del pasado. Lucha de clases, dictadura del proletariado, la colectividad sobre la individualidad. Lo más triste no es que haya políticos que sigan ese juego para su beneficio personal o de su partido. Lo más triste es que mucha gente les cree.

Gracias George por compartir esta columna de Ricardo Alemán.

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Cuidado con una reforma que retrase más a Pemex

Los Senadores van a trabajar a marchas forzadas para tener pronto el dictamen de la reforma petrolera. Pero, ojo, ¿qué reforma?

Pues, ojalá que a la hora de poner los puntos sobre las íes en el análisis de las diferentes propuestas hagan bien las cuentas para definir quién habrá de pagar la expansión de la empresa o de las empresas, ahora con eso de las nuevas filiales que se proponen.

Aclaremos empero que el problema principal de Pemex está lejos de ser de dinero.

Es cierto que también debe cambiar el régimen fiscal que agarra parejo y que ha creado la "petroadicción" en las finanzas públicas tanto federales como locales.

Pero, aun si se le dejara mucho más dinero en las arcas, no resolvería sus problemas si no se alinean de manera diferente los incentivos al interior de la empresa.

Regresaremos luego a este punto.

Por lo pronto, lo que es un hecho es que el desarrollo de la refinación así como de la distribución le van a costar mucho dinero si se mantiene el esquema planteado por el PRI.

El mérito de la propuesta del Ejecutivo de abrir la maquila al sector privado es que se dejaba la actividad menos rentable de toda la cadena de producción en manos privadas, mientras que los recursos se concentraban en las áreas más redituables.

Ayer nos enterábamos que el costo de extracción en promedio del gas natural es de menos de 1 dólar por cada millón de BTUs, mientras que el precio de venta de este hidrocarburo anda en 12.60 dólares en julio.

Sabemos que el costo promedio de la extracción de cada barril de petróleo en México es de 4.36 dólares en promedio, sin embargo el precio promedio del petróleo en este año es de casi 94 dólares, 20 veces más que el costo de extracción.

En contraste, el negocio de la refinación es de márgenes pequeños. No es despreciable, pues puede haber tasas de retorno de 15 a 20 por ciento, pero nada tiene que ver con la altísima rentabilidad de la extracción.

En la medida que los recursos de los que disponga Pemex tengan que repartirse en las diversas actividades de la cadena, en esa medida bajará la rentabilidad global de la empresa y por lo tanto el potencial de obtención de renta petrolera y su posible uso para las tareas del Estado.

El mérito que tiene la fórmula planteada por el Presidente Calderón es que mueve hacia el sector privado actividades menos rentables.

La propuesta del PRI no lo hace y deja la incógnita respecto a las fórmulas de financiamiento de las nuevas refinerías que habrían de ser construidas y operadas por las "empresas espejo" o filiales, como les quiera llamar.

Probablemente las fórmulas disponibles se parezcan más bien a los Pidiregas, lo que implicaría la acumulación de más deudas.

En el caso del transporte, a la hora de que la Comisión de Energía del Senado haga las cuentas, deberían ser congruentes y si impiden que el sector privado participe en la construcción y operación de ductos que lleven fluidos líquidos, entonces también deberían prohibir que estos fluidos los transporte el sector privado sobre ruedas.

El problema es el negocio de 250 millones de dólares anuales que significa la provisión del transporte para Pemex, en el que participan connotados personajes del PRI.

Así que si no van a cambiar las reglas para preservarles el negocio a los contratistas de este gremio, lo mínimo sería que lo dijeran.

En lo que se refiere a todos los límites que se le pusieron a los contratos de desempeño, creo que lo único que harán es que tanto Pemex como las empresas contratistas tengan que trabajar más en la definición de los contratos para hacer viable a las pocas empresas especializadas en aguas profundas entrarle.

Y, en este caso, no es imposible que cualquier día se le ocurra a alguien decir que esta reforma al artículo sexto de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 en materia de hidrocarburos es anticonstitucional, lo que llevaría el caso hasta la Corte, con todo el tiempo que requeriría el desahogo de esa discusión.

Quizá para cuando se llegara a alguna conclusión ya estaríamos importando petróleo crudo.

A lo que tienen que ponerle mucha atención es a las fórmulas para asegurar la participación mexicana en los contratos. No vaya a ser que estén repitiendo aquí el error que se cometió en la privatización de Telmex cuando se gestó la competencia hasta muchos años después.

Las ganas de llegar a una reforma han llevado a muchos a decir que la propuesta del PRI tiene muchos puntos de convergencia con el planteamiento del Ejecutivo, pero cuando se ve con lupa, encontramos diferencias sustantivas.

Y no está nada claro cómo la propuesta priista va a resolver algunos de los problemas centrales de la empresa.

No es por ser pesimista, pero no es imposible que la reforma que salga deje las cosas... peor que como ahora están.

Regresaremos al tema.

Enrique Quintana
enrique.quintana@reforma.com


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Como todas las "reformas" que se han hecho en México desde 1989, la energética será incompleta y quizá hasta contraproducente. Al tiempo. Seguimos haciendo las cosas a "la mexicana", al "chile". Por eso tenemos los resultados que tenemos.

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