lunes, abril 30, 2012

 

Niño burbuja

En los 70 se volvió popular una película llamada "The Boy in the Plastic Bubble" -El niño en la burbuja de plástico- y el protagonista vivía aislado del mundo por un problema inmunológico. En México hoy tenemos nuestra propia versión encarnada por el candidato Enrique Peña Nieto. Así como John Travolta temía a los microbios, el puntero priista le teme a los debates. Le teme a la confrontación de ideas y cómo defenderlas. Le teme a las preguntas incómodas y cómo contestarlas.

Prefiere vivir en un mundo controlado, artificial, encapsulado, lejos de cualquier paso en el mundo real que podría mostrar su debilidad discursiva. Su fragilidad propositiva. La acusación de vaciedad que lo perseguiría en los auditorios ante los cuales no se quiere presentar. La percepción de incapacidad que lo acompañaría frente a los foros que rehúye. Peña Nieto prefiere ser catalogado de cobarde que de estúpido.

"Dame la palabra correcta y moveré al mundo", escribió Joseph Conrad. Porque las palabras son poder. Poder para persuadir, para convencer, para disentir, para construir democracias y habitarlas. Poder que el priista demuestra que no tiene.

La libertad se forja a martillazos sobre el yunque del debate y eso es precisamente lo que Peña Nieto evade. Prefiere -por lo visto- el autoritarismo silencioso a la democracia gritona. No quiere construir espacios cívicos y participativos, plurales y educativos. Y con ello revela su problema principal: no ha aprendido a debatir ideas sino a memorizarlas; no ha aprendido a pensar en las políticas públicas sino a repetir lo que le colocan en el teleprompter.

Y la reticencia de Peña Nieto tiene efectos y muy graves. México tiene un problema de desinformación ciudadana. De personas que se oponen a las reformas estructurales, pero no entienden por qué otros subrayan su necesidad. De personas que le apuestan a líderes providenciales y no asumen responsabilidades individuales.

Los mexicanos cuentan con pocos mecanismos para expresar sus preferencias más allá del voto sexenal. No tienen acceso al aprendizaje sobre la cosa pública más allá del periódico que leen de manera superficial y del programa de televisión que contemplan de manera pasiva. México hoy padece un democracia delgada, una democracia de urnas presentes y ciudadanos ausentes. Y Peña Nieto contribuye -al rechazar el debate- a esa democracia de baja calidad.

Como lo argumenta el filósofo político Benjamin Barber en "Strong Democracy", la democracia necesita ciudadanos eficaces: hombres y mujeres ordinarios haciendo cosas extraordinarias de manera regular. Por ello, la tarea más urgente para el País es la construcción cotidiana de ciudadanos. El cultivo de lo que Tocqueville llamó "los hábitos del corazón". La promoción de actitudes necesarias para que la democracia funcione. La construcción de foros públicos donde se discuta, se aprenda, se presenten datos, se comparen cifras, se conozca al otro y qué opina.

La transformación de cada estudiante y cada trabajador y cada ama de casa y cada periodista en un aprendiz de la libertad. Al negarse a debatir -más allá de los dos debates acortados y acartonados del IFE-, Peña Nieto coarta la posibilidad de esa transformación.

Hoy, con todo lo que hay en juego en la elección presidencial, hay que concebir el debate para educar, no sólo para influenciar; el debate para construir ciudadanos, no sólo para presionar a políticos; el debate para proveer conocimiento a la población y no sólo para atarse a preguntas preestablecidas; el debate para informar a la opinión pública y no sólo para usarla como público de telenovela.

Por ello hay que obligar a Peña Nieto a salir de su burbuja y darle un buen pinchazo para romperla. Obligarlo a salir a la democracia contestataria y sin acordeones. Obligarlo a contestar por qué el Estado de México ocupa el primer lugar en robo de automóviles de toda la República. Obligarlo a responder por qué en los últimos años han muerto más mujeres en la entidad que gobernó que en Ciudad Juárez.

Obligarlo a explicar por qué el territorio mexiquense ocupa un lugar tan malo en el índice de transparencia gubernamental elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad. Obligarlo a decir por qué, ahora sí, el PRI apoyaría reformas estructurales que ha pasado los últimos dos sexenios rechazando o saboteando.

En países con una cultura del debate se enseña a los ciudadanos a pelear con las palabras, y en México llegó la hora de que el puntero presidencial aprenda a hacerlo también. En países con democracias funcionales, las personas entienden que la información no es prerrequisito del debate sino su producto, y Peña Nieto debe enseñarnos que sabe cómo dominarla. Que sabe cómo convertir copetes acicalados en argumentos duros. Que sabe confrontar ideas para esclarecerlas. Que está dispuesto a participar en un argumento con el objetivo de arribar a la verdad.

Para llegar a ella México necesita, como lo diría Hamlet, "palabras, palabras, palabras". Pero palabras pronunciadas en debate tras debate y no sólo leídas en un teleprompter.
 
Denise Dresser
 
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Peña Nieto es un candidato vacío, sin ideas propias. Qué lástima que la mayoría de la gente tenga poca memoria y/o que prefiera un producto de la mercadotecnia. Ni hablar, así es la democracia, no gana el mejor ciudadano, el más calificado, sino el político que mejor campaña haya hecho.

 

AMLO y Walmart

"Tienes derecho a tu propia opinión, pero no a tus propios hechos". Patrick Moynihan

Andrés Manuel López Obrador ha venido insistiendo durante años que las grandes empresas de México no pagan impuestos. Ahora ha tenido la oportunidad de unir esta afirmación a un intento de sacar leña de una firma que se encuentra como el proverbial árbol caído: Walmart.

"Estuve revisando las cuentas de Walmart -dijo el candidato el pasado 27 de abril en Santiago Iscuintla, Nayarit- y tienen ingresos por cerca de 400 mil millones de pesos al año, y de impuestos pagan mil millones, es el 0.2 por ciento. Esto no pasa en Estados Unidos, ni en ningún otro país". En esa misma presentación López Obrador dijo que en México "la mayoría de los empresarios pagan hasta 35 por ciento".

No sé bien cuáles son las cifras que López Obrador estuvo revisando, pero no son las que Walmart divulga como parte de su obligación como empresa pública que cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores. Estas cifras se encuentran en la página de internet de la empresa.

Las ventas de Walmart en 2011 sí son cercanas a lo que dice Andrés Manuel. El año pasado ascendieron a 379 mil 021 millones de pesos. A esto hay que añadir otros ingresos por mil 855 millones de pesos para dar un total de 380 mil 906 millones de pesos.

Una vez que se descuentan los gastos, la utilidad antes de impuestos es de 30 mil 198 pesos. El impuesto que la empresa paga por esta ganancia no es de mil millones de pesos, como dice López Obrador, sino de 7 mil 939 millones de pesos. Se trata así de 26.3 por ciento sobre la utilidad. Ésta es, de hecho, una tasa muy cercana a la máxima que establece la Ley del Impuesto sobre la Renta, la cual es de 30 por ciento y no de 35 por ciento como dice López Obrador.

Una vez pagados los impuestos, Walmart registra una utilidad neta de 22 mil 254 millones de pesos, el 5.8 por ciento de los ingresos totales de la empresa. Se trata de una cifra baja en México o en cualquier país del mundo.

Walmart, de hecho, es conocida en el mundo por operar con márgenes muy reducidos y una constante presión a la baja en los precios. Este factor, así como una tasa de reinversión muy alta, ha permitido ampliar sus operaciones de forma importante en México y en el mundo. De nada serviría pagar un soborno a un funcionario para que facilite la apertura de una tienda si ésta después se queda vacía porque no ofrece los productos al precio que el consumidor quiere.

La presión de los bajos niveles de rentabilidad de Walmart hizo que desaparecieran otras cadenas comerciales, como Gigante y Carrefour, y obligó a las sobrevivientes a mejorar su productividad y a reducir sus márgenes. Éste es el caso de Comercial Mexicana y Soriana. El beneficio global a los consumidores mexicanos ha sido enorme. El "fenómeno Walmart", como lo llamaron Luis Rubio y Luis de la Calle en "Clasemediero", ha logrado una mejoría muy importante en el poder de compra de los mexicanos y ha ayudado a la ampliación de la clase media del País.

Coincido con López Obrador en que hay una gran evasión fiscal en nuestro México, pero ésta no se manifiesta en empresas como Walmart. Si queremos realmente disminuir la evasión debemos tener una reforma fiscal de fondo que elimine los tratos de excepción y simplifique todo el sistema.

Sin embargo, lo primero para resolver éste o cualquier otro problema es tener la información correcta. De qué sirve decir que una empresa sólo paga el 0.2 por ciento en Impuesto Sobre la Renta cuando en realidad cubre el 26 por ciento.
 
Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
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Que un candidato a Presidente confunda ingresos con utilidades por ignorancia es grave. Que lo haga por malicia para engañar bobos, es más grave, pues estaría lucrando con la ignorancia de la gente para llegar al poder. En cualquiera de los 2 escenarios posibles (no hay otra posible respuesta) ese candidato no merece ganar.

domingo, abril 29, 2012

 

Extraña felicidad

Muchas cosas se organizan bajo el supuesto de que la gente quiere más dinero, pero no siempre es así.

En una zona rural, una empresa sustituyó el salario fijo por un sistema de incentivos que permitía ganar más produciendo más. Inesperadamente, cayó la producción. Los campesinos ajustaron su rendimiento para ganar lo mismo en menos tiempo y salir antes. Esta "anomalía" puede observarse también en el caso de las mujeres que prefieren más tiempo para su familia que un trabajo más absorbente, aunque mejor pagado. Y en los que prefieren ganar menos si los impuestos suben demasiado.

El dinero se puede intercambiar por tantas cosas que parece un valor universal. Esto permite simplificar las teorías, con el riesgo de creer que todo puede medirse en dinero. La idea misma de medir se ha extendido a realidades donde no viene al caso, y de maneras que pueden distorsionar la realidad. Si lo que interesa es A, pero no es medible; y se mide B como indicio de A, la medición puede llevar a que, en la práctica, toda la atención se concentre en B, aunque eso no interese.

Los planificadores soviéticos descubrieron este problema. Faltaban clavos, y no lograban equilibrar la oferta con la demanda. Si fijaban las metas de producción en toneladas, la producción se concentraba en clavotes (maximizar las toneladas). Si la fijaban en millones de piezas, se concentraba en clavitos (maximizar el número). Pero fijar las proporciones necesarias de cada tamaño para tener una producción balanceada (optimizar) rebasaba su capacidad de cálculo.

También la medición del PIB resultó distorsionadora. Parecía mejor que las vaguedades que medían el progreso, cuando se hablaba de países adelantados o atrasados según el desarrollo de la vida social, intelectual y moral. Se tomó el PIB por habitante como indicador de progreso, razonando que el bienestar depende de las oportunidades de consumo, que dependen de la productividad.

Pero es una medida deficiente. No toma en cuenta la producción ni las satisfacciones fuera del mercado: en la familia, en el trabajo voluntario, en las comunidades indígenas. Ni el desarrollo social, intelectual y moral. Ni la destrucción ecológica que se contabiliza como aumento del PIB. Ni que la misma cantidad produce más y satisface más en la pobreza que en la abundancia. Ni que se puede ser más con menos.

Para superar estas deficiencias, la ONU calcula desde 1990 un Índice de Desarrollo Humano. Con mayor audacia, el minúsculo reino de Bután se propuso medir y fomentar la Felicidad Nacional Bruta. Y empezaron las encuestas.

Ronald Inglehart, Miguel Basáñez y otros preguntaron, entre otras cosas: ¿se siente usted muy feliz, bastante feliz, no muy feliz o nada feliz? Y resulta que México está en el segundo lugar para la primera opción (el 57 por ciento de los mexicanos dijo sentirse muy feliz), por encima del promedio de 81 países (27 por ciento).

La Universidad Erasmo de Rotterdam compila una base mundial de datos sobre la felicidad, donde México empata con Finlandia y Noruega en el quinto lugar, aunque su PIB por habitante no llega a la mitad del finlandés ni a la tercera parte del noruego. Hay resultados parecidos en un estudio de la OECD ("Alternative Measures of Well-Being", 2006), donde el bienestar sentido en México está muy por encima del nivel de sus ingresos.

Ipsos boletinó los resultados de una encuesta en 24 países, donde preguntó en 2011: ¿diría usted que no es feliz, que es más bien feliz o que es muy feliz? Dijeron que son muy felices: 11 por ciento en España, 28 por ciento en Estados Unidos y 42 por ciento en México.

BGC, Ulises Beltrán y Asociados hicieron encuestas semejantes para México en diciembre de 2007, 2009 y 2011. Los tres resultados fueron consistentes y todavía más altos: el 65 por ciento se declara feliz y el 15 por ciento muy feliz en promedio. La suma anual (feliz o muy feliz) fue de 81 por ciento en 2007, 78 por ciento en 2009 y 82 por ciento en 2011; 80 por ciento en promedio.

Según la Paradoja de Easterlin, en el largo plazo la felicidad en un país no aumenta con el crecimiento del PIB por habitante. Según los economistas Bruno S. Frey y Alois Stutzer, el estudio económico de la felicidad está en pañales porque depende de muchas circunstancias no económicas: sicológicas, sociales, políticas, culturales, religiosas.

Hace años, Miguel Basáñez me habló del problema que tenía una encuesta donde resultaba que los mexicanos de abajo estaban más contentos que los de arriba. Parecía increíble. Si los de arriba estamos descontentos, los de abajo estarían a punto de estallar.

Una característica de las élites mexicanas es que están bien, pero se sienten mal. Es respetable, en cuanto implica un sentimiento de solidaridad; pero nocivo si estorba para entender la realidad. El paternalismo ignora las necesidades sentidas desde abajo. Trata de imponer su modelo de felicidad, porque no puede creer que se pueda ser feliz de otra manera. Atribuye a todos sus ambiciones: posgrados y puestazos. Llegar al poder.

Por eso se despilfarra el gasto en educación superior, pero se escatima en la enseñanza de oficios y el desarrollo de recursos para las artesanías y microempresas.
 
Gabriel Zaid

sábado, abril 28, 2012

 

El sofisma del IVA

En su columna de hoy en El Norte, Ana Margarita Ríos-Farjat dice que "es un sofisma que quienes más tienen más pagarían de IVA" si se generaliza la tasa impositiva a todos los productos y servicios. Además afirma que "matemáticamente está demostrado que las exenciones al IVA neutralizan los efectos perversos de la regresividad del impuesto".
Me gustaría que se publicaran las referencias de esos estudios matemáticos que prueban que las exenciones benefician a los que menos tienen.
 
Los estudios que yo he visto, el más completo está detallado en el libro de Santiago Levy pero también hay diversos estudios del CIDAC, indican todo lo contrario. Aunque proporcionalmente con sus ingresos el IVA en alimentos y medicinas afectaría poco al 20% más rico de la población, y más al 20% más pobre, ese subsidio generalizado en términos absolutos beneficia más a quienes más tienen y no tanto a los más pobres, precisamente por la enorme desigualdad que existe. Aunque los más ricos destinan un porcentaje muy bajo de sus ingresos a alimentos y medicinas, de manera absoluta el consumo que tienen es mucho mayor.
 
Dicho de otra forma, el 20% más rico de la población consume (con mucho desperdicio, sin duda) más alimentos y medicinas, casi exclusivamente en el sector formal de la economía, que lo que gasta el 20% más pobre, además de que éstos últimos consumen mayoritariamente en el sector informal (que no paga IVA) y los más pobres de los pobres, los indígenas en zonas rurales, consumen lo que ellos mismos producen.
 
Por lo tanto, los subsidios generalizados, como el de la gasolina y el IVA en alimentos y medicinas, son los más injustos y regresivos de todos. El apoyo a los más pobres, la redistribución de la riqueza, no debe hacerse con subsidios generalizados al sistema impositivo, sino con subsidios focalizados vía egresos del Estado. Además, dejar huecos en el IVA, como el de los alimentos medicinas, provoca que toda la industria en ese sector no paguen IVA y se les tenga que regresar enormes cantidades. Los subsidios generalizados no son más que populismo que en nada ayuda a los que menos tienen.
 

domingo, abril 22, 2012

 

Peña Nieto, esa invención de Televisa - Javier Corral Jurado

Peña Nieto, esa invención de Televisa - Javier Corral Jurado

viernes, abril 20, 2012

 

¿No hay propuestas?

Leo y escucho que muchos dicen que los candidatos a la Presidencia no traen propuestas, que sólo hay guerra sucia en los spots o promesas genéricas. Si la gente espera tomar su decisión en base a los spots o los resúmenes noticiosos (la mayoría de ellos tergiversados para pasar sólo la parte más escandalosa, la que genere más rating, o incluso muchos sesgados a favor de un candidato), no están viendo ni la décima parte de la información disponible.

 

Aún medios que considero más o menos imparciales porque en su historia siempre han investigado y publicado escándalos de todos los partidos sin distinción, publican las notas de las campañas sumamente recortadas. Se nota cuando se escucha el audio/video completo de la entrevista o del discurso y se compara con la nota periodística y evidenciándose que el reportero sólo mencionó lo chusco, el error, o lo que a él le pareció importante. Y es peor con los medios electrónicos que no podría decir que son imparciales.

 

Todos los candidatos tienen sus plataformas y propuestas detalladas en sus páginas de internet a un click de distancia. Estas son las ligas de internet de los partidos y de los 4 candidatos:

Josefina Vázquez Mota http://www.pan.org.mx/    http://www.josefina.mx/

Gabriel Quadri http://www.nueva-alianza.org.mx/  http://www.nuevaalianza.mx/

Enrique Peña Nieto http://www.pri.org.mx/ComprometidosConMexico/index.aspx

Andrés Manuel López Obrador http://www.amlo.org.mx/ http://www.partidodeltrabajo.org.mx/

 

En esas páginas no sólo encontrarán las propuestas y plataformas, sino los discursos en versión escrita y/o en video/audio. Hay que escuchar sus discursos completos y compararlos con los resúmenes noticiosos, verán que si se limitan a los spots, a lo que leen en un periódico o escuchan en un noticiario de radio o televisión, sólo obtienen una mínima parte de la información disponible. No es que no haya propuestas, lo que pasa es que hay mucha flojera.

 

Sin embargo no basta con la información sesgada que cada partido/candidato dice de sí mismo. Obviamente todos dicen que sus propuestas, que su persona, es la solución que México necesita. Verán que todos dicen, afirman, que si votas por él/ella tendremos un mejor país, y a todos nos irá muy bien. De lengua me echo un taco. Por eso hay que revisar qué hicieron y opinaron sobre los distintos temas hace meses, o años inclusive, cuando todavía no eran candidatos, cuando estaban en otro puesto o trabajo. Esto amerita un mayor esfuerzo de investigación que ahora internet nos facilita mucho, siempre y cuando haya ganas de hacerlo. Hay que comparar los dichos y hechos pasados de los candidatos con lo que hoy prometen o dicen cuando están en campaña y por ende quieren ser monedita de oro para atraer el voto ciudadano.

 

En campaña los partidos/candidatos mostrarán su mejor cara, resaltarán sus mejores resultados, sus logros. Y tratarán de ocultar o negar lo negativo. Por eso también es importante, para tomar la mejor decisión, la más objetiva y racional, investigar lo negativo de los candidatos. ¿Cuándo uno va a comprar un producto y hay varias marcas disponibles, acaso no compara los pros y contras de una y otra opción para hacer la mejor elección? Los candidatos son un producto que se supone nos dará un servicio como funcionario público: administrar al Gobierno Federal, el Erario, nuestros impuestos. Entonces es importante que sepamos si en puestos públicos anteriores realmente hicieron lo mejor para el país o la responsabilidad que tenían. Y si hay información objetiva, verificable, de que cometieron un error o dañaron a la comunidad, ya sea por acción u omisión, es valiosa para la toma de decisión sobre quien votar. Eso no es "campaña sucia" o "guerra de lodo", es simplemente ver todo el panorama. Así es en cualquier país democrático en el mundo. Sólo en México se ha estigmatizado negativamente la información contraria a un partido o candidato.

 

Sin embargo escuchar/leer las propuestas completas, investigar sus dichos/hechos pasados, y conocer lo negativo verificable de los candidatos todavía NO es suficiente para tomar una buena decisión razonada. Falta el ingrediente más importante de todos: responder ésta pregunta ¿qué creemos, pensamos, que es lo mejor para México?

 

Y hay que responderla reduciendo al máximo el egoísmo, pensando no en que es mejor para mí o mi familia en lo individual por el trabajo o negocio que tengo, por el sindicato al que pertenezco, sino verdaderamente qué sería lo mejor para el país, para toda la comunidad. Cualquier decisión política no es perfecta, es decir no hay decisión que no tenga costos. Cualquier decisión política afecta o perjudica, en mayor o menor medida, a ciertos sectores de la población. Las decisiones políticas con visión de largo plazo, esas que a quienes las toman se les llaman "estadistas", son las que maximizan los beneficios para la mayoría de la población en el mediano o largo plazo, aunque tengan costos en el corto plazo y haya una minoría perjudicada.

 

Pero, ¿cómo saber qué es lo mejor para el país si sólo soy un simple ciudadano? Aunque muchas decisiones pueden ser complejas y se tiende a pensar que sólo los expertos en ese tema pueden resolverlas, si es posible distinguir una buena propuesta de una mala usando el sentido común (el menos común de los sentidos). Pero primero que nada hay que evaluarnos a nosotros mismos, cuál es mi ideología personal, qué pienso de los múltiples temas públicos. De manera simplista se habla de que sólo existen 3 ideologías generales: izquierda, derecha y centro. Como si la forma de pensar de más de 100 millones de mexicanos se pudiera encajonar en sólo 3 visiones. Los partidos políticos (y los medios les siguen la corriente) siguen usando la geometría política unidimensional (una línea recta dónde si no eres de izquierda o derecha sólo queda el centro) porque les conviene encasillar a todo la ciudadanía, engañándola, para que no pienses por ti mismo, que creas que sólo hay de 3 sopas, forzándote a escoger de esa manera. Entre menos opciones haya más votos para cada partido. Entre menos piense el ciudadano, más fácil es atraerlo hacia mi propuesta política.

Pero la vida real es mucho más compleja que sólo 3 posibles opciones. Cada cabeza es un mundo y cada persona tiene su propia visión particular de las cosas. Esto parece tan simple, y lo es, pero pocas personas se toman el tiempo necesario para meditar, para hacer una introspección, sobre qué piensan, que quieren, de muchos temas que hay en la vida pública de toda la comunidad. Me he topado con gente que dice ser de izquierda, por ejemplo, pero cuando se empieza a desmenuzar el concepto ya hablando de tópicos muy específicos, te das cuenta que la persona era liberal o incluso hasta de derecha pero no se daba cuenta. O simplemente muchos ni siquiera comprenden qué significa ser de izquierda, centro, derecha, liberal, anarco-liberal, conservador, populista, totalitario o fascista, entre muchos otros conceptos ideológicos.

 

Hay un test disponible en internet que de manera simple ayuda a definir la ideología personal de cada quien. Sigue siendo todavía una simplificación del mundo real, pero ya no es la concepción hiper-simplificada unidimensional de las posibles formas de pensar, sino que es de 2 dimensiones. Los invito a que se tomen unos 15 minutos para contestar el test en www.testpolitico.com el cual arroja un resultado en 2 dimensiones, con 2 ejes. Un eje es para los temas económicos y el otro para los sociales. La gráfica arroja el resultado como una coordenada en un mapa bidimensional con una escala de cero a cien en cada eje. Por lo tanto hay 10 mil posibles ideologías como resultado. Sigue siendo una simplificación para las docenas de millones de personas que podemos votar en esta elección, pero al menos ya es más complejo que las 3 posibles opciones que te arroja la concepción tradicional de izquierda, derecha o centro.

 

Cuando hayan tomado ese test, respondido a todas esas preguntas clarificando su forma de pensar, su visión de las políticas públicas, entonces estarán en posición de poder contrastar las propuestas e ideología de los partidos y candidatos con la suya propia. ¿Con qué partido/candidato coincido más en la propuesta que creo es la solución para el país? Si yo pienso que el gobierno debe proporcionar servicios gratis o subsidiados sin importar quien pague por ello, qué candidato trae una propuesta así. Si yo pienso que los monopolios públicos como PEMEX o CFE me están dando buen servicio y quiero que así sigan, qué candidato va por esa línea. Si por el contrario, a mi me gustaría poder escoger a mi proveedor de gasolina o de energía eléctrica, que hubiera libre mercado, competencia entre proveedores, para poder escoger a quien dé el mejor servicio y/o precio, pues con cuál candidato hay más probabilidades de que algo así se proponga y apruebe.

 

Y así para tema de la vida nacional tenemos que meditar, razonar, definir, cuál es el mejor camino, el real, práctico, posible. Todos los candidatos dirán que lo suyo es posible, y argumentarán a favor. Pero si queremos ser ciudadanos completos, informados, que razonan, no podemos creerles a los políticos. Tenemos que involucrarnos y responder estas y muchas otras preguntas importantes: ¿Qué les gustaría que se hiciera con PEMEX? ¿Vale la pena construir 5 refinerías para que las administre el sindicato? ¿O sería mejor que empresas privadas arriesgaran su dinero, construyeran las refinerías, y ponerlas a competir en el mercado interno a ver cuál ofrece mejor calidad y precio para la gasolina?

¿Qué hacer con la CFE? ¿Les gustaría poder cambiarse de proveedor de energía eléctrica como ahora nos podemos cambiar de compañía telefónica si no nos gusta el servicio o el precio? ¿Qué debería incluir una reforma laboral? ¿Una electoral/política? ¿Candidaturas independientes? ¿Relección? ¿Segunda vuelta? ¿Cómo podría mejorarse la educación pública? O más a fondo ¿debería existir la educación pública? ¿Qué opinan del IVA? ¿En qué nivel 10, 12 o 16%? ¿Aplicarlo de manera general a alimentos y medicinas para quitar el subsidio que gozan los que más tienen? ¿Cómo financiar a los gobiernos? ¿Qué debe hacer y que no un gobierno? ¿De qué tamaño debe ser un gobierno?

 

Muchos dicen que todos son iguales, principalmente por los casos de corrupción que hay en todos los partidos. Y si, si sólo revisamos la variable corrupción todos nos parecerán iguales, porque en ese rubro lo son. Pero no son más que un reflejo de la sociedad mexicana. ¿Cuánta gente no compra productos en la informalidad, piratas o robados? Eso es corrupción ciudadana. ¿Cuánta gente al comprar pide que no le facturen para no pagar el IVA? ¿Cuánta gente no viola los reglamentos de vialidad y tránsito? ¿Cuánta gente no piensa que no importa que el político robe mientras haga obras? ¿Cuánta gente sabe que su vecino o pariente está involucrado en una actividad ilícita, criminal, y no lo denuncia? Todo lo anterior, y muchas otras cosas son ejemplos de corrupción ciudadana. Si vamos a evaluar a los políticos sólo con ese rasero, más nos vale poner nuestras barbas a remojar, y al final no llegaremos a ninguna solución.

 

Definitivamente la decisión es compleja y requiere mucho esfuerzo de parte de los ciudadanos sobre todo para informarse de manera objetiva y completa, para después meditar y decidir. Lamentablemente lo que yo veo es que a la mayoría de la gente le da flojera leer, investigar y contrastar las propuestas. Quieren decidir sin pensar mucho y que todo sea por un spot. La decisión debe ser razonada, y para ello debe investigarse, analizar todo y finalmente llegar a la conclusión. Si alguien dice que no hay propuestas significa que no ha hecho su tarea como ciudadano. Por eso muchos votan porque está guapo, o porque es mujer, porque me promete subsidios o porque él dice que es honesto. Si la gente invirtiera el mismo tiempo que gasta en las telenovelas o el fútbol para informarse y meditar su decisión cada vez que hay elecciones, quizá desde hace mucho habríamos dejado la mediocridad y el tercer mundo.

 

Si crees que no hay propuestas, que todos son más de lo mismo, o que todos son iguales, no has hecho tu tarea como ciudadano. Aún estás a tiempo, define tu ideología particular www.testpolitico.com y después investiga la de los partidos/candidatos y contrástala con la tuya. Razona tu voto.

 

 


domingo, abril 15, 2012

 

Populismo en México

¿Ha habido en México gobiernos populistas? El populismo es una adulteración de la democracia. Lo que el populista busca -al menos ésa ha sido la experiencia latinoamericana- es establecer un vínculo directo con el pueblo, por encima, al margen o en contra de las instituciones, las libertades y las leyes. La iniciativa no parte del pueblo, sino del líder carismático que define a "el pueblo" como una amalgama social opuesta al "no pueblo". El líder es el agente primordial del populismo. No hay populismo sin la figura del personaje providencial que supuestamente resolverá, de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo.

En México la adulteración de la democracia ocurrió por caminos distintos al populismo. "Termina la era de los caudillos, comienza la de las instituciones", había proclamado Calles en 1928. Esas "instituciones" fueron una, el PRI: aunque mantuvo al País en un estado de adolescencia política y bastardeó la práctica de la democracia, impidió los liderazgos populistas. A partir de entonces, tuvimos episodios populistas, pero no, propiamente, gobiernos populistas.

Cárdenas fue un Presidente revolucionario que buscó cumplir al pie de la letra los artículos centrales de la Constitución de 1917. Eso lo convirtió en un Presidente popular, no en un populista. Llegado su límite dejó el poder y, a diferencia de los populistas típicos, jamás utilizó la palabra como medio específico de dominación (le apodaban "La esfinge de Jiquilpan").

Luis Echeverría, sin tener dotes mayores (o menores) para el discurso público, intentó concentrar personalmente el poder a la manera del populista, pero cuando quiso crear una base sindical propia por encima de las instituciones vigentes -es decir, del PRI- Fidel Velázquez lo rebasó temporalmente por la izquierda, amagó con la huelga nacional y lo puso en su lugar.

López Portillo -él sí, campeón de oratoria- cautivaba a las masas, pero lo hacía más por vanagloria que por ambición. Aunque ambos dieron un uso populista a los recursos públicos y no dejaron de fustigar a enemigos reales o fingidos (al "no pueblo"), su poder era institucional, no personal, y cesaba a los seis años.

Hace poco más de una década, liquidado el sistema que imperó por 70 años, apareció un líder social -Andrés Manuel López Obrador- que, desde el cargo de Jefe de Gobierno del Distrito Federal y más tarde en su campaña presidencial, siguió el libreto populista. De haber triunfado, hubiese sido el primer Presidente populista (y aún mesiánico) de la historia mexicana.

Han pasado casi seis años desde aquella elección y López Obrador es, de nueva cuenta, el candidato de la izquierda. Pero algo ha cambiado recientemente en su estilo personal. El tono y la actitud se han suavizado, el mensaje se ha vuelto conciliatorio y -en sus propias palabras- amoroso. Se ha atenuado la belicosa prédica contra el "no pueblo", pero muchos perplejos ciudadanos, legítimamente, se preguntan: ¿Le ha ocurrido una conversión religiosa? ¿Se trata de una táctica electoral? ¿O el cambio obedece a un proyecto político alejado ya del populismo?

López Obrador parece haber experimentado una conversión tolstoyana (en sentido estricto, leyendo a Tolstoy, siguiendo su ejemplo). De allí su renuncia a la confrontación y su cambio diametral de prédica: de la indignación flamígera a la persuasión amorosa. Por otra parte, el viraje tiene un obvio sentido electoral: AMLO sabe bien que sin el apoyo de las clases medias difícilmente alcanzará los votos necesarios para triunfar. Lo que no está claro es la naturaleza política de su cambio. Y no lo está, porque no ha hablado de ella.

Desilusionados de 12 años de gestión panista y reacios a restaurar, así sea parcialmente, la hegemonía del PRI, muchos ciudadanos que no votaron por él en el 2006 reconocen las virtudes de López Obrador -y sobre todas ellas, su vocación social-, pero hubiesen preferido que, en vez de una conversión religiosa (que a fin y al cabo es una iluminación personal), AMLO hubiera hecho pública una reforma intelectual y política que lo apartara explícitamente de los caminos populistas y redentoristas, y alejara su programa del anacrónico nacionalismo revolucionario, aproximándolo no al PRI o al PAN sino al programa de la izquierda democrática latinoamericana (la izquierda de Lula, Lagos, Bachelet, Humala, Rousseff). Esta izquierda ha demostrado con creces que la fórmula triunfadora es la modernización económica y las reformas estructurales que lleven al crecimiento, programas sociales efectivos para atender a vasta población necesitada, y un apego estricto al orden legal e institucional.

AMLO puede ser fuerte en el segundo de esos campos, pero no en los otros dos. Su programa económico no ha cambiado. Y más grave aún es la duda razonable de muchos ciudadanos sobre el carácter de su liderazgo. Para disipar esas dudas, le haría falta una autocrítica razonada de su comportamiento en 2006 (sobre todo después de esas elecciones). Lo cual supone dos actos improbables: estar convencido de que su verdad no es la verdad, y asumir su parte significativa de responsabilidad en el torrente de ira, odio e intolerancia que marcó por años su paso por la política y que ahora se reproduce en las redes sociales.

No es la conversión de AMLO lo que, en caso dado, pedirían los ciudadanos opuestos al populismo que reflexionan el sentido de su voto. Es un acto racional de convencimiento y autocrítica. Y no es amor lo que requiere la vida pública mexicana. Es responsabilidad cívica y tolerancia.
 
Enrique Krauze
 
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AMLO cambió el tono de su discurso pero no las propuestas. Revisándolas, siguen siendo recetas populistas mercantilistas setenteras. Sigue siendo populismo cuando le ofrece al SME, y a su corrupto líder Martín Esparza, regresarles LyFC. Sigue siendo populismo cuando promete que sólo con "honestidad y cero corrupción" logrará que CFE y PEMEX sean eficientes y productivas sin tocar una sola coma a las canonjías y a los contratos colectivos de esos sindicatos. Sigue siendo populismo cuando dice que con quitar a Gordillo se arreglará la educación pública sin meter en cintura al SNTE y sus canonjías. Es un mercantilismo setentero cuando promete un "tipo de cambio competitivo" (eufemismo de devaluación) para apoyar a la industria de exportación. Es mercantilismo setentero cuando promete aranceles y límites a las importaciones para proteger a la industria nacional, lo que causaría un perjuicio a los consumidores, que somos todos.
 
La buena noticia es que sigue en tercer lugar, por eso ya no es un peligro para México, no va a ganar.

sábado, abril 14, 2012

 

El nuevo López

Una buena y una mala para el rayito de esperanza. La buena: según el sondeo de Milenio, AMLO empató con Josefina. La mala: no porque López haya incrementado sus intenciones de voto, sino porque JVM ha descendido.

El empate se registra entre 23 y 24 por ciento. Todo indica que los errores que se cometieron en la campaña de la abanderada de Acción Nacional le han costado caro. Y ya nadie sabe si podrá conservar el segundo lugar en la contienda.

Pero eso no significa que la campaña de AMLO por la Presidencia de la República repunte. ¿Por qué no? Porque su oferta huele a naftalina. Primero, porque sus propuestas son rancias. Segundo, porque su gabinete está integrado por miembros de la tercera edad.

Leo Zuckermann lo analizó en Excélsior con exactitud: AMLO ha anunciado 20 nombramientos de su gabinete, el promedio de edad de esos "notables", que lo acompañarían en su gobierno, es de 63 años.

AMLO es incapaz ya no digo de plantearse, sino de reconocer un dato elemental: la pirámide poblacional y la elección. En 2012 el 38 por ciento de la Lista Nominal se sitúa entre 20 y 34 años, es decir, aproximadamente 30 millones de electores.

López no apunta mal, simplemente no apunta. No entiende ni se comunica con esos jóvenes que no recuerdan el pasado priista del País, porque no lo vivieron.

Pero recuerdan puntualmente los zafarranchos y desfiguros de Andrés Manuel en 2006. La toma de Reforma, la presidencia legítima y, por supuesto, el intento de descarrilar al País el 1 de diciembre de 2006, impidiendo la toma de posesión del Presidente Felipe Calderón.

Además, la estrategia de AMLO no es creíble porque es inconsistente y disparatada. Habla de un cambio verdadero e identifica al PRI y PAN como la misma cosa. Ninguna persona en sus cabales se traga semejante rueda de molino. Priistas y panistas no son lo mismo y se están disputando con todo la Presidencia de la República. Lo que se ve, no se pregunta.

La propuesta del rayito de esperanza de revivir la Compañía Luz y Fuerza del Centro lo retrata de cuerpo entero. La empresa era un ícono de ineficiencia. Uno de los grandes logros de Felipe Calderón fue haberla liquidado. Los costos de ese coto de poder rondaban los 3 mil millones de dólares anuales.

¿Por qué López se metió en semejante berenjenal? Por una razón muy simple: Martín Esparza, líder del sindicato de trabajadores de Luz y Fuerza, se comprometió a garantizarle millones de votos. ¿De quiénes? De los electricistas que perdieron sus privilegios. Se trata de un regreso al pasado en el peor de los sentidos.

No sobra recordar que al sindicato de Luz y Fuerza le fueron liberados en 2011 21 millones de pesos de cuotas que reclamaba con un plantón en el Zócalo de la Ciudad de México. La "negociación" ocurrió en septiembre del año pasado para permitir que se realizara el grito y pudieran desfilar las Fuerzas Armadas el 16 de septiembre.

Entre las innovaciones de López está el reciclamiento de Manuel Bartlett. El ex Secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid fue responsable, según Cuauhtémoc Cárdenas, del fraude electoral del 6 de julio de 1988. Pero nada de eso importa ahora. Manuel Bartlett es candidato a Senador por el movimiento de AMLO por una razón muy sencilla: se ha declarado incondicional del rayito de esperanza.

Las inconsistencias de López son de antología. Desconoce las encuestas y denuncia que están copeteadas. Sin embargo aceptó sus resultados para su postulación y por eso se impuso sobre Ebrard. No ha cuestionado, tampoco, los números que sitúan a Mancera muy por encima de sus contrincantes en el DF. Así que dos varas y dos medidas: si le son favorables, son bienvenidas; si no, son cuchareadas y copeteadas.

Entre los promotores de la campaña de López está Alfonso Romo. Si las razones del empresario regio para ponerse la camiseta de Morena son misteriosas, las de AMLO son completamente oscuras. En alguno de sus libros sobre la mafia que le robó la elección de 2006 aparece Romo como un integrante más de la cosa nostra. Pero, por alguna forma de alquimia, Romo se purificó -al igual que Bartlett- y ahora figura a la diestra de dios hijo, es decir, de López Obrador.

¿Hasta dónde llega la república amorosa? Parece, y no es una respuesta ociosa, que tiene límites severos. La muerte del ex Presidente Miguel de la Madrid no le mereció, siquiera, un mensaje de pésame, vía Twitter. ¿Por qué? Porque López considera que el ciclo de la Revolución Mexicana se cerró con López Portillo.

De la Madrid habría traicionado los principios revolucionarios que encarnaban Luis Echeverría y López Portillo. Las insignias de LEA y JLP eran proteccionismo, estatismo y autoritarismo.

López encarna la nostalgia por el viejo sistema priista. El más ortodoxo, irracional y conservador. No es casual que a sus 29 años, el rayito de esperanza haya compuesto un himno al PRI en Tabasco, cuando era presidente estatal de ese partido. Ésa es la convicción y la oferta real de López.

Un voto por AMLO es un voto por el conflicto poselectoral, por la toma de Reforma y por "la presidencia legítima". Es un voto por las hordas de juanitos que intimidan a quien disiente del enviado divino.

Pero es, por lo mismo, un voto por el PRI verdaderamente autoritario y conservador. Por la vuelta al pasado más remoto y anquilosado. Por el PRI lopezportillista y echeverrista. Por el estatismo y la ineficacia.

Un voto por AMLO es un voto por la Compañía Luz y Fuerza del Centro, por Martín Esparza, por Echeverría, por López Portillo y, por supuesto, por Bartlett.

Jaime Sánchez Susarrey

domingo, abril 08, 2012

 

Debilidad democrática

Confieso: no me ha gustado hasta el momento ninguna de las propuestas de los candidatos para encabezar la Presidencia de la República el 1 de diciembre. Me parecen posiciones e ideas cuidadas y poco realistas de lo que harán si llegan al poder federal.

Dado que el respaldo y aprobación al Presidente Calderón sigue siendo superior al 50 por ciento y que la mayoría de los ciudadanos en general no consideran negativo que el Gobierno enfrente a la delincuencia organizada, los candidatos difícilmente propondrán otra cosa en este tema o atacarán al Presidente en relación a su estrategia seguida.

Por consiguiente, el actual ambiente electoral no permite revelar de qué está hechos realmente cada uno de los contendientes a gobernarnos. No sabemos nada de cómo enfrentarán una crisis social o económica, o de qué forma tomarán decisiones, ni qué valores y principios ostentan para diseñar mejores políticas públicas, o cuál es su verdadera vocación en el servicio público.

Y es que a pesar de los avances en material jurídico-electoral, el síntoma es el mismo. Miedo y temor a perder adeptos en una sociedad que no tiene plena libertad para poder decidir por sus propios medios y sin favores, dádivas o promesas infundadas al candidato o candidata que mejor refleje su aspiración ciudadana.

Así, los cuatro candidatos en la contienda presidencial no darán mensajes atrevidos ni polémicos que nos den pistas sobre qué realmente piensan o creen. Cuidarán las giras, los mensajes, los saludos, las fotos, los videos y los poquísimos debates que hagan al máximo y se quedarán en la cómoda posición de no arriesgar.

En México nos hacen falta candidatos que nos hablen con la verdad, que tengan el liderazgo y la fortaleza de advertir nuestras fallas como sociedad y nuestra fuerza para salir adelante, que nos digan que este país es poco competitivo en áreas como la educación, el mercado laboral, la facilidad para emprender.

Faltan candidatos que nos digan que cuesta mucho el Gobierno y que no hay transparencia ni plena rendición de cuentas de la efectividad del gasto público, que los gobernadores no saben cómo están gobernando y que muchos estados están en quiebra técnica.

Por ejemplo, en este país se hace necesario entender que la estructura impositiva sin un impuesto al valor agregado generalizado es un queso gruyer que aprovechan miles de mexicanos para evadir la responsabilidad de facturar y de pagar el IVA adecuadamente.

Recientemente, un estudio llevado a cabo por estudiantes de maestría en Administración Pública y Política Pública de la EGAP del Tecnológico de Monterrey arrojó que el impacto de generalizar el IVA a medicinas y alimentos impactaría en menos de 35 pesos mensuales a la población del más bajo ingreso.

Lo anterior, revela el estudio, requeriría una transferencia a ese segmento de la población del orden de mil 700 millones de pesos para no afectarlos, pero lograría por el otro lado un aumento en la recaudación de más de 170 mil millones de pesos.

Una solución económica tan eficiente como ésta es indudable que tendría adeptos. Sin embargo, nuestros políticos no quieren perder terreno en un tema que no se les facilita como lo es la economía o la forma en que todos como sociedad debamos contribuir mejor y con mayor eficiencia y honestidad con el erario.

Tampoco escucharemos formas de hacer más eficiente al Gobierno federal.

El candidato de izquierda (AMLO) comentó que bajaría el sueldo del Presidente y de los Secretarios y directores generales a un nivel que le permitirá liberar recursos fiscales suficientes para invertirlos en la gente. De nueva cuenta, como cuando lo dijo hace más de seis años, su argumento se desmorona pues el monto no superaría los 960 millones de pesos anuales. Esto suponiendo que les quite en promedio 100 mil pesos al mes a unos 800 funcionarios del más alto nivel del Gobierno federal.

Por qué no nos dice que para lograr un objetivo mayor lucharía por bajar el sueldo del grueso de la burocracia. Sí, de los empleados sindicalizados, de la que paga Pemex, CFE, el Seguro Social o la Secretaría de Educación, entre otras.

Si hacemos el ejercicio completo y a los 3 millones de servidores públicos en nómina actualmente les redujeran el salario en unos 2 mil 500 pesos al mes, ¡el erario público federal tendría a favor más de 90 mil millones de pesos en un año! Ahí sí pudiera quizás generarle al País recursos sin aumentar impuestos. Esto sí sería una política pública clara que beneficiaría a la población pues estos recursos se podrían destinar a fortalecer el gasto social o de infraestructura que tanto requiere el País.

Por supuesto no lo hace porque son más de 3 millones de servidores públicos, los cuales tienen credencial de elector y generalmente votan.

Faltan sólo 84 días para la elección. Espero que no sigamos escuchando mensajes vacíos y poco realistas de lo que México necesita para aspirar a un gobierno mejor.

Vidal Garza Cantú
vidalgarza@yahoo.com
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Lamentablemente tenemos una partidocracia, una democracia muy débil. Los partidos políticos viven del Erario, y cuando alguno obtiene una posición de poder, de cualquier nivel, reparte los puestos (huesos) entre sus correligionarios (amigos). Disminuir el tamaño de la burocracia va en contra de los intereses partidistas, no tienen incentivos para hacerlo. Por eso se ve más falso a aquel que dice que combatirá la corrupción y bajará sueldos a funcionarios, pero las cifras no cuadran.

 

Pagué una mordida

Evitar que un agente de Tránsito se lleve tu auto al corralón: 800 pesos. Pasar tus compras excedidas del límite permitido en la aduana: mil 200 pesos. ¿Vivir en una sociedad libre de corrupción? No tiene precio.

Ésa es la idea detrás del sitio ipaidabribe.com donde, de forma anónima, las personas reportan ocasiones en que pagaron un soborno, les solicitaron un soborno pero se negaron a darlo o simplemente no fue necesario hacerlo. Fue creado en India en agosto del 2010 por Swati Ramanathan, Ramesh Ramanathan y Sridar Iyengar como parte de los esfuerzos de su organización, Janaagraha, que literalmente significa "el poder de la gente". Presenta una oportunidad para que los indios desahoguen sus frustraciones con el sistema de transas, denuncien a oficiales deshonestos y midan el impacto que las mordidas tienen en su vida diaria.

"Antes de hacerle la autopsia al cadáver de mi amigo, el staff me solicitó mil 800 rupias (aproximadamente 443 pesos)", reclama uno desde Bangalore, la ciudad con el mayor número de quejas. Dice que no le dieron recibo y luego descubrió que ese servicio era gratuito pues el Gobierno lo provee. Según The New York Times, el 80 por ciento de las más de 400 mil denuncias tratan sobre casos como éste donde burócratas piden remuneraciones ilícitas a cambio de servicios y trámites. Tal ha sido el éxito de esta página web, que otras similares fueron desarrolladas en Paquistán (http://www.ipaidbribe.pk), Kenia (http://ipaidabribe.or.ke) y Bután (http://www.anti-corruption.org.bt).

En México, el pasado 13 de marzo, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó la Ley Federal Anticorrupción en Contrataciones Públicas que había sido propuesta hace un año por el Presidente Felipe Calderón. Incluye multas de hasta 124 millones de pesos. Sanciona a quienes incurren en licitaciones ilícitas, tráfico de influencias y presentación de información falsa, entre otras irregularidades. Además promueve la cultura de soplones, pues aquellos que confiesen su responsabilidad y cooperen con investigaciones tendrán menos represalias.

La nueva norma presenta un avance en la lucha contra la corrupción, pero una legislación por sí sola -por más completa y libre de lagunas que parezca- jamás va a garantizar la rectitud de la sociedad. Tampoco los políticos nos conducirán hacia una integridad colectiva. Basta con observar el escándalo del "quesogate" de Fernando Larrazabal en Monterrey y la cínica burla a la legalidad por parte de Ivonne Álvarez en Guadalupe para comprobar que en los gobernantes no está la solución.

El cambio tiene que surgir desde el interior de la ciudadanía. No hay de otra. Cuando dejemos de esperar que una promesa de campaña, un consenso en San Lázaro o un Presidente (o Presidenta) todopoderoso llegue con su varita mágica a transformar a México en Suiza, vamos por fin a convertirnos en una nación más ética.
 
Según la organización Transparencia Mexicana en su Índice Nacional del Buen Gobierno, en el 2010 se destinaron 32 mil millones de pesos en mordidas para realizar trámites y servicios públicos. En promedio, los hogares mexicanos designan el 14 por ciento de su ingreso a sobornos. En los hogares donde su ingreso es un salario mínimo, las mordidas les chupan hasta 33 por ciento de sus ganancias. Construir un sitio hecho por los ciudadanos mexicanos y para los ciudadanos mexicanos similar a los de ipaidabribe.com sería un primer paso para combatir el gasto en los viciados "impuestos regresivos".

Estas páginas web tienen impacto positivo gracias a que funcionan como las redes sociales. La gente puede intercambiar información y consejos sobre cómo evitar caer en actos ilegales. También se recaudan datos divididos por ciudad, tema y departamento de Gobierno que más incidencias tiene de anomalidades. "Ser corrupto en nuestro país conlleva muy poco riesgo y muchos beneficios", explicó Swati Ramanathan a la BBC hablando sobre la India. "En el momento en que cambias la ecuación y lo haces más riesgoso, el beneficio disminuye. Lo haces más riesgoso al hacerlo público". Exponer actos de corrupción en internet nos comprometería a todos, autoridades y ciudadanos.

Es hora de reconocer nuestra participación en el rezago del País y modificar nuestro comportamiento a través de una herramienta digital. Pues como bien dicen, tanto peca el que mata la vaca como el que le jala la pata.
Celina Canales
canalescelina@gmail.com
 
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La corrupción somos todos. Los políticos son parte de la sociedad. Quizá son la punta del iceberg, la parte visible y más onerosa, pero la corrupción está en la gran mayoría de los ciudadanos. Desde el burócrata sindicalizado que junto con sus líderes toman las calles para chantajear al gobierno para obtener aumentos de sueldo inmerecidos y bajar su carga laboral, hasta el empresario que acepta pagar 10, 15 y hasta el 20% del valor de la obra al político corrupto para obtener el el contrato. Desde quien viola reglamentos de tránsito y después "tiene" que darle mordida al agente de tránsito para no pagar la multa. ¿Tienes el valor de no caer en la corrupción o te vale?

viernes, abril 06, 2012

 

Suicidio

"Nadie recordaría al buen samaritano si sólo hubiera tenido buenas intenciones. También tenía dinero". Margaret Thatcher

El suicidio de Dimitris Christoulas, un jubilado de 77 años de edad, ha revivido las protestas populares en Grecia por la austeridad en el gasto público. Una nota encontrada en su bolsillo decía: "Soy jubilado. No puedo vivir en estas condiciones. Me niego a buscar comida en la basura. Por eso he decidido poner fin a mi vida".

Unos mil 500 manifestantes protestaron esta semana de manera violenta en Atenas. En Christoulas encontraron al mártir que necesitaba un desgastado movimiento de los indignados. Lo interesante, sin embargo, es que las manifestaciones, a pesar de que siguen siendo violentas, cada vez reúnen a un menor número de activistas. Los propios griegos parecen saber que no hay forma de escapar a los programas de austeridad. Están conscientes de que no pueden seguir esperando que los alemanes los rescaten una y otra vez.

Hay quien dice que los problemas de Grecia y otros países de Europa demuestran la inviabilidad del Estado de bienestar que se ha construido en buena parte del continente. Pero la verdad es muy distinta. Algunos países con generosos programas sociales, como Suecia, Noruega y Alemania, han tenido buenos desempeños económicos a pesar de todos los problemas. Grecia simplemente gastó más de lo que tenía y pensó que podía depender indefinidamente de los subsidios de otros países de la región.

El caso de Grecia no debe ser necesariamente ajeno a los mexicanos. México ha venido construyendo una serie de programas sociales a lo largo de los últimos años. En esto nuestro País está entrando a un camino que el mundo entero parece estar siguiendo, conforme los Estados nacionales adquieren los recursos y la capacidad técnica para hacerlo.

Los políticos mexicanos tienen un incentivo enorme para establecer nuevos programas sociales. Éstos generan votos y el apoyo de grupos organizados corporativistas. Los gobiernos, sin embargo, deben considerar si realmente tienen la capacidad financiera para sostener estos programas en el largo plazo. De otra forma pueden generar crisis como la de Grecia y situaciones dramáticas personales para quienes, como el jubilado griego que se suicidó el miércoles, se acostumbran a vivir de estos programas sociales cuando el Estado ya no los puede pagar.

Los programas sociales no generan riqueza. Simplemente ayudan a paliar los efectos de la pobreza. Los países que con mayor rapidez han superado la pobreza en las últimas décadas, como Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y Taiwán, han dedicado muchos más recursos a promover la inversión y a aumentar la competitividad que a generar programas sociales.

Aun así, parece imposible que en un país con pretensiones de modernidad y justicia social como México no se dediquen montos importantes a programas sociales. Algunos de ellos, como los que llevan a la universalización de los servicios de salud, parecen indispensables. Otros, sin embargo, constituyen apoyos a personas que no lo necesitan. El mayor subsidio que otorga el Gobierno federal mexicano es el de los energéticos -electricidad y gasolina- que beneficia abrumadoramente a los grupos más prósperos de la sociedad. Supera a Oportunidades y otros programas que favorecen a los más pobres.

La crisis de Grecia debe ser una advertencia para todos. Pero la lección no es que deban abandonarse los programas sociales, sino que éstos deben tener un financiamiento sólido y deben enfocarse a cubrir las necesidades sociales más importantes. Gastar el dinero en subsidiar la gasolina de los automovilistas no tiene ningún sentido para un país en el que tenemos todavía la necesidad de dar servicios médicos de calidad a millones de mexicanos pobres.

Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
 
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No se puede gastar más de lo que ingresa. Así es con los individuos, empresas o gobiernos. Te puedes endeudar para adquirir activos que generarán más ingresos, pero no puedes endeudarte para gasto corriente o subsidios generalizados. La crisis en países europeos es de deuda soberana, se endeudaron más allá de sus capacidades para mantener un nivel de gasto social, subsidios, que como sociedad no podían financiar. Como la gente que saca una tarjeta de crédito y no la sabe usar, gasta en lujos, la lleva al tope, y luego no puede pagarla. El crecimiento no puede financiarse con deuda, no es sostenible y tarde que temprano hay que pagar. Y los que terminan pagando son los pobres y la clase media. Así pasó en México entre 1970 y 1982, exceso de deuda para incrementar burocracia y subsidios. Y luego se vino la década perdida de los 80's que fueron de crisis constante, la cruda, para pagar la borrachera de gobiernos populistas paternalistas irresponsables.

jueves, abril 05, 2012

 

Aunque el peje hable de amor...

Como la mayoría de mis lectores y conocidos saben, llevo ya casi 15 años escribiendo en internet siempre buscando crear conciencia entre la ciudadanía con un enfoque liberal. Es por ello que muchos de mis escritos en éstos años, sobre todo del 2005 a la fecha, se han enfocado en criticar a políticos conservadores, reaccionarios, que quieren mantener el status quo o que incluso proponen abiertamente regresar a épocas pasadas, como la docena trágica (1970-1982), como Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Después de mantener un discurso de confrontación, clasista, de odio, durante muchos años, mucho antes de las campañas del 2006 cuando era el Jefe de Gobierno del DF, y sobre todo después de su derrota con actos como la toma de Reforma que causó pérdidas millonarias a comerciantes de la zona, así como muchos empleos perdidos, desde hace un año AMLO cambió su discurso y empezó a hablar de amor. Incluso habla de fundar una "República Amorosa". Que todos los problemas de México se acabarán con amor y honestidad.

Hace 6 años acusó a los empresarios de ladrones y de ser quienes mantienen "al pueblo" en la pobreza junto con "la mafia del poder" encabezada por el PRIAN, el "innombrable" Carlos Salinas, Televisa y las 100 familias más ricas del país. Ahora con mensajes llenos de amor, perdón, se acerca a los empresarios, extiende su "mano franca" y habla de reconciliación. Incluso dijo que ya había perdonado a Felipe Calderón a quien durante 5 años no lo bajó de "espurio" y "títere de la mafia".

¿Es real el cambio de AMLO o es una simple estrategia política para llegar a la clases media y alta que no mayoritariamente no lo apoyaron hace 6 años por su imagen de odio, confrontación, que materializaban la idea de "peligro para México"?

A poco menos de 3 meses de las elecciones del 1º de julio, AMLO aparece en todas las encuestas serias en 3er lugar, con menos de la mitad de intención de voto que el puntero, Peña Nieto del PRI, y lo que es peor con casi el doble de votos negativos (gente que en la encuesta contestó que nunca votaría por él) que positivos (los que dijeron que votarían por él). AMLO y sus seguidores dirán que todo es un "complot", que esas encuestas están "cuchareadas", que es lo que la "mafia" quiere hacerle creer al "pueblo bueno". Basta seguir en twitter a 2 o 3 de sus simpatizantes, entre ellos al famoso "periodista" Federico Arreola, para ver toda esa negatividad, ese discurso de odio y confrontación que sus seguidores siguen exudando por todos sus poros hacia todo aquel que ose criticar a su "líder".

Si el discurso de amor de AMLO ni siquiera ha convencido a sus seguidores más fieles, quienes mantienen un comportamiento igual de conflictivo, es evidente que no ha convencido tampoco a quienes desde hace muchos años no le creíamos nada de lo que decía. Que tenga casi el doble de votos negativos que intención de voto no es gratuito y AMLO se lo ha ganado a pulso con más de 6 años de campaña de odio que no ha podido borrar en uno hablando de amor. Si AMLO hubiese aceptado sus errores y la derrota del 2006, si hubiese dirigido sus esfuerzos a unir al PRD, a la izquierda (whatever that means) mexicana, quizá hoy fuera en primer lugar en las encuestas, y no el PRI, quienes de un lejano 3er lugar en el 2006 hoy se perfilan a regresar a Los Pinos.

 ¿Pero por qué no es creíble el cambio de AMLO? Después de haber leído y escuchado muchas de sus propuestas y discursos en ésta campaña electoral, quitando la paja y enfocándose en lo medular, el contenido es el mismo que hace 6 años, lo único que cambió es el tono. Es cierto, ya no trae un tono de odio, confrontación, habla de amor y de perdón. Pero el contenido es el mismo, sigue proponiendo cosas imposibles de cumplir, sigue siendo un discurso populista, mercantilista setentero, que muchos mexicanos sabemos que no es el camino que debemos seguir como nación.

Al igual que hace 6 años, su diagnóstico es correcto, hay pobreza, hay desigualdad, mucha corrupción, oligopolios, monopolios, etc. Pero sus propuestas de solución no son las correctas. Es tal su desconocimiento en materia económica que lo dice y repite en cuanto foro se toca el tema, que el problema de México empezó en 1983, hace 29 años (Milenio, 31 de marzo del 2012 http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/e016369f45ae5ebb73d8b8aad4ae6238 ). Para él la docena trágica (1970-1982) no existió, los mandatos de Echeverría y José López Portillo fueron buenos, aún y que con ellos iniciaron las crisis, las devaluaciones, que dejaron endeudado al país (deuda que aún no hemos terminado de pagar, sólo se han ido renegociando), y sobre todo dejaron al gobierno lleno de burócratas y canonjías que hoy es imposible eliminar.

Se ha rodeado de empresarios mercantilistas como Fernando Turner que proponen devaluar el peso, quitar la libre flotación que nos ha funcionado muy bien en los últimos 15 años, dizque para hacer más competitiva a los empresarios exportadores. Como él, claro (AMEPI AC, Empresarios Mercantilistas, 3/sep/11 http://amepi-ac.blogspot.mx/2011/09/empresarios-mercantilistas.html ). Devaluar, incrementar aranceles a la importación, o cualquier otra medida contraria al libre comercio no tiene beneficios positivos para la economía en el mediano y largo plazo. México no produce todo lo que consume, devaluar para beneficiar a una minoría (los exportadores) perjudica no a la mayoría, si no a toda la sociedad, pues todos somos consumidores y se causa una inflación. Eso ya lo hemos vivido en el pasado, en los 70's, 80's y 90's, y no se requiere tener estudios en economía o finanzas para saberlo, sólo se requiere sentido común.

AMLO sigue insistiendo en que PEMEX y el petróleo sean la palanca de desarrollo para México. Un verdadero jefe de Estado, con visión de largo plazo, un estadista, hablaría de las nuevas tecnologías, qué hacer para que las energías renovables sean la palanca del desarrollo de México. El petróleo ya es obsoleto. Si, nos da muchos ingresos (casi el 40% del presupuesto federal viene de PEMEX), pero no son eternos y esa dependencia petrolera es la que ha detenido la reforma fiscal. Los políticos, los burócratas, no tienen incentivos en realizar una verdadera reforma fiscal mientras tengan a PEMEX como su caja chica.

Por otro lado, AMLO habla de acabar con la corrupción en PEMEX, que si la hay y mucha. Pero no dice nada sobre su sindicato. ¿Por qué no propone acabar con las canonjías del sindicato? Además, PEMEX es un monopolio, y como tal no tiene incentivos de mercado para ser eficiente, productivo. El petróleo sería realmente una palanca de desarrollo para México si se pusiera a PEMEX a competir con empresas privadas. Y que todos paguen los mismos impuestos y regalías. PEMEX son fierros y burocracia, lo que vale es el petróleo. Como mexicanos, dizque dueños del petróleo, nos conviene maximizar sus ganancias en beneficios de todos, no en beneficio de una minoría que son los trabajadores de PEMEX.

No le creo a AMLO cuando habla que combatirá la corrupción si no incluye en su discurso a los sindicatos de burócratas con sus enormes beneficios que sólo sangran al Erario. Cuando un sindicato de burócratas presiona a un gobierno para aumentar sus beneficios y/o reducir su carga laboral es corrupción, pues usan al chantaje para obtener mayores rentas a costa del Erario, el dinero de todos los mexicanos. AMLO dice que unirá a PEMEX y a la CFE en una empresa, estatal y monopólica (Excelsior 23 de enero 2012 http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&orgn=rsssm&id_nota=804589 ). Eso simplemente agravará los problemas, la ineficiencia, la corrupción. ¿Por qué no propone que acabará con la electricidad gratis que reciben todos los trabajadores de CFE? ¿No es eso corrupción?

No le creo a AMLO cuando dice que combatirá la corrupción y ya premió al corrupto de Martín Esparza, líder del SME, con una diputación plurinominal (El Universal http://www.eluniversal.com.mx/notas/837721.html ) y encabezando la lista, lo que significa que ya lo tiene garantizado. Además, ya les prometió que si gana creará una nueva empresa estatal de electricidad para darles trabajo a todo el SME. ¿Cómo puedes decir que combatirás la corrupción cuando te rodeas y premias a corruptos? ¿O sólo hay corruptos en los partidos de en frente?

¿Cómo creerle a AMLO cuando también premió a Manuel Bartlett con un escaño plurinominal en el Senado? (Terra Noticias http://noticias.terra.com.mx/asegura-bartlett-que-coincide-con-los-ideales-de-amlo,c997801a11556310VgnVCM3000009af154d0RCRD.html ) ¿No ha utilizado la izquierda mexicana como verdad irrefutable que el PRI, de la mano de Bartlett, le robaron la elección en 1988 a Cuauhtémoc Cárdenas, con la "caída del sistema" y con ello ganó Carlos Salinas? ¿No premió Salinas a Bartlett con una secretaría y luego con la gubernatura de Puebla? ¿No nos habían dicho hasta el cansancio durante décadas que Bartlett era corrupto, asesino, y representante de lo peor del PRI? ¿Entonces todo lo que han dicho y afirmado tantas veces sobre Bartlett era mentira? Sólo hay de dos sopas, o nos mintieron antes o nos mienten ahora. Y conociendo el negro historial de Bartlett, yo creo que nos mienten ahora.

¿Y qué me dicen de Bejarano y su esposa Padierna, que le están coordinando su campaña en el DF? Aunque su tribu dentro del PRD, Izquierda Democrática Nacional, no obtuvieron muchas posiciones plurinominales a nivel federal (excepto la propia Padierna que quedó en la 4ª posición, asegurando la curul, Milenio, 4 de marzo 2012, http://impreso.milenio.com/node/9123361 ), si fueron los ganadores en los huesos a repartir en las delegaciones y la Asamblea Legislativa en el DF (24 Horas http://www.24-horas.mx/ebrard-y-bejarano-se-reparten-candidaturas-a-la-aldf/ ). AMLO y sus seguidores despotrican (con elementos reales) sobre la corrupción en el PRI (Moreira et al) y la del PAN (Larrazabal et al) pero son incongruentes con la viga en ojo propio.

¿Quién no recuerda los fajos de dólares (y las ligas) que recibió Bejarano, en ese entonces Secretario General de Gobierno en el GDF, brazo político de AMLO, de manos de Carlos Ahumada? ¿O a Gustavo Ponce, Tesorero del GDF, brazo financiero de AMLO, apostando en Las Vegas? ¿O qué me dicen de Carlos Imaz, esposo de Claudia Sheinbaum, que también recibió dinero de Carlos Ahumada? Imaz ya no está visiblemente en la política o equipo de AMLO, pero su esposa Sheinbaum si, incluso ya propuso que ella sería su Secretaria del Medio Ambiente si gana. Recordemos también que ella fue al responsable (aunque no le correspondía a la secretaría que encabezaba en el GDF) de la construcción del segundo piso del periférico. Obra que hasta el día de hoy no sabemos cuánto costó ni qué empresas la construyeron, ni el detalle de los materiales usados. ¿Por qué esconder esa información que debería ser pública si no hay nada que ocultar?

Y le puedo seguir pero no es el caso. El problema es que AMLO habla de que "la honestidad es la base" pero esta rodeado de corruptos. (La primera plana, http://laprimeraplana.com.mx/elecciones-2012/la-honestidad-es-la-base-dice-amlo-y-su-equipo-lo-desmiente/ ). Sus seguidores dicen que él vive con sobriedad, que no tiene dinero, que sólo ha vivido de los 50 mil pesos que recibe de la Fundación Honestidad Valiente, pero no dice de dónde obtiene esa fundación ese dinero. (Jorge Fernández Menéndez, Excelsior, 21 de marzo del 2012, http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=820142 ). Suponiendo sin conceder que él realmente es honesto, incorruptible, amoroso, ¿por qué te rodeas de mugre? Esa incongruencia es lo que impide que le creamos. Por eso sigue en el tercer lugar y con más votos negativos que positivos.

Para que el discurso de AMLO sea creíble tendría que deshacerse de todas esas pésimas compañías, romper totalmente con las dirigencias corruptas del PRD, PT y Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano). Tendría que agregar a su discurso que no sólo quitará a Elba Esther Gordillo, sino también a Deschamps en el sindicato de PEMEX, a Rodriguez Alcaine en el de la CFE, a Joel Ayala en la federación de sindicatos de burócratas, y un larguísimo etcétera de líderes charros. Pero no basta con cortar cabezas, sino que tendría que prometer terminar con los contratos colectivos existentes para acabar con las canonjías que tienen. Entonces si sería real, creíble, el discurso de AMLO que va a combatir la corrupción.

Para poder creerle a AMLO que combatirá a los monopolios y que realmente quiere que el petróleo sea palanca de desarrollo y beneficie a todos los mexicanos, tendría que abrir el sector a la competencia. Nadie dice que se tiene que privatizar el petróleo, ni siquiera vender a PEMEX, simplemente ponerla a competir. Igual con la energía eléctrica, en lugar de prometerle nuevas paraestatales al SME, debería permitir que cualquiera pueda producir energía (y si es con tecnologías renovables mejor) y venderla a quien sea. Eso si abarataría el costo de la energía.

Sin embargo AMLO sigue con el mismo discurso del 2006, en tono amoroso, pero con el mismo contenido. Promete aumentar subsidios como bajar precios a las gasolinas y a la electricidad, (Animal Político, 18 de marzo de 2012, http://www.animalpolitico.com/2012/03/amlo-propone-bajar-el-precio-de-las-gasolinas-y-la-luz/ ), que sólo benefician a quien más tiene y consume, lo que es una medida bastante regresiva fiscalmente hablando. Y todo lo planea resolver bajando a la mitad los sueldos de los altos funcionarios y con austeridad, sin embargo su equipo de allegados está lleno de corruptos.

Dice que construyendo refinerías se resuelve el problema de la gasolina, ¿Para que las administre el corrupto sindicato de PEMEX que exige 3-4 veces más personal del necesario? La refinación no es negocio, la exploración y explotación de petróleo si, construir refinerías sería un pésimo negocio para los mexicanos. Lean por favor estas ligas para ver bien el detalle, los argumentos de por qué la refinación no es negocio: http://no-al-populismo.blogspot.mx/2012/03/refinando-reforma-pemex.html

http://no-al-populismo.blogspot.mx/2012/02/bajaria-amlo-la-gasolina.html

http://no-al-populismo.blogspot.mx/2012/02/negocio-centavero.html

 

Las propuestas de AMLO son las mismas, aderezadas con algunos cambios, y sazonadas con un discurso amoroso, pero sigue siendo el mismo populismo mercantilista setentero que ya tuvimos entre 1970 y 1982 y que sumió a México en una crisis que nos hizo perder la década de los ochentas y cuyos daños aún estamos pagando. En éstas dos ligas podrán ver con detalle los 50 puntos de proyecto alternativo de nación de AMLO en el 2006 y mis argumentos. Verán que poco ha cambiado: http://no-al-populismo.blogspot.mx/2006_01_01_archive.html http://no-al-populismo.blogspot.mx/2006_02_01_archive.html

AMLO ya no es un peligro para México, y no lo es no porque sus ideas o él haya cambiado. Ya no representa un peligro porque va en un lejano tercer lugar y no va a ganar. Seguramente sus seguidores, que no son pocos, dirán que nuevamente la mafia robó las elecciones, y seguirán quejándose por otros años. Muy probablemente lanzarán al peje en el 2018, por 3ª ocasión como lo hicieron con Cárdenas, pues la izquierda mexicana tiene un problema de caudillismo, tlatoanismo, muy grave. Siempre están esperando a un líder salvador que resolverá todas las cosas, siempre renegando del poder individual del ciudadano. Se dicen juaristas, pero no son liberales como Juárez. Mientras no cambien su mentalidad anquilosada con dogmas de finales del siglo XIX y principios del XX, con su anacronismo de la lucha de clases, y no piensen y se aterricen a las necesidades del siglo XXI, seguirán siendo el eterno tercer lugar en la política mexicana.


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