viernes, septiembre 25, 2009

 

Nadar sin traje

Cuando baja la marea nos enteramos quién no trae puesto el traje de baño, escribe Tom Friedman sobre el poder revelatorio de las crisis económicas. Y vaya que la actual desnuda a México. Un país donde 50.1 millones de personas están oficialmente bajo la línea de la pobreza y 19.5 millones no tienen dinero suficiente para comer. Un país capaz de producir una de las fortunas más grandes del mundo junto con tantos que sobreviven con 707 pesos al mes. Un país que descendió dos lugares más para quedar en el sitio 32 de 48 lugares en el índice global de competitividad. Cada vez más rezagado, cada vez más rebasado, cada vez más aletargado, cada vez más pobre. Nadando sin traje en mar turbulento donde sólo las economías capaces de crecer y competir podrán mantenerse a flote.

 

Durante décadas el petróleo funcionó como salvavidas. Ocultó la desnudez y tapó los defectos y financió el letargo. México logró nadar de muertito, sin verse obligado a patalear más fuerte o a dar brazadas más rápidas que otros nadadores en el mar de los mercados emergentes. Pero ahora comenzamos a descubrir lo que la bonanza petrolera sumergió: nuestra dependencia de un recurso natural no renovable cuya producción va en picada; nuestra dependencia del mercado estadounidense cuyos consumidores se baten en retirada; nuestra dependencia de las remesas cuyo envío cae mes tras mes. México ha sido incapaz de construir motores internos que desaten el dinamismo económico, alienten la inversión, promuevan el empleo o alcen la marea lo suficiente para que los pobres logren montarse sobre ella.

 

Y la culpa no es exclusivamente de Felipe Calderón o del Programa Oportunidades o de la política social o de la crisis financiera estadounidense o de la caída en las exportaciones automotrices o del alza en el precio de los alimentos. El problema fundamental está en otra parte. En un modelo que privilegia el mantenimiento del corporativismo por encima del crecimiento económico; que enfatiza la distribución por encima de la innovación; que genera incentivos para el crecimiento de la economía informal en vez de reducir su tamaño; que premia clientelas en lugar de construir ciudadanos. Un esquema post-revolucionario creado para repartir en vez de producir. Un sistema de cotos reservados y monopolios avalados y sindicatos apapachados y mercados distorsionados. Un arreglo a través del cual se subsidia de manera creciente a los pobres pero no se generan condiciones para que dejen de serlo.

 

Como lo explica el libro editado por Santiago Levy y Michael Walton, No Growth Without Equity? Inequality, Interests and Competition in Mexico, la razón del rezago se halla en la persistencia de intereses que han logrado bloquear cambios que harían más productiva y eficiente a la economía mexicana. En la supervivencia de tiburones hambrientos, acostumbrados a vivir de las rentas petroleras, del gasto público, de la riqueza que el Estado mexicano reparte pero no logra multiplicar. En lo que la frase de un experto del Colegio Mexiquense resume: "Los primeros graduados de Oportunidades entran a un mercado laboral deprimido. Felicidades; están educados, alimentados y no hay trabajo".

 

Y no hay trabajo porque no hay crecimiento económico. Y no hay crecimiento económico porque no ha sido el objetivo principal para la clase política. Por ello se ahonda la distancia entre México y los demás. Por ello la doceava economía del mundo no ha logrado sacar a una quinta parte de su población de la miseria. Según el último estudio elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad -México está rezagado 26 por ciento en un sistema de derecho confiable y objetivo; 32 por ciento en el manejo sustentable del medio ambiente; 21 por ciento en la existencia de una sociedad incluyente, preparada y sana; 18 por ciento en cuanto a un sistema político estable y funcional; 22 por ciento en sectores productivos de clase global; 20 por ciento en gobierno eficaz y eficiente; 28 por ciento en sectores económicos es vigorosa competencia. Cifras contundentes. Cifras dolorosas. Cifras innegables que se suman a las reveladas por el INEGI y el Coneval que nos pintan de cuerpo entero, hambrientos, pobres, envejecidos. Cifras de un país que necesita remodelarse con urgencia, transformarse con rapidez, fajarse el traje de baño y nadar con vigor.

 

Nadar de pecho como lo ha hecho Colombia al promover la reelección legislativa y la rendición de cuentas; nadar de mariposa como lo ha hecho Malasia al convertir la construcción de infraestructura en primera prioridad; nadar de crawl como lo ha hecho Brasil, la economía más pujante de la región por su capacidad de atraer la inversión extranjera; nadar al ritmo de Corea del Sur por el énfasis que ha puesto en la educación y la tecnología de punta. Lo que México ya no puede ni debe hacer es seguir flotando. Seguir perdiendo el tiempo. Seguir ignorando su desnudez. Seguir pensando que no es necesario replantear los fundamentos de su economía. La marea ya bajó y atrapó al país sin traje pero con 5 millones de pobres más.

 

Denise Dresser

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La única forma real, sostenible, para reducir la pobreza es generando más riqueza. Que haya inversión productiva abriendo empresas, negocios. Que a su vez generen nuevas fuentes de trabajo. Más gente con empleo generará más consumo, el cual a su vez retroalimentará el círculo productivo de generación de riqueza. Por eso es una estupidez aumentar los impuestos a las empresas, que son las que generan los empleos, sobre todo en época de recesión. Tiene que haber un nivel de impuestos que sea competitivo con los países que también reciben inversiones.

Aumentar el déficit público (deuda del gobierno) tampoco es viable, pues eso aumentará la tasas de interés y generará inflación. Lo primero también desincentiva la inversión, y lo segundo genera más pobreza.

 

Lo única solución viable es que el gobierno, el Estado, se haga más pequeño, más eficiente. Tiene que reducir su costo, aunque eso signifique que haya menos burócratas y dinero para los políticos. ¿Lo harán? Probablemente no, pero menos lo harán si la mayoría de los mexicanos no entiende de economía y finanzas y siguen esperando que el gobierno les resuelva todo con subsidios y limosnas.

 

Medítalo.

 

Dany Portales


martes, septiembre 22, 2009

 

Debe crecer a 15% la inversión

¿Qué se requiere más? ¿Darle impulso al crecimiento de la economía o garantizar su solidez a largo plazo?

En el fondo, éste es el debate que va a darse en el Congreso y en muchos foros.

Por un lado, hay quienes ven absolutamente indispensable que el gobierno se endeude con objeto de generar mayor demanda que aliente al crecimiento de la economía.

Los académicos del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM sugirieron ayer incluso una cifra específica: llegar al 4 por ciento del PIB como déficit.

Por otro, estamos quienes pensamos que la prioridad en este momento no es generar mayor demanda sino cómo lograr que tengamos un ritmo de crecimiento más elevado, no solo en la última parte de este año, sino sobre todo en el siguiente lustro.

No me opongo a la posibilidad de ampliar el déficit público un poco más. En realidad, el que está planteando el gobierno es de 2.5 por ciento del PIB. Se dice que es de 0.5 por ciento porque, por esos artilugios que luego hacemos en México, no se considera como déficit la deuda para financiar la inversión de Pemex.

De hecho, la ley de Ingresos para 2010 pide al Congreso autorización para tomar endeudamiento externo neto por 8 mil millones de dólares y endeudamiento interno neto del gobierno federal por 340 mil millones de pesos.

El déficit público total, integrando al gobierno y a las paraestatales, alcanzaría los 323 mil 369 millones de pesos.

Haga cifras. El propio gobierno estima que el PIB del próximo año alcanzará 12.8 billones de pesos, así que el porcentaje real del déficit público será de 2.5 por ciento.

Pero, un poco más de déficit en realidad no va a hacer diferencia.

La economía del 2010 va a crecer simplemente por un efecto de rebote, por el impacto rezagado de la inversión pública realizada este año y por el aliento que le va a dar al sector exportador la recuperación de los Estados Unidos.

Los niveles a los que la mayoría de las variables económicas llegaron en 2009 son tan bajos que va a ser relativamente fácil que estén por arriba en el 2010.

Pero lo que no será fácil, será conseguir que la economía acelere su crecimiento en el 2011 y en adelante.

Hay dudas de que los estímulos fiscales que el mundo entero ha dado se mantengan por mucho más tiempo.

No sería imposible que la economía de Estados Unidos se recupere con tasas de crecimiento bajas.

Para que la economía mexicana crezca a tasas de 5 por ciento o más será necesario que la inversión privada lo haga a ritmos sostenidos de más de 15 por ciento.

Su caída en el primer semestre fue de 19 por ciento y apenas fue amortiguada por el crecimiento de 26 por ciento de la inversión pública.

La pregunta de estrategia que nos deberíamos estar haciendo en México, es cómo vamos a hacer para garantizar que la inversión privada en los siguientes años tenga tasas muy por arriba de las que ha tenido en el último lustro.

Considerando la caída de este semestre, el ritmo anual de crecimiento de la inversión privada en los últimos cinco años y medio fue de apenas 2.2 por ciento en términos reales.

En todo este lapso, el único año en el que la economía mexicana creció a más de 5 por ciento fue el 2006, y en ese entonces la inversión privada creció en 13 por ciento.

En el futuro la tasa tendría que ser mayor.

Solo cambiando a fondo las reglas del juego para facilitar la realización de negocios y acentuar la competencia en México en múltiples sectores es que podremos alcanzar ese propósito y parece que nadie está discutiendo lo que es más importante para la economía.

Enrique Quintana 
enrique.quintana@reforma.com

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Lamentablemente la propuesta de Calderón, que ya está siendo avalada por el PRI, PRD y obviamente el PAN, trae una fuerte carga de mayores impuestos a las empresas. Todo mundo pide más empleos, más inversión, pero los políticos parece que no saben cómo funciona la economía real (y como habrían de saberlo si son burócratas), y el incremento al ISR así como a otros impuestos, además de la complejidad administrativa para pagar impuestos en México, sólo causará que haya menos inversión.

 

Los empleos no se crean por decreto presidencial. Ni en los peores tiempos de demagogia, populismo, y estupidez gubernamental, de 1970 a 1982, con Echeverría y López Portillo, pudo el gobierno crear empleos para todos. El crecimiento de la economía, la generación de más riqueza, la creación de empleos, sólo vendrá de manera sostenible de la iniciativa privada. De todos esos micros y pequeños empresarios que pongan en práctica sus ideas y echen a volar su negocio propio. Pero esa iniciativa privada, ese espíritu emprendedor es apagado, reducido, castigado, con políticas económicas que aumentan impuestos y desinhiben la inversión. ¿Es tan difícil de entender todo esto?

 

No, no es difícil, lo que pasa es que la motivación de los partidos políticos es hablarle dulcemente al oído a la gente, que no sabe mucho de economía ni finanzas, para que bajo la idea de que “los ricos”, los “grandes empresarios” paguen y que “se distribuya la riqueza”, sigan ganando elecciones y ellos tengan acceso al dinero del Erario. No hay motivación de parte de los políticos para cambiar el status quo, sólo ven el panorama hasta la próxima elección, no ven el futuro del país 5, 10, 15 o 30 años hacia adelante. Para acabar con la pobreza hay que generar más riqueza, no repartir la poca que hay. Hay que hacer el pastel más grande, de tal manera que la rebanada que se lleve el gobierno sea en consecuencia más grande. Pero lo que están discutiendo aprobar sólo pretende hacer la rebanada del gobierno más grande, de un pastel que es más chico por la crisis económica mundial. Y para que el pastel sea más grande hay que promover la creación de nuevas empresas, incentivar la inversión privada, apoyar a los empresarios nuevos y a los que buscan crecer. Los impuestos deben venir principalmente por el lado del consumo, no por el lado de las ganancias, para que haya más inversión productiva.

 

Dany Portales

 

 


lunes, septiembre 21, 2009

 

El ogro exigido

Quizás lo odien y quizás lo amen, pero muchos mexicanos no quieren vivir sin su apoyo. El Estado patrimonialista y a la vez protector. El Estado rapaz y también dadivoso. El Estado que construye el capitalismo mexicano y asimismo crea sus enormes ineficiencias. El "ogro filantrópico" cuyo origen y funcionamiento describió tan bien Octavio Paz. Grande. Monstruoso. Con un apetito voraz. Acostumbrado a extraer y a gastar, a succionar y a despilfarrar, a financiar clientelas vendiendo petróleo y a vivir de su producción.

Hoy obligado por la crisis a cazar cuerpos entre los contribuyentes cautivos. Pero la paradoja es que pocos quieren aprovechar la oportunidad para domesticar al ogro u obligarlo a comer menos y mejor. Prefieren alargar la vida del monstruo antes que combatirlo. Y no hay mejor ejemplo de la relación ambigua, contradictoria, de amor-odio con nuestro ogro mexicano que el paquete económico, junto con las reacciones que ha provocado.

Para el gobierno de Felipe Calderón, parecería que el problema más preocupante es que el ogro se está quedando sin su alimento habitual. Por eso el paquete propuesto pone tanto énfasis en la recaudación. Por eso le da una prioridad menor a la racionalización del gasto y no plantea una vinculación mayor entre la política fiscal y la promoción del crecimiento.

De lo que se trata es de nutrir al ogro para que pueda seguir siendo filantrópico; para que pueda seguir paliando la pobreza a través de iniciativas dispersas; para que pueda seguir siendo un Estado dadivoso y redistributivo. Y como el ogro posrevolucionario fue concebido con una política de privilegios, exenciones, prebendas y prestaciones que aseguran el apoyo político, la propuesta calderonista opta por no tocarlas. Busca ampliar la base fiscal del Estado, pero sin afectar los intereses -sindicales, empresariales y partidistas- que lleva décadas protegiendo. Su idea es parchar el traje del ogro filantrópico, pero no cambiar los términos de su actuación.

Para el PRI el imperativo es nuevamente colocar al ogro a su servicio. Apoyar -de ser necesario- el aumento en la recaudación para ponerlo a disposición de los gobernadores. Condicionar el incremento a los impuestos a cambio del control priista a nivel de los estados del Programa Oportunidades. Concederle quizás una "victoria" al gobierno a cambio de obtener recursos con los cuales construir clientelas y ganar la elección del 2012. Aceptar quizás ciertos elementos de la propuesta fiscal, pero sin tocar los regímenes especiales y las exenciones que benefician a los miembros tradicionales de su base electoral.

El PRI parió al ogro filantrópico y logró mantenerse en el poder gracias a las redes que ese monstruo tejió en el sindicato de Pemex y en el SME y el SNTE y entre la cúpula empresarial adiestrada en el arte de la evasión fiscal. Al PRI no le quita el sueño que la situación existente promueva el rentismo permanente y el crecimiento ausente, la concentración de la riqueza y la persistencia de la inequidad. Lo que busca es regresar al poder, montarse sobre el ogro y después verá si necesita adelgazarlo o encontrar fuentes alternativas para su alimentación. Por lo pronto, quiere que el ogro distribuya más dádivas a su base.

Para los partidos y la burocracia y la casta política del país, pocas cosas peores que adelgazar al ogro o cuestionar el costo de su comportamiento. Bajo la sombra de su gran cabeza han florecido los sueldos de magistrados, los bonos de consejeros, los seguros médicos de diputados, los aviones de gobernadores, los automóviles de funcionarios, las acciones en clubs de golf para directores generales, las prestaciones desorbitadas de funcionarios públicos a todo nivel.

Como bien lo señala Octavio Paz, el Estado mexicano hizo algo más que crecer y enriquecerse; hizo crecer y enriquecerse a quienes acompañaron y aplaudieron su gestión. Esa gran "familia política" ligada por vínculos de parentesco, amistad, compadrazgo y paisanaje. Esa red que aplaude las propuestas de austeridad, siempre y cuando no afecten su sector. Esa visión patrimonialista del sector público que lleva a numerosas dependencias a solicitar incrementos en su presupuesto, aun a pesar de la crisis.

Pero quizás el comportamiento más contraproducente en esta coyuntura es el de los ciudadanos. Los que denuncian al ogro pero perpetúan su existencia. Los que rechazan de tajo cualquier aumento en los impuestos, sin pensar en cómo podrían cambiar al país si comenzaran a pagarlos.

La única manera de encoger al humanoide horripilante que ha asolado a los mexicanos es empujándolo a alimentarse de otra manera. Obligándolo a ponerse a dieta. Forzándolo a depender de los contribuyentes y no del petróleo. Obligándolo por ello a rendir cuentas por cada peso más que se le da. Forzándolo a mejorar la representación democrática de aquellos que lo financian. Porque de otra manera, el Estado mexicano jamás logrará modernizarse; continuará siendo un ogro filantrópico que los ciudadanos dicen odiar, pero cuya supervivencia exigen.

Denise Dresser

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La idiosincrasia de los mexicanos, inculcada por décadas de "educación" estatista revolucionaria, sólo nos hace ser exigentes con los derechos, con las dádivas del gobierno, pero renuentes a cumplir con nuestras obligaciones. Porque así debería ser el contrato social que aceptamos desde el momento que nacemos como ciudadanos de un país. Tenemos derechos, si, pero también hay obligaciones.

Hoy la gran mayoría se opone al IVA del 2% generalizado bajo el argumento de que golpeará a quienes menos tienen. También se argumenta que el gobierno gasta mucho y lo gasta mal, que hay corrupción, por lo que si se elimina eso no habría necesidad de nuevos impuestos. Y ambos argumentos son ciertos, sin embargo la solución o conclusión es errónea. Como bien explica Denise Dresser, todos nos quejamos de lo malo del gobierno, de la evasión de impuestos que hay, etcétera, pero nadie queremos que los cambios que corregirían todos esos problemas nos afecten en lo individual. El refrán "hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre" es lo que mejor describe nuestro comportamiento.

No queremos un IVA generalizado del 2% que acabaría con la enorme injusticia, con el dispendio, que se tiene al usar el IVA como instrumento de política social. Hoy el 20% más rico de la población (donde caemos la mayoría o la gran mayoría de quienes recibirán este correo y que cuentan con acceso a internet) recibe casi la mitad del subsidio de la tasa cero en alimentos y medicinas (porque eso es lo que es, un subsidio que se gestó desde hace décadas por los gobiernos populistas y demagogos del PRI, aunque el PAN con Calderón no se queda atrás). Mientras que el 20% más pobre de la población apenas recibe un 5% de ese subsidio. Como lo expliqué en un mensaje anterior, la política social mexicana es tan absurda, tan ineficiente, que para hacerle llegar un peso de apoyo al 20% más pobre de la población, le dio 40 pesos al 20% más rico. ¿Es eso progresivo? Eso es estúpido.

No queremos el 2% generalizado, pero tampoco queremos que nos quiten el subsidio que gozamos en la gasolina (si, así es, aunque durante algunos meses en México la gasolina estuvo más cara que en EUA, lo cierto es que ya nuevamente estamos gozando de un subsidio respecto a los precios internacionales), como tampoco queremos que nos quiten el subsidio en las tarifas eléctricas, ¿verdad? De igual forma tampoco queremos que el impuesto predial se actualice a precios comerciales ni el costo real del agua. ¿Acaso no es eso incongruente? Meditémoslo. Seamos honestos con nosotros mismos, con el país, con nuestra patria. Somos muy buenos para apoyar a la Selección, “ponernos la verde”, pero ¿para pagar impuestos, nos ponemos la verde?

No, no me mal interpreten. No se confundan, no estoy defendiendo a los políticos, ni al gobierno, ni a Calderón. La propuesta fiscal es una reverenda estupidez. De eso no hay duda. Los dispendios, corrupción, canonjías, de los burócratas, son insultantes para el resto de la población. Pero como dice Denise Dresser, el ogro ahí está y de alguna manera todos nos beneficiamos de él, lo odiamos, lo criticamos, pero no queremos que se corrija lo que nos beneficia en lo particular. El problema fiscal mexicano es muy complejo y llega a todos los rincones de la economía del país. Por eso la propuesta de Calderón es una estupidez, porque se está quemando por algo que no vale la pena. Y lo que aprobará el PRI junto con el PRD, y seguramente con la complacencia del PAN, será mucho peor.

Por la misma oposición de la población, ya tanto el PRI como el PRD se están inclinando a que ese 2% generalizado sobre ventas no pasará. Quizá el PRI pudiera aprobarlo pero sí y sólo si el dinero es manejado por los estados, por sus caciques gobernadores. Si es así, ni de chiste llegará a los pobres, sólo sería usado para fortalecer sus redes clientelares. Por otro lado, el que va viento en popa es el incremento al ISR. Para todos es muy fácil decir “que paguen los ricos”, “que las grandes empresas paguen mas”. ¿Acaso ya se les olvidó que estamos en medio de una crisis y que las empresas están quebrando? ¿De dónde quieren que se generen nuevos empleos, que todo mundo dice que no hay trabajo y culpa al gobierno, si las empresas tendrán menos incentivos para invertir?

Nuevamente los partidos en el Congreso, junto con el gobierno calderonista, están poniendo parches, maquillando, a un adefesio que no es otra cosa que una amalgama de parches puestos durante décadas. Ni una cirugía mayor podría arreglar el tema. Lo que se requiere es borrón y cuenta nueva, crear todo un nuevo sistema fiscal desde cero. Un IVA generalizado del 12 o 15%, sin exenciones, sin subsidios como tasas cero que sólo benefician a los que más tienen, para todos los productos y servicios. Y para proteger a los más pobres, el apoyo debe venir por el presupuesto de egresos, no por la Ley de Ingresos. ¿Qué tan difícil puede ser entregar tarjetas con fotografía, tipo monederos electrónicos que ya usan casi todas las tiendas y super mercados en el país, al 40 o 60% más pobre de la población?

Ya se tienen censos bastante confiables en la SEDESOL, por el programa Oportunidades. El IMSS también tiene un registro bastante confiable de los sueldos de todos quienes estamos en el sector formal de la economía. Los sistemas de información, computadoras y programas, que podrían llevar ese subsidio directo a la población más necesitada ya existen. De hecho no sería en dinero y sólo podría ser usado en tiendas, establecimientos que operen correctamente y que estén dados de alta en el SAT, lo cual ayudaría a combatir al sector informal, a los evasores, forzándolos a registrarse. Además se podrían bloquear compras con esas tarjetas de productos que no fueran de primera necesidad. La tecnología e información existe, lo que no hay es voluntad política.

El otro impuesto sería un ISR bajo, de no más del 20%, parejo contra ingresos donde sólo sean deducibles las compras de materias primas, la nómina, y las inversiones en maquinaria y equipo. Y en el caso de personas físicas, una exención del ISR o ISPT según sean empresarios o empleados, por los primeros 70 u 80 mil pesos anuales, y a partir de ahí la tasa del 20% pareja sólo con exenciones en gastos médicos, medicinas, educación, e intereses reales hipotecarios. Pero eso sí, pagando precios reales de combustibles, electricidad y agua, que nos cueste para que empecemos a cuidar el medio ambiente y la energía.

Obviamente, todo eso tiene que venir de la mano con una reforma integral del gasto del gobierno. Revisar sueldos, exceso de burócratas, de sus prestaciones, etc. Transparencia total de cada peso que gaste el gobierno, en los 3 niveles y en los 3 poderes. Toda una reingeniería del gobierno.

¿Sueño guajiro? Quizá. Pero todos los cambios iniciaron con un sueño, con una idea. ¿De qué lado estás tú? ¿Del lado del ogro o del lado de un nuevo México?

 

Dany Portales 


domingo, septiembre 20, 2009

 

Malo, pero justo

La distancia entre el Gobierno y la población crece con celeridad. En tanto que algunos funcionarios hablan de la necesidad de encarar la crisis económica, la población se enconcha cada vez más.

Por un lado el NO rotundo: Rechazo universal a nuevos o más impuestos; aversión total a bajar los aranceles a la importación; oposición visceral a considerar cualquier cambio en el régimen de Pemex, así sea para procurar más recursos que mantengan la fiesta.

Por otro lado, el SÍ, igualmente absoluto: Más servicios, más presupuesto, más gasto, más endeudamiento. Mientras esto pasa, el problema fiscal se convierte en un riesgo fenomenal. En ausencia de un liderazgo político preclaro, capaz de explicar que este camino no conduce a nada bueno, la crisis se convierte en un entorno perfecto para el resurgimiento de los demagogos.

Aunque el rechazo al dispendio del Gobierno, comenzando por el de los gobernadores, es casi universal, la evidencia indica que todo el País se ha acostumbrado a esperar que alguien -el Gobierno, el petróleo, la Guadalupana o más deuda- siempre va a estar ahí para sacarnos del hoyo.

No es que la población no entienda que no se puede gastar más de lo que se tiene, pues ésa es la realidad de la economía familiar. Lo que pasa es que la población observa lo obvio: que los servicios públicos son muy malos y que siempre hay dinero para todas las causas menos para las que les importan a los ciudadanos. El dispendio de los políticos es tan flagrante que nadie ve lógica alguna en pagar más impuestos para mantener la inseguridad pública, la escasez de agua, los elevados precios de los energéticos o la pésima calidad de los servicios educativos y de salud.

El caso de los empresarios no es distinto. Viven abrumados por requisitos burocráticos, impuestos diversos y malos servicios públicos. La mayoría no tiene tiempo o posibilidad de dedicarse a ninguna cosa excepto tratar de sobrevivir. Algunos acaban en la economía informal, pero eso crea nuevos problemas. Muchos han creado reglas de excepción que les permiten reducir la virulencia con que sus competidores, algunos en la forma de importaciones, les disputan sus mercados. Dado el contexto en que viven, es difícil no simpatizar con su negativa a que se eleven los impuestos o se reduzcan los mecanismos de protección de que gozan.

La postura de los ciudadanos y la de los empresarios, cada una en su mundo, son absolutamente lógicas, pero erradas. El ciudadano no tiene más alternativa que defender su terruño porque su capacidad de influencia en la toma de decisiones es un cero absoluto. Por su parte, los empresarios emplean argumentos interesados, pero no necesariamente falsos, para defender los mecanismos de protección de que gozan: mis contrapartes en otras latitudes, dicen, no tienen costos tan elevados de los energéticos, las comunicaciones sirven a los usuarios y no al revés, la infraestructura funciona, hay crédito, no hay contrabando, la criminalidad es un problema menor y los servicios públicos son de buena calidad.

Frente a eso, el empresario mexicano no tiene mucho que ofrecer excepto su talento en las relaciones con el Gobierno para protegerse. Es decir, mientras un chino o un coreano se dedica a trabajar, elevar eficiencias y producir mejores productos, los mexicanos nos tenemos que conformar con que no nos vaya peor.

Entre una cosa y la otra hay muchos vivales. Hace poco vino a México un empresario europeo para explorar la posibilidad de realizar una inversión multimillonaria en el sector de procesamiento de alimentos. Tratándose de una empresa con presencia en muchos mercados, su éxito radica en elevar eficiencias, mejorar su logística, adoptar tecnologías nuevas y desarrollar cada vez mejores productos. Lo que encontró en México es una industria con varios participantes, pero todos con tecnologías viejas, volúmenes pequeños y altos márgenes. Luego de visitar a los líderes del sector se encontró con que ninguno tiene ni el menor interés de bajar costos o elevar eficiencias y menos invertir en mejorar la calidad de sus productos.

En un mercado competido y competitivo, este empresario europeo vería a México como una oportunidad maravillosa para desplazar a los actuales empresarios improductivos como fuerza disruptiva a favor del consumidor: Introduciendo mejores productos a menores precios.

Pero poco a poco entendió cómo funciona el sector y llegó a la conclusión de que no había manera de competir. Primero, las empresas viven en la opacidad y evasión de impuestos y no tienen incentivos para cotizar en bolsa. Segundo, una fracción arancelaria hace que no sea rentable importar su producto, lo que les protege de la competencia del exterior. Tercero, la distribución está controlada por un monopolio, haciendo incosteable la entrada de un competidor que no sea parte del juego. En suma, los participantes en este mercado viven felices de explotar al consumidor.

Es evidente que este ejemplo no es extrapolable a todas las demás actividades económicas. Muchos sectores han sufrido brutalmente por la competencia del exterior y algunos han sido totalmente devastados. Sin embargo, no todos los que han padecido son malos empresarios o inherentemente incompetentes. Pero la mayoría ruega por la protección y le demanda al Gobierno que no cambie nada. Es decir, nadie, ni quien pudiera beneficiarse de una mejor estructura fiscal o de una mayor competencia en la economía (o sea, la absoluta mayoría), parece dispuesto a romper con los círculos viciosos que nos caracterizan.

Lo irónico es que, al oponerse a cualquier cambio en materia fiscal o en la regulación económica, la mayoría de los mexicanos se ha convertido en defensora a muerte de todo lo que no le conviene: El dispendio del gasto público y la protección de empresarios encumbrados. Es decir, se opone a un mayor crecimiento y mejores empleos.

El País está atorado porque no hay el liderazgo que explique los dilemas que enfrentamos, proponga soluciones y defienda una visión transformadora del futuro. La población se opone a todo y ése es un caldo propicio para que crezcan los demagogos y políticos iluminados. El ambiente de opacidad no hace sino preservar lo peor del País, aniquilando cualquier posibilidad de que se desarrolle una nueva era económica. Si esta crisis no se aprovecha para eso, ninguna lo hará y todos padeceremos las consecuencias.

Luis Rubio 
www.cidac.org

 

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Mientras más mexicanos entendamos que urgen las verdaderas reformas estructurales (fiscal integral con IVA generalizado y un ISR bajo y parejo; laboral que flexibilice las contrataciones; energética que permita inversión privada y libre competencia; electoral que disminuya la partidocracia; burocrática que le exija a todos los empleados del gobierno trabajar lo mismo que el resto de los ciudadanos sin privilegios) de tal manera que presionemos por todos los medios posibles a los políticos, habrá esperanza de que algún día esos cambios se den. Mientras tanto los populistas y demagogos siguen haciendo su agosto, engañando a la gente para mantenerse en el poder y pegados a la ubre del Erario. Medítenlo.

 


viernes, septiembre 18, 2009

 

Pierde gobernador de NL calidad moral de nuevoleones

Reseña del Juicio Popular Ciudadano al gobernador de Nuevo León


El jurado civil declaró culpable al Gobernador Natividad González Parás de cuatro acusaciones en su contra durante la celebración de un Juicio Popular Ciudadano, proceso que por primera vez se organiza en la Entidad.

 

"Es de resolverse condenar (al gobernador) a la pérdida moral de su calidad de nuevoleonés y a la inhabilitación moral y social para representar al Estado en algún cargo futuro", comunicó Dolores García Téllez de Landa, designada magistrada y presidenta de la mesa de debates.

Resumen en Video:

http://www.youtube.com/watch?v=8xF1d_c45r8

Juicio completo:

http://www.ustream.tv/recorded/2168661

El 97% de los 420 ciudadanos que se erigieron como jurado halló culpable a González Parás del uso indebido de recursos, ante el derroche y endeudamiento de las finanzas públicas, y de haber creado un Estado de impunidad, corrupción, nepotismo y de quebramiento del Estado de Derecho.

Además, este tribunal popular también responsabilizó al Mandatario de la inseguridad que se registra en Nuevo León, de haber derrochado recursos públicos durante su Administración y haber desatendido a la población en materia de salud y de adicciones.

Los cargos y acusaciones fueron formulados por Tatiana Clouthier, designada como defensora de la ciudadanía (fiscal) por la agrupación Movimiento Evolución Mexicana, que organizó este acto celebrado en las instalaciones de Convex.

González Parás no asistió ni envió a ningún representante a esta audiencia civil para defenderse de estas acusaciones.

Un grupo de abogados de instituciones educativas, que no se identificó, envió un escrito en defensa del Mandatario que fue leído durante el proceso y en el que se declaraba ilegal la celebración de este juicio popular.

Tras escuchar los alegatos acusatorios de la fiscal, los jurados decidieron declarar culpable levantando un cartón rojo sobre sus cabezas a González Parás de cada una de las acusaciones formuladas en su contra.

"Se le culpabiliza de haber creado un Estado de impunidad, corrupción, nepotismo y quebrantamiento del Estado de Derecho", señaló durante el proceso Gilberto Lozano, quien fungió como secretario de la mesa de debates de este tribunal ciudadano.

"Además es culpable del cargo de uso indebido y opaco del dinero público. Asimismo fue culpable de la desatención en materia de salud y el crecimiento de adicciones, y también en forma evidente resultó culpable de permitir que Nuevo León se haya convertido en uno de los estados más inseguros del País".

Dolores García Téllez de Landa, quien condujo la audiencia como presidenta de la mesa de debates, comunicó la condena impuesta por el jurado popular al Gobernador.

"Se resuelve condenarlo en términos del Artículo 38, fracción tercera, 85 y 105 de la Constitución local, a la pérdida moral de su calidad de neoleonés, al quedar demostrado que incumplió con las responsabilidades de su encargo público no obstante haber jurado", señaló García Téllez de Landa.

"(Se resuelve condenarlo) a la inhabilitación moral para realizar cualquier acto o declaración en nombre y representación del pueblo de Nuevo León, y a la inhabilitación para el desempeño de cualquier cargo público en el Estado y/ o en una institución educativa".


Saludos,

www.evolucionmexicana.com

 

Por favor, reenvía este mensaje a tus contactos.

 

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Y sigue Adalberto Madero, todavía alcalde de Monterrey. Ya es hora de que los ciudadanos pongamos un límite a los políticos. Ayuda a construir un mejor México. Reenvía este mensaje a todos tus contactos.


jueves, septiembre 17, 2009

 

Lo que saldra...

"Solamente quien construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado".
Friedrich Nietzsche
 
Si algo quedó claro en la comparecencia del Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, del pasado 15 de septiembre en la Cámara de Diputados es que el paquete económico presentado por el Gobierno para el 2010 no recibirá más votos que los del PAN. Esto lo condena al fracaso. La gran interrogante tiene ahora que ver con el paquete que finalmente saldrá del Congreso.

El PRI, que controla la Cámara de Diputados, y los demás partidos de oposición han rechazado ya el impuesto de 2 por ciento al consumo. Pero ¿qué harán para compensar el ingreso que se esperaba de este impuesto? ¿Recortarán el gasto en ese monto? Es poco probable. Los miembros del Congreso parecen convencidos de que la única manera de obtener apoyos políticos es repartir dinero público entre grupos de interés.

El paquete presupuestario presentado por el Secretario Carstens es un simple aumento de impuestos con la promesa de que el dinero fresco servirá para otorgar un mayor respaldo a las familias pobres. Hay, claro, razones para dudarlo. Los programas de apoyo a los pobres, como Oportunidades, tuvieron resultados positivos en un principio porque reemplazaron a subsidios generalizados, como el de la tortilla, que eran extraordinariamente dispendiosos. En los últimos años, sin embargo, la pobreza ha aumentado a pesar de estos programas asistenciales. Según las propias cifras del INEGI, el número de mexicanos en pobreza aumentó de 42.6 a 47.4 por ciento de la población y el de personas en miseria o pobreza alimentaria de 13.8 a 18.2 por ciento.

Es muy fácil decir que este tropiezo es producto de la crisis económica internacional, como lo ha sostenido el Presidente Calderón en varias ocasiones. Sólo que esa crisis no empezó a golpear a México sino hasta fines del 2008 y principios del 2009. El problema parece ser más bien de fondo y tiene que ver con el agotamiento de un sistema que inhibe la inversión de manera sistemática y que busca paliar los resultados negativos con programas de caridad.

Los legisladores del PRI y sus aliados no se atreverán a tomar medidas de fondo para resolver el problema. No recortarán la parte improductiva del gasto público ni realizarán las reformas fiscal y energética que durante tantos años se negaron a hacer, las cuales promoverían una ronda de nuevas inversiones productivas. El rechazo al impuesto al consumo se convertirá así probablemente en un aumento del déficit y de la deuda del Gobierno o en mayores impuestos especiales y sobre la renta.

Al final los mexicanos saldremos perdiendo. El impuesto al consumo es irritante y lleva la carga de la mayoría de los productos a un altísimo 17 por ciento; pero cuando menos no es distorsionante, como los impuestos especiales, ni afecta la inversión y el trabajo, como el Impuesto Sobre la Renta. La recaudación que se obtenga, ya sabemos, se utilizará para seguir aumentando el gasto corriente de una burocracia que no ha dejado de crecer ni en los años buenos ni en los malos.

Preocupa el paquete fiscal presentado por el Gobierno, pero más inquieta el que pueda salir del Congreso tras su baño de populismo. No hay ninguna indicación de que los diputados y senadores puedan acordar un presupuesto que promueva la inversión, el crecimiento y la generación de empleos. Si el presupuesto de Carstens es eminentemente recaudatorio, el de los diputados y senadores seguramente buscará pagar deudas con los grupos de interés que apoyaron sus campañas... a costa, por supuesto, de los contribuyentes.

 
Sergio Sarmiento

www.sergiosarmiento.com

 

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El subrayado y negritas es mío. Quien tenga capacidad de entenderlo que lo haga. Quien no, que pregunte.

 


miércoles, septiembre 16, 2009

 

Dar el grito, independencia económica

"Las colonias no dejan de serlo por ser independientes".
Benjamin Disraeli
 
La celebración de la Independencia se ha convertido en una simple formalidad sin contenido. A 199 años del grito de Dolores, un acto en el que nadie pidió la independencia de México, celebramos una independencia que aún no tenemos.

La experiencia nos dice que la verdadera independencia empieza por la economía. Un chico con aspiraciones de independencia nunca la tendrá si vive del dinero de su padre. Sólo aquel que pueda subsistir y progresar de su trabajo la tendrá realmente. Los países más independientes son los que tienen más fuerza económica y los que pueden dar a sus gobernados un mejor nivel de vida.

Nosotros estamos muy lejos de ello. Las malas decisiones económicas han hecho de México un país pobre y poco productivo. Estados Unidos, que durante la colonia era más pobre que México, hoy nos rebasa ampliamente. La propia España, frente a la cual logramos la independencia política en 1821 (no en 1810), es hoy también mucho más próspera que México. Según el Fondo Monetario Internacional, México tenía en 2008 un Producto Interno Bruto per cápita de 10 mil 235 dólares. España, mientras tanto, alcanzaba los 35 mil 331 dólares y Estados Unidos los 46 mil 859 dólares.

Pero no sólo nuestro producto per cápita es inferior al de otros países sino que hemos generado una pésima distribución de la riqueza, lo cual hace que tengamos a una gran parte de la población viviendo en condiciones de verdadera esclavitud. En el 2008, el 47.4 por ciento de la población mexicana vivía en pobreza y el 18.2 por ciento en pobreza alimentaria o miseria. Lo peor de todo es que entre 2006 y 2008, antes incluso de que la actual crisis pegara frontalmente a nuestro país, registramos un aumento importante, de cinco puntos porcentuales, en los índices de pobreza.

Nuestros políticos han sido responsables de las decisiones que nos han hecho más pobres. Ellos prohibieron la inversión privada en petróleo, gas y electricidad y decidieron que el Estado mexicano debía mantener una "rectoría" sobre la economía. Estas medidas han promovido un deterioro económico muy significativo. Nos han hecho más pobres y menos independientes.

Con los festejos de la Independencia de este 2009 estamos empezando un ciclo que supuestamente nos llevará a la gran celebración del segundo centenario del grito de Dolores. Hoy tenemos calles, edificios y monumentos que se apellidan Bicentenario. Mucho dinero han desperdiciado nuestros políticos en estos proyectos y mucho más gastarán en los próximos meses. Si no han podido dar a los mexicanos pan, esperan que nos conformemos con un poco de circo.

El problema es que nadie quiere impulsar las medidas que realmente servirían para construir un México más próspero e independiente. Nadie está pensando en eliminar las restricciones a la inversión productiva en energía o en construir un sistema de educación pública en que los maestros rindan cuentas a la sociedad en lugar de a un sindicato corrupto. Ningún político quiere apostar a la edificación de un sistema en que se defiendan con claridad los derechos de propiedad.

Es más fácil dar de gritos los 15 de septiembre y presenciar desfiles los 16. Es más sencillo hacer discursos que se vanaglorien de una independencia no alcanzada. Es más cómodo seguir repartiendo un presupuesto que rebasa los 3.1 billones de pesos al año, 29 mil 400 pesos por cada hombre, mujer y niño de este país. Lo que nadie quiere hacer es tomar las medidas para construir un país más próspero e independiente.

Sergio Sarmiento

 www.sergiosarmiento.com

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Para que quizá algún día los políticos en México acepten hacer los cambios, las reformas estructurales, que el país requiere, primero la mayoría de los mexicanos debemos entender en qué consisten esos cambios económicos y aceptar que es lo mejor para el país. Si no entiendes, pregunta, investiga, estudia, pero no sigas como borrego los discursos populistas y demagógicos de los políticos que sólo te endulzan el oido para que votes por ellos. Recuerda, no hay lonche gratis, todo cuesta en ésta vida. No podemos exigir subsidios, servicios baratos, sin meditar quién va a pagar por el costo real de eso.

Los políticos, sobre todo los populistas, siempre dirán que hay que obligar a los ricos a que paguen más impuestos para dárselos a los pobres. Distribuir la riqueza. Lo que no dicen es que en el proceso de esa supuesta distribución son ellos, los burócratas y los políticos, quienes se quedan con la mayor parte de ese dinero. El pueblo ignorante de temas económicos, agradece una despensa que le quitará el hambre un día y vota por el politico que sigue viviendo de los impuestos de quienes si los pagamos. En cambio, si se redujeran los impuestos a las empresas que reinviertan las ganancias, a las que generan empleos, se generaría más riqueza, habría más empleos para los mexicanos, y no habría necesidad de limosnas por parte del gobierno. Pero un esquema como éste no deja tanto dinero a los políticos, ¿verdad? Medítenlo la próxima vez que vayan a votar.

Dany Osiel Portales Castro


lunes, septiembre 14, 2009

 

El tema no es el deficit

Académicos, ex funcionarios y legisladores han planteado que se amplíe el déficit público. Creo que no es el tema central.

¿Es necesario que el Gobierno mexicano emprenda políticas anticíclicas más agresivas que impliquen un elevado déficit público, para salir de la recesión?

Mi percepción es que no.

De hecho, ya hay indicadores que señalan claramente que hay una tendencia hacia arriba en la mayoría de las variables que tienen que ver con el sector productivo mexicano.

Le refiero solamente dos que se dieron a conocer el viernes. La actividad industrial de México creció 2.84 por ciento en julio respecto a junio, con base en cifras desestacionalizadas.

En particular, las manufacturas aumentaron en ese mismo periodo en 4.5 por ciento.

No es imposible que en los siguientes meses volvamos a tener tropezones, incluso fuertes, pero la tendencia es innegablemente hacia arriba.

En muchos ámbitos difiero de las perspectivas de Hacienda, pero en éste coincido: la economía va a salir pronto de la recesión.

La amenaza que enfrentamos no es que se profundice la recesión económica, sino que tengamos un largo periodo de crecimiento muy bajo.

Paradójicamente, a la economía mexicana le han servido las políticas expansionistas de Estados Unidos. Un ejemplo muy claro es la industria automotriz.

La producción de automóviles del mes de agosto fue 32 por ciento superior al promedio de los siete meses anteriores, y en el caso de la producción para exportar, el aumento fue de casi 35 por ciento. En contraste, las ventas internas de agosto fueron virtualmente iguales al promedio de los siete meses anteriores, lo que demuestra que son las compras de los consumidores, sobre todo los de EU, los que están impulsando a la industria en México.

No dudo que quizá podría acelerarse un poco la recuperación si en lugar del déficit de 0.5 por ciento del PIB tuviéramos uno de 1.5 por ciento, pero eso no va a hacer la diferencia.

El tema no es si creceremos al 2.5 o al 3 por ciento en el 2010, sino si en el siguiente lustro la economía mexicana logrará tener las condiciones para acelerar la inversión, no sólo la pública, sino sobre todo la privada.

A mí me parece que no sólo no es necesario aumentar el gasto público, sino que sería más factible hacer una real depuración de las mil y un rentas que se generan por este gasto, que van de los privilegios sindicales a los contratismos pasando por el derroche inútil que a veces representa el gasto social.

Está más que probado que sin crecimiento económico ninguna política social es capaz de atemperar la pobreza, y para prueba están los datos de la Encuesta de Ingreso-Gasto del INEGI para 2008, que refleja el crecimiento de la pobreza en el año en el que más expansión tuvo el gasto social.

Y, para crecer, una de las claves es introducir la competencia en múltiples ámbitos de la economía mexicana en los que ha habido resistencia a hacerlo.

Tenga la certeza de que si desde hace 20 años hubieran existido incentivos para explorar y descubrir reservas petroleras adicionales, no habríamos tenido el desplome de la producción que ha traído consigo Cantarell, pues ya se habrían incorporado otros campos.

Si en el sector de telecomunicaciones la competencia hubiera sido mayor, también habríamos tenido un efecto sobre la competitividad del País mucho mayor que el que hemos registrado.

Lo esencial no son ahora las políticas anticíclicas, sino aterrizar y concretar el decálogo presidencial del 1 de septiembre, que amenaza ser relegado apenas días después de que se presentó.

Enrique Quintana 
enrique.quintana@reforma.com
 

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Un déficit muy alto (deuda del gobierno) también afecta la creación de empleos. Entre más deuda tenga un país en desarrollo como México, peor será su calificación crediticia (su nivel de riesgo para los inversionistas). Es lógico, entre más deuda tenga una persona, empresa o país, más difícil será que le presten más dinero, pues entre más deba más probable es que deje de pagar.

 

La gran mayoría de las empresas privadas, nacionales o extranjeras, acuden a fuentes de financiamiento (deuda o acciones) para hacerse del capital necesario para sus inversiones (construir una planta nueva o crecer las existentes). Sin embargo, la tasa de interés que les cobrarán los bancos (o el retorno sobre inversión que le exigirán los inversionistas que adquieran acciones de esa empresa) es mayor si el riesgo del país es mayor. Recuerden, a mayor riesgo mayor rendimiento exigido. Por eso el que un gobierno se endeude restringe el acceso al crédito a las empresas y disminuye los proyectos de inversión que son rentables para ese país. En otras palabras, menos inversión, menos empleos.

 

Y esa no es la única razón de que a mayor deuda del gobierno, menos inversión privada. Siempre los inversionistas verán menos riesgo prestándole a un gobierno (éste siempre podrá cobrar impuestos a sus ciudadanos) que a una empresa en el mismo país que el gobierno en cuestión. El capital disponible para prestarle a gobiernos o empresas es limitado. Si un gobierno se endeuda mucho consume el capital disponible, quedando menos para las empres, y el que queda exige más rendimiento como se explicó en el párrafo anterior. Conclusión: menos inversión, menos empleo.

 

Pero además de todo lo anterior, la deuda en exceso de un gobierno genera inflación en ese país, pues se inyecta dinero a la economía de manera artificial y la oferta de bienes y servicios no crece al mismo ritmo. A mayor demanda y oferta menor, los precios suben. Por eso durante los 70’s y 80’s tuvimos inflaciones altísimas en México.

 

Recuerden, si el gobierno se endeuda, será malo en el mediano y largo plazo para la población. No debemos aceptar gobiernos que sean propensos a tomar deuda.

 

Dany Portales

 


domingo, septiembre 13, 2009

 

IVA en alimentos y medicinas

Ésta semana la SHCP, el gobierno de Felipe Calderón, presentó en el Congreso sus iniciativas económicas para el próximo año. Como ya se esperaba, están planeando recetarnos un incremento de impuestos que cubra el agujero fiscal que tendrá el gobierno federal en el 2010 por la caída en la recaudación con los impuestos actuales causada por la crisis. En el 2009 el boquete no fue tan grande principalmente porque el gobierno federal contrató una cobertura, un seguro, contra la caída en los precios del petróleo. También se tenían algunos recursos en fondos de contingencia que se crearon precisamente para compensar si bajaban los ingresos petroleros. Pero para el 2010 ya no habrá cobertura, y el precio del petróleo no subirá, además PEMEX cada vez está exportando menos petróleo por el declive de Cantarell, el mayor yacimiento de petróleo del país que financió en buena parte al gobierno durante 30 años.

 

El futuro ya nos alcanzó, el petróleo se está acabando, y ahora es tiempo de que empecemos a pagar lo que durante décadas no hemos hecho. Durante décadas se han estado retrasando las reformas estructurales que el país necesita. Sólo se han hecho cambios por encimita, simple maquillaje, parches, pero no se han cambiado las cosas de fondo. Siempre estuvo ahí PEMEX, la caja chica del gobierno, de los políticos, para “salvar el día” cubriendo los enormes huecos creados con exenciones y subsidios en el ISR e IVA que han protegido a muchos sectores privilegiados, que han servido para mantener al pueblo con la mano extendida esperando las limosnas del gobierno, claro, a cambio de votos. Y PEMEX ha estado ahí incluso para generar pingües ganancias, bajo el amparo de la corrupción, no sólo a su sindicato y administradores, sino también para financiar enormes excesos de sueldos, prestaciones, prebendas, canonjías, para todos los niveles de gobierno, desde el federal hasta los municipales, y sobre todo los estatales que en los últimos años han logrado incrementar sus ingresos, sus participaciones federales, gracias al poder caciquil que han adquirido sobre los diputados y senadores en el Congreso.

 

Pero ya PEMEX no da para más. Las reservas probadas, al ritmo actual de extracción, sólo alcanzan para máximo 9 años más. Hay quienes afirman que es menos pues el campo de Chicontepec no está produciendo como se esperaba, por la complejidad técnica, geológica, para extraer el crudo de esa zona. Y ni hablar sobre las aguas profundas en el Golfo de México, ahí todavía no se produce nada, y si es que hay petróleo, no se verá en muchos años. Realmente el país está en crisis cuando la entidad que genera alrededor del 35% del presupuesto federal ya no podrá darlo. Pero la crisis es mucho mayor cuando la gran mayoría de los mexicanos no está acostumbrado a pagar impuestos, cuando la gran mayoría los evade, cuándo todos hemos gozado durante décadas de subsidios generalizados que no pueden ser para siempre. ¿Cómo reformar un país si la gran mayoría de la población no entiende nada de economía y finanzas, de impuestos, de costos, de subsidios?

 

Hoy el gobierno de Calderón está proponiendo un impuesto del 2% general a las ventas. Lo han llamado, demagógicamente, como el impuesto para el combate a la pobreza. No es más que un segundo IVA con otro nombre. Como los legisladores del PRI y del PRD, y hasta los del PAN, habían afirmado que no aprobarían ningún IVA a alimentos y medicinas, Calderón y Carstens tuvieron la ocurrencia de proponerlo pero con otro nombre. Todo mundo se burla de lo tonto de Fox, pero la propuesta que hizo su gobierno al menos le llamó a las cosas por su nombre. También están proponiendo aumentar el ISR, así como disminuir paulatinamente los subsidios a combustibles y energía eléctrica, además de incrementar el IEPS a bebidas alcohólicas, tabaco y juegos de azar.

 

Hace 2 años el gobierno de Calderón creó el IETU, un impuesto al ingreso, del mismo tipo que el ISR, pero sin deducciones ni exenciones como éste. Y se creó ese adefesio porque la oposición, el PRI y el PRD, no quisieron eliminar los enormes huecos del ISR causados por exenciones y deducciones que se han acumulado durante muchos años, mismas que han hecho del ISR un impuesto sumamente ineficiente. No es casualidad que los sectores con mayores exenciones, con beneficios fiscales, la agricultura, la ganadería, el transporte y la construcción, son los sectores donde los políticos tienen sus negocios, principalmente los del PRI. Ahora Calderón propone un nuevo IVA generalizado del 2% porque la oposición quiere mantener el mito de la tasa cero en alimentos y medicinas. A menos que ya este negociada con la oposición, y que las críticas que han hecho los del PRI y PRD sólo sean para “taparle el ojo al macho”, me cuesta entender cómo Calderón y Carstens propongan otro adefesio fiscal que no será aprobado. ¿Para qué “quemarse” con una estupidez? Mejor “quémense” con la propuesta ideal, con una reforma fiscal integral, con lo que el país verdaderamente necesita. Si de todos modos la oposición, el PRI y el PRD, no lo aprobarán, ¿qué caso tiene?

 

Pero no quiero extenderme más en criticar las iniciativas que están hoy en debate en el Congreso. No tiene caso. Si ya están previamente negociadas con el PRI (no creo que Calderón se haya acercado al PRD) serán aprobadas. Si no lo están, serán rechazadas y como quiera el Congreso nos recetará algún otro adefesio, con tal de mantener sus canonjías intactas, y el costo político será de cualquier forma para Calderón y el PAN. Quiero aprovechar el espacio para explicarles por qué es un mito el tema de la tasa cero en alimentos y medicinas, así como el de cobrar más ISR a las empresas. La gran mayoría de los mexicanos se opone a un impuesto al consumo en alimentos y medicinas (se mencionan esos rubros por ser los más sensibles, pero también están exentos del IVA los libros, revistas, gastos médicos, educación, etc.) porque obviamente nos pega a todos directo al bolsillo. Sin embargo quienes critican con más fuerza un IVA en alimentos y medicinas afirman que golpeará a quienes menos tienen, a los más pobres, pues la teoría dice que entre menos ingresos tenga una persona mayor proporción de los mismos los usará a lo básico: la alimentación. Y es correcto, los pobres usan prácticamente todo su ingreso en alimentos, cuando los logran adquirir. Por eso los populistas dicen que un impuesto al consumo de alimentos y medicinas es regresivo pues afecta a los pobres más que a los ricos.

 

Sin embargo lo que los populistas y demagogos no dicen es que un subsidio generalizado, como realmente lo es la tasa cero en alimentos y medicinas, es sumamente regresivo pues al ser generalizado lo disfrutan los pobres pero también los ricos. ¿Quiénes son los que más capacidad de compra tienen? Pues los ricos. De hecho en México el 20% más rico de la población disfruta casi del 50% del subsidio de la tasa cero en alimentos y medicinas. Mientras que el 20% más pobre de la población no recibe ni el 5% de ese subsidio. Dicho de otras manera, quienes se oponen a un IVA en alimentos y medicinas realmente está beneficiando a los más ricos del país. Lo anterior sin considerar que los más pobres no adquieren sus alimentos en el sector formal de la economía. En el campo, en las zonas rurales, que es donde se encuentra la pobreza más lacerante, la gente produce la mayoría de alimentos que consume. Incluso en las ciudades, los más pobres muchas veces compran los alimentos en los mercaditos, en los “rodantes”, que no pagan IVA. Definitivamente hay millones de familias que son de clase baja o media baja, que son obreros, que si compran sus alimentos en tiendas y supermercados que cobran IVA. Pero para ellos se podría implementar un sistema que restituya esa carga fiscal por medio de tarjetas de descuento, o monederos electrónicos de IVA; vaya un subsidio focalizado que sólo beneficie a los sectores de menores ingresos, y no a todos, incluyendo a los ricos, como está hoy en día. ¿Es esto tan difícil de entender e implementar para los políticos populistas?

 

Para que se den una idea de la magnitud del problema les comparto estos datos. Ahora en el 2009 se están destinando 4 mil 500 millones de pesos al apoyo alimentario del programa Oportunidades que atiende a las familias más pobres del país. También ahora en el 2009 se están dejando de recaudar por parte del gobierno 500 mil millones de pesos (más de 100 veces más que lo que se destina al apoyo alimentario) por el subsidio a las gasolinas, a la electricidad, y por la tasa cero del IVA en alimentos y medicinas (si ésta fuera del 15% como el resto). Puesto de otra manera, por cada peso que recibe como beneficio, por esos subsidios o por tasa cero en alimentos y medicinas, el 20% más pobre de la población, el 20% más rico recibe 40 pesos. ¿No es eso más regresivo (perjudicial para los pobres), más injusto, que cobrar IVA a todos los productos y servicios?

 

También se les llena la boca a los populistas cuando afirman que los ricos deben pagar más impuestos, cuando exigen que se suba la tasa de ISR a las empresas para mantener todos esos subsidios generalizados (que ya vimos que benefician más a los ricos) dizque para combatir la pobreza, para ayudar a los pobres. Sin embargo lo que se ha comprobado hasta el cansancio (en otros países como Chile, Perú, Corea, España, Irlanda, etc., y de manera inversa en países comunistas como Cuba) es que la pobreza no se elimina, no disminuye, distribuyendo la riqueza existente, sino creando más riqueza. Y para crear más riqueza se requiere de inversión productiva, que haya más empresas, emprendedores, que generen más fuentes de empleo. Cuando las tasas de desempleo son muy pequeñas, los salarios empiezan a crecer. Las empresas tienen que pagar más sueldo y ofrecer mejores prestaciones para retener, atraer, a sus trabajadores. La gente tiene más dinero y gasta más. Crece el mercado interno, la demanda de productos y servicios. Las empresas producen más, y contratan más gente, que a su vez aumenta la demanda con su gasto adicional. El círculo virtuoso se autoalimenta y se mantiene. Obviamente, una mayor actividad económica aumenta los ingresos del gobierno vía impuestos, que se traduce en mayor gasto/inversión pública, que también alimenta al círculo virtuoso.

 

Sin embargo, la ideología conservadora (no liberal) en lo económico que ha existido en México en los últimos 50 años, en sus gobiernos, en los políticos, no entienden esa dinámica económica. Se le ha inculcado a la población la mentalidad de que sólo los ricos deben pagar impuestos que serán usados para ayudar a los pobres. Los pobres (no todos, ahí están los casos de éxito de quienes no aceptaron esa condición y emigraron a EUA convirtiéndose por su propio esfuerzo en gente productiva, autosuficiente, y en muchos casos hasta muy ricos) han aceptado esa mentalidad de tal forma que es normal, natural, lo correcto, que el gobierno sea el proveedor de todo. Por eso es políticamente correcto para la mayoría de los mexicanos (y electoralmente muy productivo) subir impuestos a las empresas, a los ricos. Pero eso sólo se queda en el papel, pues las empresas, los ricos, los dueños del capital, por lo general no se ven afectados. La mayoría podrá contratar buenos contadores y abogados fiscalistas para pagar lo menos posible. Muchos otros se llevarán su dinero a otro país donde no les cobren tantos impuestos, donde lo invertirán creando empleos allá. Y en resumidas cuentas el gobierno no aumentó su recaudación, y el país se hizo más pobre porque no se generó más riqueza con inversiones que habrían creado empleos para los mexicanos.

 

Cuando un inversionista evalúa, analiza, si será conveniente crear una empresa (o crecer la que ya tiene) los costos fiscales son uno de los principales factores a considerar. Si uno va invertir 100 pesos en un negocio, dicho negocio tiene que ser mucho más rentable que la tasa de interés que pagan los bancos. Poner el dinero en un banco prácticamente no tiene riesgo. Sabes que ahí lo tienes y que lo puedes retirar casi inmediatamente (muy líquido). Pero lo que pagan los bancos es poco e incluso muchas veces hasta menor a la inflación. Por eso es atractivo invertir en un negocio que te dará rendimientos mayores que el banco, aunque sea más riesgoso. Y es que pueden pasar muchas cosas cuando se invierte en un negocio nuevo. Las ventas pueden no ser lo que se esperaban, puede venir una crisis, un incendio, una huelga, una mala decisión, en fin, muchas cosas que pueden pasar y la inversión se perderá. Además, cuando se invierte en un negocio, sobre todo cuando hay que comprar máquinas e inventarios, la inversión no tiene liquidez, es decir, no se puede retirar el dinero con tanta facilidad como cuando se tiene en un banco. Por eso el riesgo en un negocio es muy alto y los inversionistas están en su derecho de exigir altos rendimientos. Y ese riesgo se puede medir, cuantificar. De esa forma, el inversionista siempre exigirá un retorno de su inversión (las utilidades netas por periodo divididas por el monto invertido original) al menos igual a la suma de la tasa de interés que pagan los bancos y el riesgo inherente a ese negocio o sector económico. Si el negocio no es rentable, el inversionista no invertirá en él. Nadie lo haría.

 

Los impuestos al ingreso, como el ISR en México, afectan directamente la fórmula para calcular la rentabilidad de una empresa. Entre mayores impuestos se carguen (y recordemos que en México las empresas además del ISR pagan el 10% de utilidades a los trabajadores) las utilidades netas serán menores y el retorno de la inversión también. Es por ello que las inversiones son tan sensibles al nivel de impuestos que aplique un país. Y no sólo afecta la tasa de impuestos, sino también su volatilidad, es decir, la frecuencia con la que los gobiernos de ese país cambien la tasa. Un país que cambie las tasas cada año, sin ton ni son, casi que por capricho de los políticos en turno, será menos atractivo para las inversiones pues el riesgo aumenta ya que no sabes que pasará en ese país en el futuro. En conclusión, es un suicidio económico que se aumente la tasa del ISR sobre todo en época de crisis, con el desempleo que tenemos. Se debería bajar la tasa del ISR del 28% actual a un 20% buscando que aumente la inversión, que más proyectos productivos se vuelvan rentables, y por consiguiente se generen más empleos. La recaudación principal del gobierno debería ser a través del IVA, del impuesto al consumo, que es neutral para los inversionistas, que no afecta la creación de empleos. Y el apoyo a las clases bajas debería ser con subsidios focalizados, no generalizados, principalmente en educación, salud y alimentación.

 

Lamentablemente todo esto que he explicado no es políticamente correcto para los legisladores, para la clase política mexicana. Si ni el PAN que dizque es un partido de derecha (como los populistas llaman a los liberales en lo económico) se atreven a proponer algo así, mucho menos lo hará el PRI o el PRD con su populismo y demagogia. Yo la verdad no pierdo tanto el tiempo criticando a Calderón y a Carstens por su nuevo adefesio fiscal, pues entiendo que, quizá de cierto modo, creyeron que eso era lo que podían lograr aprobar con el PRI. La crítica real que tenemos que hacer (y para muchos mexicanos entender y aceptar el concepto, acabar con el paradigma, con el mito) es sobre aquellos que se rasgan las vestiduras con un impuesto a alimentos y medicinas, con la eliminación de subsidios generalizados. Todo mundo critica que no se han creado empleos, que estamos en crisis, que hay que cambiar el modelo económico. Y es cierto, pero el modelo económico que tenemos que cambiar es el que ha existido en México por los últimos 40 años, que sólo ha privilegiado a unos cuantos, a los políticos, a los burócratas, a unos monopolios, en perjuicio de la mayoría de la población.

 

Lamentablemente no es sencillo. ¿Quién se atreverá a echarse encima a más de 2 millones de maestros cuando se realmente se les ponga a trabajar y se les exijan cuentas? ¿Quién podrá eliminar las canonjías a los sindicatos de PEMEX, CFE y LyFC sin riesgo de que paralicen al país? ¿Quién logrará que la disminución de la pobreza recaiga en la iniciativa privada con la generación de más empleos en lugar de subsidios y limosnas que sólo la han administrado, dejando muchos beneficios a los burócratas y políticos?

 

Todo eso sólo se logrará algún día cuando la mayoría de la población entienda los conceptos que he descrito aquí de manera superficial y empiecen a votar en consecuencia, empiecen a exigir ese tipo de reformas, y dejen de aceptar discursos populistas y demagógicos. ¿Qué harás tú al respecto?

 

Dany Osiel Portales Castro

 


sábado, septiembre 12, 2009

 

El censor AMLO

En el mismo tono autoritario con que un rey se dirige a sus vasallos, Andrés Manuel López Obrador ordenó a sus seguidores que dejen de leerme. Entiendo que ni siquiera les dio permiso de leer los chistes que pongo en mi columna. Dice AMLO que manipulo a la clase media de México, y advierte a sus adeptos que si me siguen leyendo les voy a lavar el cerebro y voy a sacarlos de la realidad. Gran valimiento me concede don Andrés Manuel, pues me juzga capaz de lavarle el cerebro a toda la clase media mexicana, que es bastante numerosa. La verdad, eso sería mucho lavar. Escaso aprecio muestra, en cambio, y ningún respeto, por quienes lo siguen, pues al decirles lo que pueden leer, oír y ver, y lo que no, los trata como a menores de edad o incapacitados sin propia voluntad y sin criterio, cuyo cerebro puede ser lavado.

 

Amonesta a los suyos López Obrador, y les aconseja que se cuiden, pues puedo sacarlos de la realidad. Ya quisiera yo poder salirme de ella, y vagar por un mundo de idealismo en el que no hubiera realidades como ésta que debo reseñar. Convertido en censor, AMLO hace una lista de autores prohibidos, en la cual incluye también a mi amigo y colega Germán Dehesa; a Pedro Ferriz de Con, otro amigo por quien siento afecto grande; y a varios comunicadores más, e impone esa lista a aquéllos a quienes ve como a sus súbditos. Él sí puede leerme, pero ellos no. Hay que pensar lo que sucedería si alguna vez este dictador de consignas llegara al poder. Pero mis cuatro lectores son hombres y mujeres libres que piensan por sí mismos y no admiten censuras ni prohibiciones. Ellos son los que escogen sus lecturas, no López Obrador...

 

Armando Fuentes Aguirre, Catón

 

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Lo dije en su momento, mucho antes que el PAN lo usara en su campaña, AMLO es un peligro para México. Es un fascista, populista, y mesiánico. Sólo él sabe lo que es “bueno para el pueblo”. Y sólo él sabe, decide, quiénes son el pueblo de México y quienes son “pirruris”, traidores. López podrá decir lo que quiera, lo triste es que muchos lo siguen con fanatismo y son quienes viven fuera de la realidad. Lo bueno es que cada vez tiene menos seguidores y no creo que ni siquiera quede en el 3er lugar en el 2012. Porque es un hecho que será el candidato (¿aunque si él es el presidente legítimo no estaría incurriendo en reelección? ) por el PT y Convergencia. No por el PRD que ahí Ebrard será el elegido.

 

Dany Portales


 

Descubren Yacimiento Gigante...

Ana Anabitarte / Corresponsal
El Universal
Sábado 12 de septiembre de 2009

MADRID.— El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, confirmó el descubrimiento del mayor yacimiento de gas en la historia de su país y uno de los más grandes del mundo.

El hallazgo tuvo lugar en aguas del golfo de la nación sudamericana por parte del grupo español Repsol y de Petróleos de Venezuela, SA.

En una conocida librería de Madrid y durante un encuentro con un grupo de periodistas, Chávez dio a conocer, dijo, “la tremenda noticia”:

“Estamos perforando en un bloque del golfo de Venezuela el proyecto gasífero Rafael Urdaneta. Y la perforación indica que ahí hay entre siete y ocho trillones de pies cúbicos de gas... Las reservas de gas de Venezuela al ritmo que llevan los descubrimientos nos van a colocar entre los cinco grandes gigantes del mundo en gas”.

Según Repsol, el yacimiento podría entrar en operación en menos de dos años y produciría el equivalente a mil 200 millones de barriles de petróleo

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Mientras Brasil y Venezuela Gobernados por gente de Izquierda, hace alianzas con las compañías extranjeras para hacer descubrimientos enormes de hidrocarburos, En una economía supuestamente de libre mercado, PRIistas y PRDistas hacen lo imposible por no perder la “soberanía” del petróleo, ¿Y qué nos queda? Estos pseudo izquierdistas resultan más papistas que el papa.

 

La verdad es que son unos imbéciles que no les importa que el País se vaya al caño, si con eso logran llegar al “hueso” “a la grande”, en fin, se dice que cada pueblo tiene el gobierno que se merece…

 

Víctor David Portales Castro


jueves, septiembre 10, 2009

 

El costo de los mitos

Hoy estamos pagando el costo de mantener tres mitos en México: el del petróleo, el del IVA y el del gasto social.

El mito petrolero nos impidió durante muchos años hacer las inversiones necesarias para compensar la inevitable caída de la producción que iba a darse en Cantarell.

El Gobierno exprimió a la empresa petrolera para financiarse, pues por décadas se pospusieron ajustes fiscales que permitieran equidad en el pago de impuestos en México.

La maldición del IVA, surgida en marzo de 1995, impidió que el sistema fiscal mexicano se moviera en la misma dirección que muchos países, es decir, gravando el consumo y bajando las tasas en los impuestos al ingreso.

Y nos quedamos con un esquema fiscal adicto a los ingresos petroleros.

No hubo problema mientras el precio del petróleo y el volumen que México extrajo iban hacia arriba, lo que permitió un crecimiento espectacular del gasto público programable, de 56 por ciento en términos reales, hasta el 2009 con el justificante de que se trataba de gasto social.

Los excesos en el gasto fueron cuestionados desde los primeros años de la Administración Fox. Y, de hecho, en ese entonces se quiso modificar el concepto de gasto corriente, en el que se reflejaba el derroche de recursos, para caracterizarlo como inversión social.

Todavía resulta anatema en México cuestionar el gasto social. Pareciera que por el simple hecho de tener esta denominación se vuelve intocable.

Pero hay gasto educativo que es un desperdicio, como el que se canaliza a una educación que no educa en muchos de sus niveles, según hemos visto con numerosas evaluaciones, desde las pruebas Pisa de la OCDE hasta los concursos para obtener plazas de educación básica en la SEP.

Otra parte del gasto social es regresivo, es decir, privilegia a sectores con altos ingresos y castiga a los que tienen menos.

Su expansión en esta década de Gobiernos panistas debe ser observada con lupa para ver lo que no sólo no debe crecer más, sino recortarse.

Pero pareciera blindado, pues es políticamente incorrecto cuestionarlo.

En relación con la tasa cero de IVA en alimentos y medicinas, es la fórmula más ineficaz para -presuntamente- beneficiar a los que menos tienen.

Resulta que para entregar un peso de subsidio a través de este esquema a los estratos de menor ingreso, hay que desembolsar 10 pesos de subsidio a los que tienen más.

Un análisis objetivo concluiría que se trata de una de las peores dilapidaciones de recursos que se han hecho en México.

Pero es intocable porque el PAN no quiere asumir los costos políticos de proponerlo y porque el PRI y el PRD no quieren saber nada de la materia.

Regresando al tema petrolero, lo peor del caso es que ni siquiera la experiencia de estar sumidos en esta crisis fiscal por el declive productivo de Pemex nos va a hacer romper el mito.

Con todo y la reforma a Pemex que trabajosamente se aprobó el año pasado, se ve difícil que haya una recuperación próxima de los niveles de producción.

Siendo realistas, tendríamos que superar el mito y crear un esquema jurídico que permitiera invertir cantidades mucho mayores en la industria, con objeto de que pudiéramos recuperar en la próxima década los niveles de producción.

Pese a lo dicho por el Presidente desde el 1 de septiembre, como se ve la actual Legislatura, no será nada fácil hacer que prospere una propuesta de apertura más agresiva.

Si alguna vez nos decidimos, como sociedad, a ver hacia el futuro y no hacia el pasado, quizás empecemos a tomar decisiones que permitan hacer avanzar al País.

Enrique Quintana 
enrique.quintana@reforma.com


domingo, septiembre 06, 2009

 

Lo de Juanito era decente

La noticia es que ya no sabemos bien por quién votamos. Los partidos nos presentan listas que son sólo la fachada para cumplir con cuotas de género, juventud y decencia mientras que como sustitutos filtran hombres, notables e impresentables.

¿Creímos que con Juanito habíamos tocado fondo? Pues nos equivocamos. En Iztapalapa, López Obrador llamó a votar por Juanito para que llegara Clara, ¡pero de menos nos avisó! Ahora habrá que agradecerle la sinceridad. Ayer en la primera sesión de la 61 Legislatura, 10 de los recién estrenados diputados pidieron licencia para dejar a sus suplentes en el cargo. Es un número sin precedente y sólo la punta del iceberg; en el PRD se espera un caso más y nos dicen que en el PRI faltan varias.

Vale la pena mencionar algunos casos por el cinismo que revelan.

La diputada perredista Olga Luz Espinoza resultó ser en realidad la asistente de su suplente, el ex dirigente del partido en Chiapas, de pésima reputación, Carlos Esquinca. En el PRI Ana María Rojas Ruiz le cedió amablemente el lugar a su cuñado Julián Nazar Morales, líder de la CNC, ex diputado federal y de quien cuentan se pasea desde el primer día en San Lázaro como diputado titular. En el PT Anel Patricia Nava le va a ceder su curul al experimentado Alfonso Primitivo Ríos Vázquez, ex diputado federal y ex diputado local en Durango.

Mención aparte merece el PVEM. De una bancada de apenas 21 diputados, en el primer día seis pidieron licencia y faltan más. Hay casos que podrían tener relación con las cuotas de género pero, sobre todo, con la venta de posiciones a intereses corporativos. Ejemplos: Mariana Ivette Ezeta Salcedo se va para dejarle el lugar a su hermano Carlos Alberto Ezeta, miembro de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, y Kattia Garza Romo a su esposo Guillermo Cueva Sada, primo de Ninfa Salinas Sada.

Pero no crean que sólo las mujeres se vieron generosas: el priísta Álvaro Raymundo Vargas le deja a su mamá, la señora Caritita Sáenz Vargas, ex diputada mexiquense, la curul. ¡Qué buen hijo!

Ironías aparte, el inicio de esta Legislatura nos confirma que los partidos se sienten dueños del voto de los ciudadanos y de la democracia mexicana. El mensaje es claro: no les importa la opinión que se tiene de ellos, no sienten que les podemos cobrar sus burlas en las urnas. Y lo peor es que con el actual sistema quizá tengan razón. Por eso se necesita la reelección y la disminución de los diputados plurinominales: menos poder a los partidos y más a los votantes.

Denise Maerker
Atando cabos
04 de septiembre de 2009

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Otra opción podría ser desaparecer la lista que entregan los partidos al IFE de sus candidatos a plurinominales y que sea el IFE quien seleccione a los diputados plurinominales entre los mejores segundos y terceros lugares de cada distrito en todo el país. La razón de los plurinominales, por la que fueron creados, todavía esta vigente: se requieren para darle representación a las minorías. Además, sin plurinominales, en un sistema multipartidista como el mexicano, se podría caer en el absurdo de que un partido político tuviera mayoría absoluta en el Congreso sin haber obtenido la mayoría absoluta de los votos, con sólo haber sido el partido con más votos en cada distrito. Por eso si se requieren los plurinominales, pero lo que si debe cambiar es la manera en que son seleccionados.

Aprobar la segunda vuelta electoral, donde compitan los 2 primeros lugares, para cuando nadie haya obtenido la mitad mas uno de los votos, también podría ser otra opción para darle más legitimidad a los ganadores. Incluso con la 2a vuelta aprobada, entonces si no se requerirían los legisladores plurinominales.

¿Qué tan difícil es para los legisladores aprobar este tipo de ideas? ¿Acaso no se les ocurren? No, lo que pasa es que no quieren cambiar el status quo. Los partidos no quieren que pasemos de la partidocracia a la democracia. ¿Hasta cuándo?

Dany Portales


jueves, septiembre 03, 2009

 

Carta al Sr. Presidente de la República, Sres. Diputados, Senadores y a la opinión pública.

Septiembre 3, 2009

 Muy señores míos, con el respeto que me merecen, me dirijo a ustedes en la víspera de las discusiones que pronto definirán los programas económicos del año 2010 y que podrán afectar los años subsecuentes;  ojalá este impacto sea de visión de estado y con efecto  positivo para nuestro país.

Les escribo como lo que soy, uno de los más de 100 millones de ciudadanos que orgullosamente llamamos patria a México; sin afiliación partidista, cargo u otra conexión a la administración pública y que desafortunadamente, como muchísimos otros mexicanos, se encuentra desempleado y ve con profunda tristeza, desesperación y sí hasta rabia, como otras naciones avanzan a pasos agigantados y firmes mientras México continua perdiendo terreno ante esos países.

Lo que les propongo considerar en lo relativo al presupuesto de egresos e ingresos que regirá la administración del ciclo 2010 tiene como base simplemente lo que es noticia pública, observación de nuestro acontecer y un poco de análisis de su servidor; no tengo, y creo que para los fines de esta misiva, no es necesaria mayor información.

Si bien el ejercicio 2010 es una prioridad imponderable, no es posible dejar a un lado los años siguientes, y no me refiero a lo que resta del sexenio en curso, como en nuestra política se ha acostumbrado; me refiero a los siguientes 20, 30 o más años, en otras palabras nuestra visión estratégica como nación.

El tema, como dicen los clásicos, es simple, se requieren más ingresos para las arcas del país y una operación, ya no digo eficiente, sino al menos honesta de tales recursos.

Comenzaré por la parte de operación de los recursos, en la que estoy algo de acuerdo con los discursos de algunos diputados: Hay que disminuir el gasto corriente. Claro que hay que hacerlo, pero no a través de reducciones heroicas de sueldos de los funcionarios públicos y otras propuestas tan inverosímiles, tales no son las que tienen al país en el estado actual; y por otro lado, que bueno que ganen bien, eso evita un poco las tentaciones en las que muchos caen de manera placentera. Como ejemplos de reducciones de gasto corriente, Petróleos Mexicanos, Comisión Federal de Electricidad, Luz y Fuerza del Centro y promoción de imagen de figuras con cargos públicos.

En cuanto a Petróleos Mexicanos, simplemente no me puedo imaginar lo que por ordeña de poliductos se pierde; lo reportado recientemente en las noticias es, seguramente, insignificante en comparación con lo que puede en realidad suceder. Y saben, señores míos, es insultante como nos pretenden hacer creer que la instalación de tuberías clandestinas  es tan simple como conectar una manguera de jardín. Son poliductos sujetos a presiones impresionantes y con productos altamente peligrosos donde "Juan de las Cuerdas" simplemente no puede llevar una pala, un taladro, maquina de soldar, manguera y una llave de jardín para extraer ilegalmente el tan aclamado petróleo de todos los mexicanos (tema que abordaré posteriormente). Estas ordeñas son coordinadas internamente y su detección o se deja de hacer o se ignora, ya que no es posible que una compañía que transporta fluidos tan valiosos no tenga controles de flujo entre sus estaciones de bombeo y almacenaje.

En cuanto al discurso de “No a la privatización de Pemex”, lo que en realidad no quieren que suceda es que el botín que hoy existe, y se ha usado para fines oscuros por personajes como “La Quina” o para financiar el “Pemexgate” entre otros desparezca. Cualquier empresa privada, con la finalidad de generar riqueza, eliminaría este tipo de situaciones, una vez más, no se busca el bien del país, se busca mantener la red de contubernios y prácticas ilícitas que enriquecen a un sector pequeñísimo de la nación. Eso de que el petróleo es de los mexicanos, es una más de las muchas mentiras en las que vivimos y tristemente se utiliza para azuzar a personas para hacer marchas y atacar cualquier propuesta de modernización de lo que desde hace muchos años, ha sido la maquinita de hacer dinero del gobierno.

En cuanto a nuestras generadoras y distribuidoras de energía eléctrica, si la memoria no me falla, para cambiar luminarias y sus focos, se requiere un técnico eléctrico, un técnico mecánico no puede hacer tal tarea ya que no es su “especialidad” o para no incurrir en problemas con su sindicato. Hasta donde me ha sido posible apreciar, los familiares directos y hasta cierto grado, o número de indirectos, están exentos del pago por consumo de electricidad mientras el empleado continúe en la compañía y en caso de ser jubilado, hasta su fallecimiento.  En la célebre compañía de Luz y Fuerza del Centro, es conocidísimo el tema de venta de plazas para que aviadores cobren un sueldo y eventualmente hasta una pensión.

Muy señores míos, en muchas ocasiones he escuchado discursos inflamados e inflamatorios acerca de la no privatización de estas nuestras empresas, ¿Y saben qué? Estoy de acuerdo en la no privatización de las mismas, al menos en la forma que se ha dado en nuestro país; que mejor ejemplo que Telmex que pasó de ser un monopolio paraestatal con pésimo servicio a un monopolio privado, si, mucho más eficiente y de mejor calidad, pero a precios mucho mayores que los que se pueden obtener en países con características similares a México, ya ni hablar de lo que se rumora a gritos de como tomó lugar  la compra-venta. Señores míos, la clave no es solo la privatización, sino la verdadera competencia que solo en el libre mercado se puede dar.

En lo relativo a promoción de imagen,  curiosamente en las vísperas electorales, el programa “Querétaro va en grande” que sin temor a exagerar circuló promocionales del “Poder Ejecutivo del Estado” en la radio cada 5 minutos por periodo de meses. ¿Qué decir del Estado de México donde figuras muy relevantes del ambiente artístico han sido las conductoras de los mensajes y, muchos, en cadena nacional de televisión abierta? Por último, Nuevo León, donde también curiosamente antes de las elecciones, en “apoyo a los más desprotegidos” se dejó de cobrar el servicio de agua potable y alcantarillado así como el acceso al transporte colectivo del metro.

Señores míos. ¿No habrá oportunidad de reducir el gasto corriente en los rubros anteriores y seguramente muchos más que su servidor con tristeza no alcanza a ver; como lo que se destina al “sindicato de maestros” que según cifras oficiales es de una magnitud muy comparable a lo que el IMSS utiliza en medicinas para sus derecho-habientes en lugar de rasgarse las vestiduras con reducciones heroicas de sueldo u otras vanalidades?

En el tema de los ingresos (y tan satanizados impuestos), ¿No seríamos más interesantes como receptores de inversión si dejáramos de inventar impuestos a las fuentes formales de trabajo? Como el impuesto estatal del 2% a la nómina, el IETU y, espero no haya más creatividad en este sentido, ya que parece ser que la actitud al gravar las fuentes de trabajo es “ahí están y ni modo que se vayan, además los empresarios son muy ricos”, lo anterior sin darse cuenta que, a pesar de ser vecinos de la economía número 1 del mundo, ya no somos el país del cual los Estados Unidos importan más productos; los chinos nos han dejado atrás a pesar de que hay un océano de separación entre ambos países mientras en nuestro caso tenemos una frontera común y un tratado de libre comercio.

El incrementar la base gravable no es difícil, sí se quiere hacer. A mí me da muchísimo orgullo ver a mucha gente haciendo la lucha por llevar dinero a su casa, incluido el negocio “informal”, ésta situación es un millón de veces mejor que dedicarse a otras cosas como el narcotráfico o el secuestro. Lo que me llena de un sentimiento de injusticia, es que no paguen impuestos al igual que los que somos (o fuimos hasta hace unos meses en el caso de su servidor) cautivos del sistema. Y ¿Saben qué? No es que no se pueda, es que no se ha querido porque tales poblaciones representan cuotas, de dinero y de votos. De dinero para que se les permita tratar de llevar a cabo una actividad honesta en la mayoría de los casos y que termina en autoridades corruptas; de votos, porque “si queda el otro partido, ya no te van a dar chance de poner tu puestecito aquí”. ¿Por qué no se acaba la mercancía ilícita en Tepito? ¿Por qué no se termina el ambulantaje en el centro histórico de la Cd. de México? ¿Por qué casi en cualquier mercado de cualquier ciudad del país se encuentran productos piratas y de contrabando? Porque no se ha querido. Porque representan cuotas y entre más, mejor para algunos pocos. Este el fondo del asunto.

Señores míos, hagan el país más atractivo a la inversión y déjense de discursos inútiles de “proteger a los más necesitados”, lo que se necesita en realidad es romper esos círculos de corrupción y que todos los que generamos ingresos colaboremos con el país.

Sin saberlo a ciencia cierta señores míos, lo que demuestran en su actuar es que su futuro, al menos financieramente, está asegurado; y lo que los millones y millones de mexicanos vemos día a día al no encontrar trabajo, al tener servicios deficientes, al ser objeto de la inseguridad, de ver cómo otros países nos rebasan no es más que una historia distante, de la cual ustedes no se preocupan, casi me atrevería a afirmar que ni les importa. Ojala este equivocado.

Señores míos, seguramente las cosas en China, India, Corea del Sur, Chile, Brasil, Indonesia y varios países de Europa del Este, distan mucho de ser perfectas, pero una cosa es segura, sus líderes políticos han puesto por delante los intereses de su país o región, a los propios o de partido.

Por favor dejen de ver la manera en que van a impedir al que está actualmente en el poder hacer bien su trabajo, para incrementar sus posibilidades en el futuro de tomar un puesto; este ciclo perene es lo que, entre otras cosas, tiene al país en la condición actual.

Muchos, millones en realidad, les agradeceremos que su actuar sea con el país en su mente y no otros fines.

Atentamente,

Waldo Rodriguez

 

 

 


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