martes, abril 10, 2007

 

Líderes

El líder sabe que la opinión propia o de una institución tiene un calado profundo en las conciencias. Sabe de su poder y del uso que hace de los otros. Ser líder supone una visión del conjunto sobre el cual se ejerce el liderazgo. Ésa es su ventaja. Los líderes debieran ser los primeros preocupados por las consecuencias del rumbo que se fija. No siempre es así. Los destinos pueden ser muy diversos. Gandhi, Roosevelt, Churchill fueron líderes; Hitler también. Los liderazgos se asientan sobre argumentos o sobre pasiones, sobre conocimientos o sobre ignorancia. Los líderes son inevitables; donde hay un vacío surgen liderazgos. A los líderes en ocasiones les encanta enardecer a las huestes, aunque las conduzcan al abismo. Hay líderes suicidas. Hay otros precavidos -Cárdenas I y II- que saben que la línea recta no siempre es la mejor estrategia.

Los liderazgos que se endurecen, los que provocan sangre, tienen frente a sí un largo camino de explicaciones, pero nunca logran la justificación. Llevarán en su conciencia que una diferencia de ideas, de concepción, como las hay y las habrá todos los días, haya provocado la pérdida de lo irreparable, la vida misma. Hasta dónde un líder está cierto de la veracidad de su dicho, de lo inamovible de su concepción. Un país en que los liderazgos se corrompen, se pudren, tiene un problema severo que resolver. Es nuestro caso. Quiénes son los encargados de establecer los márgenes de acción, de hasta dónde ir y cuándo detenerse. Un país democrático, sin líderes sensatos, puede naufragar: Alemania.

Altísimos prelados que convierten ostentosos festejos privados -muy su derecho- en actos públicos. Las autoridades y empresarios desfilan para adornar una colección de personas. Helicópteros públicos van y vienen al "convivio" sin que las cuentas de quien sufraga esos gastos queden claras. El prelado muestra el verdadero rumbo de la pluralidad dentro del espacio religioso. ¡Fantástico! Un claro acto de demostración de poder. Qué pensarán los millones de creyentes católicos pobres. Seguramente que el éxito en la vida espiritual se corona con poder en la tierra. Esa misma iglesia después demanda la aceptación de la pobreza como designio divino. ¿Por fin? ¿A dónde conduce ese futuro liderazgo?

Líderes sindicales que convocan a una verdadera revuelta popular en contra de la corrupción, pero que son incapaces de rendir cuentas de sus dineros corporativos. Los trabajadores los siguen porque corrupción la hay en todas partes, pero la congruencia no aparece ni por asomo. Son los mismos que se opusieron a salvar el sistema de pensiones del país que beneficiará a decenas de millones para ocultar las prebendas y corruptelas de pequeñísimos grupos.

Marchas por las calles, plantones que lesionan la vida de cientos de miles, todo para disfrazar la falta de argumentos que está detrás. ¿Qué señal mandan? Primero la fuerza, después las ideas. Cabezas de partidos políticos que convocan a tirar al Gobierno "espurio" pero que regularmente cobran sus cheques cubiertos con los dineros públicos. Son los mismos que llaman a agredir a legisladores, pero no aceptan tener ninguna responsabilidad en los actos violentos por ellos incitados. Todo mundo sabe que mienten, pero eso es lo de menos por que esa es una tradición del liderazgo, me refiero a mentir. Buen ejemplo.

Maestros que suspenden las clases afectando a millones de educandos para así llevar "su lucha" a territorios donde se imponga la fuerza física y no los argumentos. Buena enseñanza. Políticos saltimbanquis que en sus marometas en lo único que no yerran es en caer allí donde pueda haber un sueldo. ¿En qué creen? Nadie sabe. Por supuesto que el edificio institucional está en construcción y le falta mucho. Pero lo más deficiente hoy no es el llamado "diseño institucional" sino las cabezas, los pilotos que se encuentran en las cabinas de cada uno de esos aparatos. Durante años se pensó que el arribo de la oposición llevaría aire fresco a los viejos liderazgos. Pero no fue así, basta ver en los últimos años la recreación de los controles corporativos en la capital. Parece que Ebrard podría cambiar el rumbo, veremos.

Demasiado ocupados con las reformas de ley hemos permitido que la degradación ética de los liderazgos -en todas sus expresiones, de los prelados a los partidos pasando por los maestros- continúe. Ese México es en parte el que impide que el diálogo fluya, que los argumentos avancen, que se modernice el país. Hemos desarrollado una tolerancia enfermiza frente a los dislates e insensateces de los líderes. El nivel de exigencia ética es bajo. Estamos tan acostumbrados a la falta de honestidad, a las contradicciones, a la venta de las ideas por intereses, que ya nada nos asombra. ¿Dónde están los nuevos líderes de la democracia mexicana? ¿Dónde los referentes éticos obligados? ¿Dónde los ejemplos a seguir? Fox tiró su oportunidad de trascender como líder. Le ganaron las luminarias y la frivolidad. Hoy el vacío es evidente.

La democracia mexicana muestra buenos signos vitales -competencia, participación, etc.- salvo por la crisis generalizada de líderes. Más allá de los colores partidarios -Felipe Calderón desde la Presidencia, Beatriz Paredes desde el PRI, Ebrard desde la Jefatura de Gobierno-, los líderes de las fracciones en las Cámaras, tienen frente a ellos un desierto en lo que a liderazgo se refiere. Si hacen bien su trabajo, si respetan su palabra y de verdad conducen, el país les reconocerá el mérito. Más importante aún, habrán sido responsables con el futuro. Por lo pronto, a muchos de sus antecesores México les quedó muy grande.


Federico Reyes Heroles, El Norte, 10 de abril 2007

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