jueves, junio 24, 2021

 

Aspirar a ser fifí

"Aspiramos a ser lo que auténticamente somos, pero a medida que creemos lograrlo, nos invade el hartazgo de lo que realmente somos". Oliverio Girondo

El Presidente ha pasado buena parte de los últimos días criticando a las clases medias. "Sí, sí, sí, hay un sector de la clase media que siempre ha sido así, muy individualista, que le da la espalda al prójimo, aspiracionista [sic], que lo que quiere es ser como los de arriba y encaramarse lo más que se pueda, sin escrúpulos morales de ninguna índole; son partidarios de que 'el que no transa, no avanza'. Es increíble cómo apoyan a gobiernos corruptos, increíble" (14.6.2021).

 

Ante los cuestionamientos de miembros de la clase media que han compartido sus historias de esfuerzo, López Obrador ha respondido: "Por eso estamos hablando de una clase media solidaria, fraterna, no ladina y, repito, no aspiracionista [sic]. Claro que hay que superarnos, pero no volvernos egoístas y aspirar a ser fifí; toda esa vida vacía del lujo barato y apostar todo a lo material, a triunfar a toda costa sin escrúpulos morales de ninguna índole" (22.6.21). El rechazo a las clases medias ha ido acompañado de un desprecio a los logros académicos, a "los que consideran que tener maestría, doctorados, es como tener títulos de nobleza, que los hay y que se creen superiores".

 

Las descalificaciones son producto de los resultados electorales del 6 de junio. Si bien en términos objetivos el Presidente y sus partidos tuvieron un excelente desempeño, las derrotas en la Ciudad de México, durante mucho tiempo bastión de la izquierda, pero una urbe de clase media, le dolieron en lo personal: "Se creyeron lo del populismo, que íbamos a reelegirnos, lo del mesías tropical, lo del mesías falso" (11.06.2021). En cambio, la gente pobre "sí internalizó" su mensaje: "de repente empiezan a recibir dinero del presupuesto y a darse cuenta que otro México es posible; y, ahí sí, por más guerra sucia que hubo, no pudieron". Su ejemplo del clasemediero con grados universitarios que cree tener títulos de nobleza ha sido Gabriel Quadri, quien tuvo el atrevimiento de derrotar a Pablo Gómez en el distrito 23 de la Ciudad de México en Coyoacán. El Presidente no puede imaginar que el ingeniero ambiental pueda haber vencido al perenne legislador de izquierda más que por un lavado de cerebro a los votantes.

 

Lo curioso es que el Presidente ha sido siempre parte de la clase media. Fue hijo de comerciantes en Tepetitán, en el municipio tabasqueño de Macuspana, y después en Villahermosa. Como tantos otros jóvenes de clase media con aspiraciones, fue a la Ciudad de México a realizar estudios universitarios. Desde muy joven se afilió al PRI, el partido dominante, y ocupó cargos públicos y de partido. En 1989 pasó al PRD y su primer puesto fue como presidente en Tabasco. Siempre tuvo cargos políticos de alto nivel; incluso cuando recorría el país en su campaña presidencial de 18 años, cuando decía que no tenía cuenta bancaria, recibía 50 mil pesos mensuales en efectivo, lo cual lo colocaba firmemente en terrenos de la clase media. Sus hijos asistieron a escuelas privadas; los dos mayores no aspiran a "ser como los de arriba", ya lo son. Cuando él o sus familiares tienen problemas médicos acuden a hospitales privados de muy alto costo.

 

¿Por qué entonces la furia contra la clase media? Por los resultados electorales en la Ciudad de México. El Presidente no puede aceptar un rechazo. Un voto en su contra solo puede ocurrir por ignorancia o por corrupción. La clase media aspiracional es una simple excusa.

 

· FAKE NEWS

Me parece bien que el Presidente exhiba las informaciones falsas en medios o redes. Pero el que se lleva se aguanta. Muchas de sus propias afirmaciones son falsas o dudosas. La firma SPIN de Luis Estrada señalaba en noviembre de 2020 que AMLO había mentido cuando menos 37 mil veces en sus mañaneras.

 

Sergio Sarmiento


martes, junio 15, 2021

 

Los aspiracionistas

"Tengo que vivir para los otros y no para mí: esa es la moral de la clase media".

George Bernard Shaw, Pygmalion

 

El presidente López Obrador mandó el 13 de junio un mensaje de reconciliación a las clases medias: México es "un ejemplo mundial", dijo, porque tiene un gobierno de progreso con justicia que "estamos logrando con la participación de todas y de todos, desde la gente más humilde, pobre, hasta los profesionales, integrantes de las clases medias y también los empresarios".

 

Parece un intento de corregir la descalificación del 11 de junio a las clases medias capitalinas que "compraron esas mentiras" de los medios y no votaron por Morena. "Un integrante de clase media, media alta, incluso con licenciatura, con maestría, con doctorado, no, está muy difícil de convencer, es el lector de Reforma, ese es para decirle: Siga usted su camino, va usted muy bien, porque es una actitud aspiracionista [sic], es triunfar a toda costa, salir adelante, muy egoísta".

 

La clase media es, efectivamente, aspiracional. Trabaja duro, busca salir adelante, quiere dar a su familia un mejor nivel de vida. Si esto es egoísmo, es egoísta, pero también lo son los pobres y la clase alta. "La preocupación por sus propios intereses", sugirió Adam Smith, es la fuerza que impulsa la economía y nos hace prósperos. Aristóteles afirmó mucho antes: "Donde la clase media es numerosa es donde menos se producen sediciones y discordias entre los ciudadanos".

 

Es difícil definir dónde empieza y dónde termina la clase media. Según la OCDE, este grupo obtiene entre 75 y 200 por ciento del ingreso medio en un país. El 45 por ciento de la población mexicana sería así de clase media, frente al 61 por ciento en el conjunto de la organización. Si el salario promedio de los trabajadores registrados en el IMSS en mayo de este año fue de 433 pesos diarios, 12,990 pesos al mes, el ingreso de la clase media mexicana oscilaría entre 9,743 y 25,980 pesos mensuales.

 

Ser clase media, sin embargo, es más una cuestión de actitud que de ingreso. "El 75 por ciento de los mexicanos se considera de clase media", me dice Luis de la Calle, coautor con Luis Rubio del clásico estudio Clasemediero de 2010, y no hay razón para avergonzarse: "El éxito de un gobierno debe medirse por la expansión de la clase media". Gobernantes de izquierda como Felipe González en España y Lula en Brasil sacaron a millones de la pobreza. "Esto es un logro muy importante para Brasil: transformar al país en una población de clase media", decía la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, en 2012: "Queremos un Brasil de clase media".

 

En varias ocasiones AMLO ha criticado el consumismo y egoísmo de la clase media. Ayer comentó: "Hay un sector de la clase media que siempre ha sido así: muy individualista, que le da la espalda al prójimo, aspiracionista [nuevamente sic], que lo que quiere es ser como los de arriba y encaramarse lo que más se pueda sin escrúpulos morales de ninguna índole". También ha rechazado la filosofía de enseñar a pescar al pobre, pues considera a los pobres como mascotas que hay que alimentar: "Ni modo que se le diga a una mascota: 'A ver, vete a buscar tu alimento'. Se les tiene que dar su alimento" (29.3.2019).

 

Quizá haya buenas razones políticas para evitar que la gente llegue a la clase media. En 2018 Yeidckol Polevnsky, entonces presidenta de Morena, explicaba: "Cuando sacas a la gente de la pobreza y llegan a la clase media se les olvida de dónde vienen". Sin embargo, aunque a los políticos les convenga mantener pobre a la gente, rescatarla de la pobreza debería ser un imperativo moral.

 

Sergio Sarmiento

 


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