domingo, febrero 23, 2025

 

¿Miopía?

México tiene poca capacidad para almacenar gas natural. Es nuestra mayor vulnerabilidad económica frente a Estados Unidos. No se preocupe. Se avizora una solución: utilizar el gasoducto privado Puerta al Sureste para almacenarlo. La CFE no terminó a tiempo la planta termoeléctrica que utilizaría ese gas y se encuentra vacío.

 

Seguramente es un contrato de tipo "take or pay", es decir, si quien encarga el gas, en este caso la CFE, no tiene la planta lista, le tiene que pagar a quien construyó el gasoducto cierta cantidad acordada, pues es quien puso el dinero, y este capital tiene un costo. A AMLO y a Bartlett les indignaban estos contratos. En su opinión, es un robo cobrar por un servicio que no se está usando, aunque si la CFE hubiera terminado a tiempo la termoeléctrica estarían simplemente pagando por el gas. Nadie obligó a la CFE a firmar en los tiempos acordados. ¿Son miopes?

 

Desde el gobierno tampoco parecen ver que cuando el gobierno hace una obra y no está funcionando, están (bueno, estamos todos) pagando el costo del capital. Sólo que este costo, a diferencia de un contrato "take or pay", no es explícito.

 

A AMLO le gustaba presumir que sus obras no se hicieron con deuda. Sin embargo, en el 2024 el gobierno incurrió en un endeudamiento adicional de 2 billones 560 mil pesos. Si se usó para pagar pensiones o para hacer la refinería es lo de menos. Hay que pagar los intereses y eventualmente el capital. Se calcula que el gobierno ha gastado en Dos Bocas, y aún faltan más gastos para que opere, poco más de 400 mil millones de pesos. El gobierno paga hoy una tasa de interés de Cetes a 10 años de plazo a 9.5 por ciento. Es decir, incluso sin pagar capital, los meros intereses anuales del costo de Dos Bocas son 38 mil millones de pesos.

 

¿No ven este costo cuando el gobierno no termina una obra? Hay una razón: el dinero no es suyo. No entienden que el dinero tiene un precio. También hay un costo de oportunidad, es decir, la ganancia para el país si esos recursos se hubieran usado en algo que sí funcionara y que fuera rentable.

 

Pero no son miopes. Saben que cuando a un privado se le encarga una obra y el gobierno paga por el servicio (la use o no), se queda sin trabajo esa red de contratistas vinculados al partido en el poder. Su modelo preferido es ser contratado directamente por el gobierno y vender bienes y servicios con sobreprecio y muchas veces inútiles.

 

Las empresas privadas bien administradas contratan a los mejores. El gasoducto Puerta al Sureste se terminó a tiempo y, según notas de prensa, costó 13 por ciento menos de lo estimado originalmente. No hay proyecto del gobierno donde suceda esto.

 

El Tren Maya ha costado hasta ahora unos 500 mil millones de pesos. Esto implica solo por intereses casi 48 mil millones de pesos por año. Sus ingresos no dan ni para sus costos operativos, mucho menos para el pago de intereses. De pagar el capital ni hablamos...

 

Pero se está desarrollando el sureste, dirán algunos. Es difícil ver cómo. Un ejemplo: en el segmento del Tren Maya que va de Chetumal a Escárcega, en la parte baja de la península de Yucatán, zona que todos sabíamos que se iba a usar muy poco dada la baja densidad de población y la distancia a los centros turísticos, hay sólo tres corridas a la semana. Qué desperdicio.

 

El presupuesto total de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes de los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán fue de poco más de mil 390 millones de pesos para el ejercicio fiscal 2024. Esto es el 3.4 por ciento del servicio de la deuda implícita por el Tren Maya. ¿Se imaginan cómo podrían estos gobiernos estatales promover el desarrollo y el bienestar de la población de la península si cada año el fisco les diera ese dinero que hoy utiliza para pagar los intereses por el dinero que costó el Tren Maya? Bueno, si lo gastaran bien. Soy miope.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 


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