domingo, abril 15, 2007
AMLO y Chávez
Días antes de las elecciones presidenciales de 2006, Andrés Manuel López Obrador advertía en privado: "Lo primero que anunciaré cuando tome protesta como Presidente de México será la nacionalización de Teléfonos de México, Televisa y Cemex". Como sabemos, el perredista fue el perdedor. Sin embargo, hoy, la poderosa empresa cementera de Lorenzo Zambrano se enfrenta a la amenaza de ser expropiada en Venezuela, por órdenes del presidente Hugo Chávez. ¿Casualidad o la confirmación de los nexos y las doctrinas coincidentes entre AMLO y Chávez?
Nacionalizar ha sido el arma favorita de Chávez en su país. Bajo el pretexto de "razones de Estado", tiene bajo su control las principales actividades económicas y, con ese argumento, también ha censurado a los medios que le critican y no lo adulan como lo hacen, por conveniencia y sobrevivencia, muchos más. En el caso de la televisión opositora (Radio Caracas Televisión), el venezolano le retira la concesión para aniquilar a un periodismo plural y democrático que no le conviene. Y su ejemplo cunde en América Latina.
Bajo la escuela chavista, el presidente de Bolivia, Evo Morales -quien en 2003, como líder de la oposición, derrocó al presidente electo constitucionalmente, Gonzalo Sánchez de Lozada- anunció, en el Día del Trabajo del año pasado, la nacionalización del sector energético, bajo la bandera de "poner fin al saqueo de las transnacionales". Pero de la fiesta en las calles bolivianas se pasó, rápidamente, a la angustia y la inmovilidad. Cuatro meses después, el gobierno de Morales reconoció su incapacidad técnica y financiera para llevar adelante el proceso de nacionalización de los hidrocarburos. Y más: la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia, encargada de la estatización, paralizaba su actividad en toda la cadena productiva y admitió falta de planificación en sus operaciones. ¿Quién rescató de este desastre a Evo? Chávez y sus millones de petrodólares.
¿Son las nacionalizaciones de sectores estratégicos la solución para los problemas de un país? Ante la globalización que se vive, más que estatizar, la respuesta parece ser la competitividad. Competir. Abrir mercados. Fomentar la competencia para beneficiar al consumidor final. Pero Chávez y seguidores prefieren el camino de nacionalizar.
Por eso el venezolano amenaza con expropiar las fábricas privadas de cemento que operan en su país, como la mexicana Cemex. "Si las cementeras no quieren, bueno, las ocupamos, les inyectamos recursos, las ponemos a funcionar mejor, bajamos los costos y producimos el cemento para nosotros", es el argumento simplista de Chávez.
El destino que parece tener Cemex en Venezuela, con Chávez, lo hubiera tenido en México si, según sus propias palabras, AMLO hubiera ganado el 2 de julio. A diferencia de Telmex, Cemex es una empresa que no le fue regalada por el poder presidencial a un particular. La cementera es una de las más fuertes en el mundo y fue construida durante décadas. Hace unos días compró la empresa australiana Rinker, en alrededor de 15 mil millones de dólares, lo que constituye la operación internacional más importante que hasta ahora haya hecho alguna empresa mexicana.
¿Que es inaplazable modificar el régimen monopólico que retrasa el crecimiento en México? Sí. Pero se antoja difícil que sea con nacionalizaciones, un modelo que obtuvo buenos resultados hace setenta años -como ocurrió con el petróleo en 1938-, pero ahora podría generar más problemas que beneficios.
Hoy queda claro que Chávez y López Obrador piensan de manera similar. Por eso quería AMLO nacionalizar diversos sectores cuando anunciaba, según él, su inminente llegada a Los Pinos. De ahí se explica que, durante el secuestro de Paseo de la Reforma, en las casas de campaña perredistas se transmitieran frecuentemente discursos del presidente venezolano. Ahora se entiende el porqué de las visitas documentadas de la hija de Chávez al primer círculo lopezobradorista.
Y si no se pudo nacionalizar Cemex en México, pues, al menos, que sea en Venezuela. Para que se entienda el mensaje.
Martín Moreno, Excelsior, 15 de abril 2007
Nacionalizar ha sido el arma favorita de Chávez en su país. Bajo el pretexto de "razones de Estado", tiene bajo su control las principales actividades económicas y, con ese argumento, también ha censurado a los medios que le critican y no lo adulan como lo hacen, por conveniencia y sobrevivencia, muchos más. En el caso de la televisión opositora (Radio Caracas Televisión), el venezolano le retira la concesión para aniquilar a un periodismo plural y democrático que no le conviene. Y su ejemplo cunde en América Latina.
Bajo la escuela chavista, el presidente de Bolivia, Evo Morales -quien en 2003, como líder de la oposición, derrocó al presidente electo constitucionalmente, Gonzalo Sánchez de Lozada- anunció, en el Día del Trabajo del año pasado, la nacionalización del sector energético, bajo la bandera de "poner fin al saqueo de las transnacionales". Pero de la fiesta en las calles bolivianas se pasó, rápidamente, a la angustia y la inmovilidad. Cuatro meses después, el gobierno de Morales reconoció su incapacidad técnica y financiera para llevar adelante el proceso de nacionalización de los hidrocarburos. Y más: la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia, encargada de la estatización, paralizaba su actividad en toda la cadena productiva y admitió falta de planificación en sus operaciones. ¿Quién rescató de este desastre a Evo? Chávez y sus millones de petrodólares.
¿Son las nacionalizaciones de sectores estratégicos la solución para los problemas de un país? Ante la globalización que se vive, más que estatizar, la respuesta parece ser la competitividad. Competir. Abrir mercados. Fomentar la competencia para beneficiar al consumidor final. Pero Chávez y seguidores prefieren el camino de nacionalizar.
Por eso el venezolano amenaza con expropiar las fábricas privadas de cemento que operan en su país, como la mexicana Cemex. "Si las cementeras no quieren, bueno, las ocupamos, les inyectamos recursos, las ponemos a funcionar mejor, bajamos los costos y producimos el cemento para nosotros", es el argumento simplista de Chávez.
El destino que parece tener Cemex en Venezuela, con Chávez, lo hubiera tenido en México si, según sus propias palabras, AMLO hubiera ganado el 2 de julio. A diferencia de Telmex, Cemex es una empresa que no le fue regalada por el poder presidencial a un particular. La cementera es una de las más fuertes en el mundo y fue construida durante décadas. Hace unos días compró la empresa australiana Rinker, en alrededor de 15 mil millones de dólares, lo que constituye la operación internacional más importante que hasta ahora haya hecho alguna empresa mexicana.
¿Que es inaplazable modificar el régimen monopólico que retrasa el crecimiento en México? Sí. Pero se antoja difícil que sea con nacionalizaciones, un modelo que obtuvo buenos resultados hace setenta años -como ocurrió con el petróleo en 1938-, pero ahora podría generar más problemas que beneficios.
Hoy queda claro que Chávez y López Obrador piensan de manera similar. Por eso quería AMLO nacionalizar diversos sectores cuando anunciaba, según él, su inminente llegada a Los Pinos. De ahí se explica que, durante el secuestro de Paseo de la Reforma, en las casas de campaña perredistas se transmitieran frecuentemente discursos del presidente venezolano. Ahora se entiende el porqué de las visitas documentadas de la hija de Chávez al primer círculo lopezobradorista.
Y si no se pudo nacionalizar Cemex en México, pues, al menos, que sea en Venezuela. Para que se entienda el mensaje.
Martín Moreno, Excelsior, 15 de abril 2007
Etiquetas: AMLO, CEMEX, Chavez, economia, monopolios, pobreza, populismo
Comments:
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Las embotelladoras de Coca-Cola FEMSA en Venezuela tienen problemas para conseguir refacciones importadas de maquinaria. Ellos no pueden importar directamente las piezas; el trámite tiene que hacerse a través del gobierno de La República Bolivariana de Venezuela.
Las embotelladoras tienen que pagar al gobierno, este se tarda mucho en pagar a los proveedores extranjeros, y los proveedores no envían refacciones mientras no reciban los pagos.
Esto causa serios problemas de produción a las embotelladoras.
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Antes del 2 de Julio salió un artículo en el financiero en el que se mencionaba que el peje pretendía tomar el control de la industria del cemento.
Los empleados de Cemex deben estar muy contentos de que no ganó el Mesías Tropical.
Las embotelladoras tienen que pagar al gobierno, este se tarda mucho en pagar a los proveedores extranjeros, y los proveedores no envían refacciones mientras no reciban los pagos.
Esto causa serios problemas de produción a las embotelladoras.
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Antes del 2 de Julio salió un artículo en el financiero en el que se mencionaba que el peje pretendía tomar el control de la industria del cemento.
Los empleados de Cemex deben estar muy contentos de que no ganó el Mesías Tropical.
CEMEX no es una empresa modelo. Ejerce practicas monopolicas en Mexico, eso sin duda. Pero de eso a pretender privatizarla y/o controlar el mercado del cemento desde el escritorio de un burocrata hay mucho trecho.
Saludos
PD. Yo por eso prefiero el cemento Cruz Azul!!
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Saludos
PD. Yo por eso prefiero el cemento Cruz Azul!!
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