lunes, enero 22, 2007

 

La demagogia salarial nos amenaza


En las próximas semanas, la pretensión de un aumento salarial de emergencia va a estar en el primer plano.

A lo largo de los últimos días se ha demandado una revisión de emergencia de los salarios mínimos y más aumentos en los contractuales.

¿Está justificada desde el punto de vista económico esta demanda?

Nuevamente voy a ser impopular, pero creo que el planteamiento es básicamente demagógico.

Si hay preocupación por el poder de compra de los sectores más pobres, la opción es aumentar los subsidios directos con objeto de compensar temporalmente el efecto del mayor precio de la tortilla y de otros alimentos.

En las últimas semanas se ha dicho que la tortilla es esencial en el consumo de la población.

Para poder observar qué tan esencial es, hay que ir a las cifras. Las únicas disponibles respecto a lo que pesa la compra de tortillas en el gasto de las familias son las de la Encuesta de Ingreso-Gasto de los Hogares.

De acuerdo con la información del último estudio, que se realizó en 2004, gastan en la compra de tortillas de maíz el 80.8 por ciento de los hogares mexicanos, lo que significa que compran tortillas aproximadamente 21 millones de familias.

La que come más tortillas en México es la clase media.

Entre la población que se encuentra en los deciles 4 al 8, es decir, a la mitad de la tabla de la distribución del ingreso, en 9 de cada 10 hogares se compran tortillas.

El gasto promedio diario por cada hogar era de 4 pesos con 60 centavos cuando se hizo el estudio. Considerando el incremento promedio del kilo de tortilla, ese monto era de 5 pesos con 50 centavos al final del año pasado.

En las primeras semanas de enero, con el aumento promedio que se ha dado y que anda en el 25 por ciento, para comprar la misma cantidad de tortillas, el gasto llegó a 6.90 pesos al día en promedio.

En los sectores medios, el desembolso adicional que ha tenido que realizarse en este mes es de 1.40 pesos diarios, lo que equivale a 42 pesos adicionales al mes.

Las estimaciones de la misma Encuesta señalan que el gasto total que realizan los hogares ubicados en esos segmentos es de alrededor de 6 mil 200 pesos mensuales en promedio.

El impacto específico del aumento reciente en la tortilla en el gasto total es de 0.7 por ciento.

En el caso del 30 por ciento de los hogares más pobres, el impacto es mayor porque de su gasto total, poco más del 3 por ciento se realiza en tortillas y el gasto que efectúa cada familia es apenas del orden de 2 mil 900 pesos.

Sería muy bueno que los salarios mínimos pudieran incrementarse en términos reales en una proporción mucho mayor y que los salarios contractuales también se pudieran revisar muy por arriba de la inflación.

Dar tales aumentos sin que haya efectos inflacionarios es posible si la productividad del País crece.

Pero para que la productividad crezca, se requiere que tengamos un crecimiento del PIB de más de 5 por ciento anual de modo sostenido.

De acuerdo con la información disponible, la participación de los asalariados en el ingreso total del País ha tenido poca variación en la última década.

En 1995, el 29 por ciento del ingreso del País correspondía a los asalariados y en 2004 (último año con información disponible) esa proporción era del 28.8 por ciento.

Aunque en términos reales, el salario promedio de cotización del IMSS ha tenido un ligero crecimiento en los últimos años, ha sido poco significativo. Sin embargo, al menos desde los últimos años de la Administración de Zedillo y a lo largo del sexenio de Fox, se logró detener la caída de los salarios reales.

Hay dos realidades que a veces resulta difícil asimilar, pero que si somos honestos, debemos reconocer.

La primera es que hay un alto porcentaje de la población mexicana, alrededor de la mitad, que sigue bajo la línea de la pobreza, y a la cual cualquier incremento en los precios de los alimentos le implica una pérdida sensible.

Es a este sector al que se deben canalizar más apoyos, entregados de manera directa y transparente.

Pero, al mismo tiempo, la realidad es que el alza en los precios de la tortilla (todavía no hay información para valorar el impacto de todas las alzas) está lejos de justificar una revisión de emergencia en los salarios en 40 por ciento, como lo ha planteado el PRD.

Hay una obvia intención política en esa demanda, que tiene el propósito de ganar popularidad y restarla al Gobierno de Calderón, que, por supuesto, se va resistir a ella.

El Gobierno tendrá que enfrentar el reto de lograr que no se salga de control la conducción económica del País, aun si ello implicara una pérdida de puntos en las encuestas, como seguramente va a ocurrir.

Lo que sí debe cuidar Calderón es que no vaya a perder la legitimidad necesaria para emprender cuanto antes las reformas que por tantos años han quedado pospuestas en el País.

Enrique Quintana, El Norte, 22 de enero 2007
enrique.quintana@reforma.com

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