sábado, marzo 16, 2024

 

Camino al deterioro

Con la conmemoración de la expropiación petrolera el lunes, es momento de cuestionar: ¿el petróleo aún es realmente nuestro?

De 2019 a 2023, Pemex Transformación (refinerías) acumuló pérdidas operativas de 34 dólares por cada barril refinado, sumando un total de 830 mil millones de pesos. Esta cifra representa casi la mitad de los 1.6 billones de pesos inyectados por el Gobierno actual.

Al considerar todos los apoyos fiscales directos, pago de amortizaciones y reducción de impuestos, la suma asciende a casi 2 billones de pesos de apoyos a Pemex sin contraparte, equivalente a cuadruplicar el presupuesto nacional en Educación Pública o Salud.

La decisión de este Gobierno de procesar hidrocarburos pesados con márgenes de refinación mínimos, o incluso negativos, resulta en productos finales que valen menos que la materia prima. Así, lo que sale de las refinerías vale menos que lo que entró a ellas; de ese tamaño es nuestra expropiación petrolera.

Además, el 55 por ciento de crudo pesado procesado en Cadereyta es responsable de la visible contaminación por azufre en Monterrey. Esta práctica de pérdida financiera parece no tener freno en el contexto mexicano.

En enero, México generó más ingresos por la venta de gasolinas IEPS en territorio nacional (70 mil 603 mdp) que por la extracción y exportación de crudo (63 mil 946 mdp).

La dependencia energética se profundiza con el 90 por ciento del gas natural consumido en México siendo importado, lo que genera una vulnerabilidad ante Estados Unidos. Lo paradójico es que estamos sentados en millones de metros cúbicos de gas que por soberbia soberana no quiere Pemex que nadie lo saque.

Para colmo, las reservas probadas de crudo y gas natural solo garantizan 8 y 6 años de vida, respectivamente, lo que subraya la urgencia de explorar nuevos yacimientos y que esta Administración cerró a inversionistas.

Pemex, lejos de ser una empresa pública al servicio de los mexicanos, parece solo servir a los intereses de los políticos que nos gobiernan y del sindicato petrolero. A diferencia de Petrobras en Brasil o Ecopetrol en Colombia y más de una docena de empresas petroleras en EU, Pemex no ha capitalizado su potencial.

Mientras tanto, EU ha pasado de ser un importador neto hace 20 años a convertirse en el mayor productor mundial de petróleo con 16 millones de barriles al día, gracias a un enfoque de mercado abierto y tecnología avanzada.

Si no redireccionamos el curso de Pemex, la retórica de soberanía perderá todo sentido. Las decisiones tomadas durante este sexenio podrían relegar a Pemex a ser un mero importador de hidrocarburos, una ironía para una nación que alguna vez fue rica en petróleo.

Además de acabarse nuestro petróleo, esta Administración será recordada por dos terribles hechos negativos más. Será la que más deuda contrajo y la que más homicidios dolosos ha tenido.

En 2024, se proyecta que la deuda del Gobierno alcanzará los 2 billones de pesos, representando el 6 por ciento del PIB, sumando un total de 6 billones de pesos en deuda nueva en el sexenio. Esta cifra supera toda la deuda acumulada en las administraciones de Peña Nieto y Calderón.

También, trágicamente, se espera que el número de homicidios alcance los 200 mil, con una edad promedio de las víctimas de 29 años. La pérdida de vidas se traduce en más de 15 mil millones de horas de trabajo perdido, lo que económicamente equivale al menos a otros 7.5 billones de pesos considerando un promedio salarial y 35 años de vida laboral.

Además, este sexenio no tendrá crecimiento económico positivo por habitante. La economía valía en 2018 lo mismo que hoy, por lo que nos encaminamos hacia otra década perdida sin crecimiento económico.

La suma de la deuda gubernamental, la pérdida económica potencial por la violencia y los 2 billones de pesos tirados en Pemex comprueban que este Gobierno ha disminuido el potencial económico del País en un trillón de dólares.

A México le han robado el 76 por ciento de su PIB y ¿quieren seguir gobernando por este camino de deterioro?

Vidal Garza Cantú

 

 


 

No fuimos Dinamarca

No fuimos Dinamarca

En Guelatao, Oaxaca, la gente arma rifas para comprar papel y detergente para su único centro de salud. En el hospital de Xoco, en la Ciudad de México, las enfermeras calculan las dosis de insulina para pacientes con diabetes porque no tienen jeringas adecuadas. Algunas mujeres arman grupos de Facebook para alertar dónde pueden "cazar" vacunas para sus bebés. Y las enfermeras viajan hasta 10 horas a comunidades alejadas para aplicarlas.

 

Una mujer de 77 años tuvo que esperar tres para que la operaran de la cadera. Otra se fracturó el brazo y, tras aguardar 10 días por una operación, terminó pagando 80 mil pesos en un hospital privado. Estos son algunos rostros de una tragedia mayúscula que ha ocurrido en México, la tragedia de los recortes a la salud.

 

Durante meses, la reportera investigativa Nayeli Roldán y su equipo en Animal Político buscaron responder a la pregunta: ¿nos convertimos en Dinamarca? La comparación no era casual. Poco antes de llegar al Gobierno, López Obrador dijo que México sería, en salud, como los países nórdicos. En cinco años, lo repitió al menos 39 veces. Mientras tanto, su Gobierno recortaba el presupuesto de salud, compraba tarde y mal. Su administración terminó, revela la investigación, gastando más que el Gobierno anterior, con un servicio mucho peor, que ha dejado en el desamparo a millones de pobres.

 

Para entender este desastre de la salud pública, la investigación comienza por explicar cómo México pasó de ser uno de los mejores países en vacunación en América Latina, a uno de los peores.

 

En diciembre de 2018, Hugo López-Gatell, entonces subsecretario de Salud, dijo que comprarían vacunas a través de la Organización Panamericana y Mundial de la Salud para conseguir mejores precios. El resultado fue catastrófico. En 2019 y 2020, el obradorismo dejó a 6 millones de niños sin vacunas. Prohibió comprar a los proveedores de siempre, alegando que eran corruptos y habían falseado datos. Nunca lo comprobaron. Gatell dijo que puso una denuncia interna contra un proveedor, pero no había registro de ella. Años después, las empresas acusadas de corrupción ganaron al Gobierno en tribunales.

 

Luego, el Gobierno eligió a la empresa estatal Birmex como proveedora de vacunas. Birmex no tenía capacidad de producirlas, así que las compró a un proveedor en India y trajo a México menos dosis y más caras: con 134 millones de pesos de sobreprecio. La investigación de Roldán incluye testimonios desgarradores de familias buscando vacunas o pagando un dineral por ellas a médicos privados. Como resultado, en la vacuna contra difteria, tétanos y tos ferina, en 2019, México tuvo el mismo nivel de vacunación que Angola. Además, se triplicaron los casos de meningitis y se multiplicaron por cinco los de hepatitis B.

 

A las personas que ya estaban enfermas les fue aún peor. Medio millón se quedó sin cirugías y 5.7 millones resultaron afectados porque no había suficientes estudios de laboratorios. En los hospitales, con el pretexto de la austeridad, cortaron el dinero para agua, esterilizadores y rayos X. Dejaron a 44 millones de personas sin consultas, casi cuatro veces la población de Cuba.

 

La investigación mezcla un minucioso seguimiento documental y un extenso trabajo de campo, que llegó a rincones muy pobres de México, donde la salud pública es la única opción. Allí, Roldán encontró qué significa, en el terreno, que se recorte dinero para agujas, material de sutura, ultrasonidos, diálisis y sillas dentales. Quizá los casos más sonados de estos recortes son las personas que han muerto o han quedado atrapadas en elevadores de hospitales en Playa del Carmen, Veracruz y Puebla.

 

Y los más afectados son pobres. Roldán encontró que, solo en 2019, el Gobierno no surtió 15 millones de recetas. Más de mil personas han conseguido amparos para que los atiendan. La mayoría, en cambio, no puede costear una defensa legal.

 

Gran parte del problema es la desaparición del Seguro Popular y la no sustitución por algún servicio que funcione. El gran misterio es dónde quedaron 157 mil millones de pesos, más que el presupuesto inicial para el Tren Maya, que el Gobierno sacó de un fondo para el cáncer y nadie sabe en qué se gastó. ¿Dónde está ese dinero y todo el resto del dinero que se ha ahorrado en salud? No lo sabemos.

 

Peniley Ramírez


 


domingo, marzo 03, 2024

 

Capital humano

"Desde Salinas de Gortari se viene dando toda una política educativa hacia favorecer la privatización del sector educativo para que las transnacionales pudieran llegar a México y tener un capital humano [...] sumiso...". Son las palabras de Marx Arriaga, responsable en este Gobierno de los libros de texto gratuitos. Esto en un interesante debate el martes, muy bien conducido por Joaquín López-Dóriga, con quien fuera secretario de Educación de Peña Nieto, Aurelio Nuño.

 

Eso de capital humano suena horrendo si se le entiende como un mero insumo para el explotador capitalista. En ese caso no tiene sentido educar en nada útil a las y los jóvenes de un país, salvo a entender las estructuras de dominación. Pero si se contempla desde el punto de vista de quien estudia, seguro prefieren incrementar su capital humano con más conocimientos útiles para encontrar un mejor trabajo.

 

Este tipo de debates deberían alimentar el proceso electoral. ¿Cuál es el proyecto educativo de las candidatas? Para Morena, lo central es formar personas críticas de las estructuras de dominación e involucrarlos en su comunidad. En la versión defendida por Nuño, "una educación de calidad, que prepare a los niños para desarrollar al máximo sus capacidades humanas, y que tengan todos los elementos para decidir la vida que quieran vivir".

 

La visión del mundo de Morena no es económicamente sostenible. Sin programas de estudio que desarrollen las capacidades productivas de quienes estudian, no habrá suficiente crecimiento económico, con lo cual no se tendrán los recursos fiscales para pagar los servicios públicos, de por sí rezagados y mucho menos cumplir las promesas de gasto expuestas por Claudia en su arranque de campaña el viernes.

 

Pero Marx Arriaga tiene razón en una cosa: los sueldos promedio son muy bajos. Pero no porque el trabajador no tenga espíritu de lucha (¿no hubo ya una "revolución de las conciencias"?) sino porque, dadas sus competencias, no tiene muchas alternativas. La ley laboral hoy es más democrática, pero sólo con mejores competencias los trabajadores tendrán salarios significativamente mejores.

 

Los países con Gobiernos socialdemócratas, como Dinamarca, tienen ciudadanos productivos y a la vez conscientes de sus derechos. Existen reglas laborales que protegen al trabajador, pero pensando siempre en que la empresa debe ser exitosa, por el bien de todos. Los trabajadores tienen derecho a vacaciones, espacios de trabajo seguros, etc., aunque se puede despedir sin mayor penalización a quien no sea necesario. Éste tendrá seguro de desempleo mientras se capacita.

 

Para el Gobierno de AMLO el lucro es sospechoso. Su reforma eléctrica presentada el 5 de febrero elimina el que las empresas públicas busquen utilidades. Deben regresar a ser entidades estatales, con lo cual puedan justificar cualquier pérdida amparadas en su presunta función social.

 

En la próxima elección está en juego el modelo de país. Se puede construir uno próspero y justo al mismo tiempo. Para lograr lo primero se requieren individuos, empresas privadas y públicas preocupadas por generar riqueza y con las capacidades para lograrlo. Alguien atrapado en su comunidad sin bases elementales de aritmética y lectura, con escasos o nulos conocimientos de computación o inglés, por más que entienda que hay explotación de los ricos, difícilmente logrará un buen ingreso laboral, salvo si emigra o se dedica al crimen.

 

Para alcanzar un país justo se requiere un Estado competente para redistribuir. Para los liberales como yo, un elemento fundamental para lograrlo es desarrollar el capital humano, es decir, proveer desde el Estado educación de calidad y buenos servicios de salud a sus habitantes. Desde el modelo de izquierda de Morena, lo central es generar conciencia del mundo injusto en el que viven y distribuir recursos públicos sin condicionarlos a mejorar su capital humano, aunque no dejan de recordarles y presionarlos por quién deben votar.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 


lunes, febrero 26, 2024

 

Encima de la Ley

La autoridad presidencial está por encima de la ley. Esto nos acaba de decir Andrés Manuel López Obrador. "Por encima de esa ley está la autoridad moral y la autoridad política".

 

La cita debe el sello histórico de su Gobierno. Ahí está la síntesis de su visión política. La soberbia moral conduce tarde o temprano a la defensa de la tiranía. Tiranía es eso: poder que no se somete a la ley. Ahí donde el poder no se sujeta al dictado de la ley, empieza el imperio de un tirano. Eso es, no menos, lo que el Presidente invocó hace unos días en su conferencia habitual.

 

El gobernante que busque defender su honor tiene permiso para atropellar el derecho. Un personaje histórico como él no tiene por qué rebajarse a cumplir reglas. La ley puede obligar a otros, pero no a él, un hombre que debe estar libre de cualquier sospecha y, por lo tanto, de cualquier restricción.

Si su impulso infalible lo lleva a atropellar el derecho de los otros, si lo obliga a violar una disposición legal, hemos de saber que lo hace para defender su imagen pública, que es nada menos que la dignidad de la patria.

 

Formado en la cultura priista y en su historia oficial, el Presidente celebra la Constitución como símbolo de las gestas de nuestra historia, pero no siente el menor interés por su ingeniería ni, mucho menos, por las normas que encauzan y limitan el poder.

 

Como Presidente ha pasado una y otra vez por encima de las normas constitucionales y de las leyes causando con ello un enorme daño a su propio proyecto. No buscó acoplar sus reformas al marco de la ley. Su impulso voluntarista lo llevó a tomar decisiones que no tomaban en cuenta el procedimiento que debía seguir para llevarlas a cabo, ni los derechos que tenía que respetar. No tuvo nunca un asesor legal.

 

Imaginó que su popularidad, que los temibles instrumentos del poder, que la influencia de su delegado en la Suprema Corte, le entregarían un poder sumiso y que podría hacer su voluntad sin el estorbo de los abogados. No fue así y, en lugar de reconsiderar la estrategia cuando aparecieron los contratiempos legales, jugó a la víctima.

Fue su desdén por las reglas el responsable de los reveses que tuvo en el frente judicial, pero el Presidente decidió desplazarse al mundo de la conspiración donde un bloque de perversos pretendía someterlo.

 

Es preocupante, sin duda, el espectáculo de un gobernante fuera de sí. Esta semana hemos visto a un hombre desquiciado. Un hombre desencajado que, ante reportajes que están lejos de ser demoledores, torpedea la campaña de su favorita, delata a sus aliados más serviles, confiesa abusos constitucionales graves y se regodea con fantasías conspiratorias.

 

Le quedan todavía varios meses a este Gobierno y el Presidente hace teatro de su paranoia y de sus furias. Confrontado con su abuso, el Presidente avisa: lo volvería a hacer. No dudaría con violar la ley otra vez. Pero, más allá de las ansiedades de fin de este sexenio, hemos de hablar de lo que el régimen anuncia para el relevo.

No hay ninguna señal de que Claudia Sheinbaum discrepe de su promotor en materia de leyes. La autonomía de las instituciones constitucionales no parece ser un valor que respete. La escuchamos dando instrucciones a su fiscal como si fuera una subordinada. La hemos visto recientemente respaldando acrítica e integralmente la propuesta presidencial que arrasaría los equilibrios constitucionales. Lo más claro y lo más preocupante es lo que comunica con sus nombramientos.

 

Claudia Sheinbaum ha incorporado a su equipo de asesores al hombre que abandonó la Suprema Corte para brincar, de inmediato, al campo electoral, desde donde trabaja para impulsar la campaña que sostiene que el enemigo de México es el Poder Judicial y que el estorbo de la "transformación" son los jueces que se creen independientes.

 

Lejos de buscar una figura respetada, con capacidad de diálogo con la comunidad jurídica, la candidata eligió a un golpeador con delirios de chistoso. Sheinbaum le dio la bienvenida a su campaña al más desprestigiado propagandista del encono contra un poder de la República.

Incluir a Arturo Zaldívar en su equipo de campaña dice mucho de la idea que Sheinbaum tiene de la división de Poderes, de la independencia judicial y hasta del decoro personal.

 

Jesús Silva-Herzog Márquez

 

 


domingo, febrero 18, 2024

 

¿Democráticos?

¿Democráticos?

Las comparaciones son odiosas, decía mi abuelita. Pero ayudan a entender cómo vamos.

 

Hoy hay una marcha para defender la democracia mexicana. La mala noticia es que ya no lo somos. Según el más reciente "Índice de Democracia" de la revista The Economist, México ni siquiera es una democracia imperfecta, como lo era antes de la llegada de AMLO. Ahora somos un régimen híbrido, entre la democracia y el autoritarismo.

 

Lo fácil es culpar al mensajero de ser conservador. Sin embargo, el Brasil del Gobierno de Lula, mucho más de izquierda que el de AMLO, es considerado una democracia imperfecta. Se encuentra en el lugar 51 del ranking; México está en el 90, por debajo de todos los países de América del Sur, salvo Venezuela y Bolivia. América Central se cuece aparte.

 

¿En qué rubros salimos peor calificados? En los de funcionamiento del Gobierno y en cultura política. Un criterio para la baja calificación en el primer rubro es que el Legislativo deje de ser el poder constitucional dominante.

 

No se necesita un índice para saber que vamos en retroceso. Lo más evidente es el creciente papel del crimen organizado en los procesos electorales. Son preocupantes las conclusiones de un seminario dedicado al tema llevado a cabo recientemente en El Colegio de México: "las organizaciones criminales han acotado la democracia mexicana con su capacidad para decidir quiénes compiten en las urnas y quiénes no".

 

El debate público es fundamental en una democracia. El votante debe estar bien informado y elegir sin presiones. Los siervos de la nación recordándoles quién les da los apoyos sociales violan esa premisa.

 

A AMLO le encanta decir que en sus mañaneras hay un diálogo circular. Lo hay, pero es lo contrario a lo esperable en una democracia. Empieza y termina en el mismo lado, el suyo.

 

Recientemente AMLO retó al periodista Tim Golden, autor del artículo donde se señala que el crimen organizado financió su campaña en el 2006, a ir a una mañanera. ProPublica, donde se publicó el artículo, respondió: en ese terreno AMLO tiene el control y no tiene sentido asistir, pero: "Esperamos que el Presidente López Obrador nos conceda una entrevista". A AMLO no le gusta eso. Casi no las ha otorgado, ciertamente a ningún reportero crítico.

 

La creciente falta de pluralidad de los medios de comunicación limita cada vez más la información que tienen los electores. Los canales propiedad del Gobierno se han vuelto claros medios de propaganda.

 

Importa marchar hoy porque AMLO y su candidata han prometido que, de ganar la elección y la mayoría constitucional, van a destruir las instituciones autónomas que hicieron posible una vida democrática, aunque imperfecta. Éstas le permitieron a AMLO ganar en el 2018.

 

En su propuesta, los consejeros del INE y ministros, magistrados y jueces del Poder Judicial serían electos por voto popular. Parece democrático. Es lo contrario. Primero, porque los candidatos son nominados por el Ejecutivo y el Legislativo, es decir, por quienes tengan esa mayoría. Segundo, porque ¿se imaginan los acuerdos que harán los candidatos a jueces con quienes financien sus campañas? Y tercero, porque ambos órganos están ideados para proteger a las minorías. Si la mayoría controla al órgano electoral, lo hará para asegurarse de contar los votos a favor de quien esté en el poder, como cuando se caía el sistema de conteo de votos. Si el Gobierno controla al Poder Judicial, las leyes serán siempre interpretadas como el Gobierno lo desee.

 

El objetivo de Morena es una autocracia electiva. Es decir, ganar elecciones para quedarse con todo el poder y evitar la competencia electoral genuina.

 

Esta elección se hará fuera de las reglas de equidad con las que ganó AMLO hace 6 años. Pero depende de los ciudadanos defender que en México siga habiendo contrapesos.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 


viernes, febrero 09, 2024

 

Malditos neoliberales

Este pasado 5 de febrero, al lanzar sus iniciativas de reformas constitucionales, el Presidente se quejó una y otra vez de los Gobiernos del "periodo neoliberal".

 

Calificó el neoliberalismo de neoporfirismo y afirmó que las políticas neoliberales son contrarias al interés público, "adulteraciones... de nuestra Carta Magna".

 

El neoliberalismo, afirmó, volvió la desigualdad "más extrema y ofensiva", aunque, "afortunadamente, en nuestro País ya se acabó con esa pesadilla".

 

En ese solo discurso López Obrador pronunció 11 veces las palabras "neoliberal" y "neoliberalismo". En el de su inauguración ante el Congreso del 1 de diciembre de 2018, las utilizó en 16 ocasiones. Culpó entonces al neoliberalismo de ser responsable de "la más inmunda corrupción pública y privada". La suya es una obsesión.

 

Pero ¿qué es el neoliberalismo? ¿Y en qué se distingue del liberalismo? A pesar de su uso constante del término, el Presidente nunca lo ha definido.

 

El historiador italiano Alberto Mingardi, director del Instituto Bruno Leoni de Milán, trata el tema en su libro "La Verdad sobre el Neoliberalismo": "Hay palabras cuyo uso es casi siempre un disparate: si alguna vez tuvieron un significado claro, lo han perdido. 'Neoliberalismo' es una de ellas. No sabemos qué es exactamente, pero debe ser muy malo".

 

Según Mingardi, detrás de "los juicios más drásticos del neoliberalismo está el muy humano deseo de encontrar un culpable de nuestros problemas".

 

Al neoliberalismo se le han achacado todos los males de la humanidad: la pobreza, las guerras, la violencia, el narcotráfico, las crisis económicas, el calentamiento global y hasta la caída de puentes y edificios.

 

"Neoliberalismo es la palabra mágica para desenmascarar a los cómplices". Sí, los neoliberales participan en una conspiración sin escrúpulos que busca empobrecer al pueblo y enriquecer a unos cuantos.

 

"En 2009", escribe Mingardi, "dos politólogos, Taylor C. Boas y Jordan Gans-Morse, examinaron en detalle 148 artículos aparecidos entre 1990 y 2004 en revistas científicas de política comparada dedicadas a temas de desarrollo o al estudio de países latinoamericanos.

 

"Boas y Gans-Morse señalan que 'incluso entre los artículos empíricos en los que el neoliberalismo era una variable independiente o dependiente, el 65 por ciento... no se molestó en definir el término'".

 

El término "neoliberal" lo utilizaron por primera vez los economistas y políticos que impulsaron el milagro económico alemán en las décadas de 1950 y 1960, particularmente Ludwig Erhard, canciller de Alemania entre 1963 y 1966.

 

Erhard era miembro del Partido Demócrata Cristiano alemán, pero también de la Sociedad Mont Pelerin, fundada en 1947 por el economista austriaco Friedrich Hayek, en la que participaron otros economistas y pensadores liberales, como Ludwig von Mises, Karl Popper y Milton Friedman.

 

Erhard se calificó a sí mismo de "neoliberal" para separarse del uso creciente de "liberal", especialmente en Estados Unidos, para identificar a políticos y economistas que buscaban restringir las libertades individuales.

 

Los "neoliberales" de la Mont Pelerin, en cambio, defendían los principios liberales clásicos, como libertad de mercado, libertad política y libertad personal.

 

Hoy López Obrador arremete contra un monstruo indefinido que llama neoliberalismo y ataca una tradición liberal que en México llegó al poder a mediados del siglo 19 con Benito Juárez. Defiende posiciones de concentración del poder, restricción del mercado y rechazo a las libertades personales que han caracterizado siempre a los conservadores.

 

Sólo que no se atreve a reconocer que realmente es un conservador.

 

CAMPAÑA

López Obrador está cumpliendo con lo que ofreció al reconocer que sus reformas son realmente electorales. En todas las mañaneras dedica un amplio espacio para estas reformas que la candidata Claudia Sheinbaum ya adoptó en su proyecto de nación. Así puede hacer campaña todos los días.

 

Sergio Sarmiento

 


martes, febrero 06, 2024

 

Las 20 iniciativas

Las 20 iniciativas

"El poder centralizado no se vuelve inofensivo por las buenas intenciones de quienes lo crearon". Milton Friedman

 

El Presidente López Obrador presentó ayer en el Recinto Parlamentario de Palacio Nacional sus 20 nuevas iniciativas de reformas constitucionales. Escogió la fecha del 5 de febrero, aniversario de las Constituciones de 1917 y 1857, no sólo para despreciar el tradicional festejo republicano de Querétaro, sino para señalar que está proponiendo realmente una nueva Constitución, la suya.

 

Algunas de las propuestas ya están en la Carta Magna, como el reconocimiento a pueblos indígenas y afromexicanos como "sujetos de derecho público" para ser consultados sobre obras que afecten su entorno.

 

Propone llevar a la Constitución las pensiones para adultos mayores y personas con discapacidad, y aumentar el monto año con año, sin considerar los costos. Ofrece becas a todos los estudiantes de todos los niveles, pero tampoco precisa lo que costarían.

 

Promete atención médica gratuita, como lo ha hecho en varias ocasiones, sin explicar por qué en su Gobierno millones se han quedado sin este servicio. Dice que los trabajadores serán dueños de sus viviendas, pero esta disposición ya existe en la Constitución, sólo que los Gobiernos no han sido capaces de garantizarla.

 

"Prohibir el maltrato animal" significa acabar con las corridas de toros, porque no hay intención de eliminar el uso de animales para alimento. Prohibir el maíz transgénico, el fracking y la minería a cielo abierto sólo revela ignorancia en temas técnicos y ecológicos.

 

"Respetar las zonas con escasez de agua y sólo autorizar en ellas concesiones para uso doméstico" acabaría con la agricultura, la ganadería y la industria en dos terceras partes del País. Colocar en una misma prohibición vapeadores y fentanilo es no entender los daños relativos de unos y otro, ni tampoco la necesidad médica del fentanilo como anestésico.

 

Establecer que el aumento del salario mínimo no debe ser nunca menor a la inflación puede condenar al País a una inflación permanente. Revertir las reformas de pensiones de Ernesto Zedillo y Felipe Calderón es no comprender que el viejo sistema ya estaba quebrando y que el "fondo de semilla" de 64 mil millones de pesos de poco o nada servirá para cubrir el pasivo de billones que se estaría creando.

 

Garantizar el derecho a la educación y al trabajo haciendo que el Gobierno contrate a todos los jóvenes se convertirá en otro barril sin fondo. Colocar Sembrando Vida y los precios de garantía en la Constitución será equivalente a eternizar dos programas que han sido muy ineficientes.

 

Ordenar desde la Constitución que las empresas ferroviarias otorguen servicios de pasajeros sin considerar los costos condenará a los sistemas de carga a volverse mucho más caros y bajará la competitividad de nuestro País.

 

Eliminar los legisladores plurinominales busca solamente aumentar la mayoría de Morena en el Congreso. La elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros politizará, todavía más que ahora, las designaciones de los juzgadores.

 

Ordenar que la Guardia Nacional pase a ser parte de Sedena militarizará definitivamente la seguridad pública. Reescribir el Artículo 127 constitucional para que nadie gane más que el Presidente no resolverá los problemas del artículo, pero tampoco ayudará en nada al País. Eliminar todos los organismos autónomos sólo servirá para acabar con los contrapesos del poder presidencial.

 

Las 20 iniciativas son un proyecto de nación, pero no como el que López Obrador presentó en 2017, que era cuando menos equilibrado. Éste no busca más que plasmar las ocurrencias de un Presidente sin sentido práctico en la Carta Magna... y concentrar el poder en sus manos.

 

Sergio Sarmiento

 


 

Desmantelar la Constitución

Hoy, día de la Constitución, el Presidente Andrés Manuel López Obrador presentará solemnemente su proyecto de desmantelamiento constitucional. Usará el más venerable de los recintos parlamentarios para ofrecerle al País un presidencialismo sin estorbos ni pudores.

 

Quiere arrancarle a la Constitución todo aquello que la hace norma imperativa y dejarla como un texto inerte. En un artículo único se podría resumir el proyecto del populismo constitucional. El Presidente de la República, como encarnación suprema de la voluntad popular, tiene autorización plena para poner en marcha su proyecto y no habrá tribunal, comisión, consejo o instituto que pueda vigilar su actuación.

 

La última palabra de la nación es la palabra presidencial. Ninguna institución pública contravendrá la voluntad del Presidente de la República que expresa la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Toda la estructura del Estado ha de coordinarse eficazmente con el Supremo Poder Ejecutivo para cumplir, con disciplina y lealtad, sus instrucciones.

 

Si la iniciativa corresponde a lo que el Presidente ha ido adelantado en las últimas semanas, si corresponde a lo que se ha filtrado recientemente en la prensa, la propuesta presidencial sería auténticamente histórica.

 

No hay precedente en la historia constitucional mexicana de un proyecto de tan abierta convicción anticonstitucionalista. Ni los episodios del constitucionalismo conservador del siglo 19, ni en el proyecto presidencialista de Venustiano Carranza había esa explícita intención de aniquilar a la ley como norma que sujeta, que disciplina, que limita al poder político. Eso y no menos significa la extinción de los órganos autónomos unida a la devaluación institucional y sometimiento de la Suprema Corte y los órganos electorales.

 

El efecto de esas reformas sería tener un Gobierno que no necesite escucharse más que a sí mismo; un Gobierno que tenga el permiso de violar la ley y la Constitución sin consecuencia alguna. Desmantelar a la Constitución como pauta obligatoria del poder es la consumación política del "humanismo mexicano". Que nadie vuelva a decir que la ley es ley.

 

Como en otras ocasiones, la iniciativa presidencial no tiene como propósito su aprobación. El Presidente sabe que no tiene los números para aprobar una reforma constitucional. Si echa a andar el mecanismo legislativo es para intervenir en la campaña presidencial y reactivar la polaridad que tan buenos dividendos le ha traído al régimen. La mafia del poder, la oligarquía, el aparato neoliberal tienen hoy una nueva personificación: el Poder Judicial.

 

El Presidente termina su Gobierno con un odio que resume todos los anteriores. Los partidos del viejo régimen, los oligarcas, los neoliberales tienen como último refugio a la judicatura y el conjunto de instituciones autónomas que fueron construyéndose a lo largo de los años. Terminar con el neoliberalismo implica demoler definitivamente esos refugios de la antipatria.

 

El Presidente ha llegado a la conclusión de que el verdadero enemigo de su proyecto es el armazón de legalidad que le exige respeto a los derechos de los otros y que lo obliga gobernar caminando por las veredas que traza la ley. Lejos de buscar consejo para acoplar su proyecto al trazo de las leyes, el Presidente ha culpabilizado a los agentes de la neutralidad como si fueran siniestros conspiradores. Porque no acepta el descuido jurídico de su Administración culpabiliza de todos los males a las leyes y, sobre todo a los jueces, a los comisionados o consejeros de órganos autónomos que tienen la desfachatez de cumplir con su deber constitucional.

 

La iniciativa que se presenta hoy es una forma de intervenir en la elección y, al mismo tiempo, un preparativo para el golpe de septiembre. Hoy se ensayará lo que se buscará después de la elección federal, una vez que se integre la nueva legislatura.

 

El Presidente no quiere negociar hoy ni querrá negociar en el último mes de su mandato. No le interesa construir una reforma por consenso, pretende una reforma aplastante. Su desprecio al diálogo con las oposiciones es revelador: no quiere una Constitución que sea el marco de las coincidencias esenciales. Pretende convertir a la Constitución en la plancha que legitima las exclusiones.

 

Jesús Silva-Herzog Márquez

 

 


domingo, enero 07, 2024

 

De regreso

La expansión del Estado está de regreso. Como da cuenta la revista The Economist en su primer número de este año, desde Estados Unidos hasta Arabia Saudita, los gobiernos están interviniendo de diversas formas para buscar cierto tipo de crecimiento económico.

 

En México el regreso del Estado lo encarna AMLO. Se hace lo que él dice, aunque no como parte de una estrategia de desarrollo. El Tren Maya es simplemente un tren. No se han hecho públicos, si acaso los hay, los estudios que muestren que será un detonador de la economía de la zona, pero los recursos ahí gastados se pudieron haber invertido en tantas otras cosas más productivas para impulsar la región.

 

En el camino, se ha limitado el gasto público en muchos servicios y en mantenimiento, estrechando el margen fiscal para la siguiente Presidenta. El hoyo negro del Tren Maya será mucho más que los 500 mil millones de pesos gastados en su construcción; es el dinero para operarlo en el futuro. En Argentina, la empresa estatal de ferrocarriles sólo genera el 7.4 por ciento de los recursos que cuesta. ¿Usted la privatizaría o recortaría el gasto en salud o educación para poder subsidiar trenes propiedad del Estado?

 

En México, la expansión del Estado, a diferencia de tantos otros países, no ha pasado por imponer aranceles. Treinta años de anclaje comercial con América del Norte han ayudado a contener esos caprichos presidenciales.

 

Irónicamente, las anclas del neoliberalismo son favorables para el gobierno. Gracias al T-MEC crece una parte de la economía y generamos muchas divisas exportando. Tenemos también un Banco Central con una política monetaria autónoma (otra herencia de Salinas), hoy con altas tasas de interés. Por ello no hay ataques contra el peso como respuesta a las impulsivas acciones de AMLO, salvo en casos excepcionales, como cuando canceló el aeropuerto de Texcoco, un proyecto propiedad del Estado que sería hoy el aeropuerto más importante de América Latina.

 

En la inauguración del segundo segmento del Tren Maya AMLO dijo: "No es para presumir, pero tengo cosas que he creado, que surgieron de esta cabeza". Vaya que es cierto. Los ejemplos sobran, el último: la celeridad para levantar una megafarmacia que no resuelve el problema de desabasto de medicinas.

 

Mientras las responsabilidades económicas del Estado crecen, en muchos sectores de la mano de los militares, el crimen organizado se expande ante la mirada pasiva o a lo mucho reactiva de las Fuerzas Armadas. Esta semana nuevamente vimos una serie de asaltos a comercios y bloqueos en Tabasco, la entidad federativa que más ha crecido en el sexenio y donde Morena lo controla todo. También nos enteramos de que en Michoacán el crimen organizado posee antenas de internet y obliga a pobladores de Buenavista y Apatzingán a contratar sus servicios. Ayer se reportó una masacre de civiles en la Sierra de Guerrero.

 

El gobierno parece ir un paso atrás de los acontecimientos. En Tamaulipas, los 32 migrantes plagiados no fueron rescatados. Los regresaron los captores porque el ruido político estropea el negocio, que consiste en contactar a los familiares en Estados Unidos para exigirles el pago de un rescate; una remesa más desde el punto de vista contable.

 

Un Estado que funciona reacciona en automático para enfrentar cualquier plagio. Acá es lo opuesto: una línea de investigación sobre los secuestros en Tamaulipas es que fueron plagiados por policías estatales.

 

El frágil Estado mexicano y el poderoso Presidente son dos caras de la misma moneda. A AMLO le importa que sus ideas se hagan realidad y se salta cualquier restricción institucional. Pero para que el Estado funcione bien y sus intervenciones tengan mayor probabilidad de éxito, debe operar bajo reglas que determinen cómo y cuándo actuar. Esto estorba al poder presidencial. Por eso el llamado segundo piso de la 4T es simplemente concentrar aún más el poder en el Ejecutivo.

 

Carlos Elizondo Mayer-Serra

 

 


viernes, diciembre 22, 2023

 

El decreto de Milei

En Argentina no se permitía a las personas llegar a un acuerdo para un contrato de alquiler de vivienda. Los términos los dictaba la Ley de Alquileres, pero ésta fue derogada por el nuevo Presidente Javier Milei este 20 de diciembre en un "Decreto de Necesidad y Urgencia" con 300 modificaciones a la legislación vigente.

 

La derogación se hizo "para que el mercado inmobiliario vuelva a funcionar sin problemas y que alquilar no sea una odisea".

 

Las restricciones a los contratos de arrendamiento habían hecho que muchos propietarios prefirieran no alquilar o lo hicieran solamente a familiares o amigos. Esto redujo la oferta de vivienda y perjudicó a quienes querían alquilar.

 

Ahora los contratos se regirán por el Código Civil y Comercial y los términos podrán ser pactados libremente por las partes, quienes incluso podrán fijar el alquiler en divisas extranjeras... como ya se hacía, pero fuera de la ley.

 

También fue derogada la Ley de Góndolas. Esta limitaba la libertad de los supermercados para colocar productos en sus estantes y restringía los espacios para productos importados. La derogación se hizo "para que el Estado deje de meterse en las decisiones de los comerciantes argentinos".

 

Se abrogó de igual manera la Ley de Compre Argentino, que favorecía a los proveedores locales en las adquisiciones gubernamentales. El sector público terminaba pagando así, con dinero de los contribuyentes, precios más altos que cualquiera.

 

Éstos son algunos ejemplos de los cientos de acciones que lanzó el Presidente Milei en su decreto del 20 de diciembre. Muchas simplemente pretenden eliminar la burocracia que ahoga la vida económica argentina.

 

Se han derogado los controles de precios en las compras de prepago, se ha establecido la receta médica electrónica, se ha dado permiso para que los clubes de futbol puedan ser sociedades anónimas si lo desean, se ha liberalizado el régimen jurídico de la industria vitivinícola, se ha derogado la Ley de Tierras para promover las inversiones y se ha reformado el Código Aduanero para facilitar el comercio internacional.

 

Milei también está sentando las bases para empezar un proceso de privatización de las empresas del Estado. Por eso ha derogado la normatividad que impide la privatización de las empresas públicas, eliminado el régimen de sociedades del Estado y transformado todas las sociedades del Estado en sociedades anónimas.

 

En el caso de Aerolíneas Argentinas, que acumula un déficit de 7 mil 909 millones de dólares desde su reestatización en 2008, el decreto establece la autorización para la cesión del paquete accionario total o parcial y la instauración de una política de "cielos abiertos", que permitirá a empresas internacionales llenar los huecos que pudiera dejar la aerolínea gubernamental.

 

Las más de 300 medidas de Milei están incluidas en un solo decreto. Curiosamente, fueron los gobernantes peronistas los que establecieron la figura del Decreto de Necesidad y Urgencia para darle la vuelta al Congreso.

 

Estos llamados DNU, sin embargo, sólo pueden aplicarse en "circunstancias excepcionales", que no se definen, mientras que el Congreso debe verificar que sean constitucionales.

 

La batalla apenas empieza. Los sindicatos y políticos peronistas y de izquierda tratarán de frenar muchas o todas las medidas. El problema, sin embargo, es que el Estado está quebrado: "No hay plata", dice el Presidente.

 

El modelo peronista ha empobrecido durante décadas a un país que a principios del siglo 20 era uno de los más ricos del mundo. Hoy, sin embargo, los ciudadanos argentinos han dado un mensaje al elegir a Milei. Quieren un Estado que se meta menos en la economía, que les permita trabajar y prosperar con libertad.


Sergio Sarmiento

 


lunes, noviembre 27, 2023

 

La gestación de un populista

La gestación de un populista

En mis clases en la Universidad suelo afirmar lo siguiente: ser buen candidato no significa ser buen gobernante. Por confiar en exceso en los buenos candidatos hemos arado el terreno que nos posiciona frente a la gestación de un populista llamado Samuel García.

 

El germen del populismo está siendo cultivado en cada proceso electoral y logra llegar al Gobierno. Y ahí radica el problema, pues cuando el retroceso democrático entra por la puerta electoral, la confianza en la democracia salta por la ventana de la indiferencia.

 

¿A qué se debe esta situación? Primero, considero que a pesar de los pésimos Gobiernos del pasado en que la corrupción, la inseguridad y las desigualdades lastimaron profundamente la base social en Nuevo León, seguimos con la esperanza de encontrar a un gobernante que sea capaz de cumplir con sus funciones.

 

Y segundo, debido a la falta de buenos políticos de profesión y de espacios de análisis político en los medios de comunicación tradicionales, así como del poco interés de las Universidades en la Ciencia Política y la ignorancia de una clase empresarial sobre las realidades de la ciudadanía, aparecen perfiles que aprovechan esos vacíos y capitalizan el descontento social y lo traducen en votos. Ése es el alimento que nutre a los populistas.

 

El populismo, de acuerdo con B. Moffitt, se entiende como una ideología, como una estrategia política y como un discurso.

 

Como ideología, o conjunto de ideas, Samuel García es populista porque construye la idea de que el pueblo es uno solo y es bueno: el nuevo Nuevo León; y éste se enfrenta a las élites políticas malas: la vieja política.

 

Esta división entre buenos y malos provoca que cualquier crítica hacia su Gobierno sea tachada de estar a favor de la vieja política, o de considerar como reventadores a quien ose criticarlo. Y va más allá, en su carrera a la Presidencia llama al pueblo bueno que le dio el triunfo en 2021, para que confíen en él y así combatir ya no solamente a la vieja política del PRIAN, sino también a la de Morena.

 

García es populista no sólo por lo que cree, sino por lo que hace. Como estrategia política, nuestro Gobernador tiene muy claro que su estilo y liderazgo personalista no sólo le trae votos y adeptos, sino que le sirve como una forma de gobernar.

 

Así, sin mediaciones, sin escuchar y sin instituciones de por medio más allá de sus filias, fobias e intereses. En una columna pasada advertí que las patologías de un líder se convierten en patologías del Gobierno; y eso, querido lector, es el inicio de tendencias autoritarias.

 

Para cerrar la descripción del populista, destaco el papel de su discurso enarbolado vía Instagram. Para que la idea de un nuevo Nuevo León tenga efectos en la práctica, necesita de un discurso y performance que le brinde un contacto casi místico con el electorado.

 

Nuestro Gobernador encontró en las redes sociales el mecanismo para construir una narrativa que le ayuda a seguir bien posicionado en las encuestas. Y eso es posible porque 1) no tiene competencia, porque 2) los liderazgos prianistas son verdaderamente malos, y porque 3) la ciudadanía y diversos actores de la sociedad lo hemos permitido.

 

Y advierto una cosa más, estamos frente a la gestación de un populista que tiene unas claras tendencias autoritarias. Siguiendo a Levisty y Ziblatt, Samuel García cumple con cuatro indicadores del comportamiento autoritario: 1) rechaza las reglas democráticas del juego, 2) niega la legitimidad de sus adversarios políticos. Y para esto utiliza artimañas legales que judicializan y entorpecen a la propia democracia.

 

Lo peor viene cuando 3) amenaza con el uso de la violencia al pretender utilizar a la Fuerza Civil en caso de que el Congreso no atienda sus caprichos, y 4) limita el derecho a criticar e implementa medidas punitivas. No es casualidad el incumplimiento del pago de la quincena de 7 mil trabajadores. Con el dinero de la gente trabajadora no se juega.

 

En Nuevo León, la gestación del populista corre el peligro de convertirse en la gestación del autoritario.

 

Hoy, más que nunca, las Universidades y la Academia deberán salir de su letargo y dejar su soberbia intelectual. Las OSC deberán dejar de venderse al mejor postor. Y la clase empresarial deberá bajar de sus mansiones para comprometerse con la sociedad nuevoleonesa.

 

Debemos anteponer el interés superior de Nuevo León y así contrarrestar los embates populistas y autoritarios que estamos viviendo.

 

José Fredman Mendoza Ibarra

 

 


viernes, noviembre 24, 2023

 

'coincidencia'

No somos dados a las tramas conspiracionistas, pero tampoco creemos en las coincidencias.

Sin duda que nuestros militares se apuntaron una buena al capturar en Culiacán a "El Nini", sicario en jefe de "Los Chapitos", quien seguramente será extraditado a Estados Unidos, donde existe un par de órdenes de aprehensión en su contra.

 

La captura en sí estuvo harto interesante: lo agarraron solo, en una azotea, y lo detuvieron sin disparar una sola bala.

Más que captura, casi pareció entrega por parte de un sicario que ni da ni pide tregua, sanguinario y despiadado.

 

Toda una hazaña considerando que éste es el mismo sicario que encabezó el operativo masivo y paralizante del Cártel de Sinaloa que doblegó al Gobierno federal en Culiacán y que culminó -por órdenes imperiales- en la liberación de Ovidio Guzmán, "El Ratón", quien también era buscado por Estados Unidos y a quien se pretendía detener y extraditar.

 

Éste sería el mismo Ovidio que por presiones de Estados Unidos a nuestro Gobierno cuatrotero, fue recapturado en enero pasado -y extraditado en septiembre-, lo que desató la reacción violenta del narco con saldo de 10 soldados muertos, incluyendo un coronel.

El "Nini" encabezaba un grupo de unos 2 mil "sicarios", el brazo armado de "Los Chapitos", que en total son cuatro, capitaneados por Iván Archivaldo, el JEFE de "El Nini", cuyo nombre es Néstor Isidro Pérez Salas.

 

Ahora que no se piense que al capturar a "El Nini" se quedarán "Los Chapitos" desprotegidos: en este tipo de organizaciones cortan una cabeza y surgen DOS. Son como la medusa de la mitología griega.

Seguramente tomarán la responsabilidad los dos lugartenientes de "El Nini": uno apodado "El 27" y el otro "El Panu", ambos tan sanguinarios y bien pertrechados como el recién capturado.

 

La coincidencia de la que hablamos al iniciar el opus de hoy viene de que la semana pasada el Emperador tabasqueño visitó Badiraguato, cuna de "Los Chapitos", de donde es su padre y donde vive su abuela, con quien tantas DEFERENCIAS tuvo el Tlatoani en una anterior visita.

Todo esto en Sinaloa, donde se dio el primer -y segundo- "culiacanazo".

 

¿Acaso será posible que "Los Chapos" hayan entregado a uno de los suyos para aplacar al Gobierno norteamericano tras una negociación de alto nivel con el Gobierno mexicano?

 

No falta quien afirme que en todos los Estados del Pacífico, bajo control político de Morena vía Gubernaturas y Alcaldías, los grandes cárteles "apoyaron", diremos, las campañas de los triunfadores.

 

Dando y dando pajarito volando: ese apoyo -si acaso se dio como lo afirman muchos- tuvo que haber sido a cambio de un entendimiento en el que se acuerda un "laissez faire", un "entente" entre Gobierno y delincuencia.

 

Una especie de "déjame ser y te dejo llegar", algo que es probable que exista de alguna forma, pues es la única manera de explicar la presión constante y las declaraciones fulminantes de las autoridades norteamericanas cuando recriminan a las mexicanas no hacer lo suficiente para frenar el tráfico de fentanilo desde México hacia EU.

 

Trasiego en el que son "amos" los "Chapitos" y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La óptica favorece la teoría del acuerdo: va el Tlatoani a su tierra, dizque a inaugurar una carretera, cuya obra visitó varias veces, y días después de su visita "cae" el brazo derecho del líder de "Los Chapitos".

 

Sin duda, una pieza importante de la organización criminal, pero es sabido que las autoridades norteamericanas quieren a "Los Chapitos" mismos, a Iván Archivaldo, Joaquín y Jesús Alfredo (ya tienen a Ovidio).

 

Algo nos dice que aunque aplaudible -es mejor que nada- la captura de "El Nini", tan famoso que hasta el artista de moda "Peso Pluma" le compone corridos "tumbados", no hará que el Gobierno norteamericano deje de presionar a sus homólogos mexicanos.

 

Segurísimos estamos que con sus sofisticados equipos de reunir inteligencia los norteamericanos SABEN MUCHO más de lo que nuestras autoridades se imaginan sobre quién ayuda a quién en nuestro México, que si no existiera ya lo hubiese inventado Kafka.

 

Recordemos que hará unos seis meses el Fiscal General norteamericano, Merrick Garland, afirmó que el FBI, Homeland Security y la DEA irían por los Guzmán y "por quienes les ayudan y protegen".

 

Convencidos estamos, amigos, que cometen un grave error los funcionarios mexicanos que creen que se pueden "madrear" a los gringos sacándole dulces a la piñata sin romperla, pensando que se conformarán con el reparto de migajas.

 

Podrá los ingenuos interpretar la captura/entrega de "El Nini" como un "gran golpe" al Cártel de Sinaloa, hasta que se sepa con el tiempo que fue un engaño, una simulación, para encubrir la insana relación de los malitos con los "transformadores".

 

por FRICASÉ / El Abogado del Pueblo

 

 

Ing. Dany Osiel Portales Castro

Simple y Directo, SA de CV

81-1100-2353

www.simpleydirecto.mx

 


 

El fracaso populista

"Los populistas siempre terminan dañando más a los pobres que votan por ellos". Niall Ferguson

 

No sorprende que el Presidente López Obrador se muestre tan molesto con el triunfo de Javier Milei. No es que sea "conservador, reaccionario", como dice, porque esto no le molesta en su amigo Donald Trump. El problema es que la victoria de Milei es consecuencia del enorme fracaso de las políticas populistas del peronismo, y no de ahora, sino de muchas décadas.

 

Johan Norberg, el liberal sueco, señalaba el 20 de noviembre en su cuenta de X: "Sí, quizá Javier Milei es un excéntrico sin experiencia, pero lo que tenía Argentina antes era un comprobado desastre".

 

No es sólo la inflación de más de 140 por ciento anual, a pesar de que los precios han sido reprimidos con controles y subsidios, o la caída de 3.3 por ciento del producto en el segundo trimestre de 2023, sino que la economía está llena de distorsiones.

 

"La Argentina arrancó el siglo 20 siendo el país más rico del mundo", ha dicho Milei, "pero hoy está en el puesto 140 al tipo de cambio paralelo".

 

En realidad, el país alcanzó el primer lugar del mundo en 1895, según el Proyecto Angus Maddison, y se mantuvo en las primeras posiciones en la primera mitad del siglo 20. Ya para 2018 había caído al lugar 62, pero con un PIB calculado con el sobrevaluado tipo de cambio oficial. Si se estima con valor de mercado, Argentina cae efectivamente a la posición 140.

 

El desplome empezó en el Gobierno de Juan Domingo Perón, en la década de 1940, quien lanzó subsidios y dádivas que le generaron popularidad y le compraron votos, pero que han destruido gradualmente la economía. Muchas de las políticas de López Obrador son iguales o similares.

 

Los programas sociales y subsidios se consideran hoy derechos adquiridos por los grupos de interés de Argentina, quienes han señalado que se van a oponer a cualquier reforma que les quite privilegios. Sin esas reformas, sin embargo, el país seguirá desplomándose.

 

Veamos el caso de Aerolíneas Argentinas, propiedad del Gobierno. En 2022 registró su mejor resultado en 14 años, una pérdida de 247 millones de dólares. En 2021 la cifra fue de 439 millones de dólares; en 2019, antes de la pandemia, de 667 millones.

 

Milei prometió privatizar la aerolínea, cosa que han rechazado los trabajadores, pero se las ofreció ahora para operarla como cooperativa, pero tampoco la quieren. La empresa ni siquiera se administra para beneficio del Estado. Le fue entregada a La Cámpora, una organización política kirchnerista, aunque los contribuyentes pagan los costos. Por ese camino irán la nueva Mexicana de Aviación militar y el Tren Maya.

 

Empresas como Aerolíneas han llevado a la quiebra al Estado argentino. La inflación es sólo un síntoma. La deuda pública asciende al 90 por ciento del PIB. El déficit fiscal, incluyendo la creación de dinero por el banco central, es de 10 por ciento del PIB.

 

El Gobierno debe 44 mil millones de dólares tan sólo al FMI. Las reservas de divisas son de 10 mil millones, pero negativas, tras deducir las obligaciones de corto plazo. El Gobierno no sólo gasta más de lo que recauda; en 2008, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner se robó las pensiones de los trabajadores depositadas en fondos privados, pero ya también este dinero se acabó.

 

No, los electores argentinos no se metieron un autogol: tomaron una decisión sensata al echar a los peronistas del poder. No sé si Milei tendrá la capacidad política para reconstruir Argentina, pero es absurdo permitir que siga el saqueo.

 

A López Obrador le molesta tanto el resultado de la elección argentina que se ha negado a felicitar a Milei, pero porque sabe que las políticas que él está aplicando son muy similares a las que quebraron a Argentina.

 

Sergio Sarmiento

 


miércoles, noviembre 08, 2023

 

Miénteme mas

Por décadas, vivimos casi sin información. Era una época en la que eso mismo ocurría en muchos países, de forma que no parecía nada excepcional. Sin embargo, conforme la tecnología permitía un mejor manejo de datos, nosotros no avanzábamos al mismo ritmo. Hace 50 años, por ejemplo, la información económica era escasa: un par de fechas para conocer las reservas internacionales del Banco de México, una sola para el crecimiento de la economía, apenas empezaba a medirse el movimiento de precios a nivel nacional. En otros temas, las cosas no eran mucho mejores: los medios simplemente repetían boletines de gobierno u opiniones de políticos.

 

Desde los años ochenta, las cosas empezaron a cambiar. Se creó una oficina especializada en estadística, que después se convertiría en INEGI; aparecieron medios dispuestos a investigar por su propia cuenta; la disputa al interior de las élites políticas abrió fuentes alternas de información. La apertura (GATT en 1986, OCDE y TLCAN en 1994) se acompañó de cada vez más y mejor información disponible, en todos los aspectos de la vida nacional.

 

De golpe, llega un mentiroso a la Presidencia. Una persona que, de acuerdo con la empresa SPIN, de Luis Estrada, es capaz de emitir alrededor de cien mentiras o inexactitudes al día. Dice que cancela la construcción del aeropuerto por corrupción, y por esa misma razón cierra fondos y fideicomisos, pero nunca demuestra sus dichos; dice que la pandemia no requiere mayores cuidados de la población, y mueren cientos de miles de mexicanos; dice que sus magnas obras promoverán el desarrollo, pero la única en operación pierde dinero, y las dos que faltan también lo harán. Más aún, las inaugura aunque no están terminadas.

 

Ayer alcanzó un nuevo hito: dijo que había ido a Acapulco, y que por ello conocía de primera mano la situación en el puerto después de Otis. No es así, pero él no tiene límite. Nunca lo ha detenido ni la ley, ni la ética. Su única referencia es el poder, y él mismo. Nada más importa. Afirma que la recuperación ya inicia, y medios abyectos (Televisa, Imagen) respaldan sus dichos con una (¡una!) imagen.

 

Creo que no se aquilata el daño que está causando este mentiroso. Su ejemplo ha ido permeando, y es cada vez más difícil conocer la información real. Nos pasó con los muertos en la pandemia, que sólo conocimos con algo de certeza con las muertes en exceso, reportadas por INEGI muchos meses después. Está ocurriendo con homicidios y desapariciones, y ahora “muertes con intención no determinada”. El mismo INEGI está sufriendo con los datos ficticios que le entregan dependencias de gobierno y que no tiene más remedio que incluir en sus cuentas. Defensa Nacional, Pemex y CFE inventan cifras, que dan como resultado un crecimiento económico inexistente. Afortunadamente, INEGI sigue siendo una institución confiable, y en otras de sus series puede uno encontrar cómo no caer en las mentiras mencionadas. Lo mismo el Banco de México, fuente de confianza.

 

Pero empiezo a preguntarme si podemos creer en las cifras de Hacienda. Tengo la duda de si la actuación de las dependencias mencionadas es espontánea, o resulta de la coordinación de quien tiene a su cargo las finanzas públicas, que, como usted sabe, ya están en zona roja, y es cuestión de meses para que sea obligado un ajuste. Lo que le importa a quien tiene el poder, y no quiere perderlo, es que esos meses sean más de diez, para que lo pague otra.

 

Desde Hanna Arendt y George Orwell sabemos que el totalitarismo tiene su origen en el momento en que todo está en duda, cuando nada es claro. Sin una referencia a la realidad, cualquier cuento es creíble, y más si los medios abyectos lo respaldan. Al final, no se trata de que crean en él, con que no crean en nada es suficiente.

 

Macario Schettino

 


domingo, octubre 29, 2023

 

Y luego ¿qué!

Las competencias electorales son (casi) como un juego de futbol: desatan emociones, apuestas e ilusiones. La ciudadanía se vuelca hacia el proceso y (al menos una parte) participa con ánimo desbordado. Sin embargo, pasado el día de la elección comienza el verdadero desafío: gobernar. Y ninguna de las dos candidatas cuenta hoy con las condiciones para poder ejercer sus funciones de manera efectiva.

 

El problema no son ellas. Cada una tiene sus virtudes y defectos, fuerzas y debilidades. El problema es la naturaleza de nuestro sistema político que, por un lado, le confiere poderes extraordinarios (de hecho, excesivos) a la presidencia y, por otro, deja en el aire a todo el resto del País: sin mecanismos naturales de interacción entre los tres poderes públicos, sin una estructura de coordinación entre el Presidente y los gobernadores y sin instrumentos para lograr la seguridad pública y el funcionamiento del sistema de justicia para la ciudadanía. Es decir, tenemos un sistema de Gobierno primitivo que no empata con la realidad del País y del mundo en la actualidad y que no cumple sus responsabilidades más elementales.

 

Otra forma de decir esto es que el País entró en un proceso de democratización sin haber transformado y afianzado sus instituciones más básicas, como el Gobierno, la justicia y la seguridad. La democratización comenzó desde 1968, pero fue adquiriendo forma con la creciente competencia electoral de los 80 y 90 y, eventualmente, gracias a sendas reformas electorales hasta llegar a la más fundamental de todas, la de 1996. Sin embargo, en contraste con otras naciones -sobre todo en Asia y el sur de Europa- que se fueron transformando en esos mismos años, México aceleró su paso hacia la elección abierta y confiable de sus gobernantes sin contar con un Gobierno efectivo, un sistema de justicia consolidado y un régimen de seguridad exitoso. Ahora estamos pagando el costo de esa ceguera.

 

Vendrá el primero de octubre del próximo año la inauguración de un nuevo Gobierno. Aun si el proceso electoral acaba siendo un modelo de probidad (como lo ha sido desde 1997) y todo mundo acata el resultado, cualquiera que sea éste, llegará una nueva Presidenta para encontrarse con circunstancias en buena manera inéditas y no sólo por el hecho de ser mujer.

 

Primero, el personal con que contará será de muy baja calidad por las reglas que decretó el Presidente saliente y que desincentivan el empleo de personal competente y experimentado; segundo, se enterará que las cuentas fiscales están en virtual bancarrota y que sólo abandonando todos los proyectos inviables e insostenibles que impulsó el actual Gobierno, incluyendo las aportaciones al barril sin fondo llamado Pemex, tendrá algunos fondos para poder funcionar; tercero, tendrá un Congreso dividido, pero decidido a trabajar con el Gobierno pero no para la Presidenta, una diferencia no meramente semántica; cuarto, un desencanto generalizado por las expectativas destrozadas y la desconfianza hacia la nueva responsable del Gobierno; y, quinto, una crisis de seguridad que amenaza con volverse incontenible. En una palabra, de pronto se percatará que el costo del Gobierno saliente habrá sido dramático y que habrá dejado al País sin opciones fáciles.

 

Su gran ventaja, suponiendo que la economía estadounidense sigue en marcha a un ritmo similar al actual, radicará en que las exportaciones sigan generando una cauda de demanda para el funcionamiento general de la economía. Eso le daría un pequeño respiro, pero también marcaría los límites de lo que puede hacer. Lo fácil, porque esa es la manera que imaginan los políticos desvinculados de los dilemas que afectan a quienes están involucrados en el mundo real de la economía, sería proponer una reforma fiscal para evitar que el Gobierno tenga que hacer sacrificio alguno al transferirle a la ciudadanía el costo de la improductividad e ineficiencia de juguetes como las dos bocas, el trenecito y el aeropuerto de fantasía. Muy pronto se percatará, o debiera percatarse, que la ecuación es al revés: hay que transformar al Gobierno para que prospere el País.

 

Todo esto bajo una gran presión porque iría a contracorriente. Las promesas del Gobierno actual habrán probado ser meras ilusiones y la supuesta fortaleza política, económica e institucional una mera quimera. Si la ganadora es Claudia, su dificultad será mayor porque tendría que romper no sólo con la persona de su predecesor, sino sobre todo con el hechizo que lo mantuvo navegando sin logro alguno. Si la ganadora es Xóchitl, su desafío será aprovechar la patética realidad para liberar fuerzas y recursos contenidos por tanto tiempo en la ciudadanía y en ese enorme talento empresarial que yace detrás de cada aspiracionista (AMLO dixit). Ninguna lo tendría fácil.

 

Pero nada de eso será suficiente mientras no se construyan y consoliden instituciones que no sean susceptibles de desmantelamiento, como el que llevó a cabo el Gobierno actual. Nadie, ni el más dogmático de los morenistas, va a aceptar un cambio si no existe claridad de rumbo y certeza de que las reglas del juego permanecerán vigentes. Y ese es el verdadero dilema del futuro de México: construir el andamiaje de un país que pueda aspirar a un futuro mejor y cuente con los elementos para lograrlo.

 

Luis Rubio

 


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