jueves, julio 31, 2008
La 'Navaja de Ockham' y la política mexicana
Pareciera poco creíble que las ideas de un fraile franciscano del Siglo 14 pudieran ser de utilidad en el Siglo 21, pero así es.
Se trata de Guillermo de Ockham, que estableció un principio lógico que dice lo siguiente: en igualdad de condiciones, la solución más sencilla es probablemente la correcta.
Un principio que a veces parece totalmente ausente en México.
¿Por qué razón el PRD está promoviendo una consulta en la que los dados están cargados? La respuesta más sencilla a este problema es porque quieren parque político para oponerse a la reforma.
O bien, ¿por qué el PRI sí quiere sacar una reforma aunque sea diferente a la que planteó Calderón? Porque está interesado en ganar imagen y votos para las elecciones del 2009 y del 2012.
¿Por qué el PAN y el Gobierno van a darle luz verde a la reforma planteada por el PRI? Porque necesitan que la reforma petrolera salga, así sea rasurada y limitada, pues de lo contrario sería un gran fracaso para la administración actual.
En la política y en la economía mexicanas tenemos la tendencia a enredarnos o a aceptar explicaciones enredadas cuando las cosas tienen respuestas claras y sencillas.
Por ejemplo, si pregunta por qué el Gobierno le pedía al Banco de México que bajara las tasas de interés es porque al Gobierno le conviene que la actividad económica sea mayor probablemente sin importarle un costo de un punto o un par de puntos en la inflación.
Al Banco de México le importa menos perder un medio punto de crecimiento o poco más incluso si a cambio de ello se va a conseguir frenar la inflación, porque para eso está.
Si no cumpliera su propósito podría ser incluso demandado por falta de cumplimiento de su mandato.
Veamos ahora otra historia, también vinculada con un fenómeno que hoy se presenta por todas partes y que es el incremento de los precios de los alimentos.
Este fenómeno tiene dos explicaciones muy simples. Una parte del aumento tiene que ver con desequilibrios entre la oferta y la demanda a nivel mundial y otra con los procesos especulativos en los mercados financieros en los que se fijan los precios de muchos productos.
No es uno u otro, es la suma de ambos, punto.
Finalmente, déjeme ponerle un caso que tiene una relación más cercana con la política, que es donde a veces parecen enredarse más las cosas.
Los políticos -por lo menos casi todos los políticos mexicanos- piensan fundamentalmente en llegar y escalar en el poder.
Esto define una parte central de sus acciones. Si el Jefe de Gobierno del Distrito Federal quiere ser aplaudido por los cercanos de AMLO y también por los empresarios que van a desarrollar la infraestructura de la Ciudad de México es porque quiere escalar a una posición arriba, es decir, ser candidato a la Presidencia de la República, como él ya admitió.
Lo mismo puede decirse, lo admitan o no, de Enrique Peña o de Manlio Fabio Beltrones, en el PRI. No le demos vueltas.
O bien, tampoco hay que buscar una solución compleja frente a la actitud política de Andrés Manuel López Obrador. Le apuesto doble sobre sencillo a que en cuanto haya un dictamen de la reforma petrolera -o antes incluso- veremos nuevamente a sus huestes en la calle o tomando la tribuna.
El tema no es la reforma petrolera, sino la permanencia en la escena política como el político más conocido y el prospecto más fuerte para volver a ser candidato presidencial, aunque esta vez no sea "legítimo".
Enrique Quintana
enrique.quintana@reforma.com
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¿Para que tanto brinco estando el suelo tan parejo? Todos los políticos son iguales, sólo buscan su beneficio personal o de grupo. Uno como ciudadano, ante la partidocracia que tenemos y que no podemos eliminar, debemos escoger entre ellos el que nos brinde más beneficios y menos perjuicios, para toda la sociedad, a pesar de que el político, en lo personal, busque su propio beneficio. La clave no esta en los discursos, en el que, si no en los cómos.
Se trata de Guillermo de Ockham, que estableció un principio lógico que dice lo siguiente: en igualdad de condiciones, la solución más sencilla es probablemente la correcta.
Un principio que a veces parece totalmente ausente en México.
¿Por qué razón el PRD está promoviendo una consulta en la que los dados están cargados? La respuesta más sencilla a este problema es porque quieren parque político para oponerse a la reforma.
O bien, ¿por qué el PRI sí quiere sacar una reforma aunque sea diferente a la que planteó Calderón? Porque está interesado en ganar imagen y votos para las elecciones del 2009 y del 2012.
¿Por qué el PAN y el Gobierno van a darle luz verde a la reforma planteada por el PRI? Porque necesitan que la reforma petrolera salga, así sea rasurada y limitada, pues de lo contrario sería un gran fracaso para la administración actual.
En la política y en la economía mexicanas tenemos la tendencia a enredarnos o a aceptar explicaciones enredadas cuando las cosas tienen respuestas claras y sencillas.
Por ejemplo, si pregunta por qué el Gobierno le pedía al Banco de México que bajara las tasas de interés es porque al Gobierno le conviene que la actividad económica sea mayor probablemente sin importarle un costo de un punto o un par de puntos en la inflación.
Al Banco de México le importa menos perder un medio punto de crecimiento o poco más incluso si a cambio de ello se va a conseguir frenar la inflación, porque para eso está.
Si no cumpliera su propósito podría ser incluso demandado por falta de cumplimiento de su mandato.
Veamos ahora otra historia, también vinculada con un fenómeno que hoy se presenta por todas partes y que es el incremento de los precios de los alimentos.
Este fenómeno tiene dos explicaciones muy simples. Una parte del aumento tiene que ver con desequilibrios entre la oferta y la demanda a nivel mundial y otra con los procesos especulativos en los mercados financieros en los que se fijan los precios de muchos productos.
No es uno u otro, es la suma de ambos, punto.
Finalmente, déjeme ponerle un caso que tiene una relación más cercana con la política, que es donde a veces parecen enredarse más las cosas.
Los políticos -por lo menos casi todos los políticos mexicanos- piensan fundamentalmente en llegar y escalar en el poder.
Esto define una parte central de sus acciones. Si el Jefe de Gobierno del Distrito Federal quiere ser aplaudido por los cercanos de AMLO y también por los empresarios que van a desarrollar la infraestructura de la Ciudad de México es porque quiere escalar a una posición arriba, es decir, ser candidato a la Presidencia de la República, como él ya admitió.
Lo mismo puede decirse, lo admitan o no, de Enrique Peña o de Manlio Fabio Beltrones, en el PRI. No le demos vueltas.
O bien, tampoco hay que buscar una solución compleja frente a la actitud política de Andrés Manuel López Obrador. Le apuesto doble sobre sencillo a que en cuanto haya un dictamen de la reforma petrolera -o antes incluso- veremos nuevamente a sus huestes en la calle o tomando la tribuna.
El tema no es la reforma petrolera, sino la permanencia en la escena política como el político más conocido y el prospecto más fuerte para volver a ser candidato presidencial, aunque esta vez no sea "legítimo".
Enrique Quintana
enrique.quintana@reforma.com
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¿Para que tanto brinco estando el suelo tan parejo? Todos los políticos son iguales, sólo buscan su beneficio personal o de grupo. Uno como ciudadano, ante la partidocracia que tenemos y que no podemos eliminar, debemos escoger entre ellos el que nos brinde más beneficios y menos perjuicios, para toda la sociedad, a pesar de que el político, en lo personal, busque su propio beneficio. La clave no esta en los discursos, en el que, si no en los cómos.
Etiquetas: demagogia, democracia, PAN, partidocracia, PRD, PRI