miércoles, julio 30, 2008

 

Tomémosle la palabra a López Obrador

Por una vez tomémosle la palabra a López Obrador: pidió el domingo que el gobierno escuche los resultados de la consulta petrolera. El gobierno, el PAN, el PRI, el propio PRD, los demás partidos, los medios, debemos hacerlo. Los resultados son transparentes: pese al acarreo, la compra de votos, la obligación de los funcionarios públicos locales a participar en la misma, a que se cometieron los mismos actos del "cochinero" de la elección interna del PRD (¿qué mejor ejemplo que el propio Guadalupe Acosta Naranjo declarando el viernes que no podría votar porque no tenía credencial de elector y el domingo se fotografió haciéndolo?¿cómo hizo para conseguir en un sábado una credencial de elector?), al dispendio de recursos de los gobiernos locales perredistas, votaron apenas 800 mil personas en el DF y sin dar ningún tipo de resultados confiables, la dirección del PRD acepta que en todo el país podrían haber votado dos millones, lo que suena inverosímil ante lo desairiado que estuvo en los estados la consulta. El hecho es que si como también dice el PRD, entre el 80 y el 85 por ciento votaron por el no, eso implicaría que rechazan la reforma petrolera alrededor de un millón y medio de electores, sobre un universo muy superior a los 70 millones. Un millón y medio que representan poco menos del 4 por ciento de quienes votamos en la elección del 2006, o sea 42 millones de personas. Entonces respetemos la posición de ese 4 por ciento de electores duros del PRD (eso es lo que son y demuestran, una vez más, que su votación se está derrumbando en forma estruendosa: en el 2006 recibieron casi 15 millones de votos, o sea que de quienes votaron por López Obrador votaron ahora por rechazar la reforma energética sólo el 10 por ciento del total) pero también la del otro 96 por ciento de los electores, sin contar a los casi 30 millones de ciudadanos que no votaron en el 2006 y por supuesto tampoco ahora.

Si se respeta el resultado de la consulta, el congreso tendría que comenzar a dictaminar inmediatamente una reforma a PEMEX, porque ésta tiene el apoyo de la mayoría de la población. Incluso en esta lógica, la reforma propuesta por el priismo (que está muy lejos de los compromisos públicos que habían asumido muchos de sus principales dirigentes) se queda definitivamente corta. No sólo por los números que arrojan la consulta: en la encuesta de BMG y asociados publicada en Excélsior ayer, resultó que el 48 por ciento de los encuestados en el DF apoyan una reforma como la planteada por el ejecutivo federal, el número aumenta al 52 por ciento en Guadalajara y sube al 57 por ciento en Monterrey. Pero es más interesante el resultado cuando se va a los distintos capítulos, sin decir si son parte o no de alguna de las iniciativas: el 67 por ciento en el DF y Guadalajara (un 58 por ciento en Monterrey) apoyan incluir en el consejo de administración de PEMEX a profesionista especializados; la propuesta de los "bonos ciudadanos" tiene un apoyo de entre el 68 y el 65 por ciento; que PEMEX contrate personas físicas o morales para que colaboren en la exploración y desarrollo del petróleo, tiene un apoyo de entre 59 (en Guadalajara) y 69 por ciento (en Monterrey, en el DF es de 63 por ciento); que personas físicas o morales puedan participar mediante permisos en el transporte, distribución y almacenamiento de derivados del petróleo, tiene un apoyo del 62 al 56 por ciento. Uno de los capítulos más controvertidos, que se permita a PEMEX contratar con terceros los servicios de refinación, tiene un respaldo de 49 por ciento en el DF; del 55 por ciento en Guadalajara y de 53 por ciento en Monterrey. Ahí están las cifras y ello, combinado con los resultados y sobre todo los índices de la participación ciudadana de la consulta, demuestran qué es lo que quiere la gente. Respetémoslo.

Para el perredismo, que una vez más ha apostado a las cartas lopezobradorista, el resultado es un desastre: la votación en el DF fue de la mitad de lo que esperaban pese a todas las irregularidades y a la enorme cantidad de dinero involucrada. Dice ahora Manuel Camacho que la participación podría haber sido mayor si el PAN y el gobierno hubieran apoyado la consulta. Es una verdad de Perogrullo, pero el hecho es que la consulta fue una iniciativa partidaria, del PRD, que tuvo en el GDF respaldo y patrocinador, incluso económico, y que terminó en un fracaso: el perredismo, o mejor dicho el lopezobradorismo (¿sigue considerando López Obrador a Ebrard como parte del mismo o ya ha decidido cortar amarras con el jefe de gobierno?) quiso hacer una demostración de fuerza y terminó exhibiendo su creciente debilidad.

Para el PRD queda ahora sólo un objetivo: tratar de salvar lo que se pueda después del daño ocasionado primero por las muertes del News Divine y ahora por este fracaso político. Ya Guadalupe Acosta Naranjo ha declarado que podrían ir a una propuesta conjunta con el PAN y el PRI sobre el tema; el PRI ya ha colocado su iniciativa como eje articulador sobre el cual podrán girar los acuerdos y muchos podrán decir que "frenaron" la iniciativa presidencial para "privatizar" PEMEX. Lo preocupante en todo caso no es que sea mentira sino que lo que finalmente se apruebe, como ocurrió en el terreno fiscal o electoral, sea un híbrido, con algunos aspectos positivos y otros negativos. Un poco con la idea, sobre todo del priismo, de que las reformas que se aprueben sean aquellas que permitan mantener las cosas funcionando, sin ir al fondo y haciendo una suerte de remodelación de la casa, esperando que los cambios estructurales reales les toque realizarlos a ellos en 2012. Es política y es legítimo. La pregunta es quién paga por el progresivo deterioro de la casa, que no pueden ocultarse con reformas cosméticas. A contestar esa pregunta están renunciando el PRI y el PAN.

Por: Jorge Fernández Menéndez
Publicado en: Periódico ExcelsiorFecha: Martes, 29 de Julio de 2008

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