sábado, febrero 03, 2007

 

La inflación del Banxico está en lo correcto

A riesgo de recibir un alud de críticas, me parece que la inflación que calcula el Banxico es la cifra correcta: 4 por ciento.

Durante las últimas semanas se ha generalizado la idea de que la medición de la inflación del Banco de México corresponde a la macroeconomía, la que no tiene que ver con la microeconomía que es la que afecta a nuestros bolsillos.

Así, se dice popularmente que es falso que la inflación haya crecido 4 por ciento durante los últimos 12 meses y que en realidad el incremento haya sido mucho mayor.

Voy a volver a ser impopular -ni modo- y quiero demostrarle que la medición de la inflación que mide Banxico es esencialmente correcta y que su incremento sí es cercano al 4 por ciento durante el último año.

El banco central no inventa los datos sino que los capta de varias decenas de miles de lecturas que se realizan cada mes.

Un virtual ejército de encuestadores, entre los que se encuentran muchas amas de casa, sale todos los días a captar el movimiento de los precios de los bienes y servicios en decenas de ciudades del País.

Puedo asegurarle con entera certeza que no existe en México -con excepción del INEGI- ninguna institución que tenga la capacidad de captación de la información de precios que se presenta en las calles de todo el País todos los días del año.

Hace años, podíamos pensar que el Índice de Precios al Consumidor, que da a conocer el Banxico, era un misterio pues no se sabía cuál era la evolución de las cotizaciones individuales que lo conforman.

Sin embargo, ya desde hace varios años, en la página de Internet del Banxico se puede obtener la referencia precisa de cada uno de los miles de productos y servicios que conforman dicho índice.

Además, se puede conocer su conformación con toda precisión pues deriva de un estudio que no realiza el Banxico sino el INEGI, y es la Encuesta de Ingreso-Gasto de los Hogares, a través de la que se descubre cómo es que se gasta en los hogares mexicanos.

El detalle de las ponderaciones que cada producto o servicio tiene en el índice de precios es público. No tiene misterio. Se sabe que las tortillas de maíz pesan 1.22 por ciento en el índice, o que la leche fresca lo hace en 1.86 por ciento, o que todos los productos vinculados con la alimentación pesan 22.7 por ciento.

No lo quiero cansar con las cifras. Todas están disponibles con pleno detalle en la página de Internet del Banxico.

Hay muchos productos que mes con mes suben y hay otros que bajan. Del gran promedio es que surge el índice.

Por razones plenamente explicables le ponemos siempre más atención a los bienes y servicios cuyo precio aumenta y no atendemos a otros que se quedan estables o bajan.

Si me permite una analogía, los índices de precios en México y en todo el mundo, son parecidos a las percepciones que existen sobre el calentamiento global.

Tal vez parezca que un aumento de algunas décimas de grado en la temperatura promedio del planeta es una cosa insignificante, pero es el aumento real. No es un invento de los investigadores y tiene tras de sí muchos fenómenos específicos que registran variaciones más grandes.

Pero nadie dice que ese cambio, que es un gran promedio de muchos otros más violentos en lo individual, es algo falso o que poco tiene que ver con la realidad.

Una tarea de las mediciones, en cualquier ámbito de la realidad, es lograr generalizaciones. Para Pedro sería irrelevante la inflación que registra Juan y que también es diferente a la que tiene Luis.

La tarea de las mediciones de la mayoría de las unidades económicas es que reflejen a ese gran promedio y sirvan como referencia a todos.

Sin embargo, cuando existe la percepción popular -equivocada- de que la inflación de 4 por ciento es un mito, o peor aún, una manipulación deliberada de la realidad con fines malévolos por parte del banco central, entonces se puede vender muy bien la posibilidad de que se necesita un aumento de emergencia de los salarios.

Pocas consignas o propuestas van a tener tan alta aceptación y respaldo popular como una demanda de subir los salarios, que evidentemente son insuficientes en México.

Pero al mismo tiempo, el argumento no se sostendría si se aceptara que la inflación es de 4 por ciento.

Así que para darle validez a la demanda, hay que desacreditar a quien emite la información, es decir, a Banco de México.

La psicosis que ve Guillermo Ortiz es real, y sobre ella es que se puede construir una movilización como la que ayer se dio en el centro de la Ciudad de México.

Hay que aumentar los salarios, sin duda, y aquí lo hemos dicho reiteradamente. Pero la razón es que necesitamos mejorar la condición de vida de la gente y el camino para hacerlo es a través de aumentos sostenidos de la productividad. No hay otro camino.

Enrique Quintana, El Norte, 1o de febrero 2007
enrique.quintana@reforma.com
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Para quien sepa lo básico de economía sabe que aumentar los salarios por decreto sólo causará más inflación y a la larga más pobreza. ¿Qué acaso esos que piden aumentos de salarios de emergencia no vivieron durante los 70's y 80's? Seguramente si se acuerdan de las inflaciones anuales de 3 dígitos. HAGAN MEMORIA POR FAVOR!!!!!

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Comments:
Por eso zolliker dice que esa es la definicion de estupidez e ingorancia http://realidadnovelada.com/2007/02/02/significado-de-ignorancia/
 
Aquí esta la historia completa.
http://realidadnovelada.com/2007/02/02/frase-del-dia-1-feb-2007/

Gracias Laura por el aporte.

Saludos
 
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