lunes, enero 29, 2007

 

Ebrard: ¿Transparencia o tapadera?

El punto de partida para Marcelo Ebrard en materia de transparencia no es cero.

Su administración inicia con saldo deficitario porque ahora no basta con ofrecer nuevas herramientas de acceso a la información pública. Además, está obligado a dar, cuanto antes, muestras de que al final no terminará con la tomada de pelo que López Obrador recetó a los capitalinos por seis años.

Hasta la fecha, el ex candidato presidencial sigue sin entender de qué se trata el tema. En la presentación de su nuevo programa de televisión lo defendió como una forma de "garantizar el derecho a la información".

Su comprensión del tema nunca pasó de ahí. Para él, derecho a la información tenía que ver con que sus arengas tuvieran difusión, no con hacer disponibles las cuentas de la construcción del segundo piso del Periférico.

Ésta es la herencia que Marcelo Ebrard tiene la oportunidad de corregir. Si Felipe Calderón ha crecido a partir de aprovechar la desidia y la incapacidad de Fox para tomar decisiones, la oportunidad de Ebrard es la misma con respecto al nulo interés de AMLO por la apertura informativa.

La estrategia que hasta ahora ha seguido el gobierno capitalino ha sido presentar y difundir nuevas herramientas de acceso a la información: el sistema electrónico de solicitudes (Infomex) y la construcción de espacios públicos para asistir a los solicitantes de información y capacitar a los funcionarios obligados a entregarla.

Lo anterior es útil, pero insuficiente. Lo medular para el relanzamiento creíble del tema está en revertir dos prácticas.

La primera tiene que ver con cambiar las evasivas, demoras e intimidaciones ("¿para qué la quiere?") para solicitudes de información que ni siquiera están cerca de la frontera que define lo reservado o confidencial y que son la inmensa mayoría.

Para lograr esta transformación ayuda el crecimiento en la demanda de documentos públicos que se ha dado a partir de la instalación del sistema de solicitudes electrónicas. En los primeros dos meses y medio -noviembre, diciembre y parte de enero- se han recibido alrededor de 900 solicitudes.

Esto es más que lo recibido durante todo el año previo a la implementación de Infomex.

Pero este indicador de éxito, que es el crecimiento de la demanda, será efímero si no es correspondido con nuevas prácticas de entrega. InfoDF todavía no da a conocer el porcentaje de estas solicitudes que fueron resueltas positivamente.

El otro elemento para una transparencia creíble en el DF tiene que ver con la falta de claridad en el manejo de los proyectos más importantes de la Ciudad durante el sexenio pasado. En esto, todo está por hacerse.

Ya se anunció la liquidación del Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vías de Comunicación del DF (Fimevic), pero no se ha dicho nada sobre cuándo se van a transparentar sus cuentas a cabalidad.

Esto es doblemente necesario por estar alimentado el fideicomiso de dinero público, pero, además, porque habiéndose construido algunos de los tramos de la gigantesca obra por asignación directa, sólo se disiparán las sospechas abriendo todas las cuentas.

A las autoridades en funciones del Fimevic no se les ven muchas ganas de transparentar su actuación. Ante una solicitud amplia de documentos planteada por uno de los comisionados de InfoDF, Salvador Guerrero, le fue negada la información en su totalidad, entre otras razones, por una insólita: ser servidor público.

Esto quiere decir que, en el rebuscado razonamiento de las autoridades del Fimevic, el funcionario pierde derechos fundamentales al tomar una responsabilidad pública.

Las mismas exigencias de transparentar aplican para otro fideicomiso que también recibió cuantiosos recursos públicos: el creado para el Rescate del Centro Histórico.

Hace unos días, el Jefe de Gobierno decidió que se disolvería, pero, ¿dónde están las cuentas de este fideicomiso que gastó seis mil millones de pesos de recursos públicos en proyectos inmobiliarios?

La situación es similar para una amplia variedad de órganos cuya naturaleza jurídica variada (fideicomisos, descentralizados, empresas de participación estatal) ha sido usada como pretexto para evitar la entrada del escrutinio ciudadano. No puede haber transparencia creíble para el Gobierno de Marcelo Ebrard si antes no hay la determinación de renunciar a ser tapadera de la administración que lo antecedió.

Resucitar el tema de la transparencia tras un gobierno que se empeñó en desencantar a la ciudadanía exige mucho más que marketing.

Juan Ciudadano, El Norte, 29 de enero 2007
juanciudadano@juanciudadano.com

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Otro rasgo característico de los regímenes populistas es la falta de transparencia. Como sus finanzas no soportarían ningún análisis objetivo, prefieren ocultar la información para que no los "balconeen". Pero aún así hay gente que les cree todo...

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