sábado, diciembre 28, 2019

 

Soberbia e improvisación

Soberbia e improvisación son las dos palabras que definen los primeros 12 meses de la actual administración.

 

La soberbia se ha hecho evidente en cinco elementos. El primero es haber llamado a esta gestión de Gobierno "la cuarta transformación", antes siquiera de haber tomado las riendas del aparato administrativo.

 

Después de un año, lo único que hemos visto es la destrucción de las capacidades humanas, presupuestales y administrativas de gestión de Gobierno. Pero ninguna transformación en positivo de alguna institución relevante.

 

El segundo elemento que hace evidente la soberbia es el desdén por la técnica. "No tiene mucha ciencia gobernar", dijo el Presidente, con esa sonrisa que parece burlarse de antemano de quienes se quejarán de sus palabras.

 

La ciencia y la técnica han quedado a un lado, y así los grandes proyectos de este Gobierno están dominados por el cálculo político y el dominio de la narrativa del día. Primero el mensaje, después el cálculo político, y que la realidad se adapte a ambos.

 

El tercer elemento que evidencia la soberbia es la ausencia de diálogo con expertos y críticos que estén fuera del movimiento partidista del Gobierno. Los que no son leales no tienen ni tendrán voz, parece ser el mensaje permanente. En cambio, quienes aplauden al Presidente tendrán un lugar en la mesa de decisiones.

 

El cuarto elemento se observa en la utilización del poder del Estado para deshacerse, poco a poco, de personas incómodas que ocupan cargos claves en instituciones que el Gobierno no controla.

 

El combate a la corrupción se ha convertido en una letal arma discursiva, que señala sin pruebas, ni juicio, ni posibilidad de defenderse, a quienes osan contradecir o estorbar su proyecto.

 

Y el quinto elemento es el alejamiento de México de los foros internacionales multilaterales de alto nivel. "No necesitamos al mundo", parece decir el Presidente con su renuencia a participar directamente en las mesas multilaterales que discuten los grandes problemas globales.

 

De la soberbia viene la improvisación.

 

A lo largo del año hemos visto cómo el control del discurso y el mensaje político dominan sobre los procesos legales, planeados, técnicamente sólidos y financieramente viables.

 

Comprar pipas por adjudicación directa para transportar gasolina por tierra. Cancelar un aeropuerto viable y necesario, para construir uno inviable e inservible. Eliminar programas sociales y reducir gasto en salud para construir una refinería.

 

Continuar obras inviables e inservibles como el tren México-Toluca y el Tren Maya, pero eliminar el Seguro Popular que ha recibido todo tipo de reconocimientos internacionales y ha salvado la vida de miles de mexicanos.

 

Anunciar la creación de 100 nuevas universidades, que en los hechos no son más que pequeños centros comunitarios que imparten algunos cursos improvisados.

 

Y esos son sólo algunos ejemplos. El problema es que esto no es sólo el recuento de un año perdido, sino que es, al parecer, la constante que dominará el año que entra y los que faltan.

 

La desesperanza de muchos mexicanos, incluso de aquellos que votaron por este Gobierno, es que no parece haber ningún signo de que la soberbia y la improvisación dejarán de ser la fórmula que dirige el ejercicio de Gobierno.

 

Y por eso la pregunta es: ¿qué nos queda a la sociedad civil mexicana?

 

La respuesta: construir alternativas. Regresar la ciencia y la técnica al centro del debate de la agenda pública para diagnosticar y evidenciar todo lo que está mal, para después plantear la vía adecuada.

 

Volver a convocar a los grandes expertos que México sí tiene, en los distintos temas, para crear soluciones a los problemas viejos, y a los nuevos que este Gobierno ha creado.

 

Y así, demostrarnos que en una democracia, la responsabilidad de construir Nación es de todos.

 

Max Kaiser

El autor es especialista en temas de Integridad y Anticorrupción.


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