sábado, noviembre 23, 2019

 

Desprecio por la administración pública

La capacidad de un buen político no sólo se refleja en sus discursos, sino también en su aptitud para gobernar.

 

Y gobernar es mucho más complejo que dar mensajes o incluso firmar decretos. Se trata de tomar las mejores decisiones, de deliberar respetando la ley y las instituciones, y persuadir con argumentos a los ciudadanos para avanzar en medio de muchas resistencias y obstáculos.

 

Gobernar bien es liderazgo en libertad.

 

Antes de ser Presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, en su ensayo "El Estudio de la Administración", de 1887, estableció con claridad que la administración pública es la disciplina que analiza el orden de ejecución de los proyectos del Gobierno. Es propiamente la capacidad de éste para dar resultados.

 

Hablemos de dos ejemplos en los que nuestro Gobierno desdeña la administración pública: el programa de pensión a los adultos mayores y las becas a estudiantes de escuelas públicas.

 

Todos los adultos mayores de 68 años ahora reciben, sin distinción, una pensión gracias a nuestros impuestos. Para el próximo año se destinarán 130 mil millones de pesos para dar apoyo mensual de mil 275 pesos a más de 10 millones de beneficiarios.

 

Sería sin duda una excelente iniciativa, a no ser porque sustituyó un programa que apoyaba con mayor atingencia y efectividad sólo a los adultos mayores más necesitados.

 

Antes del actual programa, se tenía identificado que entre la población con más de 65 años, los que no recibían ningún tipo de pensión o apoyo de algún Gobierno representaban el 26 por ciento.

 

Así, un programa bien ejecutado por una administración pública con profesionalismo hubiera incrementado al doble la pensión de hoy, pero sólo apoyando a quienes verdaderamente lo necesitan.

 

De esta forma nos estaría costando este programa la mitad de lo que actualmente gasta el Gobierno en este esfuerzo social, y tendríamos además la certeza de que ese beneficio es para mejorar su calidad de vida, no como ahora, que nadie sabe para qué utilizan los recursos que les damos a través del Gobierno.

 

El otro programa que merece una crítica es la beca universal "Benito Juárez" para estudiantes de educación media superior.

 

Este programa contempla el apoyo económico indiscriminado a 3.5 millones de jóvenes de educación media superior. Otra vez, un programa que pudiera ser mejorado si contemplamos que más de 1 millón de jóvenes en México dejan sus estudios de preparatoria.

 

Sin embargo, lo que una administración pública seria hubiera hecho es analizar cuáles son las causas de esta deserción y hubiera encontrado, como está documentado por la SEP, que sólo el 38 por ciento de esos jóvenes abandonan por razones económicas. El resto lo hace por no poder avanzar en sus estudios al reprobar sus materias.

 

Esto significa que, en lugar de estar apoyando a todos los jóvenes en preparatorias públicas con transferencias bancarias, la administración pública pudiera ser más efectiva apoyando al 10 por ciento del total de inscritos en preparatorias públicas que realmente lo necesitan.

 

Por supuesto, también creando programas para que los alumnos puedan superar sus deficiencias en matemáticas, cálculo, física y química que los hacen desertar.

 

Es claro que el reto de estos dos temas tiene que ver con la capacidad de la administración pública para detectar a esos adultos mayores y a esos jóvenes que son los mexicanos que necesitan el apoyo económico para salir adelante. Algo que necesita trabajo, seriedad y una administración pública capaz.

 

Un Gobierno irresponsable regala recursos a todos de manera indiscriminada en lugar de a quienes más los necesitan.

 

Ésta es la diferencia entre un Gobierno que respeta la administración pública y otro que la desprecia.

 

Vidal Garza Cantú

vidalgarza@yahoo.com


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