lunes, octubre 27, 2008

 

¿Fuero parlamentario o patente de corso?

Tiene que existir una cierta capacidad de resignación o quizás de masoquismo. Pero no deja de asombrar que López Obrador haya calificado a los senadores que votaron por la reforma energética, incluyendo la enorme mayoría del PRD y el FAP,  de "mayordomos de los potentados y sirvientes al servicio del extranjero" y que ninguno, comenzando por los de su partido, le haya contestado en forma directa a alguien que los está insultando sin disimulo alguno.

La actitud es más incomprensible aún cuando luego de los insultos, diputados como Alejandro Chanona de Convergencia, terminen intentando hacerle el juego al propio López Obrador y pidan que el martes "sea recibido" por la mesa directiva de la cámara de diputados para exponer sus argumentos. En realidad, lo que sucede con muchos legisladores es que no tienen el menor respeto por su propia investidura. Si el señor López Obrador tenía algo que exponer ante los congresistas tuvo tres meses de una costosa y en buena parte inútil consulta que fue realizada precisamente como demanda del propio López y los partidos del FAP a lo que no quiso concurrir. Es más vergonzante en el caso de Convergencia porque, primero para exponer esos puntos fueron elegidos Chanona y otros 499 diputados y peor aún porque la plataforma con la que fueron elegidos los legisladores de Convergencia, el programa propuesto por el propio partido para las elecciones del 2006, como se puede consultar en su propia página de internet y en el IFE, es una plataforma en la que se propone una amplísima intervención de la iniciativa privada en la industria petrolera y en la energética en general. Entonces a quién se le debe creer ¿a lo que plantearon esos legisladores para ser elegidos en sus cargos?¿a lo que declaran ahora ante los medios o a lo que votan en el congreso?

El propio líder de Convergencia, Dante Delgado, estuvo a punto de liarse a golpes con otros dos legisladores el jueves, quejándose de la presencia de la Policía Federal resguardando la sede alterna del Senado, pero no tuvo ni una palabra contra el grupo de manifestantes (un puñado encabezados por el propio López, que actuaron en las calles del DF, como se ha vuelto costumbre, con total impunidad) que impidieron al senado sesionar en su sede e incluso, una vez más con tolerancia de las autoridades capitalinas, ni siquiera permitieron llegar a los senadores a la casona de Xicotencatl. Es más, Layda Sansores, la beligerante diputada de Convergencia intentó ingresar por la fuerza al recinto alterno del Senado para evitar que la cámara alta sesionara, acompañada por otro grupo de legisladores, que fueron llevados a la propia sede alterna, entre otros, por los propios senadores de Convergencia, por la perredista Yeickol Polenvsky, Rosario Ibarra y Ricardo Monreal. Y luego esos mismos senadores, incluyendo a Delgado, han pedido la renuncia del secretario de seguridad pública federal, Genaro García Luna, por implementar un operativo que resguardara la posibilidad de que su propia cámara pudiera funcionar. Sansores, el diputado Gerardo Villanueva y las diputadas Aleida Alavés y Valentina Batres, intentaron forzar, una y otra vez el cordón policial y aseguraban que tenían fuero parlamentario para ello.

En realidad, el trabajo realizado por la PFP para garantizar la sesión, a pesar de los insultos y agresiones que recibieron los policías, entre otros de los citados diputados, fue ejemplar, porque preservar el recinto se lo había ordenado el presidente de la mesa directiva del propio senado, quien tiene que velar según el artículo 61 constitucional, "por la inviolabilidad del recinto" donde se reúnan a sesionar sus pares. Dice el mismo artículo que el presidente de la cámara debe velar porque se respete el fuero constitucional. Pero se olvidan algunos legisladores que el fuero no es una patente de corso, ni una carta franca para delinquir. Según la constitución, otra vez el artículo 61, "los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos y jamás podrán ser reconvenidos por ellas". Nada menos pero tampoco nada más: el fuero no es un argumento para conducir borracho, para hacer exhibiciones en lugares públicos, para bloquear calles y mucho menos para impedir el funcionamiento de las instituciones. Si alguno de estos legisladores se pregunta porqué hoy tienen un grado de aceptación tan baja entre la población deberían, entre otras cosas, revisar el tema del fuero: la gente, con toda razón, se indigna cuando ve a un legislador o legisladora, que nos cuesta, en promedio, poco más de un millón de pesos por mes cada uno de ellos, convertido en un hooligan o un vulgar peleador callejero, cuando en vez de defender sus posiciones partidarias se dedica a tomar tribunas o a ser utilizado (argumentando que no puede ser "tocado" porque tiene "fuero") como ariete por un grupo de vándalos que buscan impedir que el congreso funcione.

Se trata, en última instancia de tener un poco de respeto por sí mismos, y por su propia investidura. Para exigirle a los demás ser respetados se debe comenzar, como dirían las abuelitas, por ser respetuoso consigo mismo. Se esté o no de acuerdo con la reforma energética, las cámaras, sobre todo la de senadores, terminaron trabajando de forma ejemplar en torno a ella y la enorme mayoría dieron una muestra de buena labor parlamentaria, que esperemos se repita en San Lázaro mañana. Pero no estaría de más que los propios legisladores, que tanto y en tantas ocasiones han votado leyes para poner controles y límites a los otros poderes, comenzaran por legislar aunque sea en ese punto sobre sí mismos: sobre lo que puede y no puede hacer un diputado o un senador, sobre lo que debe ser entendido como el fuero parlamentario y lo que se convierte en una simple coartada para violar las leyes y no ser sancionado como cualquier otro ciudadano.

Por: Jorge Fernández Menéndez
Publicado en: Periódico Excelsior Fecha: Lunes, 27 de Octubre de 2008

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A ver si les sirve de experiencia y dejan de confiar en AMLO. Sobre todo los priístas y panistas. Ahí está, la minireforma de PEMEX quedó más parecida a lo propuesto por AMLO y el FAP a lo que originalmente propuso el Presidente Calderón. Siempre buscando el consenso (cosa que no es sinónimo de democracia) y que el PRD participara. Pero al final como quiera dice AMLO que es privatizadora y esta haciendo su "resistencia pacífica". Mejor hubieran aprobado algo que sirviera más al país si de todos modos AMLO a todo dirá que no. Ya es más que obvio que no le interesa México, le interesa llegar al poder. Le interesa que al actual gobierno le vaya mal para tener más argumentos para volver a participar en el 2012. Al tiempo.


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