lunes, octubre 20, 2008
¿Gastar más?
Hace ya buen tiempo me tocó interactuar con un ex ministro de economía y finanzas peruano durante el gobierno del Presidente Fujimori.
Platicamos de educación, de desarrollo y de las políticas económicas que él recomendaba no olvidar para los países y las empresas en tiempos de crisis.
Me regaló un folleto en el que describe sus ideas centrales de economía para gobernantes. Pero además incluye un decálogo que los gobernantes deberían de leer cada día antes de ir a su trabajo, para que forme parte de sus ideas básicas de gobierno y de sus hábitos de comportamiento.
Hace tiempo compartí algunas de estas ideas con ustedes. Dada la situación actual de la economía conviene recordarlas de nuevo.
¿Qué nos recomienda el ex ministro Carlos Boloña Behr en su decálogo? Primero, no olvidar que el órgano más sensible de las personas es el bolsillo.
Mucha gente estaba muy contenta con el desarrollo económico de nuestro país durante 1992, 1993 y 1994. Pero en 1995 se nos empezó a vaciar el bolsillo y nuestro ánimo cambió drásticamente. ¿Volverá a pasar lo mismo? Para los estadounidenses ya es una realidad.
Carlos insta a no olvidar que la crisis se puede minimizar si no se gasta más de lo que se tiene. Claro, me dije a mí mismo, esto que tan claramente saben las amas de casa como que no les resulta tan evidente a los que administran las finanzas públicas.
El ex ministro dice que no se debe olvidar que los países, estados y municipios también quiebran. Este punto no requiere un comentario adicional.
Otra sugerencia trata sobre dos recomendaciones que hacen sinergia entre ellas: no olviden que nadie cuida lo que no es suyo -un buen ejemplo es lo que le pasó a Enron, Permalat y a la banca estadounidense- y lo que no cuesta lo hacemos fiesta.
No hay lonche gratis, agrega Carlos, si queremos cambiar nuestro país necesitamos tener y usar inteligentemente los recursos. El mejoramiento de la infraestructura educativa no ocurre sólo con la firma de un acuerdo, por ejemplo.
El decálogo de Carlos pide no olvidar que los precios y el empleo no se determinan por decreto. "Los precios se determinan por la utilidad del bien y por la escasez relativa de los bienes o servicios disponibles en un momento dado", dice. Y el empleo se genera cuando creamos los sistemas que generan riqueza. Esos sistemas se llaman empresas; y para tener empresas es necesario gente capaz de crear empresas; y para tener emprendedores es necesario educarlos, motivarlos, entenderlos y apoyarlos.
La anterior recomendación fundamenta claramente este consejo: la pobreza se combate creando riqueza. "Quitar riqueza a los que tienen para dársela a los que no tienen es un camino seguro para empobrecer un país".
Por último, dice Carlos, más gasto público equivale a más impuestos. La única solución sustentable, la que perdura, es crear desarrollo, así la gente gana más y -claro- paga más impuestos. Y si los usamos eficazmente, podemos hacer más cosas por nuestra comunidad, como instrumentar más y mejores servicios públicos.
Los efectos de largo plazo y el interés general, o de mis inversionistas, sí cuentan, agrega Carlos. "Este último principio es la clave para evaluar medidas económicas", afirma.
Estimado lector, lo invito a meditar sobre todo lo anterior, pero más sobre las conclusiones que puede usar como lecciones de economía en su vida personal. Para mí resaltan las siguientes:
Cuide lo que tiene, no gaste más de lo que gane y de preferencia ahorre como mínimo un 10 por ciento de lo que gane. Tenga cuidado porque la familia también quiebra. No hay lonche gratis, alguien lo paga. Recuerde que lo que no les cuesta a sus hijos lo hacen fiesta. Haga que sus hijos se ganen lo que usted les dé, a través del logro de metas y de pequeños trabajos. Si quiere gastar más, tiene que ganar más. Y la pobreza se combate mediante educación, trabajo, responsabilidad y cariño por lo que se hace.
Platicamos de educación, de desarrollo y de las políticas económicas que él recomendaba no olvidar para los países y las empresas en tiempos de crisis.
Me regaló un folleto en el que describe sus ideas centrales de economía para gobernantes. Pero además incluye un decálogo que los gobernantes deberían de leer cada día antes de ir a su trabajo, para que forme parte de sus ideas básicas de gobierno y de sus hábitos de comportamiento.
Hace tiempo compartí algunas de estas ideas con ustedes. Dada la situación actual de la economía conviene recordarlas de nuevo.
¿Qué nos recomienda el ex ministro Carlos Boloña Behr en su decálogo? Primero, no olvidar que el órgano más sensible de las personas es el bolsillo.
Mucha gente estaba muy contenta con el desarrollo económico de nuestro país durante 1992, 1993 y 1994. Pero en 1995 se nos empezó a vaciar el bolsillo y nuestro ánimo cambió drásticamente. ¿Volverá a pasar lo mismo? Para los estadounidenses ya es una realidad.
Carlos insta a no olvidar que la crisis se puede minimizar si no se gasta más de lo que se tiene. Claro, me dije a mí mismo, esto que tan claramente saben las amas de casa como que no les resulta tan evidente a los que administran las finanzas públicas.
El ex ministro dice que no se debe olvidar que los países, estados y municipios también quiebran. Este punto no requiere un comentario adicional.
Otra sugerencia trata sobre dos recomendaciones que hacen sinergia entre ellas: no olviden que nadie cuida lo que no es suyo -un buen ejemplo es lo que le pasó a Enron, Permalat y a la banca estadounidense- y lo que no cuesta lo hacemos fiesta.
No hay lonche gratis, agrega Carlos, si queremos cambiar nuestro país necesitamos tener y usar inteligentemente los recursos. El mejoramiento de la infraestructura educativa no ocurre sólo con la firma de un acuerdo, por ejemplo.
El decálogo de Carlos pide no olvidar que los precios y el empleo no se determinan por decreto. "Los precios se determinan por la utilidad del bien y por la escasez relativa de los bienes o servicios disponibles en un momento dado", dice. Y el empleo se genera cuando creamos los sistemas que generan riqueza. Esos sistemas se llaman empresas; y para tener empresas es necesario gente capaz de crear empresas; y para tener emprendedores es necesario educarlos, motivarlos, entenderlos y apoyarlos.
La anterior recomendación fundamenta claramente este consejo: la pobreza se combate creando riqueza. "Quitar riqueza a los que tienen para dársela a los que no tienen es un camino seguro para empobrecer un país".
Por último, dice Carlos, más gasto público equivale a más impuestos. La única solución sustentable, la que perdura, es crear desarrollo, así la gente gana más y -claro- paga más impuestos. Y si los usamos eficazmente, podemos hacer más cosas por nuestra comunidad, como instrumentar más y mejores servicios públicos.
Los efectos de largo plazo y el interés general, o de mis inversionistas, sí cuentan, agrega Carlos. "Este último principio es la clave para evaluar medidas económicas", afirma.
Estimado lector, lo invito a meditar sobre todo lo anterior, pero más sobre las conclusiones que puede usar como lecciones de economía en su vida personal. Para mí resaltan las siguientes:
Cuide lo que tiene, no gaste más de lo que gane y de preferencia ahorre como mínimo un 10 por ciento de lo que gane. Tenga cuidado porque la familia también quiebra. No hay lonche gratis, alguien lo paga. Recuerde que lo que no les cuesta a sus hijos lo hacen fiesta. Haga que sus hijos se ganen lo que usted les dé, a través del logro de metas y de pequeños trabajos. Si quiere gastar más, tiene que ganar más. Y la pobreza se combate mediante educación, trabajo, responsabilidad y cariño por lo que se hace.
Ramón de la Peña Manrique
delapenaramon@hotmail.com
delapenaramon@hotmail.com