lunes, octubre 01, 2007

 

Populismo "reloaded"

El tema de la determinación de los precios de la energía en el país (gasolina, electricidad, diesel, gas natural, gas LP, etc.) no es un asunto fácil de manejar y entender.

La principal problemática es que estos precios no se pueden determinar de acuerdo al libre juego de la oferta y demanda, precisamente, por ser servicios provistos por monopolios públicos o privados, como es el caso del gas natural o los distribuidores de gas LP.

Por la importancia que tiene la energía en todo el aparato productivo, en el transporte de personas y mercancías y en el uso diario de los 25 millones de hogares en el país, lo que se decida con respecto a sus precios tiene una fuerte repercusión en todo el sistema económico que también se transmina a la parte social y política.

Por eso, el manejo y administración de estos precios debe hacerse con sumo cuidado. La energía, dentro de la ponderación para el cálculo por parte del Banco de México del Índice Nacional de Precios al Consumidor, representa el 7.77 por ciento del total.

Son varios los elementos que se deben tomar en cuenta en la determinación de los precios de la energía. En primer lugar, son bienes comerciables que tienen una referencia internacional, siendo esta última influenciada por situaciones de oferta y demanda en los mercados internacionales.

En estos momentos, el petrolero es un mercado en donde el incremento de la demanda mundial ha sido resultado del fuerte crecimiento económico que se está dando en ciertas regiones del mundo, trayendo como consecuencia que el precio del petróleo crudo alcance niveles históricos elevados. Esto lleva también a que el precio de productos derivados del petróleo, como la gasolina, también se eleve.

Nuestro país tiene la extraña paradoja, producto de la miopía nacionalista de muchos políticos mexicanos, de ser uno de los principales exportadores de petróleo crudo que, sin embargo, importa el 39 por ciento de gasolina para el consumo. Para la determinación del precio doméstico de la gasolina debería considerarse el comportamiento del mercado internacional. Para evitar los vaivenes del mercado petrolero, se pueden utilizar instrumentos financieros para reducir el riesgo de la volatilidad.

En segundo lugar, se debe tomar en cuenta que el precio que se fija para los energéticos envía los incentivos acerca de cuáles deberían ser los patrones de consumo de estos productos. Fijar la energía barata envía la señal de que se puede utilizar intensivamente, lo que trae como consecuencia problemas de contaminación, salud pública y va en contra de los protocolos que hemos firmado para evitar el calentamiento global del planeta. A los gobernantes locales, los precios de energía bajos les envía la señal de que hay que construir más vialidades en lugar de fortalecer y modernizar el transporte público para desincentivar el uso del transporte privado.

En tercer lugar, se deben estudiar muy bien los costos para producir y distribuir energía. Las excesivas prestaciones sindicales de Pemex, CFE y Luz y Fuerza, el exceso de mano de obra y algunas otras prácticas operativas y administrativas que pudieran ser mejoradas, nos indican que el asunto de los costos no es preocupación de sus administradores y aprovechan su situación de monopolio. Una correcta regulación de precios que se aplica en otras industrias monopólicas y de red, como es el caso del sistema de los precios tope, podría incentivar a estas empresas a ser más eficientes y compartir a los usuarios sus ganancias de productividad.

Si usted revisa su recibo de electricidad que quizá le parezca excesivo, todavía le dicen que nos lo están subsidiando y hasta nos calculan el monto del subsidio para agradecerlo. De la compañía de gas natural, me cuesta trabajo creer que el costo de acceso a su red sea mayor a 4 mil pesos. Habría que transparentar que el costeo de las tarifas eléctricas y de gas natural se haga a través de costos incrementales de largo plazo y no a costos históricos. Para la determinación de los precios de energía, las autoridades usan dos referencias contradictorias: la política y la recaudatoria.

Por una parte, es muy atractivo politícamente subsidiar estos precios. El costo, además del fiscal, es el envío de señales incorrectas acerca del uso de la energía. Pero cuando necesitan subir los ingresos públicos, no dudan en aumentar los precios de la energía de una sola vez, sacudiendo a todo el sistema económico. No hay que olvidarnos de los "gasolinazos" del pasado derivados de la imposibilidad del Gobierno para mantener el subsidio y a través de los cuales nos pasaban la factura del pasado, del presente y del futuro.

En esta ocasión, el Presidente Felipe Calderón escogió la vía política en su versión populista para manejar los precios de la energía. Anunció que no sólo posponía el aumento a 18 meses a la gasolina que había acordado con priistas y panistas, sino que además suspendía la indización que venían observando el resto de los energéticos.

El costo de la medida tiene dos dimensiones: la más visible es que la medida va a costar 9 mil millones de pesos, significando más hoyos a su limitada reforma fiscal. Pero el costo más grave es que estamos regresando al populismo para buscar solucionar los problemas económicos. Se está enviando la señal totalmente equivocada de que estamos en medio de una espiral inflacionaria. Ciertos precios se han incrementado debido a que se han elevado a nivel internacional y los importamos no porque tengamos problemas de excesiva demanda agregada. El sesgo de la política monetaria ha sido restrictivo.

Por la obsesión del Presidente Calderón de rebasar a AMLO por la izquierda, corremos el riesgo de chocar de frente o irnos al barranco.

Abel Hibert
ahibert@prodigy.net.mx

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Comments:
Otro artículo de la ultra derecha, verdad, Orlando??
 
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