jueves, septiembre 27, 2007

 

Manipular precios

"¿Qué es un cínico? Un hombre que conoce el precio de todo y el valor de nada".
Óscar Wilde

Los precios tienen una función muy importante en la economía: son el mejor regulador de la oferta y la demanda.

Esto es algo que nunca han entendido los políticos mexicanos, quienes al manipular precios han generado verdaderas catástrofes económicas cuyo costo no han pagado ellos, sino el pueblo... y en especial siempre los más pobres. Lo peor de todo es que no parece que el Gobierno de Felipe Calderón tenga una mejor comprensión que sus predecesores populistas de cómo funcionan los precios en la economía.

Así, el Presidente anunció ayer una serie de medidas contradictorias que revelan una ignorancia profunda del funcionamiento de los precios. Por una parte dio a conocer que, como lo han solicitado los legisladores del PAN y del PRI, se postergará a 2008 la entrada en vigor del nuevo impuesto de 5.5 por ciento en el precio de la gasolina. Al mismo tiempo dijo que se suspenderán hasta el 2008 los aumentos graduales de precios en la gasolina Magna, el gas LP y la electricidad.

Todos estos ajustes se presentan como una forma de apoyar a quienes menos tienen. No hay ninguna referencia a las condiciones reales del mercado. El Presidente está cayendo en el populismo más vulgar.

Pertenezco a esa minoría que piensa que de toda la reforma fiscal, la única parte que tiene valor real es el nuevo impuesto a la gasolina. Éste es, después de todo, general y fácil de aplicar. El nuevo gravamen afecta más a quienes tienen automóviles, que son el grupo de mayores ingresos de la población, y es ecológico, porque eleva el costo de los combustibles contaminantes. Por otra parte, acerca los precios de los energéticos a los niveles internacionales.

En contraste, el Impuesto Empresarial de Tasa Única, el IETU, busca cobrar más a quienes ya están dados de alta en el padrón de contribuyentes, complica el cumplimiento de las obligaciones fiscales, castiga la generación de empleos y resta competitividad a la industria en su durísima competencia con las empresas chinas. El impuesto a los depósitos bancarios en efectivo, por otra parte, dificulta la bancarización de la economía informal y castiga a los comercios que venden en efectivo, como los supermercados, lo cual elevará los costos de operación de una actividad que tiene márgenes muy reducidos e impulsará el alza de los precios de los productos básicos.

Postergar por tres meses la aplicación gradual del impuesto a la gasolina no tendrá en realidad consecuencias económicas importantes. Entiendo que es una decisión política en un momento en que la población culpaba a ese gravamen todavía no vigente de aumentos en los precios que no tenían nada qué ver con él. Pero suspender los ajustes en los precios de la gasolina Magna, el diesel y el gas LP cuando éstos se encuentran todavía por debajo de la norma internacional, así como de la electricidad, nos muestra a un gobierno que recae en la práctica de manipular precios.

Lo curioso del caso es que el Congreso ha aprobado una gravosa reforma fiscal que pretende, entre otras cosas, promover la inversión en infraestructura de petróleo y electricidad, sólo para que ahora el Gobierno cancele un ajuste en los precios de los energéticos que podrían servir precisamente para modernizar y ampliar la producción. El sector, de hecho, perderá entre ¡7 mil y 9 mil millones de pesos! por la cancelación de estos ajustes.

La experiencia nos dice que los precios, con todos sus problemas y sus ocasionales desequilibrios, son siempre un mejor regulador de la economía que los burócratas. Hoy, sin embargo, vemos al propio Presidente asumiendo el papel de gran regulador de los precios.

Lo ideal sería que los precios de los energéticos en México subieran y bajaran según la oferta y la demanda en un mercado con muchos productores en competencia. Como esto no es posible, debido a que la Constitución sólo permite la operación de monopolios en energía, es indispensable tener precios regulados. Éstos deberían cuando menos responder a las oscilaciones de la oferta y la demanda, pero cualquier pretensión en este sentido se está echando ahora por la borda.

Si los ajustes graduales en los precios de la gasolina, el gas LP y la electricidad eran necesarios, ¿entonces por qué pueden anularse de un plumazo cuando lo ordena el Presidente? Y si se pueden cancelar así de fácil, ¿por qué no congelarlos de manera indefinida?

La verdad es que estamos retrocediendo. Ya habíamos dejado atrás la idea de que los precios pueden y deben ser manipulados por el Presidente. Hoy esta actitud está de regreso. Luis Echeverría y José López Portillo estarían orgullosos de su discípulo Calderón.


Cultura del 'no pago'
El Presidente Calderón anunció este 25 de septiembre la condonación de adeudos del Fonaes, el Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad, contratados entre 1992 y el 2004. El mensaje para quienes sí pagaron esos préstamos es contundente: ¡qué tonto eres! Si hubieras esperado lo suficiente, te habrían perdonado toda la deuda. Así son las cosas en este país. Quien pague un crédito contraído con el Gobierno es un perfecto idiota, porque tarde o temprano el Gobierno lo cancelará. Son las propias autoridades las que están promoviendo la cultura del "no pago".

Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com

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Comments:
Cuando lo leo, hzta puedo imaginadme zdu fdenillo.

Decía mi vecina, Doña Micaela...

"Si ese tiene correa y por lo mismo, tiene dueño..."

Hay que aprender a leer, lo cual no es lo mismo que saber que palabra forman las letras.
 
Tienes razón, hay que aprender a leer; pero también hay que aprender a escribir y no solo formar palabras con letras. O quizá seré demasiado BOBA y MEDIOCRE, pero no entiendo tu comentario...
 
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