miércoles, agosto 16, 2006

 

Los despedidos

"No hay moral en la política: sólo conveniencia. Un villano puede sernos de utilidad simplemente porque es un villano."
Lenin

En un reciente programa de televisión, Claudia Sheinbaum -la ex secretaria del ambiente del Distrito Federal y esposa de Carlos Ímaz que se ha convertido en una de las principales portavoces de Andrés Manuel López Obrador- señalaba que era una exageración decir que habría despidos como consecuencia del plantón que la alianza Por el Bien de Todos mantiene en el Paseo de la Reforma y en el centro histórico de la ciudad de México.

Ahora, sin embargo, empieza a surgir información sobre los despidos que se están realizando. Y es lógico. Los negocios de la zona han perdido una parte muy importante de sus ingresos por lo que es inevitable que despidan gente. Lo contrario habría sido lo sorprendente.

Ayer en una conferencia de prensa representantes de distintas cámaras empresariales -entre ellas la Concamin, la Concanaco, la Canirac y la Comisión Interconfederacional del Sector Turismo- apuntaron que el bloqueo ha costado ya, en apenas dos semanas y media, el despido de 809 trabajadores registrados en el Seguro Social. Las pérdidas de las empresas, según estas organizaciones, ascienden ya a casi 3 mil millones de pesos.

A López Obrador y a quienes participan en el plantón les cuesta trabajo entender esta situación. La mayoría de ellos están acostumbrados a vivir de los presupuestos gubernamentales o son miembros de organizaciones, como los Pancho Villas y los Panteras, que extorsionan a los trabajadores, a los trabajadores ambulantes o a los taxistas. Pocos participantes del plantón tienen que ganarse la vida en la economía real. Quizá por eso no entienden que una empresa que deja de recibir ingresos debe despedir a sus trabajadores.

Los 809 empleos formales que se han perdido no son, por supuesto, más que la punta del iceberg. En la mayoría de los casos los trabajos y los ingresos que se están perdiendo no son los registrados por el Seguro Social. Los hoteles y los restaurantes de la zona, por ejemplo, han dado licencias sin goce de sueldo a muchos de sus meseros, maleteros y personal de servicio. No los están despidiendo, pero tampoco les están pagando sueldo. La idea es mantener los puestos abiertos para el momento en que el Peje se apiade y permita que se reanude la actividad económica de la zona.

Los taxistas, personal de promoción, dependientes de comercios y demás están ya en una situación desesperada y están teniendo que buscar opciones de empleo en otros lugares de la ciudad o incluso del país. Con el paso de los días, por otra parte, los despidos se harán definitivos. Y quizá lo peor de todo es que los proyectos de inversión que había en la zona, y que en buena medida han permitido la recuperación de Reforma y el centro histórico de la que tanto se enorgullecía el gobierno de López Obrador, empiezan a verse bajo presión económica.

El viejo Paseo de la Reforma trata de mantener la dignidad ante el ataque de quienes eran supuestamente sus aliados, pero el deterioro empieza a notarse por doquier. La basura, para empezar, se acumula. Es verdad que los patrocinadores del plantón han alquilado baños portátiles -de ésos que se utilizan en los sitios de construcción y que no son baratos, por lo que se convierten en un indicio del dinero con el que se están financiando el movimiento- pero mucha gente encuentra más fácil utilizar como letrinas los camellones recientemente arreglados. Así, el olor a orines y a excremento se vuelve cada vez más penetrante en algunos puntos.

Con el paso de las semanas y de los meses, la situación se seguirá deteriorando. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto tiempo durará el secuestro de Reforma. Alejandro Encinas, el jefe de gobierno de la ciudad de México, está atrapado entre dos lealtades: la que le tiene a los ciudadanos y la que le debe a López Obrador que lo puso en el cargo. Todas las mañanas trata de parecer optimista en sus conferencias de prensa y afirma que ya está negociando con sus correligionarios y amigos para que se levante el plantón, sólo para que su verdadero jefe lo desmienta por las noches. En su discurso de este domingo, sin embargo, López Obrador ha dejado en claro que está contemplando un bloqueo de varios años.

Me queda claro que Encinas nunca tendrá el valor de defender los intereses de los ciudadanos frente a sus propios compañeros de partido. ¿Y el Presidente Fox? Éste se ha mostrado dispuesto a usar la fuerza pública federal, pero sólo para defender el Palacio Legislativo y la residencia presidencial de Los Pinos. Tampoco muestra ninguna inclinación por defender a los ciudadanos, a aquellos que sólo pueden recurrir a la fuerza pública para defenderse de las agresiones de los poderosos. Fox dijo ayer que empezará a preocuparse por el tema una vez que el Tribunal Electoral dé a conocer su fallo final. Mientras tanto, los despedidos del Paseo de la Reforma tendrán que resignarse.

Camacho y Rincón Gallardo
Molesto en una entrevista ante la pregunta de si realmente amenazó con encarcelar a Gilberto Rincón Gallardo en 1988, cuando éste peleaba contra el fraude electoral sufrido por el Frente Democrático Nacional, Manuel Camacho Solís, que en ese entonces trabajaba para Carlos Salinas de Gortari, me responde que él sólo hablaba "con gente importante, como Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Clouthier y Porfirio Muñoz Ledo", no con gente insignificante como "Gilberto Calderón" (sic).

Sergio Sarmiento, El Norte

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