miércoles, octubre 28, 2009
Hu versus Sarkozy, lección de economía
No existe regla más confiable que la regla del 95 por ciento: 95 por ciento de lo que usted lee sobre economía y finanzas es incorrecto o irrelevante. Solo reflexione por un momento en las lecciones repetidas más frecuentemente sobre la Gran Depresión (1992-1933). Según la mayoría de las explicaciones, la caída de la Bolsa en octubre de 1929 fue la chispa que envió a la economía a una espiral descendente.
¿Cómo pudo ser esto? Después de todo, para noviembre de 1929, el mercado accionario había comenzado a recuperarse, y para mediados de abril de 1930 ya había alcanzado los niveles previos al crash. Contrario a la creencia popular, el fracaso masivo del gobierno -no la caída del mercado de valores- empujó a Estados Unidos hacia la Gran Depresión. Y fue la Reserva Federal que dio inicio a la terrible pesadilla. Durante el curso de la Gran Depresión , la oferta monetaria se contrajo en 25 por ciento. Esto envió a la economía hacia una espiral deflacionaria de muerte, con el nivel de precios a la baja en 25 por ciento.
La Reserva Federal no fue la única culpable. En el nombre de salvar empleos, la iniciativa comercial Smoot-Hawley se convirtió en ley en junio de 1930. Esa intervención incrementó los aranceles de Estados Unidos en más del 50 por ciento. Esta fue rápidamente seguida por la implementación de tarifas de represalia en más de 60 países. En consecuencia, el comercio mundial colapsó y la tasa de desempleo en Estados Unidos subió desde 7.8 por ciento en junio de 1930 a 24.7 por ciento en 1933.
Además de la ley arancelaria Smoot-Hawley, la administración de Hoover y el Congreso demócrata impusieron el mayor incremento de impuestos en la historia de Estados Unidos, donde la tasa impositiva máxima sobre los ingresos subió de 25 a 63 por ciento en 1932. Si esas políticas del gobierno no fueran lo suficientemente destructivas, el Nuevo Acuerdo de la Administración Roosevelt creó un régimen de incertidumbre porque las principales políticas estaban siendo cambiadas demasiado rápido. Como resultado, los inversionistas estaban temerosos de comprometer fondos en nuevos proyectos y la inversión privada se colapsó.
Lejos de salvar al paciente, la intervención del gobierno casi lo mata. Pero usted no sabrías esto de escuchar el actual discurso sobre el Pánico de 2008-09. De hecho, políticos y expertos en todo el mundo, desafortunadamente, han marcado de nuevo a la Gran Depresión y elaborado falsas lecciones de historia para las políticas dirigidas y justificaciones sobre sus mega intervenciones.
En consecuencia, el elemento clave tanto para la Gran Depresión y el Pánico del 2008-09 -es decir la Reserva Federal- está programado para convertirse en el regulador del riesgo sistémico de Estados Unidos. Este es el mundo al revés. La Reserva Federal es el riesgo sistémico.
La verdadera lección que se puede extraer de la historia de los ciclos económicos es que, si se deja que sigan su curso natural, severas caídas son seguidas por rápidos repuntes. Por ejemplo, durante la recesión de 1921, los precios al mayoreo, producción industrial y empleo manufacturero cayeron en 30 por ciento o más, alcanzando su mínimo a mediados de 1921. Pero, sin la intervención del gobierno, la economía se recuperó naturalmente, y para principios de 1922, se había recuperado plenamente, desde sus mínimos de mediados de 1921.
Da igual. La crisis ha potenciado a los intervencionistas. Uno de los más hiper-activos es el Presidente francés Nicolás Sarkozy. Además de dirigir la carga para imponer controles de salarios a los grandes banqueros, él tiene visiones grandes. Quiere ir más allá del "fetichismo del PIB". La conjetura de Sarkozy es que las métricas del PIB no miden la "felicidad".
Para corregir ese alegado defecto, el Presidente Sarkozy nombró a la "Comisión de Medición del Desempeño Económico y Progreso Social". Dicha comisión está encabezada por dos premios Nobel: Joseph Stiglitz de la Universidad de Columbia, y Amartya Sen de Harvard. El reporte de la comisión, publicado en septiembre pasado, presentó las conocidas deficiencias asociadas con la contabilidad del ingreso nacional, incluyendo la medición del PIB. Dicho esto, la comisión falló para presentar algo nuevo, medidas confiables que contabilicen toda la salud de la economía. La comisión, sin duda, pasará a la historia como un típico espectáculo de fuegos artificiales de Sarkozy, sin medición de la "felicidad" al final del actuación.
En el futuro previsible, las métricas del PIB, así como otras medidas económicas estándar, seguirán siendo el centro de atención para los economistas y encargados de las políticas. El Presidente Hu de China dejó claro en un discurso sobre cambio climático ante la Asamblea General de la ONU en septiembre pasado. Sin someterse a "los verdes", el Presidente Hu de China subrayó que los países en desarrollo deberían "ir por el crecimiento".
Esto fue un baño de agua fría para el Presidente Sarkozy y otros intervencionistas. Después de todo, el crecimiento del PIB y los niveles del PIB per capita son cercanamente, y positivamente, asociados con métricas que miden la vitalidad del libre mercado y la facilidad para hacer negocios. Y esto no es todo. El crecimiento económico es, casi literalmente, una cuestión de vida y muerte. La prosperidad afecta la esperanza de vida (salud) de una forma positiva.
Una imagen fiable de los asuntos de un estado económico puede ser obtenido mediante la construcción de un índice de miseria con medidas estándar: la suma de la tasa de inflación, más la tasa de interés (para préstamos), más la tasa de desempleo, menos el cambio anual porcentual en el PIB per capita.
Un ejemplo es el índice de miseria para Nueva Zelanda durante el periodo 1980-2008.
Para principios de los años 80, la economía de Nueva Zelanda estaba sufriendo de intervencionismo y su índice de miseria estaba en niveles récords. Entonces Roger Douglas tomó las riendas del Ministerio de Finanzas y empujó profundas reformas de libre mercado.
En ellas se establecieron las bases para una caída inicial considerable en el índice de miseria de Nueva Zelanda. La segunda etapa de la baja en el índice ocurrió durante el mandato de Ruth Richardson como Ministro de Finanzas en 191-93, cuando ella impulsó una serie de reformas económicas liberales. A finales de 1999, el Partido Laboral, con Helen Clarke al frente, tomó el poder en Nueva Zelanda, donde permaneció hasta noviembre de 2008. Durante ese largo periodo, las dramáticas reformas económicas de finales de 1980s y principios de 1990 se desgastaron y el índice de miseria más que se duplicó.
El Presidente Hu tomó nota de la principal lección de la historia económica: "ve por el libre mercado" y la prosperidad y longevidad le seguirán.
Steve Hanke
Profesor de Economía Aplicada en Johns Hopkins University en Baltimore, y Senior Fellow en el Cato Institute en Washington, D.C.
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Cualquier similitud entre las políticas económicas del gobierno de EUA que agravaron la gran depresión y las políticas que se han implementado en México NO son meras coincidencias. Aumentar impuestos, frenar las inversiones, es de lo principal que nos mantiene en el retraso. ¿Cuándo lo entenderán los políticos?
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