jueves, octubre 15, 2009
Dinero sindical
"Sigue el dinero".
Garganta profunda, Watergate
En la última renegociación de su contrato colectivo de trabajo, el Sindicato Mexicano de Electricistas pidió a Luz y Fuerza del Centro 160 millones de pesos "para gastos de revisión", los cuales servían para llevar a cabo una "asamblea legislativa" de los trabajadores. La empresa sólo entregó 115 millones de pesos. La asamblea se llevó a cabo con mil 300 trabajadores, de los 44 mil que tenía la empresa. Esto significa que la asamblea le costó al sindicato 88 mil 461.54 pesos por cada trabajador que asistió.
Esta información la dio a conocer ayer el Secretario del Trabajo, Javier Lozano, en una conferencia de prensa. Los 115 millones de pesos, señaló, "fueron entregados a los dirigentes del sindicato sin ningún tipo de transparencia y sin saber a dónde fueron a dar". Cuando se hacían revisiones salariales, según el Secretario Lozano, también se hacían peticiones especiales; para ellas se otorgaron 35 millones de pesos en 2008, 30 millones en 2007 y 75 millones en 2006. Nadie parece saber cómo se usó este dinero.
No es el SME, sin embargo, el único sindicato en que los líderes manejan de manera discrecional el dinero de los trabajadores. Bajo el pretexto de la "autonomía sindical", la mayoría de las organizaciones obreras de nuestro País han mantenido siempre en secreto sus finanzas. Ni los trabajadores ni ninguna autoridad se enteran de lo que se hace con las cuotas de los trabajadores, ni mucho menos con el dinero adicional que constantemente los líderes piden a los patrones.
Ni siquiera Hacienda puede meterse a revisar los ingresos de los sindicatos, ya que no pagan impuestos. Lo anterior no solamente es injusto para los contribuyentes, sino que da mayores libertades a los líderes para manejar el dinero a discreción.
Todos los conflictos sindicales tienen como explicación real el dinero. Los sindicatos son negocios que los líderes cuidan con mucho cuidado. El conflicto en el sindicato minero es también un asunto de dinero. Un fideicomiso bancario creado para los mineros de Cananea fue tomado por el sindicato de Napoleón Gómez Urrutia con el argumento de que sólo el sindicato puede manejar el dinero de los trabajadores. Esta apropiación es el origen de los procesos legales que actualmente enfrenta el líder exiliado en Vancouver, Canadá.
La situación existe porque los legisladores la han permitido. Son ellos los que han dado a los sindicatos un trato fiscal especial y los que han creado un concepto de autonomía sindical que permite que los líderes se eternicen en los cargos de mando y manejen a discreción el dinero de los trabajadores.
Uno puede entender que los líderes sindicales defiendan el sistema que los ha hecho ricos y poderosos. Estos dirigentes nunca aceptarán que los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro reciban una indemnización, por generosa que sea, para dar por terminada su relación laboral porque su negocio es el sindicato, el cual desaparecería si el Gobierno logra la extinción de Luz y Fuerza.
Lo que sorprende, sin embargo, es que los partidos y activistas de izquierda se hayan unido a un movimiento que busca defender los privilegios de unos cuantos ante los derechos de millones, los mexicanos, que somos los verdaderos propietarios de Luz y Fuerza y de las demás empresas paraestatales. En algún lado se les perdió la izquierda a estos grupos y se volvieron simplemente corporativistas. Al hacerlo, sin embargo, están protegiendo un sistema que ha explotado a los trabajadores para enriquecer a los líderes sindicales.
Sergio Sarmiento
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La razón por la que la izquierda retrógrada mexicana apoya a esos líderes es porque de ahí sacan muchos votos. El discurso populista y demagogo de la izquierda se adapta perfectamente a los discursos de los líderes sindicales, y viceversa. Se retroalimentan. El añejo discurso de dizque proteger los derechos de los trabajadores sirve de excusa para que la izquierda y los sindicatos corporativistas se apoyen mutuamente. La izquierda política seguirá protegiendo a esos grupos desde el Congreso, evitando los cambios estructurales que harían al país más eficiente, productivo, ágil, flexible. Y en retribución, los sindicatos arcaicos acarrean masas y conciencias para darle votos a la izquierda política.
Es paradójico porque el resultado en el largo plazo es la administración de la pobreza, el mantenimiento del status quo. Líderes millonarios, y trabajadores pobres. Empresas quebradas, improductivas, y alto desempleo. Pero eso sí, unos pocos con plazas vitalicias, altos sueldos, muchas prestaciones, pocas horas laborales, y jubilaciones tempranas. Claro, mientras el Estado siga cobrando impuestos y haya Erario de donde mantenerlos, el sistema se sostiene. Pero ya es hora de decir BASTA!!! El Erario no es infinito, no es de a gratis. Hay un grupo de la población que estamos sosteniendo todo ese aparato estatal. Estos grupos piden como si el dinero del gobierno saliera de la nada. Como si fuera su derecho por naturaleza. Pero no es así. Pero 70 años de adoctrinamiento en las escuelas públicas no se pueden erradicar de la noche a la mañana. Un paso a la vez.