miércoles, julio 16, 2008
Mentirosas
"El mejor mentiroso es aquel que logra que la menor cantidad de mentiras se extienda más".
Samuel Butler
Más que sesgadas son mentirosas. Las preguntas que han preparado el Gobierno del Distrito Federal y el PRD para su consulta del 27 de julio sobre la iniciativa de reforma petrolera parten de una base falsa. Suponen que la actividad petrolera en México goza de una suerte de virginidad única en el mundo que hay que proteger ante los perversos violadores de la inversión privada. La industria petrolera nacional, sin embargo, dista de vivir en esa burbuja de monopolio gubernamental.
Las preguntas que ayer dio a conocer el Gobierno capitalino son:
"1. La explotación, transporte, distribución, almacenamiento y refinación de los hidrocarburos son actividades exclusivas del Gobierno. ¿Está usted de acuerdo o no está de acuerdo que en esas actividades pueden participar empresas privadas?
"2. ¿En general, usted está de acuerdo o no está de acuerdo en que se aprueben las iniciativas relativas a la reforma energética que se debaten actualmente en el Congreso de la Unión?".
Estas preguntas son, cuando menos, desiguales. La primera pretende definir unas bases de reflexión -aunque parciales y falsas-para después interrogar sobre el tema. La otra ofrece una pregunta que busca ser general sin ninguna explicación previa.
La afirmación inicial de la primera pregunta, sin embargo, es una falsedad. No es verdad que la explotación, el transporte, la distribución, el almacenamiento y la refinación de los hidrocarburos sean actividades exclusivas del Gobierno.
La explotación de petróleo en México se realiza hoy con un amplio apoyo de inversiones privadas. Éstas no se limitan a proporcionar uniformes o alimentos. Actividades esenciales como la perforación o la operación de plataformas las llevan a cabo compañías especializadas sólo que sin "contratos de riesgo"; en otras palabras, los contratos con los que operan le dejan todos los riesgos a Pemex y ninguno a los contratistas.
El transporte del petróleo y de sus derivados es también manejado en buena medida por empresas privadas. La mayoría de los buques que mueven el petróleo mexicano y sus derivados por mar son privados. También lo son los transportes de carretera: las "pipas". Hay en México, asimismo, varios gasoductos privados. De hecho, en este momento sólo los oleoductos permanecen como un monopolio gubernamental dentro del transporte de hidrocarburos. Pero nada de eso dicen o sugieren las preguntas. Quienes las redactaron no querían que la verdad se convirtiera en un obstáculo para obtener el resultado predeterminado.
La refinación tampoco es una actividad exclusiva del Gobierno. El 43 por ciento de la gasolina que consumimos en México se está importando de refinerías privadas, sólo que éstas se ubican en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, aunque también en lugares tan lejanos como la India. La consulta no debería preguntar si queremos que las empresas privadas refinen nuestro petróleo, sino si queremos que lo hagan en México o en el extranjero. El almacenamiento final y la venta al público de la gasolina y el diesel, por otra parte, los hacen también concesionarios privados.
La segunda pregunta parecería innecesaria una vez hecha la primera. Pero para los perredistas, empeñados en derrotar la iniciativa, es importante que haya una pregunta general. ¿Por qué? Porque en las encuestas son más los que apoyan las medidas concretas del Presidente Calderón que los que aprueban una "reforma energética" en abstracto.
Las dos preguntas del Gobierno capitalino no sólo son mentirosas sino insuficientes. Permitir la inversión privada en "explotación, transporte, distribución, almacenamiento y refinación de los hidrocarburos" es, si acaso, sólo una parte de la iniciativa. El Presidente Calderón ha propuesto también una serie de medidas para dar mayor autonomía a Pemex, para designar a miembros independientes en el consejo de administración, para establecer nuevos mecanismos de transparencia y rendición de cuentas y para crear unos "bonos ciudadanos" que den un rendimiento especial a los tenedores mexicanos cuando le vaya bien a Pemex. Ninguno de estos temas ha sido incluido en la consulta porque complicaría la visión simplista de los perredistas de que ésta es una lucha contra la "privatización" de la empresa.
El Gobierno del Distrito Federal y el PRD saben que la consulta no tiene fuerza de ley, pero para ellos es muy importante obtener un triunfo porque ello les permitiría afirmar que el Gobierno está actuando en contra de la voluntad de los mexicanos. Por eso han querido hacer una consulta a la que piensan acudirán fundamentalmente sus simpatizantes y en la que las preguntas les ofrezcan de manera automática el resultado que necesitan.
Auditores 'imparciales'
El Gobierno del Distrito Federal está promoviendo con todo su consulta ciudadana, pero no sabe cuánto está costando el esfuerzo. Los funcionarios capitalinos abiertamente promueven el rechazo a la reforma, pero lo hacen en sus "tiempos libres". Y para garantizar la limpieza del proceso, Manuel Camacho Solís ha dado a conocer a un grupo de "auditores ciudadanos", entre los que se encuentran Carlos Monsiváis, Rolando Cordera, Enrique González Pedrero, Guadalupe Loaeza, Laura Esquivel, Elena Poniatowska, Lorenzo Meyer, David Ibarra, Carlos Payán y Héctor Vasconcelos. Ninguno de ellos, sin embargo, es imparcial.
Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
Samuel Butler
Más que sesgadas son mentirosas. Las preguntas que han preparado el Gobierno del Distrito Federal y el PRD para su consulta del 27 de julio sobre la iniciativa de reforma petrolera parten de una base falsa. Suponen que la actividad petrolera en México goza de una suerte de virginidad única en el mundo que hay que proteger ante los perversos violadores de la inversión privada. La industria petrolera nacional, sin embargo, dista de vivir en esa burbuja de monopolio gubernamental.
Las preguntas que ayer dio a conocer el Gobierno capitalino son:
"1. La explotación, transporte, distribución, almacenamiento y refinación de los hidrocarburos son actividades exclusivas del Gobierno. ¿Está usted de acuerdo o no está de acuerdo que en esas actividades pueden participar empresas privadas?
"2. ¿En general, usted está de acuerdo o no está de acuerdo en que se aprueben las iniciativas relativas a la reforma energética que se debaten actualmente en el Congreso de la Unión?".
Estas preguntas son, cuando menos, desiguales. La primera pretende definir unas bases de reflexión -aunque parciales y falsas-para después interrogar sobre el tema. La otra ofrece una pregunta que busca ser general sin ninguna explicación previa.
La afirmación inicial de la primera pregunta, sin embargo, es una falsedad. No es verdad que la explotación, el transporte, la distribución, el almacenamiento y la refinación de los hidrocarburos sean actividades exclusivas del Gobierno.
La explotación de petróleo en México se realiza hoy con un amplio apoyo de inversiones privadas. Éstas no se limitan a proporcionar uniformes o alimentos. Actividades esenciales como la perforación o la operación de plataformas las llevan a cabo compañías especializadas sólo que sin "contratos de riesgo"; en otras palabras, los contratos con los que operan le dejan todos los riesgos a Pemex y ninguno a los contratistas.
El transporte del petróleo y de sus derivados es también manejado en buena medida por empresas privadas. La mayoría de los buques que mueven el petróleo mexicano y sus derivados por mar son privados. También lo son los transportes de carretera: las "pipas". Hay en México, asimismo, varios gasoductos privados. De hecho, en este momento sólo los oleoductos permanecen como un monopolio gubernamental dentro del transporte de hidrocarburos. Pero nada de eso dicen o sugieren las preguntas. Quienes las redactaron no querían que la verdad se convirtiera en un obstáculo para obtener el resultado predeterminado.
La refinación tampoco es una actividad exclusiva del Gobierno. El 43 por ciento de la gasolina que consumimos en México se está importando de refinerías privadas, sólo que éstas se ubican en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, aunque también en lugares tan lejanos como la India. La consulta no debería preguntar si queremos que las empresas privadas refinen nuestro petróleo, sino si queremos que lo hagan en México o en el extranjero. El almacenamiento final y la venta al público de la gasolina y el diesel, por otra parte, los hacen también concesionarios privados.
La segunda pregunta parecería innecesaria una vez hecha la primera. Pero para los perredistas, empeñados en derrotar la iniciativa, es importante que haya una pregunta general. ¿Por qué? Porque en las encuestas son más los que apoyan las medidas concretas del Presidente Calderón que los que aprueban una "reforma energética" en abstracto.
Las dos preguntas del Gobierno capitalino no sólo son mentirosas sino insuficientes. Permitir la inversión privada en "explotación, transporte, distribución, almacenamiento y refinación de los hidrocarburos" es, si acaso, sólo una parte de la iniciativa. El Presidente Calderón ha propuesto también una serie de medidas para dar mayor autonomía a Pemex, para designar a miembros independientes en el consejo de administración, para establecer nuevos mecanismos de transparencia y rendición de cuentas y para crear unos "bonos ciudadanos" que den un rendimiento especial a los tenedores mexicanos cuando le vaya bien a Pemex. Ninguno de estos temas ha sido incluido en la consulta porque complicaría la visión simplista de los perredistas de que ésta es una lucha contra la "privatización" de la empresa.
El Gobierno del Distrito Federal y el PRD saben que la consulta no tiene fuerza de ley, pero para ellos es muy importante obtener un triunfo porque ello les permitiría afirmar que el Gobierno está actuando en contra de la voluntad de los mexicanos. Por eso han querido hacer una consulta a la que piensan acudirán fundamentalmente sus simpatizantes y en la que las preguntas les ofrezcan de manera automática el resultado que necesitan.
Auditores 'imparciales'
El Gobierno del Distrito Federal está promoviendo con todo su consulta ciudadana, pero no sabe cuánto está costando el esfuerzo. Los funcionarios capitalinos abiertamente promueven el rechazo a la reforma, pero lo hacen en sus "tiempos libres". Y para garantizar la limpieza del proceso, Manuel Camacho Solís ha dado a conocer a un grupo de "auditores ciudadanos", entre los que se encuentran Carlos Monsiváis, Rolando Cordera, Enrique González Pedrero, Guadalupe Loaeza, Laura Esquivel, Elena Poniatowska, Lorenzo Meyer, David Ibarra, Carlos Payán y Héctor Vasconcelos. Ninguno de ellos, sin embargo, es imparcial.
Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
Etiquetas: AMLO, crecimiento, demagogia, Ebrard, economia, GDF, inversión, PEMEX, petroleo, PRD, reformas
Comments:
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oye sarmiento,.. en ese dicho que escribistes le agregaria esto "El mejor mentiroso es aquel que logra que la menor cantidad de mentiras se extienda más".
Samuel Butler
Tu eres mejor que el mejor mentiroso,.. ya que a ti te pagan,..
!Saluuu¡
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Samuel Butler
Tu eres mejor que el mejor mentiroso,.. ya que a ti te pagan,..
!Saluuu¡
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