lunes, mayo 29, 2006

 

La restauracion del sistema priista... Para distribuir

Al día siguiente de las elecciones del 2000, muchos pensaron que, a partir de ahí, todo lo bueno era posible. Otros, por el contrario, creían que la democracia repentina era demasiado bella para ser verdad, después de tantos años de PRI. Algún corresponsal extranjero anduvo preguntando si no era de esperarse un "backlash": una respuesta fulminante de los perdedores contra los resultados de las urnas. Era olvidar que el PRI sin la Presidencia no es el PRI.

La verdadera constitución política del régimen "emanado de la Revolución Mexicana" no fue la Constitución de 1917, sino un código mafioso:
 
1. Todo poder está subordinado a la Presidencia. Oponerse al Señor Presidente, no acatar sus indicaciones, resistir sus actos, ya no se diga manifestarse en contra o sabotearlos, es un delito de lesa majestad y una traición a la patria. Los descuidos, errores, latrocinios y abusos se perdonan, la traición no se perdona.

2. Todo acceso al poder y sus recursos es una concesión del Supremo Dador. Todo mérito, logro y capacidad de convocatoria deben atribuirse al Señor Presidente. Jamás se ostentan como fuerza propia, menos aún para pedir una recompensa o presionar.

3. El queso se reparte pacíficamente. Se acabaron las guerras, balaceras y asesinatos entre caudillos revolucionarios. Todos son parte de una familia unida bajo la Presidencia. Toda disputa se somete al Supremo Árbitro, que parte el queso y lo reparte.

4. Nadie llega al poder para quedarse, ni siquiera el Señor Presidente. Una vez fuera del poder, nadie estorba a los que están en el poder; que, a su vez, no molestan a los que salieron. No hace falta esconderse, ni salir del País. Los ahorros acumulados se pueden disfrutar tranquilamente y heredar a los hijos, con los honores del buen nombre.

5. El poder es impune. Sus enjuagues son secretos de Estado. Todos los miembros de la Familia deben taparse unos a otros. Dentro y fuera del poder, el silencio es un deber sagrado.

Esta sabiduría explica la eficacia y longevidad del sistema. También sus puntos débiles, como la transparencia, que se pudo impedir internamente cooptando a los medios; y, externamente, gracias a que el Planeta estaba menos comunicado. Todavía hoy, la prensa internacional busca las noticias de mayor mercado, no las noticias aburridas de los países aburridos. Además, el paternalismo suponía que la democracia es un lujo de las sociedades superiores. Para México, era demasiado. Tenía orden y progreso con un régimen que no estorbaba a nadie. Más que suficiente.

Pero el gran punto débil estaba en la Presidencia. A diferencia del Porfiriato, que dependía de un hombre insustituible, la monocracia sexenal dependía de un poder insustituible. Un Presidente que rompía las reglas y trataba de quedarse, como Salinas de Gortari, provocaba una crisis constitucional del sistema. Ahí empezó la caída del PRI, reforzada por la apertura comercial y la invitación a los reflectores internacionales, que buscó Salinas, olvidando que el sistema era vulnerable al escrutinio público.

Se ha dicho, con razón, que el PRI y el PRD son "primos hermanos". Los que veían demonios infinitamente astutos y malvados en los comunistas deberían explicarnos cómo fueron sometidos por los políticos del PRI que usaron al PRD para poner casa aparte. En todo caso, la Familia se dividió en dos alas, que hasta hace veinte años convivían en un solo partido: la nacionalista revolucionaria (dominante ahora en el PRD) y la tecnócrata (dominante ahora en el PRI).

La monocracia es impotente sin el Poder Ejecutivo. Por eso, al perder la Presidencia, los bastiones del PRI se replegaron a los ejecutivos estatales, y los gobernadores adquirieron un protagonismo que nunca habían tenido, ni se les hubiera permitido. Por la misma razón, es imposible reconstituir el antiguo régimen desde afuera de la Presidencia. Algunos han soñado con darle fuerza propia al partido; lo cual no cuadra con el sistema, ni se puede imponer a los gobernadores. Otros han soñado con reencarnar al Jefe Máximo; que tampoco es el sistema, y terminaría como Calles. La única posibilidad realista de restaurar el sistema es alcanzar la Presidencia por vía electoral.

¿Es posible? Es perfectamente posible. Las instituciones democráticas son todavía dé biles. Tanto López Obrador como Madrazo pueden lograr la restauración del sistema, si llegan a la Presidencia. Y, de llegar, no hay que ser adivinos para saber cuál sería su primer acto de gobierno: apagar la luz, porque la transparencia no les conviene.
 
Gabriel Zaid, El Norte
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¿Esta alucinando Gabriel Zaid? Antes de contestar, consideren el hecho que Bartlett esta apoyando ya a AMLO. ¿Qué tienen que decir los PGfilicos sobre ese asunto? Bartlett, el que les robo la eleccion de 1988!!! El mas conservador, reaccionario, de los politicos mexicanos.
 
RAZONEN SU VOTO!!!

 

Dany Osiel Portales Castro
Monterrey, NL, México
unete@anula-tu-voto.org.mx

http://no-al-populismo.blogspot.com/

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