lunes, mayo 29, 2006
Mentiras piadosas..... para leer y distribuir ...
Dice Joaquín Sabina en una de sus canciones, yo le quería decir la verdad por amarga que fuera... le dibujaba un mundo real, no uno color de rosa, pero ella prefería escuchar mentiras piadosas. ¿Así será nuestra gente?, ¿preferiremos candidatos que nos dibujen un mundo color de rosa en vez de un mundo real?, ¿preferiremos las mentiras, aunque no sean piadosas, en lugar de la verdad?
Como ha dicho Enrique Krauze, el mayor problema que se debe afrontar ante la posibilidad de que López Obrador llegue a la Presidencia de la República es su personalidad. Las fortalezas y debilidades de carácter de cualquier político siempre han sido un punto clave para entender cómo puede y quiere ejercer el poder. En el caso de López Obrador existen varios elementos que deberían llamarnos profundamente la atención: está el misticismo del que tanto Krauze como Jaime Sánchez Susarrey han ahondado con pertinencia en muchas ocasiones; no es un problema menor el desconocimiento del mundo que exhibe el candidato, aunque en realidad lo más preocupante no es eso sino su falta de interés por conocerl se puede comprender que una persona no salga de México por razones económicas o personales, pero cuando se tienen todas las posibilidades y se espera gobernar al país, cuando se poseen todos los recursos, cuando se ha sido presidente de un partido, jefe de Gobierno del DF o ahora candidato presidencial, es asombroso que López Obrador no haya tenido interés en asomarse a ver qué sucede en América Latina, en Europa, en Estados Unidos. Lo es más el que, prácticamente hasta el inicio de su campaña, no conociera el norte del país, donde no había estado casi nunca.
Pero pocas cosas deberían ser más preocupantes que su incapacidad para decir la verdad: como todo hombre que considere que el fin justifica los medios (más aún cuando considera los suyos como fines superiores), Andrés Manuel puede decir cualquier cosa, contradecirse en minutos y sostener que siempre ha dicho lo mismo.
Ejemplos hay muchos: durante años habló del peligro de militarizar la seguridad y este fin de semana su receta para acabar con el narcotráfico fue darle más atribuciones al Ejército para combatir al crimen organizado (un error, en términos de seguridad, de dimensiones difíciles de comprender y que demuestra que López Obrador sigue sin entender, ni remotamente, qué es el Ejército mexicano y cuáles son sus funciones). Este martes, trasmitirá un mensaje de tres minutos enlazando en cadena nacional a los principales canales de televisión, para presentar su oferta económica: olvidemos que lo podría haber hecho el 25 de abril pasado, gratis, si hubiera aceptado participar en el debate con los otros candidatos, pero el hecho es que nadie ha gastado más que López Obrador en los últimos meses en publicidad en radio y televisión. Sólo en las tres últimas semanas, si pagó tarifas comerciales, según los especialistas consultados, debe haber superado los 300 millones de pesos: es el único candidato que tiene un programa de televisión propio (una hora diaria, media hora en canal 13 y otra media hora en canal 7); ha inundado de anuncios el horario triple A y ahora pagará, como mínimo, cuatro millones de pesos, sólo por su mensaje del martes. Ello no incluye la enorme cantidad de publicidad que diariamente y apoyándolo sin recato realiza el Gobierno del DF. Pero, hasta así, lo grave no es eso, sino que sigue diciendo que él no recurre a la publicidad televisiva, que no tiene dinero para hacerlo y él utiliza sólo una décima parte de los anuncios que sus adversarios. Hoy, la realidad nos muestra que gasta más que cualquiera de ellos, que ha relegado la campaña territorial y de algún lado le está llegando una enorme cantidad de dinero.
Dicen los perredistas que han solicitado crédito a las empresas televisivas, para financiar ese alud de espacios. Puede ser, pero antes había dicho que no pediría dinero a los empresarios, para no asumir compromisos: ¿usted cree que no asume compromisos con la empresa que le suministre recursos, por la vía de los aportes o del crédito? En los medios, off the record, aseguran que es con contratos a futuro del Gobierno del DF, con la convicción de que Ebrard ganará la capital, como se financia esa campaña. Más compromisos.
Para mantener esa presencia ha cometido una arbitrariedad enorme contra la empresa española Eumex, que no ha pasado a mayores en términos diplomáticos porque el gobierno de Rodríguez Zapatero, por alguna razón electoral, ha decidido no intervenir. Pero lo cierto es que, el 16 de mayo, el Gobierno del DF decidió quitarle a Eumex sus dos mil 500 parabuses para publicidad estática, cancelar unilateralmente el contrato de esa empresa y otorgárselo a otra, que días después identificó como Imágenes de Muebles Urbanos (IMU). Lo grave es que Eumex ha difundido un video grabado meses atrás en el cual, argumentando su relación con López Obrador y Encinas e insistiendo en que el primero había tomado como una cuestión personal sacarlos de la ciudad, el propietario de IMU, Gerardo Cándano, le proponía a Antonio Torres, de Eumex, que le vendiera su negocio antes de que López Obrador llegara al gobierno porque, si no, se quedaría sin nada. No fue necesario que llegara el 2 de juli el 16 de mayo, Encinas expropió a Eumex y le otorgó, por adjudicación directa, sin licitación de por medio, todo el negocio a IMU y al señor Cándano. Hoy esos dos mil 500 parabuses lucen, todos, publicidad del GDF apoyando la candidatura de López Obrador. Es la tercera concesión, por adjudicación directa, que recibe la misma empresa en los últimos meses de parte del GDF. Encinas, que fue quien las otorgó, ha dicho que iniciará una investigación sobre el caso (sic). AMLO no ha mencionado una palabra al respecto, pero sigue insistiendo en que, de llegar a la Presidencia, se acabarán los privilegios y la corrupción. Mentiras piadosas, diría Sabina.
Jorge Fernández Menéndez
Excelsior, 29 de Mayo del 2006