viernes, abril 07, 2006
Los 50 compromisos de AMLO, 2a parte, por Salvador Kalifa ...
La evaluación de los 50 compromisos de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que inicié la semana pasada y continúo hoy, muestra que en su gran mayoría requieren de un aumento de recursos públicos. Hay que sumar no solamente los apoyos asistenciales, el gasto social, la siembra de millones de árboles y los proyectos de infraestructura descritos en mi columna anterior, sino además los compromisos (número en paréntesis) con la agricultura (17), donde sobresalen los tratos fiscales y financieros preferentes, así como la reinstalación de los precios de garantía, para los que propone que el "presupuesto agropecuario debería elevarse significativamente y así mantenerlo constante en términos reales hasta el 2012"; los apoyos a la pesca (18), los subsidios a la industria (24), y el estímulo al turismo (31 y 32), donde destaca el proyecto de la Isla de los Niños, en lo que ahora se conoce como Islas Marías.
AMLO no precisa, salvo en sus compromisos que se refieren a las transferencias a los adultos mayores y los discapacitados, así como en el paquete de útiles escolares gratuito, los montos de recursos necesarios para llevarlos a cabo. En ocasiones se mencionan algunas cifras parciales, mientras que en otras se limita a hablar de apoyos, subsidios y la necesidad de asignar partidas en el presupuesto. Por ejemplo, en el compromiso de apoyo a la Ciencia y Tecnología (12) no se dan cifras, pero en su plataforma electoral se plantea que los recursos destinados a este rubro pasen "de 0.38 al 1 por ciento del PIB en un primer momento...", lo que requerirá para cumplirse de casi 40 mil millones de pesos. No hay duda, por tanto, que la gran mayoría de los compromisos de AMLO requieren de un incremento considerable del gasto público, que muy probablemente sea de cientos de miles de millones de pesos.
Pero no nos preocupemos. El Gobierno de AMLO no va a gastar, va a invertir. Eso nos dice en varios de sus compromisos. Por ejemplo, las transferencias a los discapacitados no son un gasto, sino una "inversión", como también los recursos que se destinarán a la cultura, que por ser "un elemento fundamental en el desarrollo y el progreso de la economía, la sociedad y la política... se considera, no como un gasto, sino como una inversión". Por lo visto todos los burócratas y aspirantes a burócratas son iguales, ya que el incremento del gasto en la administración de Vicente Fox también se ha justificado con el argumento de que no es gasto, sino inversión.
A esos gastos, perdón, inversiones, hay que agregar los ingresos públicos que se perderán por el ofrecimiento, sin consideración alguna del papel de los precios en la asignación eficiente de recursos, de disminuir los precios de la gasolina, el gas y la electricidad, lo que en sus compromisos sólo aparece como precios "justos y competitivos". La pregunta obligada ante toda esta magnanimidad es ¿de dónde van a salir los recursos para financiarlos?
Los compromisos de AMLO contemplan, esencialmente, tres fuentes de ingresos. La primera consiste en suprimir las pensiones de los ex Presidentes de México (7), que ascienden a la cantidad de 260 millones de pesos anuales, lo que es un gesto simbólico más que una fuente relevante de recursos.
La segunda es una política de "austeridad republicana" (38) que reduzca los sueldos de los altos funcionarios públicos, ajuste las estructuras de mando, abata la corrupción y disminuya los gastos innecesarios y superfluos, para alcanzar ahorros por 100 mil millones de pesos en el primer año de Gobierno.
La tercera fuente de ingresos es una mejora en la recaudación fiscal (40 y 41), mediante una lucha contra la evasión, simplificando el pago de impuestos y desapareciendo los tratos preferentes en el Impuesto sobre la Renta, pero sin aumentar las tarifas impositivas, sin cobrar el IVA en medicamentos y alimentos y sin la creación de nuevas contribuciones.
El contraste de los compromisos de gasto con sus fuentes de financiamiento es para ponerle la carne de gallina a cualquiera preocupado por la salud de las finanzas públicas. El aumento de recursos depende de tantas contingencias que es muy poco probable que ocurra en las magnitudes necesarias para sufragar toda la generosidad de AMLO, quien presume que siempre cumple todo lo que ofrece.
La "austeridad republicana" (seguramente hay otros tipos de austeridad, quizá la austeridad imperial o la austeridad monárquica), para abatir el gasto corriente del sector público y completar los 100 mil millones de pesos requiere, desde mi punto de vista, no sólo del recorte de gastos innecesarios, sino del despido masivo de burócratas y de una disminución de salarios que debe ir más allá del Presidente y sus más cercanos colaboradores.
Estas medidas, en adición a los efectos negativos que tendrán sobre la calidad de los funcionarios públicos y los actos de corrupción, se antojan bastante complicadas y potencialmente explosivas, ya que en la práctica no se trata de una disminución del gasto gubernamental, sino de una reorientación del mismo, como lo demuestran sus muchos apoyos y proyectos de inversión, así como la contratación de personal que requieren las múltiples comisiones y organismos que se mencionan en sus compromisos.
Por otra parte, la reforma fiscal que tiene en mente, independientemente de sus méritos, necesita ser aprobada por el Congreso, donde habrá un enorme cabildeo de todos los sectores que actualmente gozan de algún trato preferente, por lo que resulta muy poco probable que sus cambios fiscales sean suficientes para reducir la evasión y elevar la recaudación en los montos requeridos para cumplir sus promesas, más aún si se conservan las oportunidades de elusión y evasión que permite la exención del IVA a alimentos y medicinas.
Regreso con las políticas específicas de AMLO a partir de la Semana de Pascua.
Salvador Kalifa es doctor en economía y consultor económico y financiero. Su e-mail es salvadorkalifa@prodigy.net.mx
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Dany Osiel Portales Castro
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