lunes, marzo 20, 2006
Respeto.... Para leer y distribuir
Jesús Silva-Herzog Márquez, El Norte
Respeto
Cállese, señor Presidente. Con todo respeto. La frase contiene el presente y
el futuro. La personalidad entera en una frase. Contiene este instante y lo
que viene. López Obrador en una nuez. El gruñido revela el olfato del
candidato puntero: su pleito ya no es con sus adversarios formales sino con
su antecesor. Al elegir al Presidente Fox como el blanco de sus invectivas,
desaira a los candidatos de Acción Nacional y del PRI. A ellos no les dirige
ni la mirada. No pierde el tiempo comentando sus propuestas o respondiendo a
sus críticas. La combustión polémica no puede producirse en su
enfrentamiento con los adversarios; se produce sólo al hacer fricción contra
el Presidente. Tal parece que la contienda electoral se ha quedado sin la
emoción de la incertidumbre. Andrés Manuel López Obrador pasea anticipando
su triunfo. Con la soberbia del iluminado escoge su pleito hacia el pasado,
para seguir despreciando a quienes tiene a un lado o, más bien, debajo.
Igualmente reveladores son la simulada cortesía del apelativo y la farsa del
respeto. Es la intolerancia de quien pretende imponer silencio disfrazándola
de buenas maneras. Púdrase, su excelencia, con todo respeto. Ilustrísimos,
váyanse amablemente al infierno. El candidato perredista grita para callar a
quien está en desacuerdo con él. Ésa es su idea del debate público. Si no me
aplaudes, cállate la boca. Revelación clara de sus impulsos, fotografía de
su talante, adelanto de sus reflejos más elementales. A obedecer o a callar.
Ésa es la divisa de Andrés Manuel López Obrador. No se trata de un arrebato.
Quien se ve a sí mismo como un indestructible, el iluminado farol de nuestra
esperanza ha reaccionado siempre de la misma manera cuando ha confrontado la
crítica: con el desdén de su silencio o con la intimidación de la mordaza.
Nada me parecería más intimidante que recibir de López Obrador las
consideraciones de su "respeto". Curiosa manera de emplear la palabra. ¿A
quién ha entregado ese regalo del respeto? A todos quienes han osado
cuestionarlo. No han sido únicamente los emisarios del innombrable o los
enviados de la ultraderecha. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, por ejemplo.
Cuando se atrevió a mostrar los vacíos de su "proyecto alternativo de
nación" recibió de parte del inspirado ese mensaje: "respeto al ingeniero".
Acto seguido ignoró todas las críticas. En lugar de atender los
cuestionamientos para reconsiderar su proyecto o para justificar sus ideas,
simplemente dijo: yo lo respeto. Y con ello envolvió a Cárdenas en el
desprecio más absoluto. Idéntica reacción con el subcomandante Marcos.
Frente a las denuncias del guerrillero, López Obrador respondió con la
acostumbrada fórmula de su desdén: respeto al movimiento zapatista -es
decir, me importa un bledo lo que digan-. En el lenguaje lopezobradorista,
la palabra respeto significa desprecio de los amigos o insulto a los
adversarios. Cuidémonos de su respeto.
López Obrador respeta la libertad de expresión. Pero en su cerebro existe
una prensa digna -es decir, la que es servil a su causa- y prensa vendida
-la que tiene la indecencia antipatriótica de cuestionarlo-. ¿Qué sucedió
cuando un periódico mostró una encuesta incómoda? El muy respetuoso se lanzó
contra el diario de la ultraderecha que había "truqueado" los resultados
para golpearlo. En su horizonte no hay hombre honesto que pueda dudar de él.
Quienes desconfían del profeta son agentes del diablo.
También conocemos que López Obrador respeta la independencia de los poderes.
Pero, ¿qué pasa si una mayoría parlamentaria decide contradecir la
iniciativa del político?, ¿cómo reacciona este hombre si un juez se atreve a
dictar una resolución "injusta", según este devoto de su propia causa?
Atropella al Congreso y desatiende la decisión de los jueces. Eso sí, muy
respetuosamente. No se puede aceptar la división de poderes, dijo alguna
vez, si eso va en contra de las propias convicciones.
López Obrador respeta las organizaciones de la sociedad civil. Pero, ¿cómo
actúa frentre a un grupo de ciudadanos que se organiza con independencia de
sus clientelas? ¿Qué pasa si esa organización no llega a ser cooptada por
sus tentáculos neopriistas? Con todo respeto, se lanza a denunciar el
movimiento como una conspiración de los vampiros de la burguesía y los
verdaderos delincuentes. Sólo las multitudes que lo vitorean merecen su
saludo.
El candidato perredista asegura respetar la autonomía del Banco de México.
Respeto al banco central, le dice a sus auditorios, si es que conviene. Pero
el gobernador de esa institución recibe a cada oportunidad una andanada de
agresiones que no tienen más propósito que debilitar la autonomía del banco
o de precipitar la dimisión de su titular. Respeto al banco, pero me empeño
en decapitarlo. Con idéntico respeto ha tratado don Andrés al resto de las
instituciones autónomas. Intimidándolas, agrediéndolas sistemáticamente,
acorralándolas. Situándolas siempre en el lado contrario de la justicia y la
verdad que él, sólo él, encarna.
El obsesivo uso de la palabra respeto pretende tapar la intolerancia
vertebral de este hombre. Lejos de ocultar su fanatismo, la palabra subraya
aquello de que carece López Obrador: consideración por quien piensa distinto
a él. Si hoy calla al Presidente, ¿a quién silenciará cuando ejerza el
poder? Si hoy desprecia a quienes lo critican dentro de su partido, ¿a quién
humillará cuando disponga de los instrumentos de la Presidencia? Un mafioso
se justifica ante su blanco antes de descargar su pistola: "No es nada
personal". López Obrador, el antiliberal más poderoso de las últimas
décadas, hace lo mismo frente a las núcleos de autonomía: los hostiga
respetuosamente.
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Saludos
Dany Osiel Portales Castro
Monterrey, NL, México
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