El liberal
Sergio Sarmiento, El Norte
Me da gusto que el candidato puntero en la carrera presidencial, Andrés Manuel López Obrador, sea un devoto de la figura del liberal Benito Juárez. Es particularmente importante si consideramos que una de las primeras acciones de Vicente Fox como Presidente fue quitar un retrato de Juárez que se encontraba en Los Pinos para reemplazarlo por uno de Francisco I. Madero. No tengo ninguna crítica a Madero, pero me parece que López Obrador, como muchos otros políticos, festeja a Juárez sin darse cuenta de las ideas que éste defendía. Ha olvidado que Juárez fue un liberal, un defensor de las libertades individuales frente al Estado, y muchas de las medidas de restricción a las libertades, especialmente en el campo económico, que propone Andrés Manuel habrían sido rechazadas por el gran liberal mexicano.
En el siglo 19, quienes defendían la idea de un Estado interventor y proteccionista en lo económico, como hoy plantea López Obrador, eran los conservadores. Eran ellos también quienes, como el perredista, se oponían al libre comercio, que consideraban peligroso; el gobierno, decían, debía limitarlo para promover los intereses de los productores mexicanos. No se sentían a gusto, por otra parte, con la inversión privada, la cual consideraban debía ser tutelada por el Estado y encauzada a actividades "socialmente útiles".
Los conservadores consideraban que los indígenas debían tener la opción de vivir bajo sus usos y costumbres en comunidades separadas de la sociedad mestiza o criolla. Rechazaban a Estados Unidos, una nación que consideraban expansionista y que por su cultura protestante había de constituirse en el enemigo histórico de un país católico como el nuestro. Los conservadores, de hecho, buscaban en Europa un contrapeso a Estados Unidos.
No puede decirse, por supuesto, que los puntos de vista de López Obrador concuerden exactamente con los de los conservadores del siglo 19. Pero no me queda duda de que hay una mayor identificación de las posiciones del perredista con las de los conservadores, especialmente en el campo económico, que con las de Juárez y los liberales. Como los conservadores, López Obrador desconfía del libre comercio y considera que el Estado tiene la función de tutelar la inversión privada para que ésta sea de beneficio social. En el tema indígena, también considera que el Estado debe proteger a las comunidades para que éstas vivan en un sistema especial regido por sus usos y costumbres. Como muchos otros perredistas, por otra parte, López Obrador ve con desconfianza a Estados Unidos, al que considera como nuestro enemigo histórico, y percibe a los países de Europa como un contrapeso natural.
Las posiciones de Juárez y los liberales eran exactamente opuestas. Juárez era un promotor entusiasta del libre comercio nacional e internacional. Estaba convencido de que el Estado debía dedicarse a la administración pública y dejar a los individuos y a las empresas la libertad de llevar a cabo sus actividades económicas. Rechazaba el trato especial a las comunidades indígenas y sostenía que todos los mexicanos debían ser regidos por las mismas leyes; rechazaba así los usos y costumbres de las comunidades indígenas. Para Juárez era tan importante tener un mercado en el País que dispuso la desamortización de los bienes de manos muertas, esto es, las propiedades de la Iglesia y de las comunidades indígenas, con el fin de que pudieran ser compradas y vendidas en un régimen de propiedad privada.
En materia internacional, Juárez desconfiaba de los europeos, que a su juicio apoyaban las causas conservadoras, y en cambio buscó un acercamiento con Estados Unidos, país en el que se refugió y vivió durante un tiempo. La admiración de Juárez por la Unión Americana se ve reflejada no sólo en sus deseos de importar a México muchas características del sistema político estadounidense sino también en su decisión de ofrecer, en el Tratado MacLane-Ocampo, un paso en Tehuantepec para un canal estadounidense a cambio del apoyo de Washington al gobierno liberal en contra de los conservadores.
Otro tema en el que López Obrador habría tenido diferencias con Juárez es la remuneración de los funcionarios. Es verdad que el político oaxaqueño era muy estricto en cuestiones de corrupción, pero como Presidente se otorgó un salario muy importante para su época.
Yo no soy de los que considera a Juárez como un héroe al que deba rendirse culto. Todas las biografías muestran sus luces y sombras. Pero me identifico mucho más con sus posiciones liberales que con las de los conservadores decimonónicos. En cambio me parece que López Obrador, pese a sus declaraciones de devoción juarista, se opone a la mayoría de las posiciones que el liberal defendió durante su vida. sergiosarmiento@todito.com
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