domingo, marzo 19, 2006
¿Todopoderoso?
Por Gerardo Puertas Gómez, El Norte
¡Y eso que todavía no es Presidente! Pienso al ver y escuchar a Andrés Manuel López Obrador."No mentir, no robar y no traicionar al pueblo". Tales principios forman parte, según su propio dicho, del ideario político del candidato de la Coalición por el Bien de Todos (www.elnorte.com).
¿Quién podría objetar esos propósitos? Nadie. O, para ser más precisos, ninguna persona que crea en la autenticidad, la probidad y el compromiso social como valores.
"Así me he comportado durante toda mi vida pública", sostiene el aspirante a la primera magistratura. ¿Será cierto lo que expresa?
Ante tan categórica afirmación, a cualquier observador objetivo no le queda más alternativa que indagar en el pasado y en el presente del político tabasqueño, a fin de tratar de encontrar claves para responder.
No mentirás, reza la máxima. O, para ponerlo en otros términos, respetarás siempre la verdad. ¿Será ése un rasgo característico de López Obrador? No lo creo. A menos, desde luego, que consideremos el descalificar los resultados de las encuestas cuando no le han sido favorables, como una acción que contribuye al conocimiento de la realidad. Hacer eso, a mi juicio, es justo lo contrario. Porque propicia el ocultamiento de los hechos y alimenta el crecimiento del engaño.
No robarás, expresa el postulado. O, para decirlo de otro modo, observarás en todo momento la honestidad. ¿Es ése un elemento definitorio del grupo que ha rodeado al candidato perredista? Estimo que no. Salvo, por supuesto, que pensemos que los escándalos protagonizados por Gustavo Ponce y René Bejarano son ejemplos de pulcritud en el manejo de los recursos del erario. Tales actos, desde mi punto de vista, encarnan actividades de corrupción y estimulan la práctica del robo.
No traicionarás al pueblo, anuncia el candidato. O, para ponerlo en forma diferente, procurarás ser congruente en cualquier situación. ¿Constituirá ése un aspecto típico del aspirante al Poder Ejecutivo? Me parece que no. Sólo que, claro está, encontremos en la falta de voluntad para propiciar un gobierno capitalino transparente, un acto que beneficia el mantener informada a la opinión pública y el rendir cuentas a la ciudadanía. Dicha postura, en mi óptica, favorece el ocultamiento por los funcionarios y propicia el engaño a la población.
Es encomiable que el abanderado de la izquierda aspire a "no mentir, no robar y no traicionar al pueblo". Habla de un propósito positivo: convertir los valores en una práctica cotidiana dentro de la política. Todas y todos sabemos la trascendencia de avanzar por dicho sendero. Por eso, con frecuencia, resulta preocupante ver y escuchar al abanderado de la Coalición por el Bien de Todos.
"Invulnerable" e "indestructible". Así se califica el representante del agrupamiento que encabeza el Partido de la Revolución Democrática. Alarma la imagen que el candidato posee de sí mismo, porque revela un rasgo negativo de su personalidad: arrogancia.Si adopta ese tono cuando es candidato, ¿cómo se conducirá de llegar al Poder Ejecutivo? Reflexionemos.
¡Y eso que todavía no es Presidente!, pienso ante las palabras de Andrés Manuel López Obrador. Quien representa autenticidad, probidad y compromiso social, nunca puede creerse "invulnerable" e "indestructible". Gobernar una República no es asunto para dioses del Olimpo, sino para mortales de la Polis. Un demócrata genuino sabe bien que nadie es -ni debe ser- todopoderoso.
gerardo_pg@terra.com.mx
¡Y eso que todavía no es Presidente! Pienso al ver y escuchar a Andrés Manuel López Obrador."No mentir, no robar y no traicionar al pueblo". Tales principios forman parte, según su propio dicho, del ideario político del candidato de la Coalición por el Bien de Todos (www.elnorte.com).
¿Quién podría objetar esos propósitos? Nadie. O, para ser más precisos, ninguna persona que crea en la autenticidad, la probidad y el compromiso social como valores.
"Así me he comportado durante toda mi vida pública", sostiene el aspirante a la primera magistratura. ¿Será cierto lo que expresa?
Ante tan categórica afirmación, a cualquier observador objetivo no le queda más alternativa que indagar en el pasado y en el presente del político tabasqueño, a fin de tratar de encontrar claves para responder.
No mentirás, reza la máxima. O, para ponerlo en otros términos, respetarás siempre la verdad. ¿Será ése un rasgo característico de López Obrador? No lo creo. A menos, desde luego, que consideremos el descalificar los resultados de las encuestas cuando no le han sido favorables, como una acción que contribuye al conocimiento de la realidad. Hacer eso, a mi juicio, es justo lo contrario. Porque propicia el ocultamiento de los hechos y alimenta el crecimiento del engaño.
No robarás, expresa el postulado. O, para decirlo de otro modo, observarás en todo momento la honestidad. ¿Es ése un elemento definitorio del grupo que ha rodeado al candidato perredista? Estimo que no. Salvo, por supuesto, que pensemos que los escándalos protagonizados por Gustavo Ponce y René Bejarano son ejemplos de pulcritud en el manejo de los recursos del erario. Tales actos, desde mi punto de vista, encarnan actividades de corrupción y estimulan la práctica del robo.
No traicionarás al pueblo, anuncia el candidato. O, para ponerlo en forma diferente, procurarás ser congruente en cualquier situación. ¿Constituirá ése un aspecto típico del aspirante al Poder Ejecutivo? Me parece que no. Sólo que, claro está, encontremos en la falta de voluntad para propiciar un gobierno capitalino transparente, un acto que beneficia el mantener informada a la opinión pública y el rendir cuentas a la ciudadanía. Dicha postura, en mi óptica, favorece el ocultamiento por los funcionarios y propicia el engaño a la población.
Es encomiable que el abanderado de la izquierda aspire a "no mentir, no robar y no traicionar al pueblo". Habla de un propósito positivo: convertir los valores en una práctica cotidiana dentro de la política. Todas y todos sabemos la trascendencia de avanzar por dicho sendero. Por eso, con frecuencia, resulta preocupante ver y escuchar al abanderado de la Coalición por el Bien de Todos.
"Invulnerable" e "indestructible". Así se califica el representante del agrupamiento que encabeza el Partido de la Revolución Democrática. Alarma la imagen que el candidato posee de sí mismo, porque revela un rasgo negativo de su personalidad: arrogancia.Si adopta ese tono cuando es candidato, ¿cómo se conducirá de llegar al Poder Ejecutivo? Reflexionemos.
¡Y eso que todavía no es Presidente!, pienso ante las palabras de Andrés Manuel López Obrador. Quien representa autenticidad, probidad y compromiso social, nunca puede creerse "invulnerable" e "indestructible". Gobernar una República no es asunto para dioses del Olimpo, sino para mortales de la Polis. Un demócrata genuino sabe bien que nadie es -ni debe ser- todopoderoso.
gerardo_pg@terra.com.mx