jueves, mayo 06, 2010

 

Tragedia griega

"Sólo hay dos tragedias en la vida: una es no obtener lo que uno quiere; la otra es obtenerlo".  Oscar Wilde
 
Ayer hubo protestas generalizadas en Grecia ante la inevitabilidad de que el Gobierno tome radicales medidas de austeridad. Tres personas murieron cuando un grupo de activistas prendió fuego con cocteles molotov a una sucursal bancaria.

Quienes participan en estas protestas piensan que el paquete de rescate de 110 mil millones de euros de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional es la causa de la crisis. La verdad es que esa línea de crédito representa una soga salvadora sin la cual el Gobierno griego tendría que recortar de forma todavía más rápida y radical su gasto.

La crisis financiera del 2008 y el 2009 no es la razón del desplome de Grecia. Lo único que hizo la crisis fue volver más difícil para el Gobierno obtener los créditos que le han permitido escapar durante años a las consecuencias de un mal manejo de la economía.

Grecia no sólo llegó a esta crisis con una deuda pública enorme, de 124 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2009 (México tiene menos de 40 por ciento) sino con un brutal déficit de presupuesto de más de 13 por ciento del PIB, el cual se traduce en más deuda pública cada año.

Para colmo, el Gobierno griego manipuló sus cifras oficiales para aparentar que su situación financiera no era tan desesperada. Esto ha hecho que las instituciones crediticias no tengan la confianza para seguir prestándole dinero. Si en enero el Gobierno griego debía pagar un rendimiento de 4 por ciento por sus bonos de deuda de dos años, el pasado mes de abril ya estaba cubriendo 16 por ciento. En este trágico mes de mayo, sin embargo, nadie quiere comprar bonos griegos por más alto que sea el rendimiento.

Otros países pueden tener un déficit de presupuesto elevado, como Estados Unidos, o una deuda pública muy alta, como Japón. Pero son países altamente productivos con los instrumentos para salir de sus problemas.

Grecia, en cambio, vive fundamentalmente del Gobierno. Durante años el país se ha acostumbrado a recibir subsidios de la Unión Europea y ha mantenido programas económicos que han privilegiado el empleo burocrático y castigado la inversión productiva. Grecia sigue siendo competitiva en turismo, pero en muy pocas actividades más.

Tradicionalmente los países que sufrían este tipo de desplome recurrían a las devaluaciones para darse una inyección artificial de competitividad. La depreciación de la moneda reducía el costo de la mano de obra local y esto permitía que sus empresas gozaran de una ventaja temporal frente a sus rivales externos.

Hoy Grecia ni siquiera puede recurrir a ese expediente. Desde hace años ha adoptado el euro como divisa. Esto le permitió gozar de tasas de interés muy bajas en los últimos años, pero hoy le impide devaluar. Salirse del euro, por otra parte, provocaría un desplome tal de la confianza y la inversión que la caída de la economía sería seguramente mayor a la que se registrará con el ajuste previsto, el cual tratará de bajar el déficit de presupuesto de 13.6 a 2.7 por ciento del PIB en tres años.

Grecia no tiene hoy más opción que despertar del sueño. Sus políticos pensaron que pertenecer a la Unión Europea y utilizar el euro le evitaban al país la molestia de competir. Los griegos tendrán ahora que reducir su nivel de vida y, sobre todo, aumentar su competitividad.

Ningún país del mundo puede vivir indefinidamente de la burocracia. Es muy importante que en México la lección también quede muy clara.

Sergio Sarmiento 
www.sergiosarmiento.com

 

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México ya pasó por lo que ahora esta pasando Grecia. Durante 12 años, de 1970 a 1982, los gobiernos populistas y demagogos del PRI, de Echeverría y López Portillo, endeudaron al país enormemente, aumentaron el déficit público mucho, y después vino la cruda. Se nacionalizaron muchas empresas, industrias completas, y la burocracia aumentó exponencialmente. Después se tuvieron que pagar los costos con una crisis que duró todo un sexenio.

 

Sin embargo aún no terminamos de pagar los malos manejos de la docena trágica. Aunque las finanzas públicas han mantenido un desempeño más o menos bueno en los últimos 20 años (salvo el descalabro de 1994-1995), el incremento en la burocracia que se dio desde los 70’s no se ha revertido. Al contrario, ha aumentado subsidiado por el petróleo. Pero eso no puede ser para siempre. Si no se logran las reformas estructurales, México caerá en una crisis muy severa como la de los 80’s que dure años. Muchos políticos no lo quieren aceptar (o no les conviene aceptarlo) y siguen proponiendo leyes y políticas de gobierno asistencialistas, populistas, aumentando el gasto. No hay lonche gratis, todo tiene un costo, y al final los que lo pagan, son los más pobres. Esos que los populistas dicen defender, pero en realidad sólo les administran la pobreza para conseguir votos.

 

Medítenlo.

 


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