lunes, abril 12, 2010

 

El monopolio revolucionario

El coordinador de la bancada senatorial priista, Manlio Fabio Beltrones, criticó la propuesta del Presidente Felipe Calderón Hinojosa para concretar una reforma en materia de competitividad y combatir los monopolios, de la que le escribí aquí el viernes pasado. El legislador federal aseguró que el proyecto del Ejecutivo es limitado, por lo que adelantó que será modificado y adicionado en el Congreso. "La iniciativa antimonopolios del Ejecutivo federal es bienvenida aunque llega tarde, como ya parece costumbre", apuntó con sarcasmo.

Tiene razón Manlio en que la iniciativa llega tarde, pero el legislador senecto tiene también la culpa de la tardanza y la comparte con su partido y con los hombres clave del tricolor. México debería tener una ley efectiva contra los monopolios, los duopolios y los oligopolios desde hace muchos años, digamos desde recién pasada la Revolución, más o menos desde la fundación del PRI.

Los gobiernos de la Revolución, monopolizada por el PRI desde su nacimiento y hasta la fecha, no sólo no produjeron una ley draconiana contra la concentración de la oferta de un sector industrial o comercial en un reducido número de empresas (oligopolio) o en una sola o dos (monopolio y duopolio), sino que la propiciaron, con todos los perjuicios del mundo para más del 95 por ciento de los demás mexicanos, que padecemos una proveeduría industrial, comercial y de servicios cara, mala y única.

Los gobiernos de Salinas y de Zedillo no sólo fortalecieron y favorecieron mañosamente, en el estilo priista, la existencia de monopolios, duopolios y oligopolios, como Telmex, Televisa con TV Azteca y la banca reprivatizada. Eso sin contar la existencia, igual de perniciosa que sus pares privados, de monopolios gubernamentales, que no estatales, como Pemex y la CFE.

Después de promovidos, todos los monopolios, gubernamentales y los de los empresarios, han estado protegidos por el Gobierno, en abierta y triunfadora lucha contra la competencia que democratiza y abarata el consumo y contra la competitividad nacional e internacional que la competencia obligadamente genera.

Por supuesto que la proposición de Calderón contra los monopolios está incompleta y llega tarde, como critica Manlio Fabio. Debería contemplar la figura de la expropiación, además de la multa y la cárcel, para los que, con su aprovechada y protegida avaricia, frenan el progreso económico de México. Además debió haber llegado durante el largo invierno priista, quizá desde el Gobierno presidencial de Miguel Alemán Valdez, que tanto hizo por los empresarios acaparadores nacionales y extranjeros.

La iniciativa del panista Calderón debió haber sido priista y debió haberse producido por la época en que Carlos Trouyet, con la complicidad del Gobierno y viceversa, imponía una vocación monopólica a su imperio, encabezado entonces por Sanborns Hnos., y Teléfonos de México, hoy Grupo Carso, de Carlos Slim, quien gracias a la protección del priismo, especialmente el salinista de Manlio Fabio Beltrones, es hoy el hombre más rico de este pobre mundo y ganó 18 mil millones de dólares durante el 2009, el mismo año que el resto de los habitantes de este mundo padecimos la crisis económica más severa desde 1929.

Manlio tiene razón. El PRI, sus hombres, sus gobernantes, de los que Beltrones ha sido cómplice y beneficiario, han sido nefastos para este país. Desde que terminó la Revolución, eso sin cumplir sus objetivos de redimir a los mexicanos, los priistas se dedicaron sistemáticamente a hacer la contrarrevolución, retrasando o impidiendo definitivamente las leyes o las reformas a las leyes que permitieran a los mexicanos salir del atraso del porfiriato en términos absolutos.

Los priistas impidieron que México se insertara competitivamente en la economía de mercado que imperaba y que impera en el contexto internacional que nos corresponde geográficamente. Nos hicieron esclavos o prisioneros de sus cómplices, los monopolios, duopolios y oligopolios nacionales y luego éstos nos entregaron a sus pares internacionales, protegidos por la inmoralidad traidora de los últimos presidentes del monopolio revolucionario, los economistas Zedillo y Salinas, acompañados por sus familiares, concubinas y compadres, entre los que se cuenta el hoy aspirante presidencial y Senador Manlio Fabio Beltrones.

Felipe Díaz Garza
diazgarza@gmail.com

 

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¿Quiénes son los conservadores de hoy? ¿Quiénes se oponen a los cambios que México necesita? ¿Quiénes están protegiendo sus cotos de poder y de dinero?

Medítenlo.


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