miércoles, abril 07, 2010
Progresista Ley
"Los métodos por los que puede actuar un sindicato son necesariamente destructivos; su organización es necesariamente tiránica". Henry George
Cuando se estaba negociando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte a principios de los 90, el entonces líder de la Confederación de Trabajadores de México, Fidel Velázquez, negó que nuestro País necesitara una reforma laboral para enfrentar la nueva competencia ya que, según él, México ya tenía una legislación laboral más progresista que la de Estados Unidos.
Recuerdo haber comentado entonces que por fin entendía por qué a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos había siempre miles de trabajadores deseosos de arriesgar su vida para venir a laborar a nuestro país y gozar así de los beneficios de las "progresistas" leyes mexicanas.
La verdad es que la legislación laboral mexicana, lejos de ser progresista, es uno de los factores más importantes en la falta de competitividad que se ha traducido en pobreza para todos. El marco legal está hecho para favorecer a los líderes sindicales, los cuales se han enriquecido fuera de toda proporción. Los trabajadores, en cambio, han seguido recibiendo sueldos bajos y malos tratos.
La actual propuesta de reforma laboral de los diputados del PAN, que cuenta con el apoyo del Gobierno, no es tan ambiciosa como se necesita. Requeriríamos, de hecho, de una transformación a fondo del texto constitucional, pero los legisladores panistas no han querido proponerla porque piensan que no tendría el indispensable apoyo de los legisladores del PRI. Aun así, la propuesta implicaría un avance importante en la creación de un México más competitivo, con más empleos y más prosperidad.
La reforma propone entre otras muchas cosas: permitir nuevas modalidades de contratación individual (frente a las colectivas que manejan los sindicatos); suprimir el escalafón ciego (que obliga a ascender no al mejor trabajador, sino al más antiguo); incorporar la multihabilidad obligatoria (para que los trabajadores puedan hacer actividades distintas y no sólo una); obligar al voto libre, directo y secreto en los recuentos y elecciones internas de los sindicatos (para que los líderes no lo manipulen); eliminar el descuento obligatorio por nómina (que despoja a los trabajadores de su dinero para entregarlo a los líderes); suprimir la cláusula de exclusión (que obliga al despido de un trabajador que no sea miembro del sindicato); establecer el arbitraje obligatorio (para evitar las huelgas eternas o de presión por razones extralaborales); introducir requisitos para tramitar demandas de titularidad de contratos colectivos (para evitar huelgas que no tengan el apoyo de los verdaderos trabajadores de una empresa); respetar el derecho de propiedad de terceros en huelgas (para que, por ejemplo, los sindicatos no se queden con los equipajes de los huéspedes de un hotel en una huelga); obligar a los sindicatos a difundir su manejo del dinero de los trabajadores (para evitar que se lo roben los líderes); y fortalecer las facultades de la autoridad (para sancionar abusos a los trabajadores).
Cada una de estas medidas es positiva para las empresas y los trabajadores. Juntas nos colocarían en una posición de mayor competitividad internacional, lo que nos permitiría tener una mayor prosperidad. Pero sobre todo darían más poder a los trabajadores.
Los líderes harán todo lo posible por evitar siquiera esta tímida reforma. Para ellos la actual legislación es ya muy progresista... Y sí, es verdad, ha promovido el progreso, pero el de ellos en lo personal, a costa de los trabajadores y del país.
Competencia
Es bueno que la ley le dé más dientes a la Comisión Federal de Competencia, siempre y cuando ésta no sea juez y parte en los procesos de sanción. Pero es paradójico que mientras se fortalecen las acciones en contra de las empresas dominantes del sector privado, se mantengan los monopolios absolutos del Estado en campos como la electricidad y el petróleo.
Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
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Por el lado que se le analice la propuesta de reforma laboral es mucho mejor que la Ley actual. Es mucho más progresista y sin duda ayudará a flexibilizar las relaciones laborales facilitando las contrataciones, la generación de empleos. Y claro que ataca directamente a los líderes charros, esos que se han enriquecido a costa de los trabajadores. Y son esos líderes, algunos de los cuales son legisladores por partidos políticos como el PRI, PRD, o PT, quienes se oponen a dicha reforma. Se oponen porque reduciría su coto de poder. Se oponen porque los trabajadores serían libres para decidir si ingresan a las filas de un sindicato (pagando las cuotas) o no.
Este tema es perfecto para mostrar, para poner al descubierto claramente, quiénes son los que se oponen al progreso, al cambio, en México. Quiénes son los que buscan que todo siga igual para continuar enriqueciéndose y administrando la pobreza. Medítalo.