martes, enero 22, 2008
Nadie puede ser progresista y xenófobo
El deterioro ideológico de ciertos sectores del PRD que se autocalifican de progresistas, sin serlo en absoluto, tanto como el daño que le ha hecho a ese partido la hegemonía de un personaje tan conservador como López Obrador, se refleja en mucha cosas: por ejemplo, un connotado perredista y político a quien creo un hombre serio e informado, el viernes, durante un vuelo, me mostró un recorte de periódico que decía que en Kenia había habido dos mil 500 muertos luego de que el líder de la oposición desconoció las elecciones y sus resultados. Y me decía algo así como "nosotros no provocamos muertos con el voto por voto". Me pareció absurdo: no conozco en detalle el sistema político y electoral de Kenia, pero no me cabe duda de que no tienen un IFE ni leyes electorales estrictas ni que un millón de ciudadanos participaron en la organización de las elecciones y el conteo de votos ni hubo representantes de partido en todas y cada una de las casillas ni los medios estuvieron cubriendo cada centímetro del territorio nacional durante la jornada de elecciones.
Es ridículo querer comparar la situación que se vive en Kenia con la de México. En todo caso se le podría decir a este amigo que en Alemania Angela Merkel llegó al poder por una diferencia de votos mucho menor de la que separó a Calderón de López o que Al Gore reconoció su derrota porque así lo decidió la Suprema Corte de EU, aunque había obtenido más votos que George Bush y la elección en Florida no estaba decidida. En última instancia, lo que nuestra izquierda tiene que decidir es si prefiere construir un sistema similar a Kenia o a los de Alemania y Estados Unidos.
En temas mucho más delicados, las posiciones de parte de nuestra izquierda, que incluso había sido de las primeras en acercarse a los sectores socialdemócratas y, como se decía en aquellos días, los eurocomunistas (¿recuerda ustedes, por ejemplo, a los llamados "renos", los renovadores del PCM?), en muchos temas, ha sido regresiva: hoy defienden la concepción más cerrada en torno a asuntos energéticos, laborales, sindicales, los mercados y la globalización. ¿Cómo pueden explicar que el régimen legal en el terreno energético sea tan cerrado cuando incluso el gobierno de Corea del Norte ya lo modificó? ¿O que, apenas la semana pasada, Cuba y Brasil hayan firmado contratos petroleros para exploración de aguas profundas, sin que a nadie le preocupara en lo más mínimo la soberanía? Pero, siguiendo el totem y tabú de López Obrador, nuestra izquierda se convierte en un oscuro grupo conservador.
El ejemplo más claro de esa ramplonería conservadora es la actitud tomada por esos sectores con respecto a la nacionalidad de Juan Camilo Mouriño. Para empezar es mentira que Mouriño no es mexicano por nacimiento: el que haya nacido en Madrid no lo priva de ese derecho, como tampoco a otros millones de mexicanos que han nacido en el exterior. Con la tesis esgrimida por el perredismo y sus círculos más cercanos (la revista Proceso, cuyos editores no son precisamente descendientes de Moctezuma y siempre ha mantenido una actitud de amplitud notable hacia colaboradores nacidos en cualquier lugar del mundo, llegó a publicar en primera plana que Gobernación se había convertido en "un enclave español") todos los hijos de los millones de paisanos que viven en Estados Unidos no podrían ser considerados mexicanos y tampoco tendría nuestro gobierno que preocuparse por ellos. Lo mismo sucedería con los millones que han adoptado esa u otras nacionalidades y no pierden la mexicana. El recuento podría continuar, pero, en el pasado, se suponía que la izquierda era, en estos temas, un sinónimo de apertura, internacionalismo, aceptación gustosa del intercambio social, cultural, humano, de una visión que trataba de desterrar las fronteras, para fortalecer los valores de la universalidad, que crean Primera, Segunda, Tercera y Cuarta Internacional. Así se escribieron páginas negras, pero también algunas de las mejores de la historia, incluso de México, desde la de las Brigadas Internacionales hasta la apertura al exilio español, a quienes huían del nazismo y a los refugiados centroamericanos y sudamericanos. Ahora, la que se supone es nuestra izquierda, utiliza los mismos argumentos de la derecha más reaccionaria y xenófoba y, para colmo, lo hace mintiendo conscientemente sobre un tema, la nacionalidad de una persona y haciendo de esa mentira un argumento político.
Y todo eso se sustenta en otro argumento profundamente conservador: no importan las causas, sino el poder; no importan los principios, sino el pensamiento único e irrefutable del líder; incluso en esta lógica no importan ya las lealtades partidarias o ideológicas, que pueden ser intercambiables. Entonces, se inventan temas, se miente y se provoca al estilo de los grupos fascistoides: "La alternativa que se propone es el nacionalismo, el culto a los héroes y los líderes, y al final... el fascismo e irracionalismo brutal y la opresión de las minorías", diría Isaiah Berlin, quien agregaba que "los fines no son valores objetivos... Los fines no son descubiertos en absoluto, sino construidos, no se encuentran sino que se crean"...
Todo esto viene a cuento porque hoy comenzó, formalmente, el proceso interno del PRD para elegir a su nueva dirigencia. Hay varios aspirantes, pero ninguno de ellos, hoy, quiere deshacerse de ese lastre, aunque el interlineado de su discurso, en algunos de ellos, demuestra que el peso del mismo ya se les hace demasiado. Pero nadie lo dirá públicamente antes del 16 de marzo. Por lo pronto, los provocadores siguen su camino: el líder, sin lealtades partidarias, ya está construyendo otra fuerza política, por si fuera necesario deshacerse de su partido y, la izquierda, continúa enarbolando un discurso que está, en muchos temas, a la derecha de los sectores conservadores.
Etiquetas: AMLO, demagogia, fanatismo, fascismo, intolerancia, izquierda, populismo, PRD, reaccionario, xenofobia
Antes del 2 de Julio de 2006, el mesías mandó a hacer una encuesta
(tal vez a Roy Campos) para averiguar a que proporción de la población le habría gustado que hubiera violencia después de la elección.
La encuesta indicó que un 87% de la gente no quería ningún tipo de violencia.
Saludos desde Alemania.
Me he topado con varios policías que tienen un nivel muy bueno del idioma inglés y que demuestran tener mejor educación que el mesías.
Un ejemplito: Si YO por mas mexicano que sea (me ponen un penacho y soy la imagen viva de Moctezuma vaya!), no tengo la edad que se requiere para ser presidente al dia de la eleccion, no compruebo la estancia reciente en el pais, pues nomas no se va a poder, aun a costa de si soy o me siento tan mxicano como el que mas?
Tal vez haya algunos que quieren desahogar su rencor historico, pero no es exclusivo del perredismo, los comunistas aka los rojillos. Pero si es de extrañarse la forma como los medios españoles trataron el asunto: como logro nacional [ver el Pais y el Mundo].
Pero en fin, tanta igual repugnancia me dan los que en verdad se muestran xenofobicos con Mouriño, como los homofobos con la supuesta bisexualidad de Chavez.
Saludos y larga vida
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