miércoles, octubre 03, 2007

 

Rebasar por la izquierda

Es frecuente escuchar que en las elecciones de 2006 triunfó el candidato conservador, Felipe Calderón, frente al izquierdista o populista Andrés Manuel López Obrador (AMLO). En este sentido, se considera que el Gobierno actual es de derecha y que su política económica se ajusta a esta alineación ideológica. Algo similar se afirmó, en su momento, del Gobierno de Vicente Fox.

En la práctica, sin embargo, resulta bastante difícil distinguir las acciones de política económica de los Presidentes de "derecha", respecto a las posiciones y ofrecimientos de los candidatos de "izquierda" en nuestro País.

Es difícil aceptar, por ejemplo, que un Gobierno como el de Fox se califique de derecha cuando en 2001 expropió los ingenios azucareros, una medida que ya había sido aplicada por el Gobierno izquierdista del Presidente Luis Echeverría. A errores como este se sumó una actitud timorata durante todo el sexenio pasado que doblegó al Presidente Fox ante las presiones de los grupos interesados en mantener el status quo.

A diferencia de su antecesor, el Gobierno del Presidente Calderón ha tratado de proyectar, desde su inicio, una imagen de firmeza en el ataque a los principales problemas del País. Esto se reflejó en sus primeras acciones frente al narcotráfico, donde pasó de una posición defensiva a otra ofensiva.

Una parte del comportamiento de Calderón se explica por las condiciones precarias en que asumió la Presidencia. Cuestionada seriamente la legitimidad de su Gobierno por el candidato perdedor, el Presidente optó por iniciar su mandato con acciones firmes que transmitieran la señal de un líder decidido a borrar la imagen anodina de su predecesor en Los Pinos.

De igual forma, ante las constantes manifestaciones críticas de AMLO y sus seguidores, Calderón ofreció que su Gobierno rebasaría por la izquierda a sus opositores. Este principio, al parecer, es el que guía sus pasos en materia de política económica.

Sólo así se explica que a principios de año, ante el aumento registrado en el precio nacional del maíz y de la tortilla, provocado por el alza en las cotizaciones internacionales del grano, debido al uso creciente de este último como materia prima para elaborar etanol, el Gobierno calderonista decidiera imponer el control de precios a todos los productos de la cadena maíz-tortilla.

Dicho control concluyó formalmente el 15 de agosto pasado, pero continúa en la práctica con un acuerdo entre el Gobierno y los productores para mantener la estabilidad de precios de la tortilla.

Esta decisión, evidentemente, le granjeó una popularidad significativa al Presidente Calderón y también algunas autoridades, como el Gobernador del Banco de México, la vieron con buenos ojos. Pero tuvo un costo directo en los recursos que canalizó el Gobierno en forma de subsidios, además de las distorsiones causadas por el control de precios, que afectan la asignación de recursos y esconden temporalmente las presiones inflacionarias.

El Presidente no se conformó con esa intromisión, sino que la hizo más amplia en su mensaje a la Nación de la semana pasada. En él, pospuso el aumento extraordinario previsto para las gasolinas con motivo de las adecuaciones fiscales más recientes y congeló en lo que resta de 2007 el aumento mensual programado para las tarifas de energía eléctrica de consumo doméstico y para los precios de la gasolina Magna, del diesel y del gas licuado de petróleo. El objetivo es, según Calderón, "proteger la economía de las familias más pobres".

De acuerdo a cálculos de las propias autoridades, esto significará un sacrificio fiscal estimado en más de 8 mil millones de pesos, lo que constituye una parte del costo que asumirá el País por la decisión gubernamental. A esto hay que agregar también las distorsiones económicas, como el estímulo al mayor consumo en bienes y servicios, cuya escasez provoca los aumentos de precios. Es decir, que rebasar por la izquierda en materia de política económica está resultando muy caro para México.

Por otro lado, el beneficio en términos de popularidad para los gobernantes es efímero, porque tarde o temprano se impone la dura realidad y el Estado se ve imposibilitado de seguir asumiendo la carga pesada de los subsidios. Ello sucederá, probablemente a principios de 2008, cuando entren en vigor el nuevo aumento al precio de las gasolinas y se reanuden los aumentos programados en electricidad doméstica, diesel y gas licuado. Al parecer, en ese entonces Calderón ya no seguirá protegiendo "la economía de las familias más pobres".

Es una práctica común de los Gobiernos demagógicos y populistas alimentar en la población la idea falsa de que el Gobierno es el mejor defensor de su economía, lo que justifica con la proliferación de acciones que a la postre resultan contraproducentes. Calderón, en su corto mandato, ha abusado de la retórica y la demagogia a la hora de vestir sus iniciativas y justificar sus medidas en materia económica.

A pesar de que la historia del populismo se ha vivido una y otra vez en México y en otros países del mundo, especialmente en el resto de América Latina, nuestros políticos eluden las medidas dolorosas y optan por aquellas que les ganan popularidad, como son los anuncios espectaculares que van en contra del funcionamiento del sistema de precios.

En este sentido, es válido señalar que nuevamente en nuestro País, como en la década de los años 70 del siglo pasado, el Presidente Calderón está resucitando aquella estrategia izquierdista concentrada en la frase de que la política económica del País se hace en Los Pinos. Todos sabemos el resultado trágico de esa postura demagógica y populista, por lo que sólo podemos rezar para que Calderón no continúe por ese camino.


Salvador Kalifa es doctor en economía y consultor económico y financiero.

Su e-mail es salvadorkalifa@prodigy.net.mx

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Comments:
tambien se critica el populismo de calderon a ver que dice orlando

saludos

por cierto calderon actua como si quisiera darle gusto a los perredistas

nada nunca le va a dar gusto a los perredistas
 
cual es el afan de pensar que el politico honrado tiene que ser pobre y seguir siendo pobre

si un pobre sale de diputado y despues de 6 años, sigue pobre
no es honrado es un pe..ejo

no porque no robe, sino porque un sueldo de 200,000 al mes por 6 años, tiene que mejorar el nivel de vida de cualquiera

pero pues nomas no lo vemos asi
 
Así es, anónimo, también se critica el populismo de Calderón y a mí me preocupa que le dé tanta importancia a esto. Realmente no sé quién es su asesor, pero debería considerar seriamente cambiarlo... O quizá yo aún no acabo de comprender bien a bien lo que es la Democracia; pero lo que puedo ver es que está anteponiendo este populismo a los intereses del País. Aunque también tengo que reconocer que, siendo político antes que Presidente, en ocasiones diga cosas que no siente o que no piensa hacer y en otras no diga las cosas que siente o que piensa llevar a cabo... Políticos son políticos simplemente; no existen los políticos honrados.

Cuando leo este tipo de artículos, no puedo menos que preguntarme: dónde está el Felipe Calderón de la campaña presidencial??? Quizá son cosas de la política y de la diplomacia que, por ser una ciudadana común y corriente, no logro comprender.
 
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