miércoles, diciembre 21, 2005

 

¿Bocadillo para el populismo?

Jorge Eduardo Gracia, El Norte

Durante décadas padecimos en México ciclos que nos hacían caminar dos pasos hacia adelante y uno para atrás. La economía no lograba salir de un círculo de crecimiento con inflación - sobrevaluación del peso - déficit externo abultado - devaluación - recesión, para después volver a iniciar el ciclo.

Los elementos que alimentaban este círculo eran unas finanzas públicas deficitarias y un Banco Central que actuaba de comparsa del Poder Ejecutivo, monetizando los faltantes del erario. Habría que resaltar errores trágicos como la política monetaria de 1994, cuando a Banco de México le pasó de noche que las tasas de interés en dólares iban al alza y permitió de forma increíble la pérdida de las reservas internacionales al no reaccionar al ciclo monetario de Estados Unidos.

Eso es el pasado. La ortodoxia vigente se refleja cada vez con más claridad en los indicadores. A continuación presento algunos de los principales avances en materia financiera que la economía mexicana ha logrado:

1.- Ordenamiento de finanzas públicas. Después de haber alcanzado un faltante entre ingresos y egresos de 6.4 por ciento del PIB en 1999, el déficit público -en su métrica de requerimientos financieros del sector público- se reduce a un estimado de 2.4 por ciento para el 2005 y se perfila hacia una reducción adicional en el 2006.

2.- Reducción del déficit externo. La diferencia entre importaciones y exportaciones de mercancías y servicios (cuenta corriente) representa el monto de capital externo que la economía requiere para financiar su inversión. Un déficit de cuenta corriente abultado significa alta dependencia hacia el capital externo para crecer, con el riesgo de que éste deje de llegar y se obligue a la economía a efectuar frenos bruscos como sucedió en los 70, 80 y 90. Para ubicarnos en magnitudes de requerimientos de financiamiento externo, el déficit de cuenta corriente en 1975 fue de 5.1 por ciento del PIB, en 1981 de 6.3 por ciento y en 1994 de 7 por ciento. El déficit actual es de sólo 0.7 por ciento del PIB.

No puede soslayarse que la significativa disminución del desequilibrio externo está parcialmente explicada por el aumento en los ingresos petroleros y de remesas. Sin embargo, aún descontando los efectos de estas partidas, los niveles de déficit externo son mucho menores a los registrados en los periodos de crisis del 81 y el 94.

Esta posición holgada de la balanza de pagos deja a la economía mucho menos vulnerable a cambios en la liquidez internacional o a interrupciones de los flujos de capital.

3.- Inflación convergente. La independencia de Banco de México se ha respetado, ya no es la caja grande del Gobierno federal. El Banco Central ha mostrado sensibilidad para reaccionar al ciclo de alza de tasas en dólares, lo que evita la repetición de corridas contra el peso y su consecuente efecto alcista sobre los precios. Llegar a inflaciones similares a las de Estados Unidos significa dejar atrás la necesidad de ajustar paulatina o violentamente la paridad para recuperar la competitividad de la moneda. En el mediano plazo, las tasas de interés deberían reflejar una menor prima por la reducción del riesgo cambiario.

4. Sistema financiero saneado. Después de la interrupción del crédito por la crisis financiera que inicia en diciembre del 94, el financiamiento interno al sector privado vuelve a aparecer en escena como un factor de apoyo al desarrollo. Aún está en etapas incipientes y el crédito al aparato productivo es notoriamente insuficiente, sin embargo, el potencial es grande si tomamos como referencia el crédito otorgado al sector privado en otros países latinoamericanos. La disminución de la inflación y de las tasas de interés seguramente contribuirán a la expansión del financiamiento.

Oportunidades. El nuevo paradigma financiero de la economía mexicana puede convertirse en una sólida plataforma de desarrollo para el siguiente sexenio. Partir de una base con finanzas públicas ordenadas, mínimo déficit externo y baja inflación, será un regalo de lujo para el siguiente inquilino de Los Pinos.

No obstante, convertir la fortaleza financiera en mayor crecimiento requerirá romper el cerco que la política le ha impuesto a la economía. Avances en la apertura del sector energético a la inversión privada, en tasas de ISR a niveles más competitivos, mayor recaudación tributaria y un mercado laboral más flexible, entre otros temas, dejarían al sector real de la economía en posición de aprovechar la fortaleza financiera que se ha construido en los últimos años.

El gran riesgo. Existe el otro escenario, en el que un régimen inclinado hacia el populismo podría aprovechar la fortaleza para desbordar el gasto público e impulsar el crecimiento económico, con efectos relativamente menores sobre las variables financieras en el corto plazo, precisamente por el colchón que dejará este sexenio.

La aparente mejoría económica validaría política y socialmente al nuevo régimen, y abriría la puerta a medidas de fondo (nacionalistas, paternalistas, justicia social administrada por burócratas, etcétera) que terminarían por volver a debilitar las bases financieras de la economía, y nos regresarían una vez más a los ciclos de dos pasitos para adelante y uno (o tres) para atrás. La carga de las pensiones sobre las finanzas públicas en el mediano plazo vuelve aún más peligroso este escenario.

2006. Es deseable que la ortodoxia económica se mantenga en el largo plazo. Sin embargo, su sostenimiento pasa por las urnas. Por más que queramos pensar en la división de Poderes, en un Congreso dividido o en la autonomía de Banco de México como diques a un eventual desvarío de la política económica, mi impresión es que si los vientos soplan a la izquierda o hacia atrás, el barco se va a mover en esa dirección.

Dejarle la mesa puesta al siguiente es una gran oportunidad de despegue económico, o un regalo que podría ser aprovechado a partir del 2007 para regresar a un modelo que ya probó su ineficacia en el pasado.

El autor es socio director de EconoFinanzas, su e-mail es: jgracia@econofinanzas.com

Comments:
No tienes la menor idea de lo que es populismo. (si revisas lo que fox ha gastado en subsidiar el gas y las gasolinas y en no invertir en petroquimica asi como lo que hasta la fecha se sigue pagando del fobaproa) siendo una de estas una de las tantas causas del endeudamiento ahora ya historico de nuestro pais (400 BILLONES DE PESOS) y no es una mentira. te sugiero que investigues en la secretaria de hacienda estos datos.
no te ofusques pór lo que dicen los politicos ni sus partidos investiga leé.
 
P.D.

No tengas miedo a las opiniones publica este mensaje.

Saludos...
 
Populismo no es necesariamente subsidiar. Populismo es dar algo sin tener recursos para cubrir eso o cubrirlos con deuda.

El endeudamiento historico del pais nace desde los 70's, y desde entonces no se ha reducido.

E independientemente de lo anterior, y usando tu argumento, lo que señalas es una razon mas para no votar por AMLO que, en todo caso, seria una version aumentada de lo que fue y ha sido Fox.

saludos
 
tanto miedo tengo que uso mi nombre real y cualquiera me puede contactar. Si, claro.

Creo que el que debe investigar y leer mas es otro.
 
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