martes, septiembre 16, 2014
Patrioterismo
"El patriotismo es con frecuencia una veneración arbitraria de un bien raíz antes que de los principios". George Jean Nathan
Cuando yo era niño el viaje en autobús escolar el 15 de septiembre era más complicado que de costumbre.
Asistía al Colegio Madrid, una de las escuelas de hijos y nietos de refugiados de la guerra civil española, y el autobús portaba el nombre de la escuela en los costados.
Algunos en las calles nos gritaban ese día "gachupines" u otros insultos. Tengo entendido, aunque a mí no me tocó, que a un autobús alguien le tiró piedras.
Me costaba trabajo entender por qué alguien podía odiar tanto a unos niños que nunca le habían hecho nada malo.
Desde entonces me he sentido incómodo ante el patrioterismo. No tengo ningún problema con las expresiones de amor y de pertenencia a un país.
Mientras escribo este artículo, en efecto, tengo en la solapa una pequeña Bandera mexicana. Me sirve en estas fechas para celebrar el orgullo de ser mexicano.
Pero eso no significa que esté yo listo a salir a las calles a gritar "pinches gringos" o "vamos a matar gachupines" o que vaya a establecer una partida de vigilantes armados en la frontera sur para evitar la entrada de guatemaltecos y salvadoreños a nuestro país.
Festejar la independencia de una nación es natural y lógico. Lo hacemos los mexicanos de manera natural los días 15 y 16 de septiembre.
Pero tenemos que ser conscientes de que la independencia a veces tiene un costo.
En 1820, un año antes de lograr la independencia, México, conocido entonces como Nueva España, tenía un PIB per cápita de 759 dólares internacionales de 1990 contra mil 008 de España, 24.7 por ciento menos (Angus Maddison, "Historical statistics").
Actualmente México registra un PIB per cápita de 10 mil 629 dólares contra 29 mil 150 de España (FMI, 2013). España, a pesar de su crisis, es hoy casi tres veces más próspera que México.
Escocia llevará a cabo este 18 de septiembre un referéndum sobre su posible separación del Reino Unido, país del que forma parte desde 1707 cuando se le dio el nombre de Reino de Gran Bretaña.
Casi todos los especialistas sugieren que la separación de Escocia tendría un costo económico importante para los escoceses, pero aun así un número significativo votará por la independencia.
Movimientos políticos buscan también separar al País Vasco y a Cataluña de España. Las consecuencias económicas serían también negativas, pero para muchos vascos y catalanes eso importa poco o nada.
Los políticos utilizan a menudo el patrioterismo como forma de obtener votos y poder. Escucho a alguno que dice que en México ya no debemos celebrar la independencia porque "Peña Nieto entregó el petróleo a los gringos".
Pero ¿realmente creerá que nuestra nación está hecha de petróleo? ¿Pensará que todos los países del mundo con inversión privada en sus industrias petroleras (virtualmente todos) han regalado su independencia?
Desde tiempo inmemorial los políticos han aprendido que la desconfianza del ser humano al extranjero permite a los peores entre ellos mantener el poder simplemente por ser nacionales.
La verdad es que podemos ser patriotas, orgullosos de nuestra nación, sin ser patrioteros.
Hoy es un buen momento para brindar con nuestros amigos de otros países, los españoles también, por un pasado común que nos une más de lo que nos separa.
Los mexicanos podemos estar orgullosos de nuestra nacionalidad a pesar de que también lo estemos de ser yucatecos, chihuahuenses, oaxaqueños, poblanos o bajacalifornianos.
El que seamos diferentes no justifica que tratemos de discriminar o de agredir a quienes tienen otra nacionalidad.
Cuando niño nunca entendí que la gente pudiera agredir o insultar a niños por el hecho de ser trasladados en un transporte escolar con el nombre de una ciudad extranjera. Sigo sin entenderlo.
Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
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