sábado, agosto 09, 2014

 

El populismo del salario

El establecimiento del salario mínimo en la reforma a la Ley Federal del Trabajo de 1970 fue más un hecho demagógico que una forma de garantizar un ingreso digno sostenible para los trabajadores.

En ese entonces un Presidente saliente con alto sesgo populista buscaba manosear la economía para determinar el verdadero valor del trabajo. Pensaba que firmando un decreto-ley garantizaba el precepto constitucional de que todo mexicano tiene derecho a un trabajo y recibir por ello un salario que le alcance para una vida digna.

El numeral 90 de dicha Ley señala: "El salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos".

Así se engañó a todos decretando un salario mínimo bajo el argumento de que así se impulsaba el desarrollo de los países del tercer mundo.

No habido un solo país que fijando precios arbitrariamente logre estimular las virtudes del mercado en forma sostenible. Venezuela o Argentina nos pueden ilustrar sobre las razones para entender que los salarios y los precios de los insumos no dependen de discursos o autógrafos de un Presidente o legisladores iluminados.

En ninguna parte de los mil 010 artículos de la Ley Federal del Trabajo se menciona cómo el Gobierno puede facilitar la creación del empleo y con ello permitir el pago de salarios adecuados, ya no digamos mínimos.

Es una ley que regula de manera excesiva las relaciones laborales, el papel de los sindicatos y los derechos de los trabajadores, no de los empleadores y que tiene hasta nuestros días a un país limitado para generar el empleo que necesitan sus ciudadanos.

Definiciones anacrónicas como jornada laboral, pago por tiempo extra, prima dominical, sobresueldos, pagos por puntualidad, etc., se hicieron bajo el modelo tayloriano de administración para regular el empleo y salario de la revolución industrial.

El mundo vive hoy una revolución digital y los empleos en general pueden permitir trabajos al instante, sin limitaciones, con una percepción del tiempo flexible por la conectividad y comunicación instantánea, permitiendo una mayor productividad.

Desde 1970 el salario mínimo ha venido deteriorándose y perdido poder adquisitivo no por razones económicas, sino por la visión disfuncional de que fijando un salario se puede manipular la productividad de la economía.

Paralelo a esto debemos destacar las fuerzas que hoy imperan en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, que determina año con año el valor de este minisalario.

En ella está representado el Gobierno a través de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México como observador técnico; participan también un sindicato nacional (CTM) y hay un representante del sector privado en las mesas de negociación.

Dado que el salario mínimo es utilizado por el Gobierno como referencia para determinar las cuotas no sólo de las sanciones, sino más importantemente de las pensiones, hay un incentivo para el Gobierno de no aumentarlo, ya que representará un gasto público y una mayor inflación.

Los sindicatos que participan en la Comisión no representan trabajadores que ganan un salario mínimo y por tanto para ellos también es importante que éste no suba, ya que estos sindicatos después buscarán negociar con las empresas un aumento mayor al del mínimo. En ese sentido se ha vuelto un triunfo sindical el negociar aumentos superiores a lo que aumentó el salario mínimo cada año.

Para las empresas también el que no aumente el salario mínimo les da un mayor margen de maniobra cuando revisen los contratos colectivos de trabajo y les da capacidad de ofrecer un aumento superior al mínimo.

Lo que se definió por decreto como salario mínimo ha perdido vigencia porque nació de espaldas a la economía por un error de populismo.

La productividad y el crecimiento económico son dos de los principales determinantes del salario. No es un tema para que lo definan los políticos que probablemente nunca han vivido la odisea en México de producir un empleo para alguien más que el de ellos y sus amigos.

Vidal Garza  
vidalgarza@yahoo.com

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