sábado, enero 25, 2014

 

Trabajamos para el gobierno

La mayoría de los mexicanos no formamos parte de la abultada y creciente nómina de la administración pública, pero trabajamos todos los días para el Gobierno.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, el total de mexicanos que trabajan en la administración pública equivale al 3.5 por ciento de la población, es decir, 4 millones 188 mil 784 personas.

De este total, un millón 698 mil son trabajadores del Gobierno federal. Tenemos un millón 704 mil trabajadores en los Gobiernos estatales, y en los municipios laboran otros 786 mil burócratas.

Además debemos considerar que existen un millón 230 mil jubilados activos del ISSSTE, Pemex, CFE, trabajadores jubilados del IMSS, Fuerzas Armadas y otras 23 entidades federales que, en conjunto, nos cuestan 250 mil millones de pesos cada año... y creciendo.

Increíble, pero haciendo simplemente una pequeña comparación, los recursos adicionales de la reforma fiscal que provendrán de los contribuyentes cautivos apenas y sirve para que el Gobierno pueda pagar este año el equivalente del gasto en pensiones de todos estos fieles ex servidores públicos federales, sin contar a los estatales o municipales.

Así, 6 millones de mexicanos y sus familias viven directamente del Gobierno y de los impuestos que pagamos el resto de la población.

El otro lado de la moneda es conocer quién mantiene esto. En México, con sus 120 millones de habitantes, sólo 20 millones están trabajando formalmente de acuerdo con el IMSS.

Para colmo, sólo 6 millones de mexicanos de esos 20 pagan el equivalente al 90 por ciento de todo el ISR que se recauda en México en un año.

Son los mismos 6 millones responsables de pagar el 90 por ciento de todo el impuesto a la tenencia vehicular y el ISAN, y que contribuyen con el 50 por ciento del impuesto especial de gasolinas al consumir el 50 por ciento de todas las gasolinas que se venden. Esto de acuerdo al último análisis que realizó la Secretaría de Hacienda antes de la reforma fiscal sobre la distribución del pago de impuestos y recepción del gasto público por deciles de hogares y personas publicado para el año 2010.

Pero nuestro Gobierno no sabe gastar, está atrapado en una burbuja inercial de gasto corriente que hace que el 97 por ciento del gasto presupuestado en el 2013 se haya dedicado a rubros como sueldos, salarios y prestaciones sociales, pagos de servicios, materiales de administración, comunicación, arrendamiento, servicios especiales, subsidios, transferencias e intereses y gastos de deuda pública, dejando para inversión en obra pública sólo el 3 por ciento.

La reforma fiscal aprobada no prevé la reducción de esta inercia, ni el recorte de algunos elementos del gasto corriente.

Hay un aumento de inversión pública, pero sólo por este año, y lamentablemente estará ligado al aumento del déficit público que tenemos que pagar algún día.

La reforma así aprobada refleja una falta de capacidad de un Gobierno por asumir el verdadero compromiso de aumentar la recaudación haciendo que más ciudadanos paguen.

A los que pagamos impuestos, las tasas actuales son -como ya documentó EL NORTE- de las más altas del mundo. Incluso las tarifas de electricidad y de las gasolinas que pagamos son altas porque estamos pagando las ineficiencias de los gastos laborales y las prestaciones de las empresas públicas y sus trabajadores.

Es curioso que 6 millones de servidores públicos tengan mejores prestaciones y pensiones que los 6 millones de mexicanos que más contribuyen con sus impuestos a que el Gobierno funcione.

En esta relación desigual, los contribuyentes cautivos somos trabajadores directos de Hacienda.

Los que tributamos hoy el ISR en este País entregamos casi cuatro meses de nuestro sueldo a la SHCP. Es decir, trabajamos cuatro meses para el Gobierno y el resto del año ya se lo podemos dedicar a nuestro propio empleo.
Vaya paradoja.

 
Vidal Garza Cantú 
vidalgarza@yahoo.com


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