sábado, junio 09, 2012

 

El linchamiento

Javier Sicilia y las víctimas integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad se reunieron el lunes 28 de mayo con los candidatos a la Presidencia de la República. El poeta abrió el encuentro con discursos particularmente duros. Pero a todos los trató con el mismo rasero.

A Vázquez Mota: "Para muchos, usted significa la continuidad de una política que nos ha sumido en el horror, la miseria y el despojo, el señalamiento duro a las corrupciones de los otros partidos pero la incapacidad autocrítica para ver las del suyo... Usted representa un partido que después de 12 años deja como una de sus herencias un inmenso camposanto como patria".

A Peña Nieto: "Para muchos, usted representa el regreso al pasado, es decir, el regreso al origen de la corrupción de las instituciones que hoy se desborda por todas partes... Representa también el voto corrompido, el voto comprado, el voto no ciudadano, el de la miseria moral y el de la arrogancia y los intereses de los monopolios de la comunicación".

A López Obrador: "Para muchos, usted significa la intolerancia, la sordera, la confrontación -en contra de lo que pregona su República Amorosa- con aquellos que no se le parecen o no comparten sus opiniones; significa el resentimiento político, la revancha, sin matices, contra lo que fueron las elecciones del 2006, el mesianismo y la incapacidad autocrítica para señalar y castigar las corrupciones de muchos miembros de su partido...".

A Quadri: "Para muchos, usted significa la usurpación de las candidaturas ciudadanas -que nos negaron junto con la Reforma Política-, la arrogancia y una doble moral que pretende reivindicar el liberalismo y criticar los monopolios mientras usted sostiene su campaña apoyado en la mafia de una cacique...".

Todos los candidatos aguantaron vara, salvo uno: López Obrador. Sin hacer referencia a las víctimas y sus testimonios, AMLO fue a lo suyo: reclamó a Sicilia que lo metiera en el mismo saco con los otros candidatos y señaló que la promoción del voto nulo, que supuestamente hace el poeta, beneficia al PRIAN.

Lo acusó, en pocas palabras, de hacerle el juego a la mafia en el poder. La respuesta de Sicilia fue inmediata: "Yo no he llamado a no votar. Ni he promovido el voto blanco, he hablado de mi posición y sí voy a ir a las urnas a poner el voto en blanco. Si ustedes creen que yo declaro una frase de mi posición porque estoy orientando a la ciudadanía, entonces ustedes creen que la ciudadanía es imbécil".

Y agregó algo que irritó aún más al ex apóstol de la República Amorosa: "Si hablamos de hostigamiento y amor, quiero enseñarle que he sido hostigado por sus correligionarios: es a fuerza con ustedes o a fuerza... veo muchas gentes que lo apoyan con espíritu fascista".

A partir de ahí se desató en las redes sociales una campaña de linchamiento. Entre las atrocidades que se escribieron hay una particularmente ilustrativa en Facebook: "¡Qué bueno que te mataron a tu hijo, viejo asqueroso!".

Ese mismo lunes 28 por la noche, Carmen Aristegui entrevistó a Javier Sicilia en CNN ( http://www.youtube.com/watch?v=XklnjsRND1o ). Allí el poeta fue más preciso en sus señalamientos: "Cuando rompimos el diálogo con los legisladores porque faltaron a su palabra y lo abrimos con una marcha hacia Los Pinos no le fueron a gritar al Presidente, me fueron a gritar a mí: ¡Con besos y abrazos no se paran los madrazos!".

Y en esa misma entrevista formuló su definición de López Obrador. Ante la pregunta de Aristegui de si el voto en blanco se había convertido en un pleito con la izquierda, Sicilia fue contundente: "Yo no sé, yo no sé si llamar de izquierda a López Obrador, yo a lo mejor lo llamaría un PRI, el viejo PRI nacionalista, lleno de algunas gentes de izquierda, pero para mí no representa la izquierda".

La intolerancia de López Obrador y sus seguidores es manifiesta. El rayito de esperanza no sólo no contiene a su jauría, Aguilar Camín dixit, sino la alienta y azuza. Fue lo que hizo en el Castillo de Chapultepec contra Javier Sicilia. Y fue lo mismo que hizo hace seis años con Patricia Mercado, a quien Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis tacharon de esquirola.

El hecho es que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad se ha reunido con el Presidente Calderón, con Josefina Vázquez Mota, con Enrique Peña Nieto y con Gabriel Quadri. A todos ellos les dijo en tono duro y claro lo que piensa.

Pero hasta ahora el poeta no ha sido hostigado por el Gobierno de la República ni por los panistas ni por los priistas ni por los maestros afiliados al SNTE. No, el hostigamiento y el linchamiento provienen de la filas de la "izquierda".

Y ese mismo mecanismo intimidatorio se aplica a todo aquel que ose criticar o mostrar sus diferencias con el Mesías. El maniqueísmo, descrito con precisión por Sicilia, es muy simple: o estás conmigo o estás contra mí. Pero si estas contra mí, estás contra el pueblo. ¡Cerdo asqueroso!

La pregunta elemental a formularse es la siguiente: si esta intolerancia la practican hoy, que están en campaña y buscan el voto de los ciudadanos, ¿qué es lo que harán y cómo se comportarán si efectivamente llegan a la Presidencia de la República?

Por lo pronto ya sabemos que la República Amorosa fue una gran impostura. Y también sabemos, porque ya lo dijo públicamente, que primero le harán guerra sucia, y si ésta no prospera, fraguarán un fraude electoral.

Así que estamos en la misma ruta de hace seis años. O AMLO gana, y así nos va a ir, o habrá un conflicto postelectoral. Ya lo gritaron los #YoSoy132: ¡si hay imposición, habrá revolución!

¿Y a eso le llaman la primavera mexicana?

Jaime Sánchez Susarrey

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¿Ese es el presidente que quieres para México? Autoritario, mesiánico, que no tiene autocrítica, que no acepta haber cometido errores, que cree que sólo él tiene la verdad. Que si no gana es que le hicieron fraude, que el único resultado aceptable es que él gane. El Poder Ejecutivo en México todavía tiene legalmente mucho poder. Lo menos que quiero es un líder mesiánico como AMLO en Los Pinos.

Y lo peor del peje, ya lo he dicho antes, no es el peje en sí mismo, son sus fanáticos seguidores que son fascistas en su actuar. Lo que un líder mesiánico necesita es que una minoría fanatizada sea su carne de cañón. Con un 10% de la población que le crea sin reservas, que lo idolatre, con eso puede tomar calles, bloquear al Congreso, y hacer con el país lo que quiera. Al tiempo.


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