martes, marzo 20, 2012

 

Refinando (reforma a PEMEX)

"El costo de una refinería nueva es 10 veces el costo de una refinería usada". Juan José Suárez Coppel

Hay un enorme exceso de capacidad de refinación de gasolina en la costa del Golfo de Estados Unidos. De hecho, en el último trimestre del 2011 el crudo llegó a costar más que la gasolina, señala Juan José Suárez Coppel, director general de Pemex. Esta realidad de mercado debería guiar las decisiones de cualquier empresa.

Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, ha propuesto que el dinero disponible en Pemex se utilice para invertir en cinco nuevas refinerías. Estaríamos hablando de unos 50 mil millones de dólares, o 650 mil millones de pesos. Esta inversión se realizaría en el peor momento posible, cuando las empresas de refinación están perdiendo dinero.

Según el candidato de la izquierda, la construcción de estas refinerías permitiría reducir los precios internos de la gasolina y otros combustibles en nuestro País. La verdad es que estas refinerías generarían pérdidas y harían todavía más costosos los subsidios a las gasolinas, que benefician principalmente a los más ricos.

López Obrador ha hecho del rechazo a la "privatización" de Pemex el centro de su discurso sobre la industria petrolera y esto lo ha llevado a incorporar al priista Manuel Bartlett a su movimiento. Su visión de "privatización", sin embargo, es muy amplia: no se limita al sentido tradicional de vender una empresa gubernamental a empresarios privados. Privatizar, para él, es permitir cualquier tipo de inversión privada en petróleo. Los contratos de riesgo, que inventó e impulsó Lázaro Cárdenas en 1939, o la venta de participación en la paraestatal a inversionistas privados, como la que hizo Luiz Inácio Lula da Silva en 2010 en Petrobras, por valor de 70 mil millones de dólares, serían privatizaciones inaceptables.

En realidad la responsabilidad de Pemex debería ser dar valor a la riqueza petrolera para beneficio de los mexicanos, especialmente de los más pobres, aquellos que no tienen más patrimonio que los recursos petroleros. No tiene ningún sentido seguir utilizando este dinero para financiar el gasto corriente del Gobierno federal, el cual subsidia principalmente a los políticos y a los burócratas.

López Obrador cuestionó este 18 de marzo a quienes, desde su punto de vista, quieren "privatizar" Pemex. Dijo que no es posible dejar a la paraestatal en manos de dueños privados porque éstos no estarían dispuestos a entregar 800 mil millones de pesos al año al Gobierno para su gasto.

Esta enorme entrega de dinero al Gobierno, sin embargo, ha sido una de las razones de la quiebra de Pemex, la única petrolera del mundo con patrimonio negativo. El problema puede empeorar todavía porque, como lo reconoció el propio Presidente Felipe Calderón el 18 de marzo en Coatzacoalcos, el pasivo de las pensiones de los trabajadores crece a un ritmo superior a los activos de la paraestatal.

En lugar de seguir saqueando a Pemex los gobiernos mexicanos deberían tomar medidas para maximizar la riqueza petrolera de nuestro País. Esto implicaría concentrar todos los recursos disponibles -públicos y privados- en la exploración y explotación de crudo. Además, habría que abrir a la inversión privada la refinación -aun cuando hoy seguramente no habría capitales interesados en ese negocio- y el transporte de combustible en ductos. Pemex debería conservar sus recursos una vez pagado un impuesto razonable y reinvertirlos. La paraestatal no tiene por qué ser la caja de la cual el Gobierno saque los recursos que no ha podido obtener por falta de una reforma fiscal.

¿Es esto privatización? No, es tener una política que maximice la riqueza petrolera para beneficio de los mexicanos, y no sólo de los políticos, los burócratas y los miembros del sindicato de Pemex.


Sergio Sarmiento
www.sergiosarmiento.com
 
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AMLO y sus seguidores insisten mucho en que él no es igual a Hugo Chávez de Venezuela, sino a Lula DaSilva de Brasil. Sin embargo la propuesta de AMLO para PEMEX es que todo siga igual, sin reforma, que PEMEX siga financiando a los gobiernos (federal, estatales y municipales), que no haya ningún esquema de participación privada (ni siquiera los contratos de riesgo que diseñó Lázaro Cárdenas y que incluso Cuba utiliza) e incluso que bajará el precio de las gasolinas (como en Venezuela) para beneficiar a quienes más tienen y pueden comprar autos. ¿De qué se trata entonces?
 

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