domingo, junio 21, 2009
El verdadero Andrés Manuel
¿La derrota lo cambió o sólo exacerbó su peor parte?
¿El Andrés Manuel que vimos el martes en Iztapalapa es el mismo que logró que 15 millones de mexicanos lo eligieran en el 2006? ¿Ese hombre de semblante duro, actitud desafiante y estrategia arrogante es el que conquistó a millones durante años de campaña? No podía dejar de hacerme esas preguntas mientras veía y reveía las imágenes del mitin de Iztapalapa. ¿Nos engañó o es otro? ¿La derrota lo cambió o sólo exacerbó su peor parte?
Pero, ¿qué es lo que vimos? De entrada, el gesto, desafiante y satisfecho. Mientras compartía su plan genial para burlar la decisión del Tribunal Electoral, Andrés Manuel se veía eufórico, parecía decirnos que a él a no se la va una, y que si algo se le pone en el camino, él siempre encuentra la forma de darle la vuelta. Y puesto que se trata de él, no importa si la salida es estrafalaria y antidemocrática, es válida porque es suya. Así de simple. Luego, el tono humillante.
Humilló a Juanito sin necesidad. -Porque él no se la va a creer- decía señalando despectivo al candidato del PT. -Él sabe que si gana es por nosotros-. Humilló también a Marcelo Ebrard al darle públicamente órdenes. Humilló a los diputados locales que sin haber sido electos ya recibieron instrucciones de cómo votar. Y los electores, que dudan entre ir o no ir a las urnas, deben haber recibido el mensaje: ni se molesten, ya todo está resuelto sin su participación.
¿Teníamos indicios de que López Obrador era así? Quisiera decir que no, pero la verdad es que sí; rasgos que sin duda la derrota ha acentuado: su desprecio por quienes marcharon contra la inseguridad, su “cállate, chachalaca”, la tolerancia con los suyos, la intolerancia con los otros, su decisión de no ir al primer debate, las encuestas inventadas. Yo no les di la importancia que tenían, y es mi deber aceptarlo públicamente, pero otros sí lo hicieron. Y no me refiero desde luego a sus eternos detractores o a enemigos viscerales. Gabriel Zaid, una semana antes de las elecciones, escribió: “No hay que votar por López Obrador, porque es un carismático que se cree indestructible, con todos los peligros de un ego temerario al volante”. Lo vio Enrique Krause que escribió el articulo El mesías tropical. Lo vio Federico Reyes Heroles.
Sigo pensando que López Obrador entiende un México que los demás no ven, que su diagnóstico sobre el país y sus males era el mejor. Pero ¡qué equivocada estaba cuando en Tercer Grado, unos días antes de la elección, a la pregunta de si López Obrador aceptaría una derrota, respondí que sí!
Denise Maerker
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Lo dije en diciembre del 2005 en este blog, mucho antes de que el PAN los sacara en su campaña: AMLO es un peligro para México. Ya muchos se han dado cuenta, y habrá más aún. Será interesante ver cómo llega al 2012 y quienes todavía lo apoyarán. ¿Seguirá Ebrard con él?
El diagnóstico podrá ser certero, pero las soluciones propuestas por AMLO no. Y menos con la gente con la que se rodea, como Bejarano. Suponiendo sin conceder que él es honesto y puro, como los PG fans afirman.
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