lunes, junio 15, 2009
Juárez, el primer priísta
Un estudio a fondo de los hechos de don Benito Juárez nos lo presentaría como la raíz del sistema político bajo el cual vivimos los mexicanos. Cualquier crítica que se haga de ese sistema tiene que partir de la consideración del sistema creado por Juárez, cuyos efectos duran hasta nuestros días.
Se considera generalmente que Plutarco Elías Calles es el fundador del actual sistema político de México. Creo que esa apreciación es equivocada. Yo diría que el verdadero creador del sistema bajo el cual vivimos los mexicanos no en el cual vivimos los mexicanos es don Benito Juárez.
La Reforma juarista se parece en el fondo a las revoluciones que se vieron en México en los primeros años del siglo XX, a esos movimientos que se han llamado de "Quítate tú para ponerme yo''. En el siglo XIX, es cierto, la sociedad mexicana estaba presidida por la Iglesia Católica y por un grupo de notables cuyo poder se fincaba en el dinero o en la fuerza de las armas. La versión de la historia oficial afirma que contra ese esquema de privilegios se levantó la Reforma, cuyo propósito fue a poner a México en el camino de la modernidad mediante la vía de implantar en él las instituciones de la modernidad: libertad, democracia, imperio de la ley.
Esa idea es falsa. México no estaba preparado para ese cambio. Lo supo Iturbide cuando al conversar con Poinsett le dijo, cuando éste le propuso adoptar en México las instituciones norteamericanas, que del mismo modo que la Naturaleza no da saltos tampoco las sociedades humanas pueden darlos. Don Benito Juárez, con todo lo liberal y republicano que decía ser, no podía ignorar tampoco que en una población con un gran ingrediente indígena, formada por gente que en su mayoría no había tenido acceso a la educación, era imposible implantar la democracia y un federalismo auténtico. Entonces, en vez de la dictadura de la Iglesia y de los ricos, creó su propia dictadura unipersonal. Juárez fue un dictador, ni duda cabe. No fue un tirano, un déspota opresor no tuvo tiempo para llegar a serlo pero sí gobernó haciendo a un lado la ley.
Ofreció cambiar los regímenes autoritarios por un régimen de instituciones, pero él se convirtió en las instituciones. Hizo lo que Calles, que para acabar con el caudillismo se erigió en el único caudillo. Así como don Plutarco fue "el jefe máximo'' en su tiempo, don Benito fue "el jefe máximo'' en el suyo.
También Juárez, como Calles, se sintió el salvador de México. También él llegó a creerse indispensable, con ese sentimiento de "necesarismo'' que los priístas de ahora tienen: piensan que sólo ellos saben gobernar, y que sin su concurso se hundirá la patria.
Otra semejanza entre Juárez y Calles fue la dependencia de ambos en relación con los Estados Unidos. Los dos necesitaron y buscaron ansiosamente el reconocimiento de Washington para poder sobrevivir; y en consecuencia los dos estuvieron dispuestos siempre a obsequiar los deseos del poderoso vecino de más allá del río Grande (llamado por algunos "Bravo'').
El presidencialismo; el sistema de imposición con disfraz de elección democrática; el gobernar por encima de la ley. Todo eso forma la herencia que nos dejó Juárez. Tal herencia está viva y vigente todavía. Juárez, no Calles, es el fundador del sistema político bajo el cual vivimos aún los mexicanos.
Armando Fuentes Aguirre