martes, diciembre 19, 2006

 

Populismo y demagogia de los legisladores

 
Todo menos soltar la ubre
 
El jueves pasado los partidos políticos representados en el Congreso tuvieron ante sí la oportunidad de oro de quedar ante la sociedad como organizaciones más interesadas en el bienestar popular que en su propio beneficio. La desperdiciaron irremisiblemente.
El Partido Alternativa presentó una iniciativa para recortar la quinta parte del presupuesto de los partidos y dedicar esos recursos a ciencia y tecnología. 500 millones de pesos, que no son poca cosa. El PRD y el PT frenaron el proyecto, enviándolo a la congeladora. Los legisladores del PRI convenientemente se fueron retirando del recinto, no se fuera a requerir su voto.

Lo que vimos posteriormente sería divertido si no fuera patético y deplorable. Vimos al PRD decir que sí, pero que le dieran gratis sus anuncios en tele. Al PRI, afirmar que la postura de Alternativa era mero protagonismo -y luego sugerir, en el colmo del cinismo, que el financiamiento público es un seguro contra la corrupción del narco-. Al PAN, hacer discreto mutis.

Los tres grandes partidos se habían dado, en días anteriores, hasta con la cubeta al discutir sobre las asignaciones del presupuesto. Todos se llenaron la boca de compromiso social, y de abrazar las causas de la nación (desde los pobres hasta las universidades públicas). Pero cuando alguien -en un acto de congruencia- los instó a que sacrificaran una parte de sus dineros públicos, dejaron las causas nacionales y se abrazaron a la ubre presupuestal.
Ya lo habían hecho hace un par de años, cuando se diseñó una propuesta de reducción paulatina del financiamiento partidista, que ni siquiera tocaba el año electoral del 2006. Era parte del paquete de reforma electoral que se quedó sin dictaminar, y ahí sigue pudriéndose en la panza del Congreso.
Los recursos a los partidos se distribuían -en esa iniciativa- en función del número de votos obtenidos multiplicados por un porcentaje del salario mínimo. El principal opositor fue el PRI, que adujo que “politizaba el salario mínimo” (sic). El PAN aprovechó para decir que “o todos, o ninguno”, y el paquete se enterró bajo la arena.
Lo que hacen las formaciones políticas tradicionales es lo mismo que hacen otros grupos. Chillar, mamar y exigir que paguen los demás. Las empresas del refresco, del tabaco y del automóvil lo han intentado, pero han tenido, por ahora, menos suerte.

Aún hay más. Los restauranteros pronostican quiebras masivas por la disminución del deducible fiscal (es la vez número sepetecientos que afirman su bancarrota inminente, pero cada vez abren más comederos). Los comerciantes organizados igual se quejan (si uno hiciera cuenta de sus pérdidas declaradas ante los reporteros, pensaría que sólo a un masoquista o a un loco se le puede ocurrir abrir un negocio). De los maestros, mejor ni hablar: son mártires, y si los niños no aprenden, es culpa de la OCDE.

Y sí, ya sabemos que industriales y comerciantes no absorberán el costo de los nuevos impuestos. Los consumidores los pagaremos y la ganancia permanecerá intocada.
Lo que está de fondo son una desconfianza enorme hacia la habilidad del Estado para gastar y una total falta de solidaridad social. Lo que está de fondo es la ausencia de un acuerdo nacional sobre distribución del ingreso.

Mientras este acuerdo no se dé, de manera implícita o explícita, cada quien va a querer llevar agua para su molino personal, gremial o partidista.
Y lo que hace veinte años se expresaba en una inflación desatada -con todos intentando, casi siempre infructuosamente, ganarle la carrera a los demás precios- hoy se expresa con la aversión a ser tocados por el fisco o por los recortes presupuestales, según sea el caso. El chiste es no aportar (que para eso está Pemex) y vaciar la ubre.
No parece fácil cambiar esta situación. Las representaciones sociales de las fuerzas productivas están en crisis, o pulverizadas. Con ello se dificulta identificar a los interlocutores de cualquier acuerdo probable. Quedan el gobierno y los partidos. Pero el primero tiene que remar contra corriente, luego de haberse instalado en una situación inédita. Y los segundos trabajan, casi todos, en la atmósfera enrarecida de sus ambiciones, cada vez más ajenas a la realidad nacional y a las aspiraciones de la gente.

La reconstrucción de la representación social es un paso necesario para la consolidación de la democracia en México. Por desgracia, son pocos los sujetos políticos interesados en ello. Siempre será más cómodo jugar al gatopardo: hacer como que cambiamos todo para que no cambie nada y sigamos pegados a la ubre.
En tanto, ni modo: que el país de los mexicanos de carne y hueso se siga rezagando. Ya contrataremos suficiente publicidad -con los dineros del pueblo- para darle nuestra versión y convencerlo de que hacemos bien las cosas, los partidos tradicionales sí tienen soluciones y la ubre da para mucho, mucho más.
Por: Francisco Báez Rodríguez, La Crónica de Hoy, 19 de diciembre 2006
fbaez@gmail.com

Comments:
Lamento tu forma de pensar, espero que nunca te lamentes de todo lo que escribes, he leido algo de tus columnas y me dio una tristeza infinita tu forma de pensar, hay gente en el campo y en la ciudad que trabajan mas que ningun politico y mira que tienen, nada, no estan pidiendo limosna solo quieren un pago justo por su trabajo, te repito me das lastima y si de verdad crees en tu actual gobierno ,no solo veas la superficie, detras de lo que ellos quieren que veas hay algo mas turbio y podrido de lo que te imaginas ,tu opinion es muy subjetiva, te repito, navega en aguas mas profundas para que veas la realidad de las cosas.ANALIZA
 
Buen dia Anonimo!

No me conoces. Asi que no hables sin saber.
Conozco la pobreza de muy cerca. Naci y creci en el campo. Y trabajo muy duro en la ciudad. No es que confie en el gobierno. Para nada. Pero menos confio en los legisladores.

La solucion de la pobreza no es "repartir" dinero. La solucion es crear empleos. No se si Felipe lo logre, lo dudo. Pero lo que si se es que lo que proponen otros, la subsidiaridad, no es la solucion.

saludos
 
Me parece que es muy dificil pasar del pensamiento estatista a la filosofia de la libertad.
En la epoca de la PRIctadura lo que decia el presidente era dogma de fe, y sus legisladores obedecian cada orden, digo, iniciativa de ley recibida del ejecutivo.
Hoy, nos guste o no, el presidente ya no es el primer mandon, sino el primer mandatario, o sea el que HACE los mandados.
Quienes ganan el salario minimo? Empleados que empiezan, sin calificacion ni experiencia, trabajos basicos, elementales. Cuanto mas tengamos actividades ecomomicas diversas y especializadas, los trabajadores se califican mejor y ya no compiten entre ellos por los empleos, sino los empleadores compiten con ofertas de sueldos y prestaciones para atraer a esos trabajadores mas calificados.
Utopia? Hasta en China ya se esta haciendo esto, y en Mexico tambien ocurre todos los dias: Si no estas bien calificado, compites por empleo, pero si lo estas, ni lo tienes que buscar, la competencia de tu patron te trata de 'piratear'.
La tarea de crear empleos no consiste en "traer" inversionistas a que abran sucursales o a que se traigan una fabrica, sino en quitar los obstaculos burocraticos para que el genio natural del mexicano pueda abrir su negocio, sea micro o pequena empresa (comercio, taller, oficina, laboratorio, granja, etc).
 
Totalmente de acuerdo contigo David. Gracias por tu comentario.

saludos
 
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