martes, octubre 17, 2006

 

Te lo digo, López

 
Te lo digo a ti, López; entiéndelo tú, PRD: ser porro no es lo mismo que ser político.

Armar camorra no es lo mismo que hacer patria; el avance de un país se logra transformando las instituciones, no destruyéndolas.

El progreso de los pueblos es inaccesible a quienes bloquean, agreden y perjudican a la ciudadanía: el desarrollo se forja a base de la implementación de estrategias sinérgicas que parten de la ESTABILIDAD y la unidad, nunca de la inestabilidad y la polarización.

La demagogia y el populismo son armas de dos filos, lo que dan en el corto plazo retiran con creces en el mediano y largo plazo.

La mentira y la descalificación no forman parte del arsenal de los estadistas: los verdaderos políticos es gente propositiva; nunca destructiva.

Los políticos que progresan, que ganan elecciones, son humildes, nunca prepotentes: suplican y piden, nunca ordenan, exigen, o se sienten por encima de las leyes, las instituciones o los ciudadanos.

El buen servidor público es aquel que entiende que los gobiernos son los que deben temer al pueblo, nunca el pueblo a su Gobierno.

Generar confianza entre el electorado debe ser la primordial labor de todo aspirante a un puesto electoral: el ciudadano desconfía de los políticos que pontifican y amenazan desde el púlpito del poder o que señalan a individuos específicos como blanco de sus venganzas, odios o resentimientos personales.

El político triunfador es aquel que procura CONVENCER y no vencer: es respetuoso siempre de la Ley, consciente de que el poder emana de los gobernados: jamás del puesto que ocupan.

El buen político rara vez confunde la persistencia con la terquedad ni se obsesiona con el poder: respeta y le da su lugar a los demás y procura evitar la confrontación irreductible porque sabe que un buen gobierno se logra a base de la INCLUSIÓN, nunca de la exclusión.

El político triunfador sabe negociar, sabe cuándo y cómo, y qué tanto ceder, ello partiendo de la certeza de que en las democracias nunca nadie obtiene todo lo que quiere, cuando lo quiere, como lo quiere: esto nada más Diosito lo puede.

Y en la política, estimados amigos loperredistas, no hay diositos: simplemente hay humanos que se equivocan, que yerran, que fallan, y que lo único que les queda es RECONOCERLO, pedir perdón y enmendar el camino.

Debe serles ya abundantemente claro tras la clara y amplia derrota que sufrió en Tabasco el Señor López, y el partido al que ha desbaratado con sus esquizofrenias, que se equivocaron de cabo a rabo, amigos perredistas, con las estrategias que emplearon tras la derrota presidencial del 2 de julio.

La elección la perdió López con los errores abundantes y claros que cometió durante la campaña: y Tabasco lo perdieron por no saber aceptar con dignidad y cordura que se equivocaron después del 2 de julio y el considerable capital político con el que llegaron a la elección presidencial lo han perdido.

La competencia política es urgente y necesaria para el buen funcionamiento de la democracia: no era sano para México cuando el PRI predominaba, como hoy no es sano que predomine otro partido.

Se requiere equilibrio en México, se requieren partidos con propuestas prudentes, sensatas y funcionales que favorecen a los desprotegidos: requieren ellos una voz fuerte y vigorosa que hable por aquellos a quienes el progreso ha dejado atrás: y aquí es donde cabe un PRD moderno, prudente.

Mas no confundamos el MESIANISMO con el humanismo: las recetas paternalistas y simplistas nunca han funcionado, lo que funciona probadamente en el mundo entero (sólo que para entenderlo hay que conocer mundo) son las fuerzas del libre mercado y la libre empresa.

La pobreza en México la tenemos no porque nos sobre liberalismo, sino porque NOS FALTA.

Mientras protejamos y fomentemos monopolios y oligopolios, le rindamos pleitesía al paternalismo, al estatismo y al populismo, y no entendamos que sin creación de riqueza como primer ingrediente jamás se podrá derrotar a la pobreza, estaremos patinando en el lodo gastando energía y perdiendo el tiempo en bloqueos tontos, manifestaciones de acarreados pagadas con recursos públicos y discursos obsoletos: ¡nada que se pueda traducir ni en votos ni en pan para el pueblo!

¿A dónde quieren llegar así?, ¿a puros Tabascos?

Fricasé, el abogado del pueblo, El Norte, 17 de octubre 2006 
fricase@elnorte.com

Comments:
yo no me enteré de nada
 
¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿?????????????
 
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