jueves, septiembre 21, 2006

 

Chávez, el espejo internacional de AMLO

 

Muchos electores de López Obrador se han sorprendido y desilusionado por las actitudes del ex candidato después del dos de julio, observando por primera vez el verdadero rostro de un personaje que en el pasado creían estigmatizado por apenas un puñado de analistas. Muchos de esos electores han comprobado que el retrato era real y si hoy hubiera elecciones, todas las encuestas señalan que López Obrador ha logrado regresar a la media histórica del PRD: aproximadamente un 20 por ciento.

En ese capítulo de creer que mucho de lo que se decía del entonces candidato era por lo menos una exageración, se incluía el capítulo Chávez. Cuando se comparaba a López Obrador con el gobernante venezolano se decía que no era para tanto, que en realidad cuando gobernara sería diferente. Cuando algunos pocos asegurábamos que el gobierno venezolano estaba interviniendo en el proceso político en México, que financiaba agrupaciones e indirectamente campañas y candidatos, que movía sus piezas para respaldar ilegalmente a López Obrador, se decía, una vez más que era, por lo menos una exageración. Esa máscara hoy también ha caído: el apoyo de Chávez a López Obrador es evidente y público, a un nivel tal que el venezolano es un único gobernante del mundo que ha rechazado el resultado electoral en México, que asegura que le “robaron” la elección a su socio e incluso, pensando que nuestro país es alguna extraña república bananera, asegura que estaba analizando llegar a México para asistir a la “toma de posesión” de López, algo descartado ya por la SRE.

No deja de ser por lo menos absurdo que quien afirme tales cosas sea un golpista, un antidemócrata consumado que sólo cree en las elecciones si le dan un respaldo absoluto, que se ha cansado de cometer fraudes electorales y que ya ha elaborado una constitución a su medida para perpetuarse en el poder, jugando cada día más con la idea de construir un partido único (en los hechos ha asfixiado tanto a todas las oposiciones que está a punto de lograrlo y hoy en el congreso todos los legisladores son “chavistas”); un hombre que ha perseguido a los medios independientes, que los ha expropiado para transformar a su propia cadena de prensa, radio y televisión como la más importante, casi hegemónica del país. Un hombre que con su irracional diplomacia petrolera, está dilapidando la principal riqueza de su país invirtiendo en planes faraónicos alrededor del mundo sin posibilidad de recuperación, mientras su gente se debate entre el crecimiento de la extrema pobreza y el narcotráfico, un fenómeno que Chávez no combate con la excusa del enfrentamiento con Estados Unidos y su amistad con las FARC.

Don Hugo ha demostrado ser un aliado de hierro de la causa de López Obrador al tiempo que recibe la estafeta como líder del Tercer Mundo de ese otro demócrata llamado Fidel Castro (es lo menos que podía hacer Castro: Venezuela subsidia hoy a la isla en un porcentaje mayor de lo que lo hacía la URSS antes de la caída del campo socialista) y concreta otra alianza estratégica con el no menos democrático régimen iraní, para construir una coalición anti Estados Unidos mundial. Han llegado a tal grado los delirios del señor Chávez que el pasado 11 de septiembre aseguró, en televisión y cadena nacional, que la administración Bush era en realidad la que había organizado y realizado los ataques contra el World Trade Center y que, como le parecía sospechoso que las Torres Gemelas se hubieran derrumbado en apenas nueve segundos, éstas, seguramente habían sido dinamitadas por el propio gobierno de los Estados Unidos. ¿Qué se puede argumentar ante un mitómano de ese tamaño cuando, al mismo tiempo asegura, con la misma convicción, que en México le robaron la elección a su amigo Andrés Manuel?

En todo caso, lo que deberíamos analizar es, una vez más, cuál hubiera sido, hoy, la situación internacional de nuestro país si efectivamente López Obrador hubiera ganado las elecciones. Venezuela puede mantener su discurso antiestadounidense mientras le sigue vendiendo petróleo a Washington, porque la coyuntura y la geografía lo ayudan. Pero ¿qué sucedería si un país como México, con más de tres mil kilómetros de frontera común con Estados Unidos, con la frontera más transitada del mundo, con doce millones de paisanos que viven del otro lado y que envían 20 mil millones de dólares anuales a sus familias, con el segundo intercambio comercial más alto del mundo con la propia Unión Americana, que supera en decenas de veces todo el comercio de Venezuela con el mundo, adoptara la política internacional de Chávez?¿Se imagina usted al “presidente” López Obrador en estos días acusando, como Chávez, al gobierno de Estados Unidos no sólo de ser un peligro para el mundo, sino además, de haber dinamitado las Torres Gemelas para inventarse un atentado; a López en La Habana visitando a Castro en el hospital y reconociéndolo como su padre político; reunido con el presidente de Irán prometiéndole apoyo y respaldo a su programa nuclear rechazado por todo Occidente o apoyando a Corea del Norte en el propósito de tener una bomba nuclear con misiles de largo alcance?¿usted cree que en Washington estarían viendo sólo con una mezcla de preocupación e irritación al “nuevo gobierno” de López Obrador como hacen hoy con el de Chávez? Hubiera sido un desastre y no en vano, en su ya conocida carta, Cárdenas destaca tanto la ignorancia de López Obrador en estos temas.

Y queda como pregunta: ¿seguirá permitiendo el gobierno federal la presencia de centenares de supuestos maestros y médicos cubanos en Oaxaca, en Guerrero y en Michoacán, tres estados, por cierto, con graves desafíos a su estabilidad interna?¿tolerará los intercambios del gobierno de Chávez con autoridades como las de Carrillo Puerto en Quintana Roo o el financiamiento a organizaciones en el DF?

Por: Jorge Fernández Menéndez
Publicado en: Periódico Excelsior Fecha: Jueves, 21 de Septiembre de 2006


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